16. Helena


Llego a mi casa fúrica. Cuando me dirijo a la cocina, le ordeno con voz tajante a Juanita que me sirva de comer. Ni siquiera digo por favor, o gracias, y sé que esto me costará otro sermón de media hora, incluso más tiempo, pero no puedo controlar mi enojo.

Después de comer, me dirijo a mi habitación, que está alejada de la de mi hermano y mis padres. Es mejor, no quiero encontrarme con ninguno.

No tengo con quién desahogarme, no voy a decirle a Vanesa que su hermana nos encontró y que fui grosera con ella, así que lo único que me queda es poner toda mi atención en la tarea. ¡Qué bueno que nos encargaron mucha! Así me enfoco en ella con intensidad. Al terminar los reportes, resúmenes y ensayos, ya no cuento con ira dentro de mí, además estoy tan cansada que ni siquiera bajo a cenar, aunque tampoco lo hago porque no tengo ganas de escuchar el regaño de mis papás, así que me doy una ducha rápida y me acuesto a dormir, esperando que el día de mañana no haya ningún inconveniente.


***


Al día siguiente, mi hermano y yo llegamos temprano a la escuela. Acomodo mis cosas con tranquilidad y espero a que llegue el profesor correspondiente. Vanesa no tarda en llegar, y temo que me vea de mala manera o que no quiera hablarme al pensar que su hermana le comentó mi reacción de ayer, pero me saluda igual que siempre. Está sonriente y es amable, no hay nada extraño en ella.

Unos minutos después, Antonio sale del salón. Creo que va al baño o qué sé yo. Tengo el presentimiento de que el día de hoy será muy tranquilo. Es viernes, no tengo que ver a Esteban, estar alejados unos días ayudará a que mi mente se despeje y pueda pensar con claridad qué decisión tomaré respecto a nosotros.

No obstante, el karma está rondándome durante las últimas semanas.

—No puede ser —murmuro.

Veo a Esteban entrando a mi salón con un osito de peluche y una caja de chocolates. Me preocupaba que Evelyn fuera a decir algo cuando él es el que va a arruinar todo. Debí suponerlo.

"Por favor, que no se dirija a mí, que sea para Vanesa por ser tan buen vecina con él" pienso. Pero se coloca justo frente a mi banca.

—Mi amor, yo...

Ay, no, por favor.

—¡Que enfrente de todos no, imbécil! —Exclamo con tono más fuerte del que deseo, levantándome de mi asiento y apretando los puños.

Antes de eso, algunos compañeros nos miraban sin mucho interés, pero ahora absolutamente todos nos ven con curiosidad e impresión. Veo de reojo a Vanesa, se encuentra impactada y con las manos en la boca. Nuevamente dirijo mi vista hacia Esteban, luce herido y decepcionado. La culpa me invade un poco pero fui clara al decir que nadie debía enterarse. Lo único bueno de todo es que Antonio no está. Volteo hacia otro lado, dando a entender que no quiero hablar con él.

Esteban sale del salón, llevándose los obsequios con él, bajo la mirada atenta de todos mis compañeros.

—Helena, ¿por qué tratas así a tu novio? —Pregunta la metiche de Pamela.

—No es mi novio —mascullo, sentándome en mi banca con aparente tranquilidad.

La rubia alza una ceja y vuelve a mirar hacia la puerta. Los demás me están viendo fijamente y odio esa sensación. Estoy segura que teoría de Pamela de que soy una persona horrible correrá en boca de todos, y lo peor es que no sólo eso, sino ahora también se sabe que tengo algo con Esteban. Lo que menos quería se está cumpliendo.

—Helena... —dice Vanesa tomando mi hombro.

—No digas nada, Vane, por favor. —La miro suplicante. Ella asiente con la cabeza y se queda callada.

Me quedo pensando en todo. Quiero a Esteban, en verdad, y ya he perdonado el hecho de que me hizo quedar mal, pero no confío en él. Me da la impresión de que, en cualquier problema que tengamos, les va a contar a sus amigos, haciéndome quedar como la novia psicópata que él no merece. Sé que le di una oportunidad, pero cuando alguien te falla, es difícil volver a confiar.

Y admito que no me siento mal por preferir mi orgullo antes que un chico.

Minutos después Antonio entra al salón. Siente la tensión del ambiente y ve con curiosidad como nuestros compañeros cuchichean entre ellos. Como siempre, no comenta nada.

El profesor llega a las siete en punto para iniciar la clase, lo cual hace que mis compañeros se concentren en ella, o por lo menos que ya no se acuerden tanto del hecho que sucedió con anterioridad. En medio de la clase, presiento que alguien está mirándome fijamente. Volteo y no me sorprendo de ver a Pamela, que me ve con burla a través de sus gafas... Agh, maldita cuatro-ojos. Me sonríe con malicia al notar que la veo de regreso, así que la ignoro y regreso mi vista al pizarrón. No sé qué esté pensando, pero no me causa ninguna inquietud, no tengo tiempo de preocuparme por gente estúpida.



¡Holii, mis amores!

Les comento que me tardé en actualizar porque había estado enferma, me dio de todo :'C me pasé los últimos días del 2020 y los primeros de 2021 toda mal, pero ya estoy mejor :3

Y espero que les haya gustado el capítulo. Saben que amo sus comentarios, y los votos me ayudan bastante.

Uy, esto se puso intenso.


¡Nos vemos muy pronto! :D




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