Capítulo 21
Mis pulsos laten tan rápido que puedo escucharlos en mi oído, pero no lo miro. No puedo mirarlo después de lo que ha estado ocultando.
— ¡No debiste entrar!
Su agarre se aprieta y mis nervios se disparan. Su voz chocando con mi mejilla me hace dar un salto en mi lugar. Ni si quiera pude escuchar cuando llego. Su presión no me hace daño, pero es suficiente para saber que él está cabreado por lo que hice. Tengo miedo, pero no es paralizante. El miedo que siento es por él. Por su bienestar.
— ¿¡Es lo que me ocultabas!? ¿¡La amenaza de tu muerte!? — Sollozo moviendo los documentos en mano.
— No debiste.....
— ¡Eres un empresario, Harry! ¿No ves que tú vida está en juego? — Me suelta, gira para otra parte y camina de lado a otro. Está preocupado y no ayudo en nada.
— ¡Lo sé! — Se desespera. Hunde la cara entre sus manos antes de pasarlas por su alborotado cabello. Se inclina y aprieta las manos en la cabecera de los dos muebles — ¿Tú crees que me gusta ver el reloj todo los días? — Cuestiona dolido. — Sé que mi vida está en peligro, perfectamente. Pero no fui yo quien cerró el trato. — Afirma, y todo mi enojo se convierte en duda.
— ¿Qué? — Dejo los papeles en el escritorio para acercarme a su lado.
— Sí tenía planeado cerrar trato. Es una de las empresas de producción de coches más grande de Rusia y la más reconocida. Cuando me enteré de la posición dentro de la empresa, me quedé con 5 de los socios y sus clientes más potenciales. A pesar de eso, no era suficiente. Mi barco se hundía. Unos abogados de Nikolay ofrecieron a sus socios y a sus compradores. Bajo ese término, mi empresa volvería a flote. Al leer el contrato bien, decía que a firmarlo, pasaría todo a su nombre. No iba a permitir que mi nave por la que he trabajado sea apoderada de un desconocido. Prácticamente pueden venderla en partes. La iban a desaparecer del mapa. Sí, ganaría millones, no quito eso. Pero no me importa lo que vaya a mi bolsillo. A mí sí me preocupa mi gente. Todos se quedarían sin trabajo — Dice. Su voz suena rasposa y ronca. Un agujero se instala en mi estómago en ese momento.
— Cuando llegué a la oficina dos semanas después, los papeles se enviaron devuelta. Me falsificaron la firma — Continua — Hice una junta y exigí una explicación. Nadie me dio una. Llamé a Nikolay y le comenté el problema. Entendió hasta ese momento. Después de 3 días, me devolvió la llamada y me amenazó. Dijo que no tenía el derecho de salirme con la mía. Tampoco iba a permitir que huya con la parte que le pertenece. Había otro documento en donde yo compraba autos. Las ganancias se repartirían 50/50. Se presentaba los nuevos estereotipos de cada empresa y así subir las ventas. Me ofreció ayuda — Suspira cansado — No sé dónde carajos están esos carros. Por una parte estoy aliviado, la empresa no está en su poder, pero yo sí. Ese es el documento que paró en sus manos. Si no elegía la primera opción, la fusión, elegía la segunda, la comprar y venta de sus autos. Ahora su empresa está en problemas y me echa la culpa. — Explica un poco más calmado.
— Déjame entender algo. Si tú desapareces ¿Él se adueñara de todo?
— La venderá. Es el único que ha estado en pelea con mi padre por la empresa. Así que sí.
— ¿Y si le pides ayuda a tu papá? — Digo esperanzada.
— No tiene esa cantidad de dinero. Tampoco se va a meter en un lio que no incluye su empresa.
— ¡Pero eres su hijo!
— ¡Puedo ser el mismísimo papa y ni así lo hará!.
Mis ojos se cierran con fuerza. ¿Cómo se puede llamar padre si no vela por el bienestar de su hijo? Siento su mirada fija en mí, pero no me atrevo a verlo. Caeré en pedazos. El dolor dentro de mi pecho es insoportable. El nudo en mi garganta es intenso que no sé cuánto más voy a soportar mantener las lágrimas a raya.
— ¿Entonces alguien te quiere muerto? — Susurro. Asiente agotado — ¿Y no sabes quién pudo ser? — Niega sentándose en la silla.
— Ahora no pienso en quién, sino el por qué. — Mira al techo con sus ojos perdidos. Por alguna razón siento que acepta su fin.
— ¿Y cuantos es lo que debes? — Aprieto mi mano al pecho.
Me preparo mentalmente para escuchar la cantidad. Es lamentable cuan bajo hemos caído como humanidad para hacer daño a las persona sin tener un motivo. Quisiera que por una vez me ayude el cielo. No quiero verlo morir, no cuando él tiene cosas por vivir. Es buena persona. No se lo merece.
«Por favor Dios mío, ante ti estoy dispuesta a todo. Sólo ayúdalo. No importa si tengo que dar mi vida por él, estoy dispuesta hacerlo. Siempre estaré dispuesta a poner lo más valioso que tengo para salvar a los que amo. Salva a Harry de su destino y has que pague la persona que le hizo esto. Te lo ruego.»
— 500 millones — Se sincera — No tengo esa cantidad, a penas lo que he reunido son 120 millones — La tortura en su voz me quiebra.
«¡Mierda¡ ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!»
No él mi Dios. No él por favor.
— Ven acá.... — Me envuelve con sus brazos y me atrae hacia él. — Nada me pasará — Me da un beso en el pelo. Sollozo en su pecho, abrumada. Escucho su corazón latir y su piel caliente me ahorca que estallo con fuerza al imaginarlo sin vida — Ya encontraré la forma de salir de esto. — Hace que lo mire. Me sonríe tan sincero que acomoda mi mejilla en su mano. Me brinda su calor. Seca las lágrimas y besa mi frente. — Hay que ir a la mesa. Llegué a tiempo para almorzar juntos.
Sonríe saliendo del cuarto. Y a pesar de estar mal, él aún le ve gracia a la vida. Me hace admirarlo, él tiene esa fuerza que yo estoy dejando ir.
«No lo dejes.»
De mi lado de la mesa, está en silencio. Mientras juego con mi comida me dedico a observar a Harry hablar con Nana sobre su día. Ella le presta atención dando también sus puntos de vista. Sí cualquier persona estuviera aquí, diría que todo está normal. Es muy triste que a pesar de las risas que uno se lleva no es igual cuando sabes la verdad. Sólo puedo argumentar mi felicidad cuando no es así.
Dejo el último plato en la repisa, me seco las manos con la toalla antes de salir por la puerta principal. Me decepciona un poco no poder hacer nada con respeto a Harry. Verlo en su oficina sentado hablar por celular no sirve de mucho estando yo ahí. Con mi estado, nada sirve. Iré al hospital, debo verme después de lo que sucedió.
Salgo de la casa sin decir una palabra, Harry hace y tiene mucho. Un descanso a solas no le vendría mal. De ley necesito un respiro también, pensar con claridad. No obstante al notar a las personas alegres, besos e hijos mi equilibrio se desvanece. Agotada, guardo mis manos en la chaqueta, retomando el camino a mi sufrimiento. Antes, el cuerpo de un niño choca con mi pierna causando su caída. Lo levanto y él me agradece para luego correr con su grupo de amigos los cuales me hacen de la mano. La mente es la herramienta más poderosa del ser humano. Siendo niños es aún más.
No puedo discernir el poder del cerebro. Lo único que sé es que existe y está cuando sabes que es lo que deseas exactamente. Es muy fuerte, en momentos nos esclaviza y nos sumerge a la miseria. Pero a veces es como si te traslada, su poder es grande que en ocasiones nos olvidamos en cómo utilizarlo. Y es que sólo hay una veracidad, la mente es nuestro mayor poder y nuestro mayor enemigo. Un día sabes que es la que quieres y al otro desaparece, y en ocasiones es la mente misma la que te traiciona. En nuestro subconsciente planteamos con alimentos lo que nosotros llegamos a entender a una edad definida. ¿Pero algún día lo que tanto anhelamos, soñamos, queremos se convertirá en una realidad? ¿Él sabrá lo que deseamos en nuestro profundo corazón? Ya no estoy dispuesta a saberlo, peor a averiguar. Lo que me queda nomas es reconocer lo poco que me queda de vida.
En el pasillo las enfermeras corren buscando a los doctores por una emergencia en pediatría. Sin entender lo que ocurría, yo ya me encontraba aquí. Me detengo por un momento al ver a un niño de 5 a 6 años más o menos parado frente de una puerta. Lleva una camisa roja y un jean negro. Se lo ve triste y sucio. Me pregunto si se habrá perdido. Con éste lío me imagino que se separó de sus padres y trata de encontrarlos. Caminé hasta él deteniéndome a sus espaldas. Mis ojos viajan hasta el interior del cuarto. Ahí, se encuentra la triste escena. Los doctores a un lado colocando las sábanas encima y los padres llorando por su partida.
Cuando mis dedos rozan al niño, siento un extraño y fuerte escalofrió por todo el cuerpo. Retiro la mano deprisa, incomoda. Al parecer el frio pasillo ha ocasionada la electricidad estática. Parpado retrocediendo. Mi corazón ha saltado de la emoción. Él con los ojos llenos de lágrimas, se estampa en me pierna cuando me ve. Algo anda mal. No sé qué es pero lo sé. No es normal que tenga un sentimiento muy cercan e íntimo.
— ¡Rayos!
De repente, una luz muy luminosa apareció. Tan fuerte que por medio de ésta, un viento cálido sale. Me cubro la cara y veo sobre mi brazo el pasillo que se forma. Seguidamente, ya me encuentro caminando. Pude ver y sentir que estaba acompañada de seres de luz, las mismas que veo en el pasillo. Pronto cada una toma un aspecto reconocible, como mi abuela y mi abuelo. Mi abuela me sonríe. Me estira la mano en espera que la tome. No podía escucharla, pero con su mirada me habla "Estoy lista". A escasos metros, un túnel de luz resplandeciente en posición horizontal se veía. Largo sin tropiezos, deslumbrante.
«¿Será que podré descansar? »
Casi a la entrada de la gran luz siento el suave tacto con algo energético que sólo se percibía armonía intensa. Una mano se abre y la entrelaza con la mía, formando la figura de un hombre que al trata de visualizarlo mejor, se desvanece en la forma de un niño. El niño de hace un momento me sostiene. Y cuando vuelvo la cabeza, todo había vuelto a la normalidad. Se había ido.
«¿Qué? ¿Despareció así nomás?»
— ¡No!.....vuelvan.....por favor
¡Maldita sea la.......!
— No te han dicho que....
Se fue. Giro a todas partes y no lo veo por ningún lado. ¿Pero qué?...... ¿Quién habrá sido? ¿Por qué desapareció el túnel?
Camino hacia el cuarto con la mirada fija al pasillo. Mis pensamientos se han quedado en blanco por el suceso de unos minutos. ¿Qué ocurrió allá?
La recuperación como ya lo imaginaba no está haciendo mucho efecto. Las medicina que tenía antes, se duplicaron ahora. La puerta se abre dejando ver a mamá con un ramo nuevo de flores. Las deja en su lugar y las arregla antes de sentarse y acariciar mi rostro.
Horas antes había lloviznado, y el olor a tierra húmeda entra al cuarto haciendo que estornude. Mi madre al ver las hojas de su libreta cambiarse de página, se coloca firme, como si hubiera visto un fantasma. Mira el cardenillo y luego a la silla donde estoy.
Pasan largos minutos. Niega la cabeza y vuelve a su posición de antes. Saca algo de su bolsillo y lo coloca en mi dedo. Esa mis cosa aparece en mi mano.
— ¿Un anillo? — La nostalgia brilla en mis ojos.
¡Es mi anillo de la suerte!
— Pensé que te perdiste amiguito.
Acaricio mi mano con delicadeza. Cuando cumplí los 7 años, mamá me trajo una caja envuelta en funda de flores. Las rosas por alguna razón me encantan más que nunca. Me lo regaló en recuerdo a los que en su momento estuvieron con nosotros. Nunca me lo quito desde entonces.
«Cómo te extraño mamita. Te extraño demasiado.»
Lloro en mi puesto. Me siento débil y estúpida entre todo esta porquería. La observo para recordar su sonrisa y su amor. No pudo darme lo mejor. Pero el amor, la compañía, sus desvelos cuando se trataba de mí. Sus consejos, sus regalos, su amistad, la compresión, la risa, la tristeza, y el dolor son suficientes pruebas de que eso vale más que cualquier dinero. El amor que me tenía no lo aproveché cuando debí hacerlo y ahora me arrepiento. Necesito tenerla entre mis brazos otra vez, decirle que fui estúpida por haberme enojado con ella. Decirle cuanto la amo, cuanto extraño que me rete. O que me llame "mi princesita". Necesito que ella perdone mis errores, mis berrinches, mis arrebatos. Quiero decirle cuanto deseo que esté a mi lado en los peores momentos, en los malos y los ridículos. Me arrepiento por todo el coraje que le hice dar cuando estaba en casa. Hacerla llorar cuando me enfrentaba a Frank y ella me detenía. El dolor es profundo que cala en lo más hondo de mi pecho.
— Te necesita mami.......
De pronto, la silla se estrella contra el suelo helado. Mi cuerpo reacciona ante el agudo sonido que me encuentro con la espalda pegada a la silla. Levanto la mirada y la veo sonreír. No puedo creerlo....¡Ese gesto lo causa una lágrima mía!
«¿Aún sigo conectada a mi cuerpo? »
— ¿¡Estás conmigo mi princesa!? ¡Dale un apretón a mami si me escuchas!
Con mucho esfuerzo logro mover mis dedos.
«¡AÚN SIGO AQUÍ!»
Corre al pasillo buscando desesperada a mi doctor de cabecera. Grita tan fuerte su nombre que todo aquel que pasa se apega a la pared asustado. Cuando loe encuentra firmando unos papeles en recepción, lo toma del brazo sin previo aviso y arrastra hasta mi cuerpo.
— ¿Es posible?....
Me pongo de pie y compruebo la lágrima. No soy capaz de formular una oración coherente. ¿Cómo sucedió esto? La puerta se abre de golpe y mamá entra agitada con el doctor colgando de su brazo. Claramente su expresión lleva por nombre de aterrorizado. No lo dudo puesto a que es mamá y sé cómo es ella. Es alto y de contextura física bastante firme para estar pisando los 50. En cuanto me revisa e intenta hacer lo mismo, se desilusiona. Mamá en una esquina lo ve levantarse y él la toma del brazo procurando aligerar la situación.
— Sé que espera una buena noticia después de tantos meses aquí. Lamentablemente no puedo dar falsas esperanza — Mamá empieza a Llorar. — No prometo nada. Haremos los exámenes necesarios para analizar su estado. Lo más probable es que sea su subconsciente trabajando, también es motivo de revisión inmediata por lo que su cerebro está reaccionando. Si es así, la esperanza mínima, hay. — Asiente para luego irse.
— Madre e hija por siempre mi princesa, por siempre — Me abraza. Juro a los cielos que su calor, su perfume, su amor de madre corrió por todo mi cuerpo. Su energía conectó conmigo.
— ¡Te amo mamá!
Mi corazón aletea con su tacto y se salta ante la expectativa de volver a casa con ella. Una sonrisa tensa se dibuja en mis labios. Voy a salir de esto. Voy a regresar a donde pertenezco. No es tarde. No, no renunciaré ahora que estoy cerca de llegar a la superficie. Mis fuerzas aún no se acaban. Voy a volver y a recuperar lo perdido. Volveré para estar cerca de Harry.
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El dolor de una madre es inexplicable y tan brutal que no tiene comparación. ¿Creen que Elena va a despertar?
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