Capítulo 16; Alcohol.
—Shion, esto es una mala mala idea —Susurró Sasuke.
—Oh, vamos Sasu. No está mal —la chica le sonrió, mientras le picaba la nariz. Aquello le molestó, no sabía por qué no le molestaba si era Naruto pero su cuerpo reaccionaba de mala gana cuando no era él, así que arrugó la nariz. Claro, la chica había pensado que su reacción fue por lo que estaba diciéndole—. ¿No quieres que los demás piensen que eres un cobarde o sí?
—No... Maldición, dame esa botella —se quejó.
—¡No quiero casarme!
—¡No tendrás opción!
Los gritos en su cabeza eran fuertes, quizá demasiado. Los recuerdos se agolpaban y él solo miraba aquella botella de Whiskey con cautela. Maldición, en el pasado había sido un idiota, un verdadero bastardo Uchiha.
—¡No me obligarás a aceptar lo que el consejo Uchiha quiera inponerme!
Una cachetada y el sabor amargo del liquído quemando su garganta, aquel recuerdo se sentía tan vivído como el trago que ahora corroía su interior.
—Si quieres aunque sea desear una vida normal tendrás que aceptar lo que el consejo decida.
—Pero...
—Lo lamento —le miró en silencio unos segundos—, pero ya está decidido.
Sasuke se había quedado en silencio al presenciar aquel suceso. Él, que había nacido bajo el cariño de Fugaku y Mikoto Uchiha, no creía que aquellas atrocidades podrían ocurrir en su familia, pero ciertamente era posible, después de todo se veían muchas cosas en el clan Uchiha.
—Felicidades por el bebé —Sasuke intentó sonreírles, estaba nervioso. Aquellos ojos aguamarina lo miraron fijamente y él no supo como tomarse aquella mirada, carraspeó—. Estoy feliz por ti.
—Gracias, Sasuke-san —fue la escueta respuesta que halló—. ¿Cómo se encuentra todo? Oí que está saliendo con un doncel. ¿Ren... así se llama?
—Ah, sí —Sasuke se rascó la mejilla, avergonzado mientras bajaba la mirada hacia aquel vientre donde ahora había un futuro sucesor Uchiha-Uchiha y sonrió de lado—. Ren Aizawa.
—Vaya, felicidades —dijo—. Es muy bueno saber que sus padres han aceptado un doncel sin clase.
Sasuke se tensó y miró hacia la botella. Los recuerdos eran como aquel whiskey, iban desapareciendo poco a poco, a medida que él quería deshacerse de ellos.
La oscuridad de los secretos Uchiha... El dolor que acarreaba aquello era insoportable.
Bien, lo suficiente para recordarle como había terminado siendo un estúpido alcohólico.
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Sasuke se siente muchas veces ansioso y ahogado entre los recuerdos de su tormentosa adolescencia y la realidad que afronta ahora, ser abogado es probablemente el mayor recordatorio de los errores que cometió cuando era un alcoholico.
Pero también tiene algo claro, el amor es caprichoso.
Y él es caprichoso solo con su amor.
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Oh, vamos Sasuke, Shikadai sabe quien es su...
—¿Pensando otra vez? —Su tren de pensamientos se desvió en el momento en que el pelinegro se burló de él mientras entraba en la habitación del despacho que compartía con Naruto. Sasuke levantó la mirada hacia él y suspiró—. Se van a acabar esas neuronas que tienes, Sasuke. Ya déjalo ser.
—Mira quién lo dice —bufó, mirándolo reprochatoriamente.
El pelilargo sonrió perezosamente y alzó las manos en son de paz.
—Vale, vale, me has pillado desprevenido —se rió, dejándose caer a un lado del sillón que dividía aquella sala, a un lado del Uchiha—. Sabes que sin rencores, Sasuke.
—Ay cállate —se quejó, riendo, mientras lo apartaba con un puño, afectuosamente claro. El pelos de piña que estaba sentado a su lado solo soltó una pequeña carcajada y luego negó.
—Me traes hasta tu casa, sólo para decirme que me calle. Eres muy ingenioso, Uchiha.
—Gracias —le agradeció por el halago, mientras echaba la cabeza hacia atrás y se cubría los ojos con el antebrazo—. Aunque creo que ya sabes porque te llamé —lo miró de reojo. Vio como el Nara suspiró y se echó hacia adelante. Shikamaru cruzó sus dedos bajo su mentón.
—Déjame adivinar... ¿Es por Shikadai?
—Hablé con él la otra vez —dijo, rememorando brevemente y suspiró—. ¿Tú...?
—Sasuke. ¿Cuándo piensas decirle a todos esto?
—Ah, veo que Temari ya te lo dijo —se quitó el brazo y lo miró—. No lo sé, es sólo que... Todo está bien en mi familia, está calmado y bastante tranquilo, ya sabes. No quiero que haya problemas, sabes que Naruto de por sí ya tiene cierta rivalidad con ella y...
—Viejo, si no fueras tan problemático, no nos veríamos en situaciones como éstas.
Sasuke lo fulminó con la mirada.
—Ey, tranquilo. ¿Sí? Todo se solucionará, y si no lo hace, estás tú.
—¿Eso qué significa?
—Siempre fuiste un bueno vengándote así que —se encogió de hombros, cortando la frase al aire.
Sasuke suspiró, y miró de nuevo al techo.
Espero que eso sea suficiente.... Naruto.
Naruto se giró a ver a sus hijos, mientras sonreía y terminaba de cocinar, hoy había tenido el día libre para variar -más bien se lo había dado ya que era el jefe-, de su trabajo y estaba en casa. Sus hijos tampoco habían tenido clases y de no ser porque los Nara estaban con ellos todo no estaría tan "calmado". Bueno, Sora estaba peleando con Shikadai (lo usual), Ayame estaba hablando con Meiko, mientras que los gemelos y Hikari practicaban su primer trabajo actoral (tenían una presentación del colegio), Sasuke hablaba con Shikamaru. Y Temari... Bueno, Temari solo se quedaba viéndolo en silencio mientras tomaba café en la isleta de la cocina. Un poco aterrador.
—Creí que Sasuke era el que cocinaba —fue lo único que dijo, llamando enseguida su atención.
—Oh, sí, pero solo de vez en cuando. Usualmente está ocupado trabajando —respondió Naruto.
—Entiendo.
—Sí —le sonrió algo confundido. ¿Ella cómo sabía eso? Sacudió su cabeza y se giró para seguir con lo suyo—. ¿Y cómo ha estado todo? —preguntó, es que era incómodo para él estar en silencio cuando había otra persona en el lugar. Kami, Sasuke ven rápido. Se sentía como un pez en un circo de fuego, sí, exacto.
—Muy bien —Temari también se oía incómoda, así que se giró a verla, tenía la mirada perdida en su café—. Aunque estoy preocupada por Shikadai, se dio cuenta de algo que... probablemente le va a afectar mucho, pero supongo que lo superará —sonrió y lo miró, rogando porque no preguntara—. ¿Sabes si Sora tiene novia? Lo vi en estos días con una chica...
—Oh...
Bingo, Temari hizo una mueca pero por dentro se alegró de poder desviar la conversación. Naruto supuso que hablaba de lo que Sasuke había dicho la otra vez, sobre su linaje y eso, pero al parecer Temari no quería hablar de ello. Y no la culpaba, él mismo se sentía muy confundido al respecto. Sasuke le había contado, pero había pasado mucho tiempo de eso... Y ya no recordaba bien, tampoco era como si quisiera tocar el tema de nuevo. Sasuke era como un erizo en cuanto a los Sabaku No respectaba, especialmente si incluía a Gaara en cualquier oración.
—Oh, bueno —vale, que eso lo había dejado confundido y parpadeó para confirmar—. La verdad es que no lo sé, porque... últimamente anda muy...
—Adolescente.
—Sí, exacto —suspiró, pasándose una mano por el cabello y sonriéndole a la rubia. Ella le dedicó una sonrisa comprensiva—. Supongo que sabes lo que se siente, digo por Shikadai. Después de todo, tienen un año de diferencia y eso.
—Shikadai es bastante... calmado, por no decir que perezoso.
—Lo sacó de su padre —se rió.
Temari volvió la vista a su café.
—Exactamente —forzó una sonrisa cuando lo miró, pero para su suerte, Sora y Shikadai entraron a la cocina con toda la normalidad del mundo, sin pelear y simplemente comadreando—. Ey.
—Hola má —Sora sonrió—. Temari-san. Vinimos por unos bocadillos.
—Sí, está bien, cariño. Hay sandwiches en la parte de abajo de la nevera, ponlos a calentar y llevales un par a tus hermanos —dijo Naruto, mientras se daba la vuelta para señalar lo que decía—. Deben estar hambrientos, y la cena se demora un poco todavía.
Temari observó en silencio como Shikadai se mantuvo reacio a hablarle o dirigirle la mirada, y miró su café. Desde que había hablado con Sasuke, Shikadai se mantenía bastante distante. Aquello le preocupaba más de lo que le gustaría admitir, pero no quería darle muchas vueltas al asunto, después de todo Shikadai seguía siendo su hijo y ella su madre. Lo miró, éste parecía tranquilo y aceptaba todo lo que Sora decía sin rechistar.
—Es raro que no estén peleando —le susurró, al volver a su lado.
—Supongo que no tienen razón para hacerlo —dijo bajito, también, mientras miraba al rubio de reojo. Sasuke parecía no haber hablado con él, supuso que ella no tendría que decírselo tampoco, después de todo no era su decisión y quizá incluso enojaría a Sasuke—. Ya terminaron su proyecto así que el estrés debe estarse esfumando desde ahora.
—Sí, tienes razón —Naruto puso una pose pensativa mientras los observaba.
Sora se inclinó hacia adelante para tomar algo de la nevera y Shikadai suspiró, mientras se recostaba a su lado, rozaba apenas sus codos de vez en cuando y conseguía una mirada con reproche del otro. Desde que habían chocado en aquella discusión no había nada de que discutir, y Sora siempre terminaba apartándose de su contacto o mirándolo de esa forma.
Supuso que a Sora realmente le molestaba su tacto porque podría sospechar algo raro.
Sora era raro de por sí.
—¿Por qué demonios me miras tanto? —masculló por lo bajo, para no hacer un escándalo. Shikadai había comentado que tenía problemas familiares y no quería más problemas, así que respetaba aquello y habían hecho una tregua en su rivalidad -enemistad-, por ahora eran sólo amigos. Bueno, no es que no fueran eso siempre, osea él se refería a... Ah, ya olvídenlo.
—Es que estoy intentando entender como alguien se podía fijar en ti —mintió el pelinegro, encogiéndose de hombros. La verdad era que estaba viéndolo porque le fascinaba picarlo.
—Pues al menos alguien se fija en mí. ¿Tú a quién tienes-datte? —Arrugó el ceño.
Shikadai sonrió y se metió las manos a los bolsillos de su pantalón, acercándose a él para susurrarle algo al oído. Naruto, que había estado viéndolos fijamente, se cubrió la boca para evitar fangirlear con su hijo varón. VARÓN, Naruto, se golpeó la frente. Temari lo miró.
—¿Qué sucede?
—¿Qué? Ah, ah... Nada, es que olvidé algo para la cena y creo que mejor pediré comida —sonrió nervioso. Su hijo Sora no podía ser gay, porque bueno... En realidad podía serlo, aunque le dolía que no lo hubiera dicho antes, ni siquiera a él. Más se guardó sus pensamientos para sí mismo.
A lo mejor sólo era su mente de fundashi.
Sacudió su cabeza.
—¿Comida china? —preguntó al aire, con una sonrisa nerviosa.
Sora, que se había sonrojado al oír lo que dijo su amigo, parpadeó y se apartó de él. Cerrando la puerta del regrigerador y con los sandwiches para calentar en las manos, la gaseosa en las de Shikadai, ambos pelinegros se giraron a ver a sus madres.
—Ah... Creí que preparabas la comida.
—Sí...
El tono de Naruto fue tan gracioso que todos sonrieron.
—Pero ya no. ¿Comida china o shuarma?
—China.
—China.
—Shuarma.
—Hijo... me saliste único y diferente, ¿no es así? —lo miró con una gotita, ya que fue el único que respondió aquello. Sora solo entrecerró los ojos y le vio ofendido, visiblemente dramatizando.
—No lo dije yo, lo dijo tu papá —agregó Shikadai, con pose de thug life—. Pero... te lo dije, niño.
—Bastardo.
—Dobe —bufó Shikadai, mientras ponía la gaseosa sobre la mesa del comedor.
—Idiota.
—Sesos de alga.
—¡Oh, sabía que me habías hecho caso de leer PJO! —Gritó Sora entonces.
Naruto no estaba pensando para nada en su hijo siendo gay con el hijo de Temari. PARA NADA.
—Idiota, si fui yo el que te lo recomendó —Shikadai suspiró, mientras que Sora entraba en un estado de iluminación, por lo que tomó los sandwiches y preparó el microondas. Tenía hambre.
—Eso lo explica todo-datte. ¿Si yo soy el sesos de algas, tú quién eres? ¿Nico?
Shikadai cerró los ojos, dio un profundo suspiro y lo miró.
—Sí. Y NO ERES MI TIPO.
—Auch —Sora bufó, de nuevo dramatizando—. Lo sentí como si fuera el mísmisimo Percy.
Naruto no tenía idea de que hablaban pero le daba gracia lo cute que se veían, le lanzó una mirada pícara que Temari supo interpretar perfectamente y se fueron lentamente de la cocina. Los dos adolescentes quasi adultos ni siquiera lo notaron.
—Viejo, ¿en serio me estás diciendo que es la primera vez que tomas desde que volviste con Naruto? —Shikamaru no salía de su estupor. El azabache asintió mientras se servía otro trago.
—Sip.
—¿No crees que te vas a terminar emborrachando? Han pasado trece años.
—Lo sé.
—...
Shikamaru se quedó en silencio mientras veía como Sasuke observaba la quinta copa de Whiskey como si fuera a pedirle matrimonio y supo que estaba perdido. Los orbes del azabache estaban más concentrados en su viaje astral que lo que estaba sucediendo realmente, y es que lo que habían hablado era demasiado delicado. No podía simplemente ignorarse y así.
—¿Qué crees que pase si vuelve? —preguntó entonces, sorprendiendo a Shikamaru.
—No lo sé, bro. Hay muchas cosas que no podría jamás anticipar y esa es una.
—La otra fue acostarte con mi esposo —se burló Sasuke, aunque en el fondo era una espina molesta que siempre lo lastimaba. Aunque él no los culpara, pues sabía de sobra los sentimientos de cada uno por el otro, de alguna forma seguía siendo una traición.
—Ey, tú también te acostaste con mi esposa y yo no te lo estoy recordando cada tanto.
—Eso pasó hace demasiados años, Shikamaru.
—Lo de Naruto también.
—Hace muchos más años —repuso Sasuke, mientras rodaba los ojos y bebía de golpe la copa. El pelinegro mayor solo rodó los ojos y se rió brevemente—. Ah, como extraño a Shisui...
Shikamaru se tensó de inmediato ante la mención de su ex mentor, y bajó la mirada.
—Yo también —susurró quedito. Sasuke lo miró comprensivo y le dio un par de palmadas—. Vaya, jamás me había imaginado que el grandísimo Sasuke Uchiha tenía corazón tan noble como para darle consuelo a una pobre alma en desgracia.
Y así fue como terminaron cantando las canciones de Disney en karaoke, con la voz seca, lágrimas en las mejillas y dos botellas de whiskey en el suelo, vacías. Ahora iban en Mi reflejo de Mulán, y Sasuke estaba acostado en el piso fingiendo que este era nieve y hacía un ángel de nieve. Shikamaru estaba a su lado, con el cabello enmarañado de las veces que habían saltado mientras cantaban y se había movido violentamente, la voz levemente desgarrada y unas ojeras de hostia.
—Me cansé.
—Sí, no me digas —bufó el Uchiha y se miraron.
Ambos sonrieron. Ciertamente se sentían como cuando eran niños y mejores amigos, solían ver películas todos los jueves e imitar las canciones, aunque quizá las de Disney fueran demasiado poco varoniles, igual también entraban en su repertorio. Por supuesto, nadie más lo sabía.
Era como en los viejos tiempos.
Ayame se meció hacia adelante y miró a Meiko.
—Sobre tus padres... ¿Sucedió algo? —preguntó finalmente, luego de un par de horas de estar hablando tranquilamente. No había que ser psíquica para saber que algo malo ocurría. Meiko se detuvo de jugar con Barbie y la miró—. Sabes que puedes contar conmigo para lo que quieras, Meiko-chan.
La rubia menor sonrió.
—Lo sé, muchas gracias Ayame, y no te preocupes... Todo está bien, solo estamos pasando por una de esas etapas duras —agregó, ya que sino admitía que algo ocurría, Ayame le sacaría toda la información de sopetón y era algo que se suponía no debería ni siquiera haber escuchado. También era consciente de que aquella información podría dañar a terceros—. Ya sabes.
—Ah, entiendo —no le creía.
—Tienes que creerme.
—Sí, sí, te creo —seguía sin creerle.
—¡Está bien! —chilló Meiko, rodando los ojos—. Te voy a contar, pero no puedes decirle a nadie porque nadie más lo sabe. ¿Okay?
—Está bien —sonrió algo preocupada.
Ambas se acercaron más para no tener que susurrar tan bajo mientras Meiko le contaba lo que sucedía. Ayame no sabía como reaccionar ante la información ni mucho menos como tomarla.
—Estoy muy nervioso —admitió Daiki, mientras se sentaba en el sillón de la sala. Su hermana Hikari fue al baño así que pararon de ensayar para detenerse a descansar un poco. Akihiko lo miró.
—Oye, ya que Hikari no está. Hay algo que quería hablar contigo —el pelinegro miró al rubio.
—¿Pasa algo? —preguntó cautelosamente, quizá también algo nervioso.
—Hay algo... algo que quiero que me confirmes —dijo Akihiko, mientras se acercaba hacia su hermano. Daiki parpadeó y se encogió brevemente—. ¿Estás... enamorado?
—¿Qué?
—Sí.
—No.
—¿Lo negarás?
—Volví —antes de que pudiera obtener una respuesta del pelinegro de ojos azules, apareció la contraparte de éste versión niña, secándose las manos sobre los pantalones—. ¿Podemos seguir ya? Estoy ansiosa por practicar.
Akihiko le miró de reojo y con una última mirada de advertencia hacia Daiki, asintió.
Ya hablarían luego de eso.
—Hacía tanto que no tomaba —Sasuke hipó—. Naruto va a matarte por esto.
—¿Qué? ¿Y cómo por qué me matará a mí? —Shikamaru giró el rostro hacia el Uchiha.
—Fuiste tú quien me dejó tomar —se burló, pero se enderezó, pasándose una mano por el cabello—. ¿Crees que me odien si les cuento? Estoy bastante seguro que al menos Shikadai sí me odia.
—Pero qué dices, es obvio que no —Shikamaru puso su mano sobre su hombro—. ¿Olvidas lo que nos enseñó Shisui?
Sasuke lo observó.
—El amor todo lo puede, Sasuke —dijo—. Pudo reunirte con tu familia luego de muchos años. ¿O no?
—¿Qué pasa si...? ¿Qué pasa si ella regresa, Shikamaru? —dos mechones de cabello cubrieron su rostro, y suspiró—. No sé que haré para protegerlos a todos, no puedo, es... imposible. Tú lo viste, a él no pude protegerlo. Somos de la misma sangre y no pude.
—Sasuke... Takahiro nunca te pidió que lo rescataras —dijo, aun cuando sabía lo doloroso que podía ser para el Uchiha—. Lo que la familia Uchiha hizo con los padres de ese chico... simplemente tienes que dejarlo ir, no fue tu culpa lo que sucedió. No debes culparte por no poder estar ahí para él.
Sasuke lo miró.
—Cuando me volví un alcohólico, Shikamaru, casi pierdo todo lo que tenía —dijo—, luego lo perdí a él. Y cuando lo recuperé... simplemente no sé que haré si pierdo a Naru o a mis hijos. ¿Sí? No sé que será de mí. Ya perdí muchas personas de mi familia. No soy tan fuerte como tú dices que lo soy.
—Ey. ¿Sasuke Uchiha admitiendo una debilidad? Joder, estás realmente ebrio —se burló, tratando de aligerar el ambiente y le dio un par de palmadas—. Venga tío, ya encontrarás la forma de mejorar esta situación. Ahora vamos a cambiarte de ropa, apestas a ebrio.
—No soy el único —le sacó la lengua. Shikamaru rió.
Justo como en los viejos tiempos.
Setsuna meneó la cabeza.
—No debes preocuparte por eso —aseguró, mirando al ojiverde—, nosotros te protegeremos.
—Eso dijeron los otros y mira —Takahiro se sacudió el cabello con una mano—, ni siquiera mis padres pudieron protegerme, Setsuna. ¿Qué podrías hacer tú y Kasumi por mí? Sólo piénsalo, pondré en peligro a tus hijas. Jamás me lo perdonaría si algo le sucede a tu familia por mi.
—Takahiro...
—Volveré a Francia —afirmó—, quizá allá tarden mucho más en encontrarme. Y... anoche, recibí una llamada de Gaara.
—No lo llames Gaara, llámal-
—Su nombre es Gaara —lo interrumpió antes de que terminara la oración, sus ojos aguamarina se oscurecieron al mencionarlo y Setsuna suspiró, asintiendo—. En todo caso, me ha girado todo el dinero que cree que pueda necesitar.
—Takahiro...
—Lo lamento, de verdad que os agradezco todo lo que habéis hecho por mí, pero esta es la mejor opción para todos —dijo—, si yo desaparezco, habrá un Uchiha menos en la lista que los Akatsuki quieran buscar.
—¿Qué hay de tus hermanos? ¿No te preocupas por ellos?
—Ellos están bien y con sus padres —negó con la cabeza—. Ausentes a mi existencia, así como yo debo ser solo el pasado de los padres que alguna vez fueron míos.
—Takahiro...
—Sí, ese es mi nombre, por favor déjalo ya, me lo vas a gastar —bromeó levemente y miró con los ojos acuosos al Uchiha—. Por favor, despídeme de tu esposa y las niñas.
—¿Despedirte de quién-ttebane? —Ambos se quedaron paralizados—. ¿Quién es este hombre, Takahiro-chan?
El nombrado cerró los ojos.
Diablos.
—Deberías dejar el alcohol —comentó la pelinegra sentándose a un lado de su mejor amigo y el primo cercano de su esposo. Éste le miró por encima del hombro y solo sonrió brevemente—. Te haces mucho daño últimamente.
—Lo lamento, no es mi intención —aseguró, bebiendo otro trago—. Es sólo que estoy inquieto.
—¿Es por los Akatsukis?
Él la miró.
—Peor.
—¿Qué hay peor que un Akatsuki, Obito? —frunció el ceño.
El pelinegro suspiró, pasándose una mano por el cabello y mirando así mismo hacia el piso.
—Muchas cosas, Kasumi... los Akatsuki no son nada comparado con lo que se viene —terminó el vaso de un sólo sorbo e hizo una mueca, antes de volverla a mirar—. El juego se está tornando violento, cariño. No sé que podría pasar, pero... lo que sea, debemos estar listos.
—Lo estaremos —prometió, acercándose para abrazarlo.
Él sonrió.
—Sakura.
—¿Qué demonios quieres, Ren? Para empezar... ¿Qué demonios haces aquí? Y ya te he dicho que no me llames así —la pelirosa le lanzó un cuchillo, que por suerte logró esquivar y se colocó la mascára—. Dirígete a mí como Roseone.
—Qué infantil —se quejó el doncel y rodó los ojos—. ¿Aún me guardas rencor por el Uchiha?
Los ojos verdes le vieron con furia.
—Te dieron un maldito trabajo y lo arruinaste aquella vez, Aizawa —masculló la pelirosa, esta vez colocándose la cubierta de aluminio que usaba en los brazos, tapando entonces el tatuaje que la identificaba—. No sé como pueden confiar en ti.
—Me hieres —dijo él—, pero no me importa. Shion cree que soy necesario —sonrió de lado.
—Toca una sola hebra de Sasuke Uchiha o de Naruto Namikaze y te mataré —aseguró ella—. Ellos son mi misión, Aizawa. No te atrevas a entrometerte, o lo pagarás bastante caro. ¿Entiendes?
—Por supuesto que entiendo, Sakura. Yo sí tengo todas mis neuronas —Ren se burló.
Se escuchó entonces un disparo. Shion suspiró del otro lado del lugar.
—Kaguya me dio otra misión —dijo entonces, pasando a un lado del hombre—. Nos vemos.
Ren se quejó por el dolor del impacto de la bala en su lóbulo derecho.
—Eres una maldita sanguinaria.
—Y tú solo un estúpido doncel —dijo la pelirosa, mientras lo pasaba por el lado, y contestaba el teléfono—. Mi señora, voy para allá —colgó.
—Sara-chan. ¿Qué estás haciendo? —Takeshi rodó los ojos.
—Investigando —la pelinegra miró a su esposo—. ¿Tú qué haces?
—Espero que termines de investigar para que vayamos a dormir —respondió, tomando una silla para acercarla hacia la computadora de mesa donde escribía su esposa. Qué raro sonaba, no se acostumbraba todavía a la sensación—. ¿Qué investigas exactamente?
—¿Recuerdas que te dije que pocas personas sabían lo de mi linaje? —Takeshi asintió—. Creo que entiendo porque el asesino de princesas no fue detrás de mí. Está confabulado con Akatsuki, de alguna forma, este personaje conoce a Kaguya.
—¿Quién demonios es Kaguya? —bufó el peliplata.
—No importa ahora —negó y lo miró, acomodándose las gafas—. Hackeé la computadora de mi tío Itachi para averiguar lo que sucedía pero no tienen mucho avance con respecto al tema. Pero sé que Kaguya tiene conexión a Akatsuki por parte de Danzo Shimura, y adivina qué.
—¿Hackeaste a tu tío? —balbuceó—. ¿Qué no era más fácil simplemente preguntarle? Y qué.
—Lo visitó en la cárcel hace un par de noches —dijo ella, ignorando lo que había dicho anteriormente.
—No jodas.
—Y él le pasó unos papeles —agregó.
—¿Cómo sabes eso?
—También hackeé las cámaras de la cárcel —agregó y volvió su vista hacia la computadora, mientras golpeaba su labio con el lápiz—. Creo que hay algo que nos estamos perdiendo.
—Pues lo que me sorprende es que hayas hackeado a tu tío y a una cárcel de alto riesgo confabulada con el FBI y no haya nadie aquí intentando detenernos —dijo. Enseguida tocaron la puerta—. Oh por dios.
Sarada rodó los ojos y fue a abrir la puerta.
—Es la pizza, idiota.
—¡Ey! Déjame pensar que algo conspirativo podría ocurrir —se quejó su esposo mientras olía el aroma de aquella deliciosa pizza con tres quesos—. En fin. ¿Qué es lo que nos estamos perdiendo?
—Hace un par de días mataron al esposo de mi tío Gin.
—¿Tienes otro tío? —arrugó la nariz.
—Es adoptado —agregó, haciendo un ademán con las manos—. Fue un Uchiha, según el ADN.
—¿Hay un Uchiha... traicionandolos?
Sarada asintió, acomodándose nuevamente las gafas. Takeshi tragó.
—Papá podría estar bebiendo como loco en estos momentos, si es que ya se enteró.
Bien, esa era una excusa buena para ahogarse en alcohol.
—¿Cómo que si ya se enteró? —hizo comillas con los dedos.
—Hackeé la computadora de Gin-sama también, por si las moscas.
—Madre mía, tengo una delincuente por esposa —gimió el peliplata.
Ella se rió.
—Baka.
.
.
.
No tengo muchos comentarios para este cap pero...
¿Vieron la imagen de Sarada? Sí, es Sarada o bueno, eso se supone. Mola muchísimo, en serio que hay algunos artistas que whoa, me encanta como lo hacen. Algún día. Ya saben que le doy los créditos a todos los de las imágenes utilizadas aquí pero pues equis de, quería decirlo de nuevo.
En fin.
¿Alguna teoría loca sobre qué está pasando? Los leo al rato.
Amnesia, fuera.
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