NAOMI

Hubo un breve momento de silencio en el que Naomi percibió que varias personas en la habitación se sentían nerviosas o confundidas, pero ella no era de una de esas personas.

Ya había escuchado varias historias sobre los extraños tratos que la Bibliotecaria de Almas ofrecía a cambio de deseos, y Naomi estaba completamente dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de conseguir el suyo.

-Tal vez me dejé llevar un poco por la ira -dijo la bibliotecaria, recobrando la calma y la actitud alegre que había mostrado antes.

Naomi dejó de sentir ese abrumador rencor que la había invadido desde el momento en que la bibliotecaria les mostró las ilusiones de las tres personas que debían encontrar.

-¿Cómo se puede arrebatar el poder a un dios? -preguntó el chico rubio que cargaba un arco-. ¿Por qué se atreverían a hacer algo así?

-Ambición, corrupción, venganza, ira, codicia, o por el simple deseo de crear caos en el mundo. Lo cierto es que puede haber muchas razones para cometer actos infames, querido -respondió la bibliotecaria, demostrando que no tenía ánimo de indagar en la psicología de sus traidores-. No es importante que ustedes descifren los motivos que orillaron a estos tres individuos a optar por robar el poder de los dioses, pero lo que sí importa es que sepan como lo hicieron.

>>Cómo ya expliqué con anterioridad, existen ciertos límites y reglas que debo obedecer, por lo que mi objetivo era buscar a un equipo lo suficientemente capaz de abrir una entrada a los dioses ignorados hacia este mundo. Aled Bayne, Cristyn Edris y Osric Loughty eran los candidatos más aptos que pude encontrar para realizar esta tarea. Al igual que Avalon, ellos aceptaron convertirse en recipientes que albergarían el poder de los dioses. Debían encontrar una forma de abrir el camino a Fenrai para los dioses, pero en algún momento durante su misión fueron corrompidos y descubrieron una forma de conservar el poder sin que los consumiera. Después de traicionarme a mí y a los dioses, simplemente se esfumaron a un lugar desconocido y fuera de mi alcance. Permanecieron dos años ocultos, sin embargo, mis informantes me han comunicado que se les ha visto recientemente en varias locaciones de Fenrai. Por ahora me es desconocido lo que planean, pero debe haber un buen motivo para que se atrevan a salir de su escondite cuando saben perfectamente que nunca he dejado de buscarlos.

Naomi sintió el escepticismo y la duda de los otros cuatro jóvenes en la habitación. Resultaba difícil creer que tres simples humanos fueran capaces de robar y conservar el poder de un dios, pero la bibliotecaria afirmaba que aquello era verdad, y Naomi sabía más que nadie que su anfitriona hablaba con total sinceridad.

Sabiendo que nadie más se atrevería a hacer la pregunta obvia, Naomi tomó la iniciativa.

-Disculpe que la cuestione, pero necesito que me responda -habló Naomi, en tono suave- ¿Cómo se supone que nosotros cinco atraparemos a tres individuos que poseen los poderes de los mismísimos dioses? No quiero desprestigiar a nadie, pero por muy hábiles que nosotros podamos ser, no creo que seamos rivales para enfrentar a fuerzas divinas.

-No tienes nada de que preocuparte, ya he pensado en eso -respondió la bibliotecaria, y con ayuda de sus misteriosos poderes, hizo que un pergamino enrollado volara desde un escritorio lejano hasta llegar a sus manos.

La mujer lo desenrolló sobre la mesa para que todos pudieran ver con claridad su contenido. Naomi se decepcionó que se trataba de un simple mapa de Fenrai, no obstante, poco después se percató de que había tres locaciones señaladas.

-Tengan por seguro que los dioses jamás los enviarían a combatir tal peligro sin antes brindarles un poco de ayuda -explicó la bibliotecaria-. Meses atrás, cuando se me informó que los traidores habían salido de su escondite, los dioses enviaron a este mundo tres reliquias que pueden hacerle frente a sus poderes. En Fenrai existen ciertas locaciones naturales en las que la influencia de los seres divinos en el plano físico es más fuerte; es en estos lugares donde deben encontrar las reliquias.

-¿Y qué son estas reliquias? -preguntó la chica de cabello largo y rizado.

-Un cinturón de rubíes, un medallón de zafiro y un anillo de esmeralda -contestó la dueña del faro al mismo tiempo que tres ilusiones de las reliquias se materializaban en el aire.

Naomi pensó que cada una se veía muy lujosa y seguramente las tres debían tener un valor incalculable.

-Es bastante simple, si consiguen las tres reliquias, tendrán una oportunidad de recuperar los poderes de los dioses. Yo les recomendaría que iniciaran aquí -la mujer señaló a un lugar en el mapa en donde coincidían tres territorios alarienses: Vintos, Severia y Zunn-. Es la ubicación más cercana a nosotros y conozco a varias personas en Vintos que con gusto nos ayudarían.

-Usted parece estar muy confiada en que nosotros tendremos éxito -dijo Naomi, con un tono suspicaz-. ¿Por qué tiene la seguridad de que no fracasaremos? ¿O que nosotros también terminaremos por traicionarla?

La bibliotecaria esbozó una sonrisa y se tomó un momento para responder.

-Existen muchos motivos por los que decidí escogerlos a ustedes cinco entre tantos candidatos. No quiero que se alarmen, pero tengo que confesar que conozco a cada uno de ustedes extremadamente bien. Conozco sus historias y lo que sus corazones más anhelan en todo el mundo. Cada uno de ustedes tiene una buena razón para hacer un trato conmigo sin importar los términos, incluso, estoy segura de que algunos no tienen ningún problema en arriesgar sus vidas con tal de conseguir lo que quieren.

Naomi creyó que la mujer se dirigía exclusivamente a ella, sin embargo, al mirar los rostros de los otros jóvenes, se dio cuenta de que tal vez todos pensaban lo mismo.

-Además, esta vez tengo el buen presentimiento de que ninguno de ustedes se atreverá a traicionarme -añadió la mujer, cerrando el libro negro y tomando con su mano derecha el pequeño libro azul que tenía la ilustración de un cocodrilo en la portada y el nombre Malvar Beroc como título-. Hace aproximadamente un año, le encargué a un hombre llamado Malvar Beroc la misión de conseguir una planta rara que solo crece en las tierras de Daza. A cambio de su ayuda, Malvar me pidió que le diera un barco que pudiera resistir hasta la mas terrible tormenta, sin embargo, Malvar se llevó el barco y no cumplió su palabra. Tuve que cobrar unos cuantos favores a gente que lo capturó y lo trajo ante mí.

La bibliotecaria la pasó el libro a Naomi. Extrañada, la chica lo abrió en una página al azar y se topó con algo horroroso. En todo el libro había ilustraciones de un hombre maduro y robusto que tenía un cocodrilo tatuado en el brazo. Estas ilustraciones se movían en las páginas como si se estuvieran vivas, y casi al final del libro, había un terrorífico retrato del hombre siendo devorado por un grupo de cocodrilos. Debajo de la imagen estaba escrita la frase:

"Malvar Beroc, quien siempre afirmó que sería capaz de vencer a un cocodrilo en una pelea, ahora tiene la oportunidad de demostrárselo al mundo entero".

Asustada, Naomi volteó a ver a la bibliotecaria, quien seguía con la misma sonrisa tranquila en su rostro.

-No me hago llamar la Bibliotecaria de Almas solo por vanidad -dijo la mujer, mirando a Naomi-. Yo nos los obligaré a nada y podrán desistir de la misión en cualquier momento que quieran, ya encontraré a otras personas que tomen sus lugares. Sin embargo, deben tomar en cuenta que todo trato conllevaba un riesgo y yo soy quién pone las condiciones.

La mujer se levantó de la silla de plata, en esta ocasión sus pies si tocaron el suelo, y extendió una mano hacia Naomi.

-¿Tenemos un trato? -Dijo ella.

A pesar de todo lo malo y todo el peligro que podía ocurrir, y aunque había comenzado a sentir un poco de temor, Naomi estaba desesperada por conseguir su deseo y no existía nada en todo Fenrai que pudiera hacerla cambiar de parecer.

Decidida, Naomi se levantó del cómodo sillón y estrechó la mano de la única mujer que podía darle lo que más anhelaba.  

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