42. Helena


Estamos a una semana de entrar a clases. Antonio cumple su palabra y le pide a Vanesa que sea su novia y, para mi sorpresa, ella acepta. No puedo evitar que la situación me enoje, que mi mejor amiga esté saliendo con mi hermano es un hecho que no me esperaba.

El mismo día en que Antonio me confirma todo, llamo a Vanesa.

¡Helena! —Exclama con alegría.

—Hola, Vanesa —digo sin humor.

¿Pasa algo? —Pregunta preocupada.

—Quiero que nos veamos, ¿puedes venir a mi casa?

¿Por qué no vienes a la mía?

—No, mejor tú ven.

Es que no me siento muy bien.

—Está bien —suspiro—, llego en una hora.

Conduzco hasta donde vive mi amiga y bajo del auto. Toco el timbre y una chica de la servidumbre me hace pasar, aunque me quedo petrificada al darme cuenta de que Evelyn y sus amigos están en la sala de estar y posan su mirada en mí. ¿Para qué acepté venir? Hubiera visto a mi amiga otro día.

—Buenas tardes —saludó con cortesía. Les echo una ojeada a todos y noto que Esteban y Pamela también se encuentran ahí, abrazados y dirigiéndome una mirada estoica. ¡Qué incómodo!

—Buenas tardes —responden todos. Oh, bueno, al menos son educados. Me siento aún más perturbada cuando veo que Celeste también se halla aquí, ¿es en serio? ¿La vida puede ser más injusta conmigo?

—¡Helena! —Exclama—. Tiempo sin verte, ¿cómo has estado? — Volteo hacia ella. Ahora la ridícula tiene el pelo pintado como arcoíris.

—Bien.

—Me alegro. —Me ve con burla. Me dan ganas de enseñarle el dedo de en medio pero me limito a voltear hacia otro lado.

Me quedo ahí, parada, esperando a mi amiga. ¿Dónde se metió? Esta situación es demasiado embarazosa, así saco mi celular y le echo un vistazo.

—Amm, Helena, ¿te quieres sentar? —Pregunta Evelyn por educación, sé que lo que menos quiere es que esté ahí con ellos.

—No, gracias, estoy esperando a Vanesa —respondo con tono indiferente.

Para mi suerte, una sirvienta aparece en ese momento y me dice que mi amiga me espera en su alcoba.

—Está bien. Con permiso —digo a los demás sin voltearlos a ver.

—Propio —responde Evelyn por todos.

Subimos hasta el cuarto de Vanesa y la chica abre la puerta para entrar. Una vez que paso, ella sale y cierra la puerta tras sí.

—¡Helena! —Exclama mi amiga. Está recostada, en pijama y toda despeinada pero se ve genial como siempre.

—Hola, Vanesa.

—Hola —repite sonriente.

—Vanesa, eso fue súper incómodo, ¿por qué me hiciste venir si ellos están aquí? —Le reclamo, sentándome en el borde de su cama.

—Lo siento, es que tengo cólicos, por eso no pude ir a tu casa — dice con tono triste.

—Oh, bueno... Por esta vez te lo paso.

—¿De qué quieres hablar?

—Antonio me dijo que aceptaste ser su novia. — Voy al grano.

—Ah, sí —sonríe—. Ayer me lo pidió.

—¿Por qué no me lo consultaste?

—Bueno, es que estaba segura de mi respuesta.

—Me parece curioso que te guste mi hermano y no me lo hayas dicho antes.

—Te dije que me parecía lindo.

—Pero no es lo mismo que alguien te parezca lindo a que te guste. Digo, Sebastián me parece lindo pero para nada que quiero que sea mi novio, ¿me entiendes?

—Sí, bueno, es que sí me gusta —se ruboriza un poco—, si no te dije antes fue porque creí que no lo tomarías bien... —Me ve con fijeza—. Ay, Helena, no te molestes, por favor.

—No estoy molesta. —"Contigo" agrego en mi mente—. Pero ahora me preocupa que ya no quieras pasar tiempo conmigo.

—Eso no pasará, tú eres mi mejor amiga y siempre tendré tiempo para ti.

—¿Lo prometes? —La miro a los ojos.

—Lo prometo.


***


Las clases comienzan dentro de poco y con ello mis temores se hacen presentes. Me encanta la escuela, pero los recesos son un martirio ahora que mi hermano y mi mejor amiga son pareja. Se ven tan tiernos y acaramelados cuando están juntos que no estoy con ellos por el simple hecho de que no quiero que los demás me vean como "el mal tercio", así que prefiero comer rápido e ir a la biblioteca un rato.

No hablo con mi hermano más que cuando es estrictamente necesario, aún estoy molesta con él por arrebatarme a mi mejor amiga. Uno de eso días, en lo que mi mellizo va al baño, aprovecho para sentarme con Vanesa y platicar con ella. Tenemos que ponernos al corriente de muchas cosas.

—Sí, y entonces...

Mi inspiración se corta cuando Antonio se sienta al lado de mi amiga. ¿Por qué arruina todo? Dejo de hablar y Vane me anima a continuar.

—Vamos, sigue contando.

—Oh, tal vez luego. —Me levanto de la banca para irme pero la voz de Antonio me detiene.

—¿A dónde vas?

—No te incumbe —respondo. Sí, estoy un poco agresiva con él pero me molesta su presencia en estos momentos.

—Tienes razón —dice con enojo.

—Helena, no te vayas —pide mi amiga.

—Tengo que hacer unas cosas, en un momento regreso —miento.

Pienso ir a la biblioteca a leer un poco. En el pasillo me encuentro a Tania con sus amigas.

—Hola, Helena —me saluda.

—Hola.

—¿A dónde vas?

—A la biblioteca —respondo. Tania alza una ceja, no concibe que vaya a pasar el rato ahí en el receso.

—Oh, que te diviertas.

—Gracias.

—Oye, ¿no quieres venir con nosotras? —Pregunta haciendo que sus amigas la miren con extrañeza.

—No quiero molestar.

—No eres molestia, nos encantaría que te juntaras con nosotras.

—Umm, está bien.

—Por cierto, ella es Marcela y ella es Regina. —señala a la rubia y a la morena respectivamente.

—Mucho gusto, soy Helena.

Voy a la cafetería con ellas y me siento en su banca. Admito que es raro, nunca me he sentado con las chicas populares de la escuela. Pronto descubriré sus temas de conversación, a ver si son de mi agrado. Noto que Antonio y Vanesa me dirigen una mirada impresionada, les asombra que esté sentada con Tania y sus amigas, no obstante los ignoro y me concentro en ellas.

—Chicas —dice la pelirroja una vez que estamos sentadas—, ¿qué creen?

—¿Qué? —Preguntan las otras dos con interés.

—Estuve viendo un documental de cosas paranormales...

Alzo una ceja al escuchar eso, creí que iba a comentar algo acerca de su maquillaje o de sus uñas.

—¿Y?

—Hablaba de un muñeco poseído. Está aterrador.

—Oh, yo vi uno de extraterrestres —comenta Marcela—. Me dejó pensando mucho tiempo.

—Yo vi uno acerca de dinosaurios —ríe Regina—. Ustedes ven cosas inventadas, yo hechos históricos —se burla.

—Solemos ver documentales y comentarlos entre nosotras —me explica Tania—. ¿Tú has visto alguno?

—Sí, una vez vi uno de relámpagos...

—Genial, yo también vi ese —me interrumpe.

—Aunque prefiero leer artículos —continúo.

—Oh.

Seguimos hablando de otras cosas y me doy cuenta de que me agrada la compañía de estas chicas, son divertidas y sus temas de conversación, si bien son raros, también son interesantes.


***


En el transcurso de la semana me sigo sentando junto con Tania, Regina y Marcela. Sé que Vane me extraña pero no quiero que por mi culpa tenga problemas con mi hermano, así que prefiero sentarme con la pelirroja y sus amigas.

Esta vez la conversación que tienen es acerca del profesor Galindo, que ahora también da clases en su salón.

—¡Qué suerte tuvimos! —Exclama Marcela.

—Sí —concuerda Regina—, es tan guapo y tan inteligente —suspira—. ¡Está haciendo una maestría! —Dice como si fuera la octava maravilla del mundo.

—Me dio risa la cara de estúpida que hizo Evelyn cuando lo vio la primera vez —ríe Tania—, aunque no la culpo, de seguro todas pusimos esa expresión al verlo.

—Sí, Evelyn llegó tarde y ya no sabía qué decir para excusarse —me comenta Marcela.

—Ah, mira.

Sin embargo no pongo le mucha atención a su plática, estoy más pendiente de mi hermano y Vanesa, no lo admito en voz alta pero extraño su compañía. Los veo de reojo para que no se den cuenta.

—¿Por qué ya no te sientas con ellos? —Me pregunta Tania en voz baja. Marcela y Regina siguen hablando de Giovanni.

—Ahora que son novios no quiero importunarlos —comento.

—No creo que les importunes, después de todo se trata de tu hermano y tu mejor amiga.

—Tal vez, pero aun así no quiero ser el mal tercio.

Tania alza una ceja y me ve con diversión.

—¿Te importa lo que los demás piensen de ti?

Miro hacia abajo, avergonzada.

—No... Tal vez.

—No les prestes atención a los comentarios negativos —dice—. Todos en mi salón dicen que soy teñida y tal vez alguno que otro estúpido lo crea, pero yo sé que no lo soy y eso es lo que importa —dice solemnemente—. Es un ejemplo, puede aplicarse a otras cosas. —Su explicación le quita la seriedad al asunto.

—Lo sé.

—Además Antonio es tu hermano.

—¿Y eso qué? —Alzo una ceja.

—Debes aprovecharlo. Yo haría cualquier cosa por estar aunque sea un día más con Said. —La veo con curiosidad—. Era mi hermano, murió hace tres años pero me sigue doliendo igual que el primer día de su partida.

—Oh... —No puedo evitar sentirme mal al ver su expresión de dolor—. Lo lamento mucho.

—No te lamentes, actúa —me aconseja—. No digo que le vaya a pasar algo malo, pero más pronto de lo que creen irán a la universidad y tomarán caminos separados, así que deberías aprovechar el tiempo que te queda con él.

Su comentario me deja pensando.

—Gracias, lo tomaré en cuenta.


***


Los días siguientes pasan con tranquilidad. El consejo de Tania me ha dejado cavilando mucho pero de cualquier manera aún no he hablado bien con Antonio. La pelirroja tiene razón pero soy tan orgullosa que me cuesta admitir que me he equivocado.

La clase de danza termina y me dirijo hacia los baños para darme una ducha rápida. Después me dirijo a los vestidores y me cambio; al final de esta tarea tomo mi celular y me preocupo un poco de ver siete llamadas perdidas por parte de mis padres, ellos casi no me hablan por ese medio. Con algo de nerviosismo, le marco a mamá.

¡¿Dónde estás?! —Me contesta al otro lado de la línea, se oye un poco preocupada.

—Acabo de salir de mi clase de danza —explico—. ¿Qué pasó?

—Es Antonio...

No sé por qué pero no tengo una buena corazonada de esto.

—¿Qué sucede con él? —Pregunto con angustia.

—Se cayó de las escaleras, está en el hospital.

Al escuchar esto siento que el mundo se me viene encima.




Chale, pobre Antonio :c

Pero bueno, ya es hora de que Helena recapacite, su actitud ha dejado mucho qué desear en varias ocasiones. En lo personal lo que más me molesta es que trate mal a su hermano, él no lo merece pero bueno, ya veremos qué pasa con esto.

Ya faltan tres capítulos para que esta historia termine :D me emociona pero a la vez me da nostalgia.

Nos vemos pronto.




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