Final alternativo

Narra Andrew.

Quizás este tomando la opción incorrecta al huir, aún recuerdo ver a Samara dormida en casa del árbol, se veía hermosa, en paz, tranquila, me duele saber que le haré daño, pero quiero pensar que es menos que el dolor de decirle la verdad.

Camino hacía la estación de buses, dudando en cada paso, mi maleta mano, me acerco a la mujer que da los boletos, me sonríe apenas me ve, simplemente le pido un boleta hacía mi destino y la ignoro, pago y me alejo hacía una de las bancas.

Un mensaje de la madre de mi hijo me llega, lo leo, dice que espera que llegue pronto, necesita que volvamos a nuestra rutina, porque sus padres saldrán de viaje y no podrá cuidar a nuestro hijo sola, suspiro, ¿si yo puedo hacerlo? Incluso cuando tengo trabajo y universidad. ¿Cómo ella no podría?

—Atención, ruta central con destino...—Escucho que dicen, me levanto de la banca y camino hacía el autobús.

Hago la fila correspondiente, cuando ya estoy en el principio de la fila, subo un escalón, me detengo, noto que el chófer me mira mal, no lo escucho cuando me dice algo, miro atrás de mi, trato de recordarme que estoy haciendo lo correcto, pero la recuerdo, los momentos, los besos, las caricias, me devuelvo sobre mis propios pasos, no puedo dejarla sin decirle el porqué, ella merece saberlo.


Corro fuera de la estación como si mi vida dependiera de ello, me subo en el primer taxi que para y le doy la dirección de la casa de Samara, seguramente debe estar allí, el camino es largo, muevo mi pie sobre el suelo del taxi nervioso, estoy cometiendo una locura, pero quiero pensar que no me equivoco, que Samara me entenderá, merece saber que la amo y que no me voy porque ella sea una aventura o algo estúpido, es importante.


Me bajo del taxi, dejo mi maleta sobre la acera y me en camino hacía la entrada de su casa, la puerta está cerrada, mientras camino escucho un auto estacionarse frente a la casa, me giro, es un taxi, de el están bajando Samara y mi hermano, suspiro, esto será difícil.

—¿Qué diablos haces aquí?—Mi hermano es el primero en hablarme, noto el estado de Samara, se ve rota, deprimida, me siento culpable.

—Solo déjame hablar con ella, necesito decirle...—Me interrumpe furioso mientras se acerca. 

—Claro, para que la hagas sentir más mal y luego te largues.—dice, golpea mi pecho, bajo mis manos a mis costados tratando de controlandome, me recuerdo que es mi hermano menor y que mi madre se molestaría demasiado conmigo si lo golpeo.

—Jacob, tranquilo.—le dice Sam, coloca una mano en su hombre alejándolo de mi.—Hablaré con él, entra a casa.

—Pero...—Él mira a Samara, quita su mano de su hombro y asiente.—Está bien, si necesitas que lo saque a patadas solo grita mi nombre.

Espero a que Jacob entre a la casa para hablar, no quiero que escuche más nada de lo que quiero decirle a la chica que tengo frente a mi.

—¿No crees que es suficiente con la carta? Dijiste todo lo que tenías que decir allí.—Noto las lágrimas que caen sobre sus mejillas, sorbe por su nariz y me enfrenta cruzada de brazos.—Ve a pintar tu vida de colores tu mismo.

—Solo dame cinco minutos, déjame explicarte todo y luego te dejaré en paz.—le ruego, noto que da un largo suspiro y luego asiente.—Eres una chica grandiosa, me encantas, este mes que estuve aquí fue lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo, además de Teo.—Le sonrío.—Sí, estoy en la universidad, debo irme hoy lo antes posible porque tengo muchas responsabilidades allí, no es solo mi educación.

—Lo entiendo, solo que creí que con todo lo que pasó ayer...—la interrumpo.


—Todo lo que dije y pasó ayer fue con amor, lo dije desde lo más profundo de mi, te amo.—Ella niega con su cabeza, razco mi nuca.—Fui un desastre el primer año, mi mejor amigo acababa de morir, iba a fiestas, me acostaba con chicas y en una de esas veces, engendré a Teo, mi hijo, tengo un hijo, mis padres no lo saben, Jacob no lo sabe, suena horrible, pero te juro que doy lo mejor de mi para que él sea feliz, es mi rayo de luz, me da fuerzas, no me arrepiento de tenerlo conmigo, no tengo ninguna relación amorosa con la madre.—Samara está sorprendida, lo noto porque simplemente se queda en silencio, no sabe que decir, sigo hablando.—Papá me ayuda con la universidad, necesito el dinero, si el supiera que tengo un hijo dejaría de apoyarme, perdería todo ese esfuerzo que he hecho durante años, trabajo, estudio y crío a mi hijo a la vez, no tengo casi nada de tiempo para mi, tener una novia no estuvo en mis planes porque sería muy complicado, decir la verdad me duele, no te quería perder, no quería que vieras el desastre de chico que soy, quería que te quedarás con los buenos momentos.


—No... No se que decir.—Ella se toca la cabeza con sus manos.—Todo es muy sorpresivo, es confuso.

—Lo sé, solo te pido que lo tomes con calma, respeta lo que te estoy contando, no le digas nada a nadie, a menos que...—Me quedo en silencio, pienso muy bien en lo que voy a decir.

—¿A menos qué?

—A menos que quieras intentarlo, si aún quieres algo conmigo después de lo que te acabo de contar, lo diré, hablaré con mis padres, con Jacob, buscaré la manera de arreglarlo, intentaré que lo nuestro funcione aunque sea a distancia, pero tienes que entender que si quieres eso, no solo seré yo, Teo estará y ya no será un secreto, no te estoy pidiendo que seas la madrastra o lo que sea, solo que permitas que ambos estemos en tu vida.—Muerdo mi labio esperando a que ella diga algo, sigue en silencio así que vuelvo a hablar.—Si no quieres nada, entonces te ruego que no digas nada de lo que te conté, deja que vuelva a mi vida de antes, no nos busquemos y superemos esto, espero que si en un futuro nos volvemos a encontrar podamos ser amigos.

—Te amo.—susurra, camina unos pasos hasta estar frente a mi, sus zapatos chocan con los míos.—No eres un desastre Andrew, eres un papá que tomó decisiones muy difíciles a una edad muy temprana, lo entiendo, se que probablemente quizás me arrepienta de lo que diré, pero te amo, me hiciste daño, pero estás aquí, me diste la explicación que necesitabas, no me dejaste creyendo que era una aventura o solo juego, eso habla mucho de ti.—Sonríe un poco, ya no hay lágrimas en sus mejillas.

—¿Entonces?

—Podemos intentarlo, pero dame tiempo, necesito pensar muy bien las cosas, mientras tanto, no digas nada.—dice, sus palabras hacen que el nudo en mi garganta sea menos, siento deseos de abrazarla y eso es lo que hago, fuertemente, oculto mi rostro en sus cuello, respirando su olor.

—Gracias, gracias.—Siento que una lágrima corre por mi mejilla, me separo un poco para mirar su rostro.—Debo irme, pero te prometo que no te vas a arrepentir.

—No prometas nada, Andrew.—Ella posa una de sus manos sobre mi mejilla.—Solo dejemos que el futuro nos diga si tomamos la opción correcta, estaré bien, vete.—Acorta la distancia y une nuestros labios en un beso tierno, lento, duradero.

Me siento bien, siento que por primera vez me aceptan por como soy, por los momentos de mi pasado, me siento bien porque tengo a la chica que amo entre mis brazos, me siento bien porque ella decidió que podíamos tener una segunda oportunidad a pesar de todo, se que regresaré a casa y sabré que ella no se fue de mi vida, que no la perdí, que podemos luchar para que todo salga bien, estoy lleno de esperanzas, porque soy su novio y no dejaré de serlo jamás, el amor existe, los colores que llegaron a mi vida en tan poco tiempo no se irán, estaremos juntos creando nuevos colores en nuestra vida.

Fin.


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