🍃Epílogo🍃
Epílogo
Adiós Andrew.
Tres meses después.
Narrador omnisciente.
Los días pasaban, cada vez la vida de Samara se volvía una completa rutina, algo que había empezado a suceder desde que Andrew se había ido, lo único nuevo que había pasado es que Jacob ahora vivía en casa de Samara ya que había tenido una fuerte discusión con su padre, de la cuál nadie sabía el motivo pero Sam creía completamente que ella tenía la culpa aunque su amigo no le dijera.
—Sam me puedes pasar la sal.—Le pidió de favor James esa mañana.—Mamá no le echó sal a esto, creo que se tomo muy en serio eso que dijo mi nutricionista.
—Pues entonces hay que hacerle caso así que no te pasaré la sal.—Se negó Samara con una sonrisa divertida en su cara, era gracioso ver sufrir a James.
—Me hieres.—Él suspiro y miro a un lado buscando la ayuda de su hermano menor, Thomas.—¿Tú si me pasas la sal?
Samara miro a Thomas y el niño de inmediato negó con su cabeza y siguió comiendo su cereal al igual que Sasha.
—Que malos que son—James fingió llorar.—¿Cómo estas?—Le preguntó a Samara después de un rato en silencio.
—Bien.—Le contestó ella desviando la mirada.
—¿Qué tal si salimos los dos hoy en la tarde? Solos.—Le propuso James con una sonrisa, Samara lo miro confundida.—Una salida de amigos, no, no es una cita.—Las mejillas de James tomaron un color rosáceo, se había sonrojado.
Samara miró el vaso con agua que tenía en su mano pensativa, hoy tenía planeado ir a la casita del árbol como todas las tardes, quizás tomando vino esperando que oscureciera.
—No lo sé.—Samara suspiró y tomo un sorbo de su agua.
—Vamos di que si, será divertido, lo prometo.—James prácticamente le suplico.—Prometo almorzar sin ni una queja lo que me toca hoy.
—Está bien.—Samara aceptó de todas formas ella no tenía nada que hacer y prefería estar con su amigo y pasar un rato divertido a su lado que lamentándose en la casita del árbol llenándose de recuerdos que no le hacían nada bien.
—Bien.—James terminó de comer, se levanto entusiasmado beso las frentes de sus hermanitos y antes de salir de la cocina se giró.—Voy a salir a jugar video juegos con el vecino.
Muchos días eran así, James decía siempre lo mismo Voy a jugar video juegos con el vecino algo que Samara sabía no era cierto, algo ocultaba James y la curiosidad era una de las virtudes mas grandes de Samara, ella moría de curiosidad por saber que sucedía.
—¿Quién es el vecino niños, lo conocen?—Le preguntó ella a los gemelos.
—No lo he visto nunca.—Se encogió de hombros Sasha.—Ya no tengo hambre.—La niña movió su plato más al frente, Samara frunció el ceño en el plato de Sas ya no había nada, luego sonrió al entender.
—¿Me ayudas con mi tarea Sam?—Le preguntó Thomas con una sonrisa angelical en su rostro.
—Está bien, pero esta vez si te ayudo, no la haré. ¿Okay?
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Andrew corría, al menos ya estaba dentro de la universidad, iba a llegar tarde de nuevo a la clase de Raúl y seguramente él hombre mayor no lo dejaría entrar,, esta vez no tendría la excusa de tener a Teo en casa, ya que a su madre le tocaba esta semana, él simplemente se había quedado dormido después de hacer varios trabajos y estudiar para un examen, era la primera vez en mucho tiempo que no tenía sueños raros con Samara y se pregunto. ¿La estaré olvidando ya? Andrew prefería mil veces tenerla en sus sueños aunque estos a veces se convirtieran en pesadilla a sentir ese vacío en el pecho, como si le hiciera falta algo, Andrew sabía perfectamente que le hacía falta, era ella, necesitaba ver su sonrisa, escuchar su risa, sus chistes malos, sus besos, sus caricias, él la extrañaba, la extrañaba muchísimo.
Andrew siempre había tenido una vida activa sexualmente, pero desde aquella vez, en la casa del árbol él no se había acostado con nadie más, la abstinencia estaba empezando a llegar y tampoco ayudaba que recordará o soñara cuando Samara y él lo habían hecho.
Como supuso la puerta de el profesor estaba cerrada, no perdió tiempo en tocarla, seguramente no lo dejaría entrar, él se fue a sentar en una de las mesitas de el lugar y sacó su computadora, luego buscaría los apuntes de alguna manera.
()
Jacob: ¿Vemos pelis cuando sales del trabajo?
Samara: No puedo.
Jacob: Dime que no vas a ir a la casa del árbol por favor. :c
Samara: No, hoy no lo haré, saldré con James.
James: Ay golosa, no me habías contado.
Samara: Es que no hay nada que contar, solo es una salida de amigos.
Samara: Te dejo, ya casi llega la mamá de los niños y no quiero que piense que paso todo el día con el celular.
Samara guardo su celular en el bolsillo de su pantalón trasero y miró a los niños, los dos estaban sentados en el sofá viendo televisión.
—¡Hola familia! Ya llegué.—James entro a la casa por la puerta principal con una sonrisa, detrás de él venía Johanna hablando por celular, hizo un saludo con su mano al que yo le correspondí.
—¿Ya estas lista Sam?—Le pregunto James a Samara, al verla sentada junto a los niños.
—¿Lista?
—Sí, vamos a salir. ¿Lo recuerdas?—James le sonrió emocionado, Samara estuvo apunto de negarse, pero ya le había dicho a Jacob, no tenía muchos ánimos de salir, pero al ver la cara de alegría en el rostro de James no se pudo negar.
—Ya estoy lista entonces.—Samara le sonrió y se levanto, tomo su bolso entre sus manos y camino a su lado, ambos se despidieron de Johanna y esta última le dijo a James que nada de comer mal y que cuidara muy bien de Samara, ya que era la mejor niñera de todas.
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—¿Es en serio James? ¿Qué mierda hacemos aquí?—Le pregunto Samara mirando al frente, una casa enorme a rebosar de jóvenes ebrios y alguno que otro con una sustancia de más, música a todo volumen se escuchaba y Samara podía asegurar que si ella fuera alguna vecina de ahí definitivamente ella se quejaría.
Una fiesta de adolecentes hormonales.
—Divertirnos.—James abrazo por los hombros a Samara.—¿Entramos ya?
—No, yo me voy a casa.S—amara intento liberarse del brazo de James, pero él claramente no lo permitió.
—Oh vamos no seas aburrida Sam.—El chico hizo un puchero increíblemente tierno.—Dame solo una hora y te mostrare que te vas a divertir.
—Está bien, pero solo una hora.—Samara cedió al final, la chica pensó que quizás y si lo lograba, se divertiría.
—Te prometo que no te vas a arrepentir.—James y Samara entraron y se coloran por toda la multitud, esa casa estaba a rebozar de personas, muchas chicas vestidas con vestidos cortos o faldas, Samara se sintió fuera de lugar al ver sus pantalones negros y su blusa blanca nada fuera de lo común, incluso James andaba vestido correctamente.
Los dos se detuvieron justo en la cocina de la casa, habían muy pocas personas ahí, solo una pareja bastante feliz que prácticamente estaban follando en la encimera.
Samara tapo su rostro con sus manos y James se carcajeo al ver su reacción.
—¿A caso nunca has visto a una pareja así?—James se sentó en un banco junto a Samara que ya había quitado sus manos de su rostro y ahora tenía la mirada en el suelo.
—Sí, pero nunca me quedo en el lugar tanto tiempo.—Ella soltó una risilla y lo miro, James ahora estaba preparando chupitos de Vodka.
—Ah entiendo.—James le ofreció un chupito a Samara y ella negó con su cabeza.—¿Quieres saber para que te traje aquí?
Samara solo asintió y lo miro con curiosidad.
—Hoy, esta noche mejor dicho vas a hacer lo que todo adolecente hace cuando quiere superar o olvidar.—Hizo comillas con sus manos en la ultima palabra—.A alguien, hoy vas a beber hasta olvidar tu nombre y vas a divertirte porque te lo mereces, mereces tener una noche así.—James se detuvo soltó un suspiro y luego siguió.—Pero eso si quiero que mañana al despertar cambies, que no dejes que tu vida sea una rutina, tú sola puedes hacer tu vida feliz y no necesitas a ningún hombre para eso. ¿Aceptas?
—Yo No se que decir.—Los ojos de Samara se cristalizaron mientras James la miraba fijamente.
—No tienes que decir nada solo acepta.—Él le ofreció el chupito de nuevo y esta vez Samara ni lo pensó y lo tomo entre su mano, le sonrió a James y se lo tomo de un solo trago.
—Acepto James.—Samara sonrió y tomo la mano de James entre las suyas.—Gracias, necesitaba esto, te prometo que mañana voy a hacer todo lo que quiero y no voy a permitir que mi vida se vuelva monótona y aburrida, mi vida volverá a ser de colores.
Y Samara se dejo llevar esa noche, tomó hasta no poder más en compañía de James, los dos rieron hasta no poder más ,bailaron, jugaron juegos estúpidos, esa noche dejaron atrás todo ese pasado que los destruía y atormentaba, porque aunque James no lo había dicho esa noche él también estaba dejando ir a alguien, porque deseaba abrir su corazón una vez más, por alguien que si valiera la pena.
Adiós Andrew.—Susurró Samara en un momento de la noche, más libre, más segura.
Fin.
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