7. Evelyn


Después de unos días de tratar más a Esteban, a pesar de sus excentricidades, descubro que en verdad me cae muy bien. No únicamente a mí, Alicia, Omar y Ezequiel, ahora que se acostumbraron a sus rarezas, también lo consideran parte del grupo. De hecho me agrada más cuando llega al salón saludando muy amistosamente a Tania; la tipa le tiene una especie de miedo combinado con tirria, ya que él se acerca mucho a ella e invade su espacio personal, a lo cual la loca sólo se levanta de su asiento y se va corriendo... Me encanta que haga eso.

A veces el lerdo se invita solo a la casa, he tenido que mentirle a mi familia en varias ocasiones diciendo yo lo llevo a comer; a mi papá no le agrada la idea; afortunadamente a mi mamá y a Vanesa les encanta. Y no es del todo desagradable tener su compañía, la verdad a veces me hace reír con sus tonterías.

Como es vecino, mi mamá tuvo la idea de que él fuera a la escuela y regresara con nosotras en la limosina. Yo prefiero ir en el auto de Esteban, pero a mamá no le parece para nada.

—No, Evelyn, prefiero que todos se vayan y regresen con Marcos. Esteban es buen chico pero no conozco cómo maneja y no voy a exponer a mis niñas. Si él quiere, puede ir en la limo con ustedes, si no que siga yendo aparte —sentencia como punto final.

Mamá le comenta su idea a Esteban una tarde en que se invita a comer y él acepta gustoso el ir con nosotras.

—Yo que tú hubiera preferido ir en mi propio auto —le comento en voz baja para que mamá no escuche.

—Prefiero ir con ustedes —se limita a responder.

Papá llega en ese momento. No luce muy feliz que digamos, se acercan unas campañas políticas y él está dirigiendo algo de su partido, así que últimamente anda muy estresado.

—Buenas tardes —saluda a todos. Creo que ni siquiera nota a Esteban, o por lo menos finge no hacerlo.

—¿Cómo te fue, amor? —Le pregunta mi madre.

—Bien, Cristi —dice saludándola de beso—, pero todo está patas arriba por allá. Los últimos días han estado pesados.

—Me imagino. ¿Cómo va lo de la campaña?

—Bien. Pero el otro partido también tiene mucha ventaja. Ernesto Quintana es el que lo está dirigiendo —frunce el ceño. Ese político es uno de los rivales de papá.

—¿Ah, sí? Pues a mí me agrada, su esposa Antonia dirige mi revista de moda favorita —comenta mamá, haciendo que mi padre la vea de mala manera.

—No defiendas al enemigo.

—No lo defiendo, sólo digo que no tienes que mirarlo como enemigo.

La verdad es que la política no me gusta para nada; miro a Esteban y trato de sacarle un tema de conversación diferente, así que procuro hablar en voz baja para que mis padres no escuchen algo extraño.

—Y bien, Esteban, ¿qué cuentas?

—Oh, nada.

—Veo que a veces te les quedas mirando a los amigos de Vanesa, aunque ellos traten de evitarte.

—No sé por qué. —Se encoge de hombros con una sonrisita maliciosa en el rostro.

—¿Será porque eres raro? —Recalco.

—No creo... Aunque tal vez sí.

Me doy una palmada en la frente y decido regresar al tema de conversación de mis padres. Siguen con lo mismo.

—No le desees el éxito, eso significa mi caída —murmura papá, cada vez con más molestia.

—Ay, por favor, no te debe caer mal sólo por eso. Digo, está bien que es alto, guapo, un líder nato y con una seriedad impresionante, pero no es para tanto.

Auch... Mi madre puede ser un poco cruel con sus palabras, y eso lo digo por experiencia. Papá la mira con los ojos bien abiertos.

—Ahora lo odio. —Se cruza de brazos.

—Ay, eres muy exagerado, mi amor...

Suspiro y vuelvo a dirigirme a Esteban, que como siempre que está con mis padres, se porta como un chico decente. Estoy a punto de hablar, pero temo que ahora sí se suelte a platicar sandeces, así que me dirijo a mi hermana, que hasta este momento no ha comentado absolutamente nada.

—Y Vane, ¿cómo estuvo la escuela?

—Ay, muy bien, Evelyn. El día de hoy nos tocó trabajar en equipo y me tocó con Antonio...

Al oír ese nombre, Esteban deja de mirar su plato y le pone atención.

—¿Y a Helena con quién le tocó?

—Con otra compañera —comenta. Luego alza una ceja—. ¿Tú conoces a Helena?

—Oh, sí, claro que la conozco —responde con una sonrisa exagerada.

—¿Te llevas bien con ella?

—Por supuesto.

—Pero nunca los he visto hablar. —Mi hermanita ladea la cabeza.

—Es que no hemos tenido oportunidad de hacerlo —se limita a decir.

—Ah, está bien.

Okey, eso es más extraño de lo normal. Pero bueno, así de raro es Esteban, la verdad es que yo he notado que él sí quiere ir a saludar a los gemelos, en especial a Helena, pero cada vez que la chica lo ve acercarse, se aleja rápidamente, incluso dejando solos a su hermano y a Vanesa; Esteban, por su parte, al darse cuenta se detiene en el acto y camina hacia otra dirección. Estoy segura que la chica lo odia, aunque no tengo idea de por qué y, aunque me dan ganas de saciar mi curiosidad, no es un tema que me incumba, así que me limito a encogerme de hombros y seguir comiendo.



Disculpen por el capítulo tan  corto T-T 

Ya vieron que cuando cambia el narrador, es capítulo diferente, por eso algunos son más cortos y otros más largos, tenemos que ver qué van a contar las protagonistas. Por lo mismo voy a tratar de actualizar más rápido, con dos capítulos por semana casi no se notará :D

El siguiente lo narra Helena y es más interesante 7w7 Habrá nuevos personajes y situaciones.


Ya saben, si les gustó sus votos y comentarios me animan bastante, ¡además me ayudan a posicionar mejor la novela!

Gracias por todo, nos vemos pronto :*




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