Capítulo 18
La boda entre Sansa de la Casa Stark y el extranjero al servicio de la Casa Lannister, pasó desapercibido para todos los grandes señores de Poniente, incluyendo a los Tyrell y a los Martell, los actuales aliados del león y quienes apuntalaban el poder de Tywin Lannister y sus nietos en el Trono de Hierro. La ceremonia fue pequeña, con la presencia de los Capas Doradas y la Mano del Rey en compañía de la Reina Regente como testigo, cumpliendo una semana después del intento de asesinato del rey y quedando la noticia oculta de oídos indiscretos hasta que la unión se consumara. Si bien muchos señores menores y mayores conocían sobre el enlace y la intención de la Mano de otorgar a la joven señora de Invernalia a un extranjero de Poniente, nunca supieron cuando y dónde se realizaría la unión definitiva, siendo un detalle que incluso la Araña mantuvo en la más ominosa oscuridad, como si no conociera de los planes del Viejo León con respecto del enorme y aciago Norte, el cual se encontraba ocupado por Hijos del Hierro y norteños lastimados alejados de sus tierras. Al sur del Cuello, en lo que se conocía como los Gemelos, la fortaleza de los Frey, un contingente de norteños aliados de Bolton aun esperaba su momento para ir hacia el norte, alejados de su tierra.
Con ese frente abierto aún, pues el Norte carecía de mano dura y de sus gobernantes, el juicio de Tyrion Lannister llegó unos días después de que un extranjero ocupara el título de Lord Stark de Invernalia, Guardián del Norte, despojando así al extranjero de cualquier lazo con una tierra más oscura, convirtiéndolo en alguien de Poniente bajo las órdenes del Viejo León, quien usó a este nuevo señor y su esposa como otro instrumento más en su partida.
El juicio del hijo menor de Tywin Lannister se llevaba a cabo en la propia sala del Trono de Hierro, con el joven rey sentado en el trono hecho de espadas fundidas y tres jueves a establecidos a los pies del mismo. En el centro de los tres, la Mano del Rey se erguía con su mirada verde clava en su hijo, sin apenas mirarle de verdad; a la izquierda del Señor de Rica Casterly, se encontraba el señor de Altojardin, Mace Tyrell, quien no parecía demasiado deseoso de estar en aquel lugar; y, para completar a los tres jueces, Oberyn Martell se había unido a los dos hombres vistiendo ropas suaves y de tono claro, propias de las secas y ardientes tierras de Dorne. A los tres jueces se les unía la Corte del Rey, pequeños señores, caballeros y miembros del Consejo Privado, así como testigos y familiares, todos con sus ojos puestos en la pequeña figura de Tyrion Lannister.
—¿Crees que saldrá vivo?
Sansa Stark no odiaba a todos los Lannister, a pesar de que la casa del león la había dejado sin familia. Tyrion, contrario a su sobrino, era mucho mejor hombre que los caballeros a los que había admirado en algún punto, comportándose con ella mejor de lo que había esperado. Y el Perro, el antiguo guardián del rey, fue mejor caballero que otros de sus compañeros de la Guardia Real. Parecía que aquellos con un rostro monstruoso, eran mejores que aquellos con buena apariencia, los de brillantes ojos y sonrisas.
—No puedo poner la mano en el fuego por Tyrion—admitió su esposo, cruzado de brazos—. Creo que la reina Cersei es peor que una víbora y probablemente Tyrion será culpado de todos los cargos presentados. Tienen...o, mejor dicho, necesitan una cabeza de turco, alguien a quien echar la culpa. ¿Qué mejor para ello que Tyrion Lannister, alguien a quien todo el mundo odia por su aspecto?
Las palabras de Naruto eran ciertas, demasiado para su pesar. Tyrion Lannister, otrora Mano del Rey, defendió Desembarco del Rey como un pequeño león: con garras, dientes e incluso con su cuerpo entero, dispuesto a despedazar a sus enemigos. Al contrario que su hermana Cersei o su sobrino Joffrey, Tyrion había estado al frente de los hombres de Desembarco, ocupando su puesto al frente de los defensores, creando las mejores estrategias que su mente podía crear. ¿Una cadena que atrapara a los barcos antes de que el fuego valyrio los devorara? Tyrion Lannister lo hizo, incluso con el fuego demasiado cerca como para quemar la ciudad. ¿Cargar al frente de caballeros, soldados y pordioseros dispuestos a morir por el rey y la ciudad? Tyrion Lannister lo hizo, dejando que un hacha cortara su rostro, rebanara su nariz y dejara aquella cicatriz en su rostro, haciéndolo mucho más feo. Podría ser un hombre con la mitad del tamaño que muchos, pero no debería ser considerado como un cobarde o alguien que se escondería detrás de las almenas, como otros cientos.
Y, a pesar de ello, la limpia de imagen del rey, convirtió a su tío en un monstruo.
—El problema de Tyrion Lannister, es donde ha depositado su confianza: una señorita del placer, un mercenario y un eunuco que, sin duda, lo traicionará antes de perder cualquier otra cosa que no sean sus partes pudendas. El Gnomo, como lo llaman, no cuenta con los aliados que cuenta su hermana Cersei, quien usando sus encantos femeninos, el dinero de su casa y el nombre de su padre, a parte del poder que le confiera ser la Regente, pude obtener lo que desee: testigos, campeones o pruebas falsas que enterraran a su hermano y no lo dejarán ver la luz del sol—sus ojos se movieron hacia la figura de Joffrey, quien estaba sentado en el Trono de Hierro, con aquella sonrisa burlesca y maliciosa en sus labios como gusanos—. Y su sobrino lo mataría si pudiera, pero debe jugar el juego de su madre. Enjuiciar a Tyrion le sale mucho mejor que simplemente matarlo, aumentando su nombre. Dejarse llevar por sentimientos negativos, podría terminar en enfrentamientos con sus súbditos, como Maegor el Cruel o el Rey Loco.
—¿Apoyas a Joffrey?
—Ambos sabemos, Sansa, que esa pregunta tiene dos respuestas: una falsa que se da en la Corte, y la auténtica que nos guardamos para nosotros mismos y exponemos a personas fuera de este lugar.
El señor y la señora de Invernalia mantuvieron el silencio entre ellos mientras el juicio del Gnomo se llevaba a cabo. Pasaron plebeyos, pordioseros, criados y criadas, señoritas de compañía, caballeros, miembros de la Guardia Real y fieles soldados de los Lannister en larga procesión, todos y cada uno de ellos con historias sobre Tyrion, cada una peor que la anterior, dejando al hombre en menos que nada. Parecía que los dedos de Cersei, se alargaban lo suficiente como para rodear el cuello de su hermano pequeño, apretándolo con fuerza y Naruto podía ver en el brillo de los ojos de la madre y el hijo, un regocijo asqueroso, como si hubieran esperado aquello por años. Era posible que Cersei Lannister lo hubiera esperado y estaba dispuesta a todo con tal de ver la caída de su hermano; su hijo, el rey, solamente era un adolescente con ínfulas, recién desvirgado y con más maldad que sangre en su cuerpo. Se podía ver en sus ojos, verdes como todo Lannister, reluciendo como los de un antiguo rey dragón que se sentó en aquel trono, paranoico y perseguido.
—La sentencia de Tyrion será llevada hasta un juicio por combate—declaró finalmente el extranjero, soltando un suspiro—. Y probablemente el Príncipe Oberyn querrá tomar parte.
—¿Por qué no Jaime?
—Él es el Lord Comandante de la Guardia Real y, si bien podría hacerlo, no será capaz de ello por que estaría peleando contra su melliza y su sobrino, así como contra su padre y su tío—negó con la cabeza, sabiendo a quien usaría la reina para terminar con la vida de su hermano—. La Montaña es mejor opción para que Cersei pelee por el rey y sin duda Ser Jaime no peleará contra un gigante solo por Tyrion. No es tan honorable a pesar de haber sido armado caballero muy joven. Llevar la Capa Blanca no aporta nada en estos años, ambos lo sabemos.
Un escalofrío hizo que Sansa se abrazara así misma, recordando a Ser Meryn y Ser Boros, uno de ellos siendo el causante de que quedara medio desnuda frente a la corte, el rey y algunos sirvientes, antes de que el Perro le diera su capa y Tyrion la salvara de quedar completamente en vergüenza delante de cientos de personas. Aquella acción la marcó mucho y dejó en claro que aquellos llamados caballeros, habían dejado de serlo hacía trescientos o más años y ahora simplemente eran mercenarios y bastardos ungidos y reconocidos.
—Quiero verlo caer...a La Montaña.
Presa del miedo, Sansa se mordió la lengua y miró alrededor, esperando ver a alguien mirándola; pero a su lado solamente estaba su esposo, quien esbozó una pequeña sonrisa oculta para los demás. Ambos estaban ocultos por la galería y presenciaban el juicio sin ser vistos, al menos de forma directa, por los presentes, ya fueran simples miembros de la audiencia o personas activas que daban su apoyo al rey, negando su ayuda al villano de aquella historia.
—Muchos desean eso, Sansa. Mujeres, hombres, ancianos y niños...todos desean la muerte de Ser Gregor Clagane por los crímenes cometidos y una de esas personas es Oberyn, quien se lanzará nada más sea mencionado el campeón de la reina. Por supuesto, Tywin alejara a Jaime de esa pelea y la muerte de Oberyn beneficiaría a los leones mucho más de lo que alguien creería—meneó la cabeza y miró los profundos y azules ojos de su esposa, los cuales le recordaban mucho a los ojos de Lady Stark—. ¿Me permitís arriesgar mi vida, en pos de la justicia?
Sansa, actual Señora de Invernalia, no tuvo tiempo a pensar en la pregunta de su esposo, allí de pie, mirando los dos orbes zafiro que la miraban de manera intensa, relucientes como dos faros.
—¡Exijo un juicio por combate!
La voz de Tyrion, a pesar de su pequeño tamaño, se oyó por toda la sala de manera atronadora, casi como una imitación de la de su padre. El pequeño hombre se movió, buscando un luchador para si, esperando a que Bron se moviera de su posición, detrás de todos los asistentes, a pesar de conocer los deseos del mercenario. ¿Quién iba a luchar contra La Montaña? El hombre medía más de dos metros de alto y uno de ancho, con un cuerpo musculado que podría terminar partiendo a un hombre como si fuera una ramita. Cientos cayeron ante Ser Gregor y Tyrion no dudaba del miedo que inundaba a los hombres cuando veían al hombre cabalgar, arrastrando su mandoble con la intención de partir a su adversario.
—¡Yo elijo a Ser Gregor Clagane!
La voz de la Reina Regente se oyó por encima de las risas, pues los asistentes habían comenzado a burlarse del hijo menor del Viejo León, viendo como todos los hombres que lucharon con espadas, le daban la espalda. Contenta ante lo sucedido, los labios de Cersei mostraron su sonrisa arrogante, como los de una leona que veía a su presa arrinconada y a punto de morir.
Por supuesto, nadie esperaba que alguien peleara por Tyrion Lannister.
—¡Yo pelearé por el enano!
Depositó un casto beso en los labios de Sansa antes de abandonar la galería y caminar hacia el Gnomo. Los hombres y mujeres se apartaron, dejando que los ojos de los jueces se clavaran en él, acompañados de los maliciosos ojos del rey y los cautelosos de la Reina Regente, así como los impasibles de la Mano del Rey.
El eco de sus pasos finalmente se detuvo cuando él mismo se detuvo al lado de Tyrion Lannister, sus ojos fijos en los tres jueves y en la persona sentada detrás y por encima de ellos: el rey. A pesar de respeto o miedo que podía intentar infundir, Joffrey Baratheon el Primero de su Nombre, no representaba peligro ninguno. Oberyn Martell o su abuelo Tywin Lannister, eran hombres temibles y respetados, hombres que podrían destruir un ejército.
—Un hombre de Lannister, protegiendo a un hijo de Lannister—murmuró el Príncipe Oberyn, mostrando una sonrisilla—. ¿No temes a alguien como La Montaña, chico? Aun tienes hijos que tener, tierras que gobernar y una mujer que...
—Soy un soldado, un hombre de espada—replicó Naruto, clavando sus ojos en Oberyn—. Puedo permitirme luchar las batallas que yo mismo quiero, las que sé que voy a ganar.
—Ganar...¿a La Montaña?
—Alteza—los ojos se movieron hacia la Reina Regente, manteniéndose firmes ante los ojos de la mujer—. Puedo ganar a un millar de hombres y una montaña. No temo a la muerte y no jugaré con la comida. Sirvo a Lord Tywin Lannister y es mi deber velar por sus hijos, incluso cuando pelean entre ellos como niños estúpidos hasta la misma muerte—sus ojos se volvieron fríos y duros como el acero—. Y, en esta ocasión, pelearé por Tyrion Lannister.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top