Vinos y pistaches.
~Narra jk~
Entrecierro los ojos para forzarlos a leer mejor las instrucciones de la receta, ahora que Jimin puede comer un mejor repertorio de alimentos me esfuerzo por cocinarle cosas nuevas. Aunque esto de la “maca andina” en el café no me convence, nunca antes había escuchado de una planta como está.
Observo por novena vez el reloj de pared, sé que son las cinco de la mañana y que el pelirosa entra al trabajo a las ocho, pero aun así, cuando cocino me desconecto del tiempo y no me gustaría que mi noviecito se vaya al trabajo sin desayunar.
Me apresuro a cortar la cabeza y las impurezas de la raíz mientras escucho el timbre de la tostadora, giro tan solo mis brazos para tomar el pan tostado, olvidando por completo que está caliente y soltandolo de manera inmediata, haciendo que caiga al piso.
— Maldición... — tengo la intención de agacharme antes de que pasen los cinco segundos, hasta que por el rabillo del ojo veo que la olla con pasta se está desbordado. — ¡Mierda!
Tengo la consciencia suficiente para tomar un guante de cocina antes de abrir la tapa y con la cuchara remover la pasta para que no se peguen entre sí. Lo revuelvo tan solo unos segundos y me abalanzo hacia los panes para recogerlos del suelo y ponerlos en el plato; los observo detenidamente para comprobar que no se hayan puesto feos.
Olisqueo el pan y al no sentir diferencia les coloco por encima la mermelada de higo. Mi abuela me mataría si supiera que cometí está fechoría, pero no creo que pase nada por unos segundos en el piso.
Regreso a la olla para seguir removiendo la pasta, saco un fideo con mi palillo de madera y le soplo para probar la textura. Estan listos, les saco el agua con un colador y me dispongo a echarles la salsa que previamente preparé. Revuelvo con su respectiva cuchara para integrar.
A continuación, hombre moribundo con aparente ataque cardíaco en la avenida 911 es trasladado de emergencia al hospital más cercano. Dicta la chica del noticiero en la televisión de la sala. En otras noticias, el cofundador de StoneGenetics, Cedrik Johnson, anuncia al público el primer prototipo de lo que podría ser el fármaco por excelencia para los deportistas Omegas, mejorando su rendimiento y capacidad muscular. Esto podría ser quizás el fin de la categoría “Alfa” y “Omega-Beta” en las competencias olímpicas. Quédense para saber lo que el Alfa tiene para decir sobre su nuevo producto prototipo.
¿No es tu jefe el de las noticias? Pregunta Haki, casi no presté mucha atención a la noticia pero más o menos tengo una idea.
— Si, es él. ¿Ya anunciaron esa pastilla? — me giro para ver el televisor, comprobando que estoy en lo correcto. — Aún es un prototipo, no está listo para su venta, quizás solo le está dando promoción para aumentar el auge.
¿No es esa pastilla que causaba dependencia? Indaga el lobo, me incomoda el hecho de que pueda estar presente en cualquier momento de mi vida sin yo poder oponerme. Se entera de confidencialidades del trabajo, aunque sé que es imposible que las divulgue.
Asiento en respuesta y me giro para volver a la pasta. Añado albahaca y un poco de sal.
No me parece ético que la venda como un producto perfecto teniendo tal efecto secundario.
— No la está vendiendo aún, solo la anuncia.
Si, pero...
— ¡Huele delicioso aquí! — mi novio aparece en la cocina ya vestido para irse, ni siquiera noté cuando se levantó de la cama. — Buen dia~
Se acerca a mi y nos damos un corto beso.
— Buenos día, amor~ — lo saludo, volviendo a la pasta para servirla en un plato lo más pronto posible.
El Omega se acerca a la barra, dónde tengo enfriándose el pan tostado y sin dudar toma una rebanada y la muerde. Espero en silencio a su reacción, esperando que no note un sabor raro.
— Mhm... ¿Higo? — me pregunta con una mueca rara en su rostro.
— Si~ ¿Es tan malo? — la cafetera silva y me apresuro a servir el agua en las dos tazas con los ingredientes específicos para el paladar único de ambos.
— No sabe mal, solo es raro. — el pelirosa toma la taza que le ofresco y con la otra mano me ofrece una mordida de su pan, cosa que acepto. — Es un sabor raro.
— Tal vez me pasé con el higo... — está muy amargo, así que tomo una cucharada de miel y la unto en su pan y el mío. — Perdona, son experimentos mios~
— Está bien. Todo lo que tú cocinas es un banquete~ — me sonríe para tranquilizarme y le da otra mordida al pan. — ¿Tienes planes para hoy?~ Marshall va a cubrir la mitad de mi turno para que pueda salir temprano, me la debe por lo de la última vez.
— Tengo que ir al laboratorio está tarde, mi supervisor convocó una reunión privada. — le explico mientras sirvo la pasta, ya debería haber enfriado un poco.
Llevo el desayuno hasta la mesa, Jimin carga con los panes y su café mientras me sigue. Tomamos asiento y ambos comenzamos a desayunar.
— ¿Crees que sea para felicitarte por tu desempeño? Es raro que te citen a ti solo, normalmente es una reunión general~ — Jimin se muestra entusiasmado y feliz por mí.
— Probablemente solo es para supervisar los avances del nuevo proyecto~ — le aclaro mientras le doy un sorbo al café de maca andina. No sabe tan mal como yo pensaba.
— No seas tan modesto, eres una de las piezas esenciales de la empresa. Apuesto a que te citaron para darte un aumento~
— Aunque no sea por mi desempeño, voy a pedir un aumento porque mi familia va a crecer pronto~ — le expongo mis planes, refiriéndome al futuro cachorro.
Mi novio se muestra tan feliz ante mis palabras, sonriente y con un brillo en sus ojos que parece al borde del llanto.
— ¿Sabes?, he estado pensando en nombres para el bebé. S~se qué es muy pronto pe~pero, quería saber qué pensabas. — juguetea nervioso con la pasta y los palillos.
— Adelante~ — tomo otro trago de café tranquilamente.
— Si es niña estuve pensando en Jia, pienso que es un lindo nombre... O~o tal vez Iseul. — podría verlo hablar por horas, se los juro que es el mejor espectáculo visual. Es tan hermoso y es mío. — Y~y si resulta ser niño, me gustaría que tú elijas el nombre~
— ¿Yo? — casi me ahogo con el fideo. — Vaya, eso... E~eso es... Uhm...
— ... ¿No... Te gusta la idea?
— No, si me gusta~ Solo me tomaste por sorpresa... — nunca antes había pensando en nombres para cachorros, así que me veo en la obligación de improvisar. — Veamos... Mhm...
Nombres genéricos cruzan mi memoria, pero eso no es lo que busco. Si va a ser sangre de Jimin, significa que esa criatura será excepcional, por lo que amerita un nombre igual de especial.
Miro a mi pareja y de inmediato me atacan los recuerdos de cuando éramos niños y él era una masita adorable, tal vez nuestro hijo sea igual~
Un mini Jimin, con sus ojos llenos de ilusión, labios rosaditos y adorables, con la naturaleza empática y única que caracteriza a Jimin.... Ha, siento que se me derrite el corazón.
— Cheli Pal~ — recito inconscientemente y me doy cuenta de que lo dije en voz alta.
Mi novio me mira con un gesto que me es difícil leer, tal vez le desagrada el nombre que elegí... Tal~talvez él tiene mejores opciones. S~solo pensaba en los viejos tiempos y en el apodo que le había puesto cuando niños... lo dije sin pensar.
— He, n~no me hagas caso, yo solo... — intento remediar lo que hice.
— Ay, Jungkook, es perfecto~ — el pelirosa se cubre el rostro para ocultar sus lágrimas. — Pensé que te habías olvidado del apodo~
— Jimin, jamás me olvidaría del apodo que yo mismo te puse~ — lo tomo de las manos para descubrir su rostro.
“Cheli” es la pronunciación coreana de la cereza, muy parecida a “Cheríe”, el apodo que le dí cuando niños. Me alegra el corazón saber que la reconoció.
— Ha, se me hace tarde~ — en medio de su catarsis Jimin observa el reloj de pared y se levanta de inmediato.
Rodea la mesa para despedirse con un beso.
— El desayuno fué perfecto~ — me susurra antes de correr hacia la puerta.
— Te amo~ ¡Suerte hoy! — grito antes de que desaparezca por la puerta.
Una vez escucho la puerta cerrarse soy consiente que me encuentro solo, como había estado siendo habitual últimamente. Yo tengo más libertad que Jimin en cuanto a mi horario laboral, así que tengo libre la mayor parte del día.
Inicio mi rutina diaria, lavar los platos sucios, hacer las compras matutinas, sentarme en mi escritorio y avanzar con el informe diario del proyecto a mi cargo y, como recompensa propia, mirar mi novela mientras como pistaches y tomo una copa de vino.
Mi padre se revolcaría en su propia tumba si te viera ahora mismo.
— ¿Qgue tiegne de maglo? — le pregunto con pistaches en la boca, sintiendo como las migajas caen en mi pijama con estampado de cerditos.
Trago mi comida y le doy un sorbo al vino para pasar los pistaches.
— ¿Tu papá era de esos que dicen “En mis tiempos cazabamos dinosaurios y las generaciones de ahora solo observan sus teléfonos”? — finjo una voz más grave he inflo el pecho para asimilar el cuerpo engrandecido de ese tipo de hombres.
Okay, en primera instancia: si cazabamos dinosaurios. En segunda: mi padre era un gran lobo, el primero al mando en la brigada de caza, y por supuesto que se sentiría decepcionado si llegara a ver qué nuestra raza está tumbada en el sillón, comiendo pistaches y viendo como “Alejandro” le pide una segunda oportunidad a “Lorenzo”.
— Se llama “Alexandro”, idiota. — lo corrijo. — Y no importa cuántos mamuts haya cazado tu padre, estoy seguro que si viera la flamante pasión que estos dos lobos tienen, se quedaría hasta el final de la novela.
¡Mi padre ni siquiera sabe lo que es una novela!
— ¡Pues si lo supiera no cazaria mamuts!
¡Arhg! ¡Ni siquiera sé porque me esfuerzo en dialogar contigo!
Uy, ese tono parece enojado. No pensé que se enojaría, yo solo lo estaba jodiendo un poco.
— ¿Haki? — le pregunto al no escucharlo decir nada más. — Haki, ¿Te enojaste?...
Mierda.
La cagué.
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