Capítulo 15; Shion.
Shion Otsusuki es una mujer de cabellos rubios platinados -blancos-, y ojos violetas. Nació en el seno de la familia Otsusuki, una familia realmente prestigiosa, conocida por ser la familia que inventó el arte shinobi (arte en el cual se aprende a utilizar el propio cuerpo como arma). Su padre, Akiyama Otsusuki, había creado una red shinobi alrededor de su familia entera y en la oscuridad de la yakuza.
Él era un gran hombre, serio, recto, no muy expresivo pero siempre se encargó de enseñarles y demostrarles lo que era la familia desde tiempos inmemorables para alguien como ella. Shion tenía apenas ocho años cuando su padre murió, quedando sola con su hermana mayor que en ese momento tenía veinte bajo su tutela y del socio de su padre, Danzo Shimura, el dueño de Raíz, una división de la red shinobi de la yakuza.
—Danzo-sama —Shion comenzó a interactuar con él cuando cumplió nueve años, pues su hermana ahora trabajaba para Raíz—. ¿Ha llegado ya Kaguya? —preguntó, recibiendo una negativa enseguida.
—No, está ocupada —ni siquiera la había mirado a la hora de hablar. Siempre estaba en aquel escritorio, a ella no le interesaba lo que él hacía, solo sabía que tenía dos hijos y su esposa murió misteriosamente pero nadie sabía nada de ellos. Excepto de Robert Shimura, claro.
—¿Robbie está con ella? —se atrevió a preguntar, consiguiendo que éste alzara la mirada.
—No realmente —respondió—. ¿Por qué no vas con Sai y Tomura? Deben estar entrenando.
—Es aburrido —comentó—, no me dejan entrenar porque soy mujer —hizo un puchero.
Danzo levantó la mirada.
—Tonterías —se levantó y caminó erguido hacia ella, le extendió la mano y la guió hacia la extensión de aquel sótano donde entrenaban los nietos menores de Danzo, del hijo que nadie conoció ni sabían que le había sucedido. Los dos pelinegros de piel pálida de ojos negros, sólo difereciándose por las gafas que solía usar Tomura, eran mellizos muy parecidos—. Firmes.
Ambos se detuvieron de su cansado entrenamiento y Danzo literalmente la arrojó a la mitad del cuadrilátero de pelea. Su cabello rubio le imposibilitó ver unos minutos antes de caer al suelo.
—Desde ahora entrenarán con ella —la miró fijamente y luego a ellos—. No porque sea mujer no debe entrenar y no porque sea mujer deben tenerle piedad. Los tres tienen que desarrollar las mismas habilidades, ahora... volveré al trabajo. Adiós.
Ella se encogió cuando vio a Tomura sonreír sádicamente, Sai siempre se mantenía inexpresivo. Supuso que ambos eran raros a su manera, pero Sai siempre fue mucho más débil que ellos.
Así fueron pasando los años y a los dieciséis años la cambiaron de colegio por haber incendiado el cabello de una torpe chica que se atrevió a burlarse de ella y su familia. Entró al colegio Jinchuuriki, donde conoció a Sakura Haruno, la hija del difunto Robert Shimura con otra mujer que no era su hermana. Aunque su hermana y Robert tuvieron un romance y seguían trabajando juntos, por alguna razón, ella había terminado casándose con otro hombre llamado Tenji con quien tuvo gemelos. A ella no le importaba la vida de Tenji o Robert, personalmente.
—Sakura —Shion llamó a la pelirosa mientras se escondía de la clase donde estaba la Haruno. La pelirosa de ojos verdes se giró a verle—. Danzo-sama me envió a entregarte esto —dijo, mostrándole un par de pergaminos—. Parece que va a incorporarte a Raíz para que entrenes.
Sakura solo dejó ver una sonrisa. A ella Sakura no le agradaba, a sus ojos la pelirosa era una mosquita muerta y solo interfería en sus planes, siempre, era la favorita de Danzo y Kaguya. Pero eso habría de acabar cuando ella finalmente consiguiera algo antes que la princesa Haruno.
—Por fin —Shion rodó los ojos y se despidió. Cuando salía del salón de ella chocó contra un pecho y alzó la mirada incrédula al ver nada más ni nada menos que el hermano de Itachi Uchiha. El joven de su edad estaba como quería, eso siempre. Sonrió de lado cuando este la miró.
—Disculpa, Sasuke-kun. No te había visto —hizo una pequeña reverencia y se mordió el labio al verlo—. Te lo compenso en la cafetería, si quieres. Coincidimos en el receso de las 11.
—Bien —fue lo que dijo Sasuke, aunque para ella no fue nada notar que el azabache estaba viendo a los hermanos Namikaze, Karin y Naruto—. Nos vemos ahí entonces. Ah, ¿y Shion?
Le sorprendió que, no solo conociera su nombre, sino que la llamara con tanta familiaridad. Ella ya había emprendido su camino pero se detuvo y se giró a verle expectante.
—Te ves linda con ese vestido —le dijo, antes de caminar hacia el interior de su salón. Ella sonrió, al parecer el Uchiha se moría por ella.
Lo cual, debía admitir, era un gran punto a su favor. Un paso adelante de ti, Sakura-chan.
Shion comenzó a tener misiones pequeñas, cosas como ir a algún sitio y darle una lección a jóvenes malandros que creían que la yakuza se iban con juegos y demás. Muy divertido para ella, aunque Tomura seguía siendo el favorito de Danzo, más que nada luego de que Sai decidiera abandonar Raíz para tener una vida normal de un chico de 17 años. Muy ficticia su decisión. ¿Quién querría eso?
—¿Por qué estás viendo esto? —preguntó Karin, llamando la atención de la peliblanca que pasaba casualmente por ahí, buscando a su novio.
—Es un libro que escribo junto con Sasuke-ttebayo. Me gusta revisarlo en mis tiempos libres —respondió Naruto sin mirar a su hermana, y claro sin percatarse de su presencia—. Cuando seamos grandes, se los enseñaremos a nuestros hijos para que sepan que hacíamos de jóvenes y eso.
—¿Nuestros? —Karin se burló, haciendo que Shion frunciera el ceño—. Vamos, Naru. Si Sasuke-kun será mío, no puedes simplemente pretender que no te gusta el Uchiha. A todos nos gusta, kukuku.
—Para nada, sabes que me gusta Shikamaru-ttebayo. Sasuke es un buen amigo —añadió, sonrojado. Sí, eso lo delataba lo suficiente.
Shion empuñó las manos pero entonces sonrió y decidió caminar hacia ellos.
—Pareces muy seguro de que Sasuke y tú seguirán siendo amigos toda la vida —miró a Karin—, y tú diciendo que Sasuke será tuyo. ¿No te oyes muy ridícula? Salgo con Sasuke desde hace cuatro meses, ya deberías superar que lo perdiste.
Karin y Naruto Namikaze eran como una maldita piedra en su zapato, mientras más quería hacerlos desaparecer, más se entrometían en su relación con el Uchiha. Si era cierto que había oído los rumores del porqué Sasuke Uchiha era su novio (para que no lo llamaran gay por mantener con Naruto Namikaze), ella creía fervientemente que el Uchiha realmente la amaba. Como ella a él.
De modo que cuando Naruto cumplió 14 y empezó a mostrar ciertos cambios, como cualquier doncel -no muchos, pero lo suficientes- y su rivalidad con Sasuke no hizo más que aumentar cuando éste presentó a su nueva novia, Shion, quien claro comenzó a dudar de su puesto en la vida del Uchiha. Es decir, ella gozaba como nadie cada vez que los veía discutir, aunque ciertamente le había comenzado a preocupar cuando los oyó discutir una vez a través del micrófono que le había instalado aquella tarde a Sasuke.
—Hey —La voz del demonio zorro hizo que frunciera el ceño. ¿Qué ella no le había dicho ya que no se le acercara más a Sasuke? Maldición, si era un terco—. ¡Aaagh! Estás tan insufrible —pujó.
—¡Cállate dobe! Por tu culpa me peleé otra vez con Shion —bufó Sasu con molestia. Ella sonrió desde donde estaba pues se oía desesperado su novio.
—Ja. Pues eso te pasa porque tienes una novia demasiado dramática —rodó los ojos. La realidad era que Naruto y Karin habían hecho que Shion se resbalara, diciéndole que Sasuke la vería en la enfermería, y pues sorprendiéndola cuando Sasuke preferió dejar a ambos en casa cuando Itachi los había recogido, literalmente olvidándose de la peliblanca. Ella le hizo una grande a Sasuke por haberle plantado.
Más que nada porque había sido culpa de aquel rubio demoníaco.
—¡Pues al menos tengo novia! ¿Tú qué? —Shion comenzó a preocuparse. Si las cosas iban por dónde ella creía que iba, Sasuke se daría cuenta de que el rubio era un doncel. Información que había conseguido gracias a Sai y su amigo Shikamaru, cuando oía una conversación de ellos.
—¡¿Me estás retando?! —exclamó Naruto.
Para ella no pasaba desapercibida -ni a nadie- la forma en la que Naruto hacía sentir a Sasuke, aquello le molestaba y por eso odiaba tanto a ese estúpido rubio, el azabache creía que estaba mal sentir aquello por un varón y por eso se resistía. Es por eso que ella lo había estado incitando a otras cosas, antes de que la arpía (Sakura) hiciera algún movimiento que la pusiera en desventaja.
—¡Sí! Si consigues pareja en... en una semana, dejaré que... que planees mi semana como te plazca —Shion frunció el ceño aún más, si era posible.
—¿Es una apuesta?
—Eh... sí. Y si no lo haces... ¡lavarás mi ropa por toda una semana! ¡TODA mi ropa, Naruto!
—¡¿Heeee?! —Aquello no le había gustado a Shion para nada—. ¡Ni hablar!
—¿Qué? ¿Tienes miedo, gatito asustadizo?
—¡Jaa! Mi segundo nombre es Valentía, teme —se jactó con una gran sonrisa.
Naruto tuvo entonces su primer novio a los 14, un chico llamado Daisuke -el primo de Sakura Haruno por parte de Mebuki-, que iba en su salón y se le había declarado justo la tarde en que Sasuke lo retó, como caído del cielo. Lo mejor era que Sasuke, con 16 años, nunca se lo vio venir. Naruto y Daisuke salieron un par de veces antes de formalizar su relación frente a todos, incluyendo claro a Sasuke que ya se preparaba mentalmente para ganar la apuesta pues ninguna chica había aceptado, y sí, el se había encargado de "conocer" a las chicas que quizás le gustarían al rubio. Nunca se imaginó aquello.
Sasuke había caído en su trampa también.
—Diles, no tiene caso que les escondas nada. Tú no eres nada de ellos, después de todo —Aquello sí que lo había escuchado perfectamente Shion y sonrió, Sasuke había cedido finalmente y eso era algo fantástico, porque ahora estarían juntos para toda la eternidad, como debía ser—. Vete de aquí, Naruto, puedo sólo.
—Sí —los interrumpió, mientras caminaba con tranquilidad hacia dentro del establecimiento, se cruzó de brazos—, vete de aquí, Naruto. Sasuke-kun no te necesita, porque para eso estoy yo —el ojiazul le miró con rabia—. ¿Por qué no vas a buscar a Dai-kun mejor? Oh, es cierto... Ese está con Mei —decidió mencionar la infidelidad del novio de Naruto, quizá se iría corriendo detrás de él como el zorro que era.
—¿Qué? —Naruto le miró con tristeza y ella fingió sorprenderse. Oops, le había herido.
—¿Oh, acaso no sabes que te está engañando? Pobre Naru —Shion sonrió de lado, con cinismo, pues ella misma le había presentado aquella chica al novio del rubio, como venganza por molestar tanto a Sasuke y a ella—. Ya ves, por estar pensando en lo que no te importa, has dejado ir a tu hombre a los brazos de otra chica.
—Es mentira —gruñó. Pobre, estaba en etapa de negación.
—¿Tú crees? —preguntó burlona.
—Sasuke me importa —dijo entonces. Así que no te rindes, maldito zorro—. Dijiste que estaba pensando en lo que no me importa, pero sí lo hace, Sasuke me importa. Es mi mejor amigo en el mundo y jamás voy a dejar que nadie le haga daño. ¿Me oyes, Shion? Vas a pagar por el daño que le estás haciendo a Sasuke-ttebayo.
—Por un momento... me pensé en tomar en serio tu advertencia barata —comentó ella, mientras chasqueaba la lengua—. ¿Pero... qué podría hacer un doncel de tu clase?
Le había terminado.
Sasuke Uchiha le había terminado.
Y por teléfono, que fue exactamente lo que más le dolió y le creció de ira. Aparentemente el rubio había cumplido su amenaza aquella vez porque le dijo a los Uchiha lo que estaba sucediendo con Sasuke, estos lo enviaron a un campamento de verano en el cual él le había llamado exclusivamente para terminarle, justo después de enterarse que Naruto había estado devastado por lo sucedido con Daisuke y Mei Kirishima. ¿Qué se creía ese estúpido de Sasuke? Si él ya era de su maldita propiedad.
—¿Puedes calmarte? —preguntó Kaguya, entrando en la habitación mientras tomaba té.
—¿Calmarme dices? Lo acabo de ver con ese maldito zorro en la salida del colegio. ¡Se estaban besando, Kaguya! ¡Ese zorro me quitó a Sasuke! —gritó, histérica. Estaba al borde de un colapso, pero lo valía.
Se acababa de dar cuenta que, aunque Sasuke hubiera tenido más parejas importantes como Hidan Yugakure, Ren Aizawa y Tenten Tamura, ninguno le había resultado realmente un peón díficil para deshacerse. No como lo era el rubio. Con Hidan ni siquiera había tenido que mover un dedo pues éste se había hundido solo porque amaba a Itachi (Vaya drama que era estar enamorado del hermano de tu novio y además el novio de tu mejor amigo). Y Tenten, a ésta solo bastó presentarle a Neji y ambos cayeron enamorados.
Pero Naruto no flaqueaba.
Y tuvo que admitir que todo el daño que le infringió Sakura después fue fascinante, aunque no le había gustado para nada que le había hecho daño a Sasuke también, y más utilizando a los escuadrones de Akatsuki que tanto Danzo como Kaguya le habían puesto a su disposición. Incluso Tomura la había ayudado.
—Te lo advierto, Haruno, tú hija se está sobrepasando y no responderé si me la encuentro —dijo.
—No tienes por qué preocuparte —dijo Mebuki, mientras tomaba el té junto a su hermana Kaguya. Algo que a ella, personalmente, le hastiaba mucho pues su forzada fachada de personas tranquilas le resultaban asquerosas—. Sakura ya no pertenece a la familia Haruno, querida.
Aquello le sorprendió y la miró suspicaz.
—Así que por fin la has sacado del tablero.
—Ella se embarazó, no me dijo quién es el padre pero intuyo que no es nadie importante desde que no se atreviera a hacerlo —Mebuki dio otro trago a su té rojo—, así que Hizashi y yo la hemos desheredado y ahora sabrá Kami a qué se dedica. ¿Tú cómo vas con tus estudios?
Shion sonrió.
No volvió a saber de Sakura Haruno desde entonces y aquello fue fantástico, claro. Supo entonces, cuando cumplió veinte años, que Sasuke se había casado con ese maldito doncel. Aquello había desatado su furia a un nivel casi incontroloble, y Danzo se había aprovechado de éste para enviarla a atacar a un estúpido hombre que querían muerto.
Lamentablemente no pudo matarlo.
—Sasuke Uchiha, al estrado —el abogado de la victíma entró tranquilamente al lugar. Ella se quedó absorta -como todos- en la belleza que poseía aquel abogado. Varios chiflaron y otros cuantos se quedaron callados, como ella, apreciando aquella obra de arte que le pertenecía.
Porque seguía siendo suyo, sonrió de medio lado.
—Señorita Otsusuki.
—Sasuke-sama —ella sonrió—. ¿Vas a enjuiciarme?
Sasuke había estado sorprendido, y bastante tranquilo con ella, ni siquiera se puso agresivo al ver que ella le respondía con obediencia. Creyó que eso había sido todo y había estado tan concentrada en cuanto había cambiado, que ni siquiera notó que el Uchiha había terminado el juicio. Aun cuando el caso duró tres meses...
Al final, el Uchiha había ganado y lo había hecho bien.
—Sentencia de diecisiete años para Shion Otsusuki —con el mazo, el juez concluyó el juicio.
En su contra.
—Pero miren esto, una Otsusuki en la cárcel —escuchó una voz que le hablaba desde la celda donde solía estar, a la chica la habían puesto de compañera de celda unos cuantos años después. Vio entonces como la mujer se quedaba ahí, sin hacer más que solo mirarla con una sonrisa—. Soy Kanna.
Kanna era una mujer de piel clara, delgada y de estatura media. Tenía ojos grises y cabello azul oscuro el cuál estaba atado por dos coletas. Tenía dos flecos que llegaban hasta la barbilla y enmarcaban su cara, y llevaba también un flequillo de estilo Hime. Su vestimenta consistía en un kimono gris y sandalias.
También era una niña a su parecer, y ella tenía 27 años en aquel momento. Kanna tenía alrededor de la misma edad que tenía sus sobrinos Hagoromo y Hamura, 19 años. ¿Qué hacía una joven como ella en la cárcel? Se veía tierna y linda.
—Nací aquí —dijo ella—. Mi madre era una criminal y murió en mi parto, he vivido aquí toda mi vida. ¿Sabe, señorita Otsusuki? Yo he oído hablar de ustedes —agregó ella, mirándole con poca sutileza. Había respondido su pregunta, y le había dicho entonces todo lo que necesitaba saber de ahora en adelante.
La cárcel era un maldito infierno.
Años más tarde, esa mujer que veía ahí, aquella que nació en la oscuridad de aquel lugar y solo con la familia Otsusuki de su lado consiguió salir de ahí, se convertiría en la esposa de Hagoromo Otsusuki y en la madre de sus hijos, Ashura e Indra Otsusuki. Su sobrino jamás podría agradecerle más a ella por haber estado en la cárcel.
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Shion Otsusuki tiene una sola meta en la vida, destruir a Sasuke Uchiha como él la destruyó a ella. Y en esta misión no habrá nada que se interponga, ni siquiera el gran amor que aún le tiene.
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Shion Otsusuki era una mujer malvada, de esas personas que en definitiva tú no quieres toparte jamás con ella, siempre ha sido así o al menos de eso cree estar seguro Sasuke Uchiha. No era para él ningún secreto que su primera novia, aquella que le hizo tanto daño y casi logró enloquecerlo, llevarlo al lado oscuro de la barrera -muy parecido a hacer un pacto con el diablo era estar con ella-, lo buscaría años después de que la estúpida condena se cumpliera. Claro que él esperaba entonces que se tomara su tiempo, pero vaya que no se había tardado un poco.
Lo cierto era que cuando se había reencontrado con ella, había sido en el estrado cuando la enjuiciaron y él, tuvo que defender a la victima de su violento ataque, cerrando el caso a su favor, aun siendo su primer caso. Aquel caso había durado tres meses largos, mientras él todavía era nada más que un principiante de universidad, y era la razón por la que era un gran abogado.
—Shion...
La peliblanca de ojos violeta sonrió entonces, era fascinante aquella linda expresión de culpa y sorpresa que podía ver en el rostro de Sasuke Uchiha, justo en su reencuentro, diecisiete años después de que le llevara a la cárcel él mismo. Lo observó en silencio un rato.
—Sasuke-kun, qué alegría verte de nuevo —la voz suave y dulce de aquella mujer era meramente tétrica, pues aunque pudiera ser considerada como una voz angelical, viniendo de una mujer que fue encerrada en prisión veinte años atrás -¿eran veinte? se preguntaba Sasuke-, no era muy alentadora que digamos.
—Lo mismo digo —respondió el azabache con toda la seriedad que había conseguido en todos esos años de trabajo, pues ahí justo ese día frente a él, se paraba la persona que había hecho que él fuera un aclamado abogado. Luego desvió sus ojos a la hermana mayor de ésta—. Kaguya.
La nombrada solo sonrió. A Shion le molestó que le prestara más atención a su hermana, y más que nada, que le recordara todavía, luego de tanto tiempo sin verla. Cuando solo la había visto una vez en toda su vida.
—¿Qué los trae por aquí?
—Este es un vecindario muy pobre —Shion alzó una ceja cuando notó la mujer de ojos aguamarina que había salido con Sasuke a recibirlas, y de donde les habían dicho que estaría en aquel momento—, ¿por qué estás aquí, Sasuke?
Temari sintió el brazo de Sasuke posarse sobre el suyo, en un intento de que no fuera a golpear a la peliblanca, y le miró con aquellos ojos aguamarina. Pese a la mirada fulminante de Temari, Sasuke no apartó el brazo y miró de nuevo a Shion.
—Esta no es mi casa, es de Shikamaru —comentó, mirando a las dos peliblancas con suspicacia, cosa que hizo que Shion volviera a ver a la mujer rubia—. Deberían saber que vivo en un departamento a la orilla de Tokio y solo estoy de visita aquí, pero parece que su informante está muy mal.
Shion miró a su hermana con molestia cuando ésta dio un paso adelante.
—Eres un muchachito muy insolente —dijo su hermana, mirando a Sasuke, y entonces sonrió—. Así que ustedes fueron quienes mandaron a mi hermosa hermana y tía a la cárcel, desmantelaron Akatsuki y mataron a Hannya —la mujer les miró con una sonrisa.
Shion se volteó a ver y se tensó.
¿Qué hacía él ahí? Entonces era cierto que ese maldito zorro seguía con Sasuke.
—¿Qué es lo que quieren? —preguntó Naruto, mirando a ambas peliblancas. Sasuke lo miró enojado—. ¿Creíste que me escondería-ttebayo?
Sasuke volteó la mirada a las mujeres, cruzándose de brazos. Sacudió la cabeza.
—Así que todavía están juntos —profirió Shion con molestia, al ver a aquel rubio que le había robado su más preciada posesión y ni siquiera se atrevía a mirarla, como si ella no existiera, como si solo existiera Sasuke. Naruto en cambio la observó con burla y una sonrisa.
—¿Te asombra acaso? —preguntó, alzando una ceja.
—Cuidado con lo que dices, rubio —advirtió furiosa, mientras se acercaba a ella. En serio tenía bastante ira contra ese estúpido zorro—. Podría cortarte la garganta solo con un alambre.
—No haremos nada por lo pronto —dijo Kaguya, retandola con la mirada, haciendo que se recordara que apenas había salido de la cárcel dos horas antes—. Sólo queríamos saludar a la feliz pareja —sonrió de lado, mientras posaba la vista en Sasuke—. Y en especial a ti, Sasuke.
Dicho esto se dieron vuelta, luego de que Shion le lanzara un beso al azabache, y desaparecieron de la misma forma en la que habían aparecido. Aunque Shion, claro, no había parado de refunfuñar.
La peliblanca mayor caminó hasta Shion con una bandeja de comida que dejó reposar a un lado de la cama de su hermana menor, la cual no había visto libre desde hacía al menos unos veinte años. La menor sonrió ante las atenciones de su hermana y le agradeció mientras comenzaba a comer.
—Piensas mucho —comentó Shion, antes de pasar la comida con un poco de jugo. Kaguya que se había mantenido en silencio mirando hacia un punto x en la pared, se volteó a verla.
La de ojos perla arqueó una ceja.
—¿Tú no?
Shion se encogió de hombros mientras llevaba otro bocado a su boca. Ella no tenía por qué preocuparse, sabía de sobra como llevar a cabo su plan.
—En la cárcel tenía mucho tiempo para hacer eso —miró al techo entonces, y sonrió de medio lado, volviendo sus ojos a la peliblanca mayor—. No vas a detenerme si es eso lo que buscas, hermana.
—Sé que no —afirmó Kaguya viendo directamente a los ojos violetas de la menor. Kaguya era bastante seria cuando se trataba de su familia, la poca que le quedaba todavía en realidad—. Es por eso que te ayudaré.
Shion sonrió gustosa.
—Pues que empiece la diversión.
Ahora se mantenía en silencio mientras veía todo desde aquel helicóptero. Recordar toda su vida era quizá lo más ridiculo que había podido escoger su cerebro a la hora de dormir, claro, era algo muy común para ella desde su estadía en la cárcel.
Cuando llegó a Hokkaido se decidió a hacer una pequeña parada antes en la casa de cierta personita. Claro que mientras esperaba por la comida, se aburría. Su mirada aburrida se dirigió entonces al internet, donde hablaban de Sasuke para variar en sus búsquedas de Google. Nada interesante.
Sasuke Uchiha es el casado más codiciado del país.
Sasuke Uchiha es el mejor abogado de la gaceta de Los Ángeles.
Sasuke Uchiha combate el crimen con la pluma y el papel.
Sasuke Uchiha gana juicio en nombre del akatsuki, Kisame.
Sasuke Uchiha honra la muerte de Hidan Yugakure, su ex novio de la preparatoria.
Sasuke Uchiha, preocupado por la desaparición de Uchiha Obito.
Nada nuevo, siempre era lo mismo, las noticias sobre él eran demasiado monótonas y aburridas. Por eso clickeó entonces la página de Imágenes, y se mordió el labio viendo sus fotos.
Claramente se mostró molesta al ver aquella fotografía donde aparecía Naruto y sus hijos mayores, así que decidió apagar nuevamente el celular. Sus ojos se posaron entonces en Natsu Hyuuga, quien le acompañaba para cenar, junto con Amaru. Y suspiró.
—¿Puedes pasarme la sal? —dijo, apenas le entregaron su plato para empezar a comer.
—¿Ya terminaste de sabrosearte al Uchiha? —preguntó ella con burla.
—Cállate. Recuerda que hay muchos alambres aquí —chasqueó la lengua molesta.
Amaru la miró.
—¿Alambres?
—Nada, cariño —enseguida le sonrió a la niña de cabellos rojos—. ¿Por qué se está tardando tanto? Creí que había venido contigo.
—Sí, debe estar arriba. Descuida, ha estado algo estresada por lo sucedido —dijo—. ¿Cómo te fue en tu viaje? No sabía que habías vuelto, hasta que te vi parada sobre la puerta de la casa.
—La idea era tardarme más, pero convencí a estas personas de unirse —aseguró con una sonrisa de lado. Quizá, claro, no hubiera conseguido hacerlo sin la ayuda de Ren Aizawa, pero como buenos ex enemigos, era un gran aliado.
—¿Unirse? —volvió a decir Amaru.
—Nada, cariño, al trabajo.
—A nadie le gusta trabajar —la pequeña pelirroja bufó y se cruzó de brazos—. ¿Puedo ver tv?
Shion asintió y Natsu se encogió de hombros, lo que era un sí que la niña no desaprovechó.
Ella rió.
Definitivamente ya empezó el juego.
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Seguro creen que me obsesioné con estos edits que he estado haciendo, pero es que es la verdad, sí me emocioné mucho xd.
En fin, ya empezó el juego.
¿O no?
Amnesia fuera.
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