🍃27🍃
Capítulo 27.
Un día como hoy.
Narra Andrew.
Camino de un lado a otro buscando la mochila de Teo, se me hace tarde como cada día en las mañanas, mientras sigo buscando la mochila me acomodo bien mi camisa blanca y cepillo mis dientes.
—¿La encontraste?
—No, fijo está en tu habitación.—Hablo con el cepillo de dientes aún en mi boca.—Busca tu ahí.
—¡Papá! ¡Papá la encontré!—Grito Teo desde su habitación.
—Ves, te dije que podía estar ahí.—Entre a su habitación, vi a Teo colocar su mochila sobre sus hombros, lo ayude a colocarla bien.—¿Ya estas listo?
—Sí.—Teo me regalo una de sus sonrisas mostrando sus dientes de leche.
—Bien.—Pase una mano por mi cabello y tome su mano.—Vamos.
()
—Le prometo que esta es la última vez que llegamos tarde Karen.—Junte mis manos en forma de suplica hacia la profesora de materno de Teo.
—Me has dicho eso como mil veces ya.—La mujer suspiro.—Pasa corazón.—Karen revolvió el cabello de Teo con una sonrisa y mi hijo sin ni siquiera despedirse se adentro a la escuela.
—Gracias, muchas gracias.—Le di un beso en la mejilla y corrí hacia mi auto, iba a llegar tarde a mi primera clase y si quería que mi padre siguiera yudandome a pagar esta universidad debiá esforzarme por ser puntual.
-Es la primera vez que un chico me dice algo así—Habló, su cabeza sobre mi pecho.—¿Andrew?
—Dime
—Soy feliz, justo ahora soy la chica mas feliz del mundo.
Siento en mi garganta formarse un nudo al recordar sus palabras esa tarde en la playa, al recordar sus labios sobre los míos, al recordar su cuerpo rozarse contra el mío, la maldita noche en la que fue mía, pueden llamarme idiota, desgraciado pero no me arrepentía de nada, si quizás mentí un poco pero esas definitivamente fueron las mejores vacaciones de mi vida.
Pero tenía prioridad más grande en mi vida y esa importaba mucho más que mi propia felicidad, Teo es y siempre será lo más importante en mi vida, fue el producto de una noche bastante loca que tuve con una chica llamada Beatriz, eso fue los primeros meses que llegue a la ciudad después de la muerte de Sean, mi relación con Beatriz es estable nos llevamos muy bien es solo que no funcionamos como pareja, Teo vive una semana con ella y yo la otra y así nos organizamos, aunque para ella es más fácil porque claramente no estudia y no trabaja los fines de semana en un bar, tiene una buena relación con sus padres y ellos le dan todo, ella se dedica a ser madre, en cambio, yo soy padre, estudiante y camarero, aún así no me estoy quejando, se que mi vida no es la mejor, pero tengo un niño que me hace ser cada día más fuerte y conocí a una chica que me hizo ver la vida de otra manera, donde quizás algún día yo logre mi estabilidad y felicidad.
Le he mentido a mi familia desde que me fui, mis padres ni siquiera sabían de la existencia de mi hijo y mucho menos Jacob, dirán que soy egoísta, pero no quise perder el apoyo de ellos, mamá y papá me ayudaban con la universidad y gran parte de mi alquiler, lo demás lo conseguía yo haciendo trabajos de más y yendo al bar cuando podía, sabía que si mi padre se enteraba me obligaría a dejarlo todo, a dedicarme a buscar un trabajo donde me paguen más, seguramente no sería un buen abuelo y yo no quería que Teo recibiera odio por culpa de mis decisiones, no lo merecía, decepcionaría tanto a mi madre y Jacob, Jacob ya ni siquiera me consideraba su hermano ni siquiera.
¿Y donde queda Samara en todo esto?
Sam marco mi corazón, de hecho siento como si hubiera dejado una parte de mi junto a ella, me duele no tenerla a mi lado pero fue lo mejor, eso me repito todo el tiempo desde que la deje tirada en la casita del árbol, me había prometido a mi mismo no llevar las cosas hasta ese extremo pero no lo logre, simplemente surgió y se que quizás me pase, debí dejar las cosas como estaban, quizás sino le hubiera propuesto ser mi novia, simplemente quedarme callado como el novio falso que era, pero no, tenía que cagarla, sino definitivamente no era Andrew.
Porque al menos para todos aquí, era el chico que se drogaba y alcoholizada, él que olvidó el condón y ahora tenía una bendición, una responsabilidad demasiado grande y a pesar de que apenas tuve a Teo en mis brazos cambie, las malas miradas nunca se fueron, si era la decepción para desconocidos, solo podía pensar en lo que sería para mis amigos, mis padres, Samara y eso me destruía.
Trato de no seguir teniendo pensamientos negativos de camino a la universidad, cuando llego, parqueo el auto y voy corriendo a mi clase, llego justo a tiempo, me siento en el frente y presto atención, nadie me saluda y estoy bien con eso, ya comprendí que aquí no hay amigos, todo es competitivo y todos juzgan.
()
—¿Cómo te fue hoy, pa?—Me preguntó Teo ya acostado y arropado en su cama.
—Bien, aunque he tenido días mejores.—Suspiré.
—¿Me vas a terminar de contarla la historia de la princesa?—Me preguntó ilusionado.
—¿Por donde quedamos?—Le pregunte haciéndome el tonto ya que si me acordaba.
—Por donde la Princesa salía a buscar a su caballero porque ya no tenía que seguir con sus clases gracias a su profesor que le permitió ver a su caballero una vez más.—Dijo, sonreí, tenía buena memoria.
—Muy bien, se nota que me prestas atención.—Bese su frente.—Ponte cómodo que hoy te contare el final.
La princesa había salido de su castillo ese día más temprano de lo usual, su caballero aún pijamas en su habitación se sorprendió al verla tan temprano pero claro su alegría se reflejo en su rostro, él ya extrañaba a su princesa aunque la había visto hace apenas un día, pero como en esta historia el tiempo corría muy rápido el caballero decidió proponerle a la princesa dar un paseo.
—¿Adónde llevará el caballero a su princesa?—Pregunto Teo para que seguido soltar un bostezo.
—A la playa, el caballero llevará a su princesa a la playa.—Solté un bostezo también, hoy había sido un día muy cansado en la universidad y aunque había sido el primer día ya tenía varias cosas que hacer.
La princesa estaba feliz o al menos el caballero apreció eso en su rostro, en su sonrisa mejor dicho, los dos salieron juntos tomados de la mano rumbo a su paseo pero siempre habría un pero y ese pero esta vez era el hermano pequeño del caballero que se empecino en acompañarlos, la feliz pareja no tuvo otra opción y lo llevaron resinados, el paseo al final no fue tan malo, Casi miro el hermano del valiente caballero se encontró a una doncella en el camino y se quedo con ella, dándole su tan anhelada privacidad a la princesa y el caballero, pasaron horas y horas hablando y cuando el sol se empezaba a ocultar ambos tomados de la mano caminaron a la orilla del mar diciendo promesas que quizás nunca iban a cumplir.
Mire a Teo, ya estaba prácticamente dormido, tenía una sonrisa en sus labios que me hizo sonreír de inmediato, bese su frente y salí de su habitación rumbo a la mía, hice algunas lecturas y otras cosas de la universidad y rogando porque esta noche fuera distinta a las demás, que mis pensamientos amargos me dejaran dormir,
*Sueño*
Camino o mejor dicho corro por toda la ciudad, tengo un maletín marrón colgado en mi hombro derecho, veo un a cafetería cerca y entro, el local esta completamente vació, solo una pareja que me esta dando la espalda sentada justo a unos pasos de mí, reconocería ese cabello castaño en cualquier lugar, me acerco sorprendido y justo cuando estoy frente a ellos pasa, el rostro de Samara y mi hermano chocan, sus labios se rozan con los suyos, siento como todo mi mundo se viene a bajo, quiero salir corriendo de ahí pero no lo hago, no me muevo de mi lugar y ellos siguen ahí besándose como si yo no existiera, tomo un poco de valentía y carraspeo llamando la atención de los dos, Samara es la primera que se separa y me mira sorprendida, Jacob por otra parte tiene una sonrisa maliciosa en su cara, veo en su rostro rencor, odio.
—¿Andrew?—Susurro Samara sin creerlo.—¿Qué haces aquí?
—Mi pregunta es, ¿Qué hacen ustedes aquí?—Los mire a ambos esperando una respuesta que no tardo en ser respondida por Jacob.
—Salimos, como cualquier pareja normal hace.—Jacob se encogió de hombros.
—¡No! ¡Esto no es posible!—Exclame asustado.—¡Tú y ella no! Me mentiste Sam.—Sentí un nudo en la garganta al decir esas palabras, mis ojos se cristalizaron pero no deje que ni una sola lagrima cayera frente a ellos.
—Esto solo surgió no es así, amor.—Samara tomo la mano de Jacob entre las suyas.—Ahora estoy mejor sin ti, es como si nunca hubieras existido Andrew, ahora soy feliz.
—No, no, me niego a creer esto.—Me acerque a ella y acaricie con la palma de mi mano su mejilla.—Tú me amas, Sam tú jamás me harías esto, yo soy An al chico que le diste color a su vida.
—Sí, quizás te ame, quizás puse tu vida de colores pero mientras yo hacia eso tú me ilusionabas, me hacías creer en lo nuestro.—Una lagrima cayó por su mejilla.—Mientras yo ponía tu vida de colores tú volvías la mía se volvía colores crises y oscuros, ahora ya no se quien soy.
De pronto el escenario cambio ya no estábamos en la cafetería, ya no estaba Jacob, solo éramos ella y yo, solos, en una playa, no podría decir en cuál con exactitud, no recordaba este lugar para nada, Samara miraba al frente donde las olas chocaban contra las piedras, pude detallar más su rostro, estaba mucho más hermosa al pasar los años, máximo le calcule unos veintiocho, su cabello ahora era por los hombros con ondulaciones, sus labios seguían siendo los mismos de color cereza, baje más mi mirada y mire sus manos, en su mano derecha estaba un anillo dorado, justo en el dedo anular, no pregunte nada, no hable, solo me mantuve en silencio al igual que ella, el tiempo pasaba y todo era igual, me estaba muriendo de la impaciencia por todo el silencio, deseaba que me hablara que dijera algo.
—¿Crees que en algún momento te logré superar?—La miré soltar un suspiro.—Ya tengo una familia, he hecho todo lo que siempre he querido y aún así siento que me hace falta algo.
Me quede en total silencio sin saber que responder a eso, ella siguió hablando.
—¿Fui algo más que una aventura para ti? ¿Valió la pena todo lo que hiciste?
—No fuiste una aventura Sam, créeme cuando te digo que no lo fuiste, marcaste mi corazón, mejor dicho tú tienes una parte de mi corazón.—Intente acercarme a ella pero retrocedió enseguida.—No me arrepiento de lo que paso entre nosotros porque fue una de las mejores cosas que me han pasado en la vida.
—¿Me superaste?
—Jamás podré hacerlo.—Le susurré.
—Y dime Andrew. ¿Eres feliz?
Me despierto sobresaltado gracias al sonido de mi celular, lo reviso y veo que es una llamada de Beatriz, me reincorporo en mi cama para estar mas cómodo y contestar.
—¿Pasa algo?—Le pregunté.—Son las tres de la mañana Beatriz, tenga clases dentro de unas horas y debo llevar a nuestro hijo a su escuela.
—Lo sé, lo siento pero es que hasta ahorita he podido llamar.—Escuche música de fondo, seguramente estaba en alguna fiesta.—¿Cómo esta mi hijo?
—Todo está en orden, está muy bien, hace ratos que está dormido.—Le conteste y reprimí un bostezo.
—Muy bien.—La escuche reír.—¿Tú cómo estás?
—Bien.
—¿Bien? ¿Solo bien?
—¿Qué quieres que te diga?
—No lo se, dímelo tú.—Acomode mi celular mejor contra mi oreja.—Te conozco muy bien Andrew, desde que llegaste estas muy cambiado y pareces triste.
—Ideas tuyas, estoy bien.—Resople disgustado, necesitaba dormir y ella solo hablaba y hablaba.
—Está bien, bueno ya sabes cuando me quieras contar aquí estaré.
—Eso suena muy empalagoso de tu parte.
—Tengo que asegurarme que el padre de mi hijo este en perfectas condiciones.—No le contesto.—Bueno, más tarde te llamo, duerme bien.—colgó.
Tiré el celular en mi mesita de noche y me volví a acostar, metí mi mano debajo de la almohada y saque la pequeña fotografía que le había robado a Sam de su habitación, la mire un largo rato.
¿Me extrañará?
¿Ya me habrá olvidado?
¿Estará bien?
¿Me seguirá queriendo?
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