Capítulo 33; La razón de mí.

—¿Sasuke y Naruto, ah? —El mayor soltó una leve carcajada mientras miraba en silencio la fotografía de aquel pelinegro de ojos azules—. Son interesantes esos niños. Todavía recuerdo bien aquella vez. 

Era un frío noviembre en Japón aquel día, la propuesta de Gato a Zabuza fue sencilla, debía secuestrar y matar a los hijos de Fugaku Uchiha y Minato Namikaze, Sasuke y Naruto. Aquel día iban en compañía de su sensei Kakashi Hatake, y de su molesta compañera Sakura Haruno. La niña no dio mucho problema, pero el peliplata le dio una pelea inolvidable. Su primera vez siendo vencido por el copy ninja

Zabuza iba con Haku, su joven pupilo de nueve años, al que le había regalado una mascára y le había enseñado a usar todo tipo de armas, aunque este tenía una extraña afinidad a las agujas. 

Recordaba bien la forma en la que hacían tan buen equipo aquel varón y el doncel rubio, la forma en la que contrastaban sus fuerzas y se apoyaban el uno en el otro, aunque había cierta rivalidad. También cuando Haku estuvo a punto de acabar con la vida del doncel, el Uchiha se atravesó y recibió con su espalda las miles de agujas de Haku. Un acto valeroso, o quizá estúpido.

¿Por qué haces esto? Eso fue lo que le preguntó Haku a Sasuke Uchiha. ¿Por qué lo proteges? ¿Por qué estás dispuesto a morir por él? Nadie lo entendía, creo que ellos eran tan jóvenes que ni siquiera ellos lo hacían —afirmó Zabuza—. Pero Naruto explotó al ver a Sasuke así, lleno de sangre y... le dijo algo que ninguno pudo escuchar. 

Espero que... tú sueño no muera, Naruto.

—Y fue suficiente para impulsar al rubio a atacar a Haku con toda su fuerza, una monstruosa fuerza de verdad. Al final, fue bastante difícil —Zabuza alzó la mirada—, pero pudimos escapar moribundos, pero vivos. Huimos lejos de ahí, y yo dejé a Haku por un tiempo. 

Zabuza cerró los ojos. Recuerda exactamente las mentiras que le dijo a los padres de Haku. 

Nos atacaron en el viaje, había dicho mientras llegaba a la casa del joven, lo lamento por no poder protegerlo correctamente. Neji y Tenten les dieron la medicina necesaria, curaron sus heridas y lo trataron como alguien que realmente había salvado la vida de su hijo, y él aceptó su ayuda con total agradecimiento como si no hubiera sido él quien le puso en peligro en primer lugar.


—Tus padres —le había dicho Haku a Sora mientras lo obligaba a tomar agua, con un par de vendajes sobre su hombro izquierdo donde la bala había impactado, cuando recién habían despertado—, son fuertes como rocas. Ni siquiera la gran corriente de agua los doblega.


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Daiki Uchiha está cansado de ser el nerd de la clase, y claro, de su familia, es por eso que ha decidido demostrarles a todos lo que un verdadero Uchiha es capaz de hacer.

Un arco, una flecha y a jugar.

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Pasaron dos meses sin saber absolutamente nada de Sora, a este punto, Naruto estaba desesperado y sumido en la preocupación. No dormía, ni comía en la espera de ver a su hijo aparecer por la puerta y decir que todo estaba bien, que él estaba bien y que estaba en casa. Sasuke no se hallaba en mejores condiciones pero al menos sabía disimular más su decadencia. Sus hijos también se notaban decaídos debido a la desaparición de su hermano mayor, especialmente la pequeña Hikari.

—Parece que estás muy mal —susurró Meiko mientras se sentaba en el borde de la cama de Ayame, la menor alzó la mirada hacia ella y alzó los hombros. Meiko había ido a ayudarle a hacer una tarea, pero Ayame, como todos en aquella casa, no tenía ganas de nada—. ¿Aún no saben algo de Sora?

—No —respondió con la voz quebrada y agachó la mirada, pateando sus zapatos hacia afuera y dejándose caer sobre la cama—. ¿Es difícil? —susurró muy bajito, haciendo que Meiko tuviera que acercarse para entenderle pues estaba boca abajo—. ¿Es difícil encontrar a alguien?

—No lo sé —Meiko se sentía mal por no saber como ayudar a su amiga—, nunca he tenido que buscar a alguien aparte de en las escondidas. Creo que... sí lo es, por eso tardan tanto, pero tranquila, ya lo encontrarán —aseguró. Ayame alzó un poco la cabeza y luego la dejó caer de nuevo.

Espero, se dijo a sí misma Meiko. Shikadai, su hermano mayor, estaba en una situación parecida, con la única diferencia de que éste rara vez salía de su cuarto y cuando lo hacía solo pasaba horas enteras en la universidad o haciendo trabajos, decía que lo distraía. También se enteró por parte de su madre -espiando una de sus llamadas- que Shikadai pasaba tiempo con el señor Sasuke tratando de encontrar pistas sobre Sora. 


—Habría sido más fácil que le dijeras que eres su familia —le dijo Sasuke, mientras le daba un trago al vodka que traía entre las manos—, a ver como se ponía entonces si le dices que tras de gay estás chapado de alguien que prácticamente podría ser tu hermano, si no fuera porque ya sabemos como funciona todo esto de tu linaje. 

Shikadai lo miró con todo el odio que su mirada pudo expresar, aunque claro al azabache le valió tres hectareas de mierda. En los últimos dos meses habían comenzado a convivir más, porque Shikadai estaba empeñado en encontrar a Sora y ser útil, Sasuke había aprovechado para hacerse más cercano al hijo de Temari y ahora traían una relación muy extraña si se lo preguntabas a cualquiera que los viera.

—Vale, pues gracias por lo que me toca —se quejó el menor, mientras calaba el cigarrillo en sus manos—. No soy yo quien tenía que darle esa charla, es más. ¿Lo imaginas? Probablemente me hubiera golpeado en la cara por ello.

—Hubiera sido muy genial ver eso —se burló Sasuke, mientras daba otro sorbo a su bebida. 

Ambos se mataban a su manera, de alguna forma, sentía que ya estaban muertos desde que Sora desapareció sin dar rastro. Zabuza no había vuelto a llamar, Haku no daba señales y Akatsuki no había vuelto a atacarlos, cosa que claro no los dejaba para nada tranquilos. Sabían bien que siempre luego de calma venía la tormenta.

—Yo no seré quien se lo diga —afirmó Shikadai, exhalando—. He tenido suficiente de darle noticias a Sora, parece siempre estar estreñido conmigo a su alrededor, así que os lo dejo.

Sasuke sonrió de lado, mientras miraba a Shikadai.

—Eres idéntico a tu padre —afirmó entonces, tensando al menor, quien solo volvió a calar el cigarrillo para ignorar el comentario—, aunque ya lo sepas. Shikamaru ha hecho un buen trabajo criándote, Temari también. ¿Es buena, no?

—¿Por qué no me respondes tú eso? —Shikadai alzó la ceja hacia él, Sasuke sonrió de lado y dio otro sorbo—. En fin, aparentemente Ga-, ehem, el... tío Gaara está contento. Akasuna finalmente está fuera de riesgo y ha vuelto a casa. 

—Es una buena noticia en un montón de malas —asintió Sasuke—, comenzaba a preocuparme por la salud mental de Rock Lee, pero es un gran hombre... y uno muy raro también. Recuerdo que solía gustarle Naruto, siempre revoloteaba cerca, quería golpearlo siempre. 

—¿Por qué no lo hiciste? —se burló Shikadai.

—¿Quién dijo que no lo hice? —Sasuke cruzó una pierna sobre la otra y se pasó una mano por el cabello mientras reía levemente al recordarlo—. Naruto siempre se enojaba por eso. Decía que era su amigo como yo y no tenía que pegarle porque sí.

—¿Cuándo te diste cuenta que te gustaba Naruto-san? —preguntó Shikadai, con curiosidad. Sasuke alzó un poco la cabeza y le miró por el rabillo del ojo desde el sofá cama donde estaba sentado. Shikadai, al otro lado, en el sillón, se acomodó para oírlo.

—Tenía como dieciséis —titubeó Sasuke—, no lo sé. No recuerdo bien, es decir, sí, pero... Es confuso, creo que siempre estuve enamorado de él pero tenía miedo a aceptarlo.

—¿Cuándo fue la primera vez que sentiste que realmente debías estar con él? —inquirió.

—Cometí un par de errores cuando era más joven, como sabes —Shikadai intentó no sonreír con ironía, en serio lo intentó—, entre ellos estar con Shion. Naruto no aguantó y básicamente les dijo a mis padres que me enviaran a un campamento de verano, ahí fue cuando lo supe.

—¿Y cómo fue?

Sasuke sonrió.

—Estaba en etapa de negación para entonces —comentó—, siempre chasqueando la lengua y diciendo a todo el mundo, ¿quién necesita a ese dobe idiota? 

Ambos sonrieron.

—La respuesta siempre era sencilla y yo no quería aceptarla, yo... yo era quien lo necesitaba. En ese campamento había estado tres meses enteros deseando ver esa cara de dobe que tenía, olfatear ese asqueroso olor a ramen y leche, y escuchar los improperios que usa el dobe conmigo —Shikadai alzó la ceja. Qué romántico, sonaba claro, peculiarmente conocida la sensación—. Cuando volví, toda mi familia... y Naruto estaban esperándome en el aeropuerto.

—Creí que ustedes comenzaron a salir cuando tenías dieciocho —dijo, ladeando la cabeza. Sasuke asintió.

—Ese día Naruto se veía resplandeciente, pasó de ser un tierno sapito a un bello príncipe. Naruto había crecido un par de centímetros, usaba un lindo kimono azul con flores y tenía un broche agarrando el cabello que había dejado crecer un poco, además llevaba sandalias de doncel y una linda cinta enrollaba su cintura. Se veía tan... frágil

Shikadai frunció el ceño.

—¿Frágil? 

—Bueno, sí. Antes de aquel verano, Naruto usaba ropa de varón, jugaba y hablaba como uno, incluso teniendo a su primer novio no era exactamente como un doncel frágil y tierno. Era como tu mamá, espeluznantemente peligrosa —Ambos rieron brevemente—, y... no lo sé, verlo así fue un golpe de realidad para mí. Él no era solo Naruto, era un doncel muy guapo, solo uno que no necesitaba protección. 

—Entiendo lo que se siente —se rió entre dientes. Sasuke asintió luego de mirarlo.

—Peleamos aquella vez. Él lucía como un loto, bello, radiante, tan fuera de mi alcance. Yo no le dije que se veía tan hermoso que mi corazón latía desbocado, nunca le dije que sus ojos resaltaban como nunca y parecían dos hermosos luceros en un mar lleno de aventuras, tampoco que aquel vestido hacía que se viera tan jodidamente  especial que... Me dejó sin palabras, porque sentía que yo no podría darle lo que él se merecía realmente —Shikadai sonrió—, y... era un adolescente tonto, así que no logré decir más. Sólo sabía pelear con él, yo no sabía tratarlo como un doncel.

—Porque no lo veías como tal —Sasuke asintió.

—Tuve que disculparme y reconciliarme con mucho ramen —rió y dando otro sorbo a su bebida, alzó la mirada al techo—, pasaron cosas que nos distanciaron. Pero al final todo salió bien. ¿No?

Shikadai sonrió y asintiendo, apagó el cigarrillo en el cenicero de la mesa de centro, mientras Sasuke dejaba el vaso vacío sobre la misma. Ambos se dirigieron una sonrisa de lado.


Naruto, que estaba del otro lado de la puerta, sonrió y se abstuvo de tocar como había intentado para anunciar que la cena estaba lista. El sonrojo abarcaba incluso sus orejas al escuchar -por accidente- las cosas hermosas que decía Sasuke sobre él. Lo que dijo Sasuke era cierto, nunca le dijo aquello, y él estaba al borde de un colapso. Cosas como esas, pequeñas, eran las que corroboraban que Sasuke lo amaba tanto como él a... él.

—¿Papá? —Daiki apareció por el pasillo, asustándolo. Naruto se giró a verlo. 

—¡Daiki-ttebayo! ¿Dónde estabas? Mira la hora que es y apenas llegas —pujó Naruto, poniendo sus manos sobre sus caderas en forma de jarra. Daiki alzó una ceja con gesto cansado y lo miró.

—Estaba entrenando —respondió, bostezando—, por cierto. Akihiko dijo que te dijera que va a demorarse un poco porque Keit y él tienen dos horas más en la piscina para entrenar para las olimpiadas, o algo así dijo. En fin, me voy a dormir-ttebane.

Naruto observó en silencio a su hijo caminar hacia su cuarto y ladeó la cabeza, algo preocupado.


—¿No te preocupa? —Keit se subió al borde de la piscina, mientras tomaba un poco de agua de su botella, con los pie aún en el lugar. Akihiko ladeó la cabeza para verlo y luego negó—. Viejo, van a hacer trizas a tu hermano en ese equipo. ¿Por qué no se metió en otro? Kendo no es linda opción.

—Es su decisión —bufó el rubio, mientras miraba al pelirrojo de ojos violeta—. No puedo contradecirlo, es él quien quiso meterse en esa clonc. No voy a ayudarlo a salirse de ella.

—Qué malo eres —se quejó el menor, mientras el rubio rodaba los ojos—. Lo digo en serio. Daiki es un doncel, no le irá muy bien, hmp. Le verán como un oponente débil.

—¿Qué parte de él es débil? —Akihiko hizo una mueca de disgusto. 

—No te enojes conmigo —bufó—, es sólo que he oído los del equipo de Kendo, no la quieren en el equipo. Lo sacarán de ahí a patadas, literalmente.

Over my dead body —gruñó en inglés, haciendo que Keit le mirara confundido—: Sobre mi cádaver.

—Bah, odio cuando hablas en inglés, no entiendo un puño —volvió a tomar su agua y miró la piscina—. Anda, sigamos entrenando. Mañana veremos como haremos que tu hermano se meta en otro lugar o le darán una paliza.

Akihiko no respondió y se metió en la piscina de nuevo con un elegante clavado. Keit rodó los ojos, ¿por qué los Uchiha eran tan...perfectos? Ugh.


—Deberías dejar ahí y descansar, te ves muy cansada —Shikamaru se sentó a un lado de su esposa, esta se giró a verle con una ceja arqueada—. ¿Ya terminaste de trabajar? —Inquirió.

—Quisiera —replicó la rubia, mientras volvía la vista y seguía escribiendo el informe de lo sucedido en el computador—. ¿Cómo te fue hoy en la comisaría? ¿Alguna buena nueva?

Shikamaru negó con la cabeza mientras ponía su frente sobre el hombro de su esposa.

—Todo el mundo está frenético buscando, pero no hay nada. Ni indicios, ni huellas, ni nada —se quejó—, es demasiado problemático. Incluso para mí. Tengo varias teorías pero Sasuke no estará de acuerdo con ninguna.

—Puedes estar seguro de eso —afirmó la rubia, mientras escribía. La mirada de Shikamaru fue hacia la pantalla y sin querer, leyó lo que estaba escribiendo su esposa. 

El sujeto x interfirió en la misión, al parecer, Hannya pertenece a la familia Hyuuga como se ha confirmado la presencia de Ren y Natsu Hyuuga. El pupilo de Zabuza, Haku Hyuuga, también se encuentra desaparecido y se especula que es posible sea el mismo perpetrador del caso de Sora, Bolt, Gin Uchiha así como en el de Takahiro y Sasuke Uchiha.

—¿Crees que sea el mismo? —preguntó. Temari lo miró de reojo y luego asintió. 

—Estoy casi segura, solo hay una forma de confirmarlo —dijo—. Zabuza nos dijo que Haku tiene una marca de sangre cerca del ombligo, pero Neji no habló de esto, quizá no sean el mismo. Aun así, no podemos estar seguros de lo que dice un ex crimianl como Zabuza, quizá esté intentando despistarnos.

—Creí que Haku estaba de viaje en Afganistán por su trabajo  —comentó.

—Quizá sea su coartada —afirmó entonces—. Neji y él no se han visto en un tiempo, pero hablan constantemente. El Hyuuga está viniendo con su familia a Japón de todas formas. 

—Esto es una locura —susurró Shikamaru.

Temari le dio la razón. 

Todo aquí era una maldita locura.


—Entonces —Kakashi meneó la cabeza—, sólo debemos atraparlo. 

—Creo que tendremos otro problema —Iruka se quedó en silencio un segundo hasta que notó la mirada incrédula de su esposo y entonces, bajándose un poco las gafas de lectura, le señaló con el índice una mancha en la cámara de seguridad que estaban revisando—. Hay dos personas con Zabuza en este momento. Sabemos que una es Haku. ¿Quién es esta persona?

—Acércalo —ordenó Itachi, mientras cruzaba el cuarto y miraba la imagen ampliada en el tablero que estaba siendo proyectado—. Una mascára de Kitsune. ¿Será un akatsuki?

—Sabemos que el kitsune era Kisame —negó Iruka, mientras se sacaba las gafas y se masajeaba la sien—, y no son iguales. Su mascára era plateada. Esta mascára es... curiosa. No sabría describirla, pero ven esos círculos alrededor de sus ojos... No lo sé, pero debe ser nuevo.

Itachi miró a Kakashi.

—Genial —masculló, pasándose una mano por encima de la mascarilla—. Parece que tenemos un nuevo problema. Llamaré a Sasuke, seguro querrá saber esto.

—No —Itachi lo detuvo y los miró—. Primero vamos a investigar esto, ustedes irán a verlos. No iremos a Sasuke a menos que tengamos noticias sobre Sora, él necesita descansar y estar con su familia, y trabajar como el abogado normal que se supone que es.


-A la mañana siguiente-


—Es una niña —se burlaron, ganándose una mirada de Akihiko y Keit, aunque la del último no era exactamente muy intimidante, al menos no suficiente para superar los genes Uchiha del rubio—. Toda una niñita —se rió otro chico, mientras veía amenazante al rubio.

Reglas del equipo: Ninguna persona que no pertenezca al equipo puede agredir o pelear con uno del equipo, y viceversa. Akihiko apretó la mandíbula y miró a Daiki. Esperaba que su hermanito le diera una páliza al charlatán que había dicho eso, pero el pelinegro parecía estar concentrado en otra cosa. Sus ojos pasaron de la liga de Kendo a donde veía su hermano, un chico de cabellos negros y ojos grises estaba practicando arquería en la otra cancha. No supo si le atraía el chico o la arquería, pero podría matar dos -y hasta tres- pajáros en uno solo.

—Muy bien, atención todos —El jefe del equipo de Kendo se acercó y miró a los de nuevo ingreso—. Voy a daros los instrumentos necesarios y también las reglas básicas, lo demás irán aprendiéndolo sobre la marcha.

—Disculpe —Todos se quedaron en silencio al oír al doncel que había levantado la mano, el pelinegro de los Uchiha no había apartado ni un segundo la mirada del otro lugar, ni siquiera para hablarle al mayor—, creo que... voy a salirme. 

—¿Tienes alguna razón? Mírame a la cara —ordenó el jefe. Akihiko afiló la mirada.

Daiki entonces alzó el mentón y le dirigió la primera mirada made in Uchiha que todos habían visto en el doncel, solía ser retraído y muy tímido, nunca levantaba la mirada de sus libros o cómics y jamás levantaba la voz. Era muy recatado, nunca decía una mala palabra o se quejaba de nada, pero... Daiki estaba cansado. Cansado de los murmullos a su alrededor, de su hermano defendiéndolo cuando creía que él no veía, de la gente que se burlaba a sus espaldas y de como todos creían que era diferente y que por ello tenían poder sobre él. 

La cosa es que... a todos se les olvidó que él era un Uchiha también.

—¿Perdón? El hecho de que seas un superior no te da el permiso de ordenarme, para empezar. Además, sí, tengo una razón. El Kendo no me interesa, me inscribieron aquí contra a mi voluntad —agregó. Era cierto. Unos chicos que se burlaban de él lo habían inscrito, también estaban ahí en ese momento, querían verlo fracasar debido a su obvia debilidad en cuanto a musculatura -desventajas de ver anime y pasarse el día como ratón de biblioteca en vez de practicar deportes-, pero él sí se había presentado. 

¿Creyeron que no lo haría solo porque no se había inscrito él mismo? Hasta el momento ni siquiera había pensado en retractarse pero luego de ver la cancha de unos metros de ahí, la cancha de arquería, la forma en la que aquel sujeto se movía con gracia, apuntaba, medía, y disparaba. Vaya, había arte ahí y él amaba el arte. 

—¿Cómo es eso posible? ¿Quién entonces te podría haber obligado? —Alzó una ceja. 

—No diré nombres —negó, mientras miraba de reojo a los cuatro involucrados, éstos abrieron grande los ojos. Seguro creyeron vagamente que él no sabía aquello—. Yo practico un deporte ya, el problema es que no me había inscrito aquí. 

Akihiko sonrió de lado y cruzó sus brazos, mientras Keit miraba a todas partes confundido. 

—Já, no podrías ser bueno en un deporte aunque quisieras —dijo un varón, exactamente el que era líder de esa banda de brivones. Daiki arqueó una ceja y lo miró con una sonrisa lado.

—Te reto.

Dicho esto, dio dos pasos y entregó los implementos que había recogido en la entrada al jefe de Kendo, dando una reverencia y saliendo del lugar. Claro, casi toda la clase lo siguió, como la banda de tontos y su hermano junto a su primo. Él los guió hacia la siguiente cancha y saludó a Koi. El de ojos grises enseguida le tendió un arco y Akihiko arqueó una ceja, sorprendido. ¿Ya se conocían? Y al parecer no era la primera vez que entrenaban juntos porque el chico de cabellos negros fue por un arco convexo y se lo entregó. 

Daiki fue hacia las graderías y puso ahí su maleta con la toalla y el tarro de agua, todos los demás fueron a la parte alta de estas y se quedaron observando. 

—Es un arco —dijo al chico que se burlaba de él—, pero eso ya lo sabías, supongo. Te explicaremos como funciona, no sería una victoria justa si mi oponente no puede medir sus habilidades contra mí. Koi, asesoralo mientras me acomodo. 

El de ojos grises asintió y se acercó al pelinegro de ojos rojos, quien solo mordía su mejilla para no decir un improperio contra al doncel. Una vez volvió a salir, todos quedaron boquiabiertos. Había cambiado sus ropas holgadas -con las que solía estar siempre por cuestión de comodidad- por su ropa de entreno que eran una camisa sin mangas negra ajustada y unos jogger más ajustados. También tenía puesto su equipamento. 

Llevaba el arco en su mano izquierda y sonreía como nunca nadie lo había visto, también se había retirado las gafas que solía usar dentro del colegio y había recogido su cabello, llamando la atención de todos. Era un doncel realmente hermoso pero nadie lo había notado antes.

—Whoa, parece que va en serio —Keit se rió mientras codeaba a Akihiko, el rubio asintió.

—Desde lo de Sora ha estado así, es todo un rebelde sin causa —Sonrió orgulloso.

Anda, tonto hermano, demuestra lo que eres realmente.

Daiki levantó la mano donde tenía los dediles y le dedicó una sonrisa mientras se acercaba al otro. Daiki solo pensaba en una cosa, esta noche daré todo de mí, demostraré quien soy. 

—¿Listo? —preguntó a secas—. Muy bien, serán siete tiros. El que mayor puntaje tenga, gana.

—Como quieras —masculló su contrincante. 

Daiki sonrió, asintiendo.

—Te doy la ventaja de ser el primero —le cedió. 


Como era de esperarse, Daiki Uchiha ganó por lo alto. Venciendo en las siete veces, con un puntaje de 82, sobre el del varón que obtuvo 45. Mucho más de lo que esperaba Akihiko, a decir verdad. Este bajó de las graderías para ver a su hermano y chocar puños con él.

—Parece que te has sobrepasado un poco. ¿No crees?

—¿Bromeas? Me he ganado cuatro cómics y un par de películas, también tres OVAS y una figura de acción de Spiderman solo por eso —El pelinegro sonrió—. Ya sabes, es mi amor el anime. 

—¿Quién t-? El chico de ojos grises —se respondió por sí solo, y Daiki asintió.

—Se llama Koi. 

—¿Como el pez? —preguntó con una sonrisa de lado. Akihiko volteó a ver al chico que estaba practicando, en silencio, mientras se preguntaba si quizá su hermano sabía el brillo del ojigris cuando lo miraba y que, al parecer, no se equivocaba en creer que algo podría nacer de aquella amistad. Aunque más le valía a ese tipo ser digno de su hermano, y que lo único que naciera fuera un lindo romance timído y recíproco. Lo mataría si se enteraba de algo más que eso.

—Igual y a lo mejor lo sea, fue el mejor en natación el año pasado —sonrió, Akihiko volvió la mirada a él y alzó una ceja, sorprendido de nunca haber oído de aquel chico, ni siquiera sabía de la existencia de aquel extra hasta ese día—. Lo conocí hace un mes, me invitó a pasar aquí y descubrí este hermoso deporte. 

—¿Por qué has ido al de Kendo si vendrías aquí? Espera, ya tenías que estar inscrito para entrar.

—Lo estoy —afirmó, rascándose la mejilla—, perdóname que no te lo dijera, es que no estaba seguro de que fuera la mejor opción. Bueno, al menos hasta que esos bastardos me hicieron esa jugarreta, decidí darles una lección pequeña. ¿Qué te digo? Soy un Uchiha-ttebane.

Akihiko rió—. Lenguaje —le reprochó, como solía hacerlo el menor. 

Ambos rieron y el rubio abrazó a su gemelo mientras lo empujaba hacia el interior.

Aunque no lo creas, hermanito, tú sonrisa es la razón de mí.   


Haku meneó la cabeza mientras reía, el chico frente a él rodó los ojos y lo pateó. Haku se agachó a tiempo para tomar la pierna del otro con la mano y jalarlo hacia el suelo, luego se irguió sobre él con una sonrisa de medio lado y levantando las cejas sugerentemente. 

—¿Estás bien? —El segundo asintió mientras aceptaba la mano que le tendía para levantarse—. Eres fuerte, pero te diré algo... Las personas solo logran hacerse realmente fuertes cuando buscan proteger a alguien. 

El chico asintió.

—Me haré muy fuerte entonces —ambos se sonrieron.

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Amnesia break: Sólo por si querían, les dejé una foto de Todo-papasito-roki recogiéndose el cabello para que se imaginen al Daiki bien empoderado y diva. Un besito también xx.

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