Porque hice una promesa.

~Narra TaeHyung~

Me fuí en silencio, conduje en silencio, terminé mi turno en silencio. Incluso llegué a mi departamento sin decir ni una palabra.

— Hey, ¿Como te fué? — WooShik deja el mando de la consola en su regazo y me saluda animosamente. — ¿TaeHyung?

Lo saludo con un ademán y me dirigo directamente a mi habitación. Mi roomie, extrañado, se levanta del sofá y me sigue.

— Tae, ¿Estas bien? ¿Hubo problemas en el trabajo?

Entro a la habitación y cierro la puerta en sus narices, sigue preguntandome del otro lado como me encuentro, pero sigo sin responder. Al encontrarme en la comodidad de mi habitación, con mi aroma sobresaliendo de todos los muebles, me siento vivo; conectado con el mundo, entonces mi cuerpo se siente libre de expresarse, mis manos tiemblan, siento mi corazón golpear mi pecho y una emoción desconocida pero excitante recorre desde mis tobillos a mi cabeza.

— ¡Haa! — grito en una explosión de sentimientos y me tiro sobre la cama, cubriendo mi grito entre la almohada. Escuché su voz...

Es más dulce de la que me imaginaba. Tiene un acento tan lindo...

— ¿TaeHyung? Tae, abre la puerta. — mi amigo sigue intentando forzar la perilla mientras toca la puerta.

Me siento mal por preocuparlo, pero quería estar en la comodidad de mi cama para explotar todos los sentimientos que se guardaron en mi pecho en las últimas horas.

Aún así, él fue el único de mis amigos que me aceptó de nuevo en su vida después de mi reintegro a la sociedad, me aceptó en su departamento y me ofreció vivir gratis hasta que pudiera conseguir trabajo. Le debo mucho, así que me siento obligado a levantarme y abrir la puerta.

— ¿Está todo bien? ¿Q~quieres que prepare algo de té para que te relajes? Hay un poco en la cocina, así que puedo... — se muestra preocupado el Beta, pero yo no puedo parar de sonreír. — Okay, me estás asustando un poco. Dime algo, por favor.

— Lo ví. Me encontré con Jimin en una de mis entregas. — respondo.

La expresión en la cara de WooShik lleva en ella varias emociones. Felicidad, preocupación, confusión.

— ¿Que...? ¿Y eso es bueno?

— WooShik, estoy bien. De hecho, reaccioné mejor de lo que creí que reaccionaria. — informo y el Beta suspira aliviado. — Escuché su voz... WooShik, escuché su voz. Es~es tan...

— Alto ahí, can. — detiene mi delirio, recordándome que debería sentirme indiferente a Jimin, ya que es lo que me recomienda mi psicólogo para evitar obsesionarme de nuevo. — Recuerda lo que te dijo~

— El psicólogo. Si, lo recuerdo... Pero no puedes pedirme que no atesore su voz. Tantos años deseando escucharlo y ahora... Ahora no puedo disfrutarlo.

— TaeHyung, basta.

— Pero...

— Nada de peros. Anda, vamos a jugar algo, necesitas distraerte un poco. — me llama hasta el sofá y yo lo sigo.

Aprecio la forma en la que se preocupa por mi, pero él no entiende la situación en la que estoy. Acato su petición y juego un poco con mi amigo, pero yo juego en modo avión, ni siquiera estoy prestando atención en mi puntaje. Solo puedo pensar en lo bien que luce ahora, tan vivo y brillante, nada que ver con el Jimin que ví la última vez...

Jungkook debe estar cuidandolo muy bien...

~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~

~A la mañana siguiente~

~Narra Jk~

— ¡Hey, chicos! — saludo a los cuatro mosqueteros en cuanto me acerco a los chicos.

Jimin sonríe ampliamente al verme y camina directamente a mis brazos, lo apapacho y beso su frente cariñosamente.

— Bruh. — Doo Seong hace una expresión de asco.

Seokjin se burla haciendo el gesto de vómito y Jiho solo se ríe.

— Envidiosos. — respondo, abrazando con un solo brazo la cintura de mi Omega. — ¿De que hablaban?

— Hay una idiota en el segundo piso que no deja de acosar a Doo Seong. — informa Jiho, apuntando hacia las escaleras. — Decidimos bajar para alejarnos de esa tipa.

— ¿Y dónde está Luha? — pregunto por la pareja del Omega.

— Se ausentó hoy. — informa Doo Seong. — Jiho, no hacía falta que le dijeras a Jungkook.

El Omega regaña a su amigo, lo que me hace pensar de inmediato que no se trata de acoso escolar inintencionado.

— Déjate de estupideces. Esa tipa te dijo cosas horribles. — gruñe Seokjin. — Jungkook, debes ir a darle una paliza.

— No hace falta que te metas en problemas por mi, Jungkook. Solo hagamos de cuenta que...

— Jungkook, le dijo prostituto. — dice Jimin y todos guardamos silencio.

Mi expresión es de poker, pero siento la ira correr por mis venas. No digo nada y solo doy media vuelta, subiendo las escaleras.

— ¡Jungkook, para! — me ruega Doo Seong. — ¡Jimin, dile algo!

— ¡No la mates! — es lo único que grita Jimin, lo que me da luz roja para seguir subiendo las escaleras.

— Uy, yo quiero ver esto... — se carcajea Seokjin y lo escucho seguir mis pasos.

Subo al segundo piso y observo la extensión del pasillo, buscando indicios de aquella acosadora. Solo veo a un grupo de chicas charlando.

Apenas los chicos suben al segundo piso, una de ellas comienza a chiflar.

— ¡Papacito, estás piernas están esperando por ti! — es una Alfa de cabello morado.

Observo por encima de mi hombro y veo a Doo Seong esconderse en la espalda de Jimin, claramente incómodo.

— No te hagas el difícil y ven aquí. A menos que quieras que vaya yo por ti~ — dice ella y sus amigas se ríen.

¿Que mierda es lo gracioso?

Hey. — Hakihiro me ayuda un poco, tornando mi voz un poco más gruesa. Las chicas se paralizan. — Deja de cagar por dónde comes y lárgate.

Ahora las chicas están burlandose de mi, susurrando muchos “Uy, que miedo”.

La de cabello morado se levanta de la silla y sus amigas enloquecen. La Alfa se planta frente a mi.

— ¿Por qué? ¿Es tu Omega a caso?

— No, no lo es. Siento una conexión entre este idiota y el gordito de allí~ — una de las chicas señala a Jimin.

— ¿Gordito? — ahora Jimin está enojado. — ¿A quien llamas gordito, perra?

— Oye, cerdito. Relájate, solo te están diciendo la verdad. — minimiza el comentario la pelimorada. No sabe que estoy por perder los estribos. — Y tú, grandullon de mierda. Lárgate antes de que sea demasiado tarde. Tu no sabes quién soy.

— M~mictia... — una de las chicas se levanta rápidamente de la silla.

Mhm... Ahora la reconozco. Me era familiar.

Mictia Tsumanari. Una de los perros falderos de SooHey Ling. Oww... Es por eso que se creé tan especial he intocable. Adorable.

— ¿Que? — gruñe la pelimorada mientras me ataca con sus asquerosas feromonas.

— Mictia, él es Hwangsujeong neugdae... — tartamudea la amiga.

— Me estás jodiendo. — una pequeña risilla sale de la Alfa frente a mi, pero cuando su amiga guarda silencio, veo como palidece al instante.

¿Hwangsujeong neugdae? Me gusta ese nombre. Se regodea Hakihiro en su ego.

Significa “Lobo citrino” en coreano. Quizás es el apodo que me pusieron por el color de mis ojos en mi forma lobuna.

La Alfa retrocede un poco mientras levanta sus manos en señal de paz.

— Oye... No lo decía en serio. Todo es en broma, ¿O no, chicas? — la cobarde recurre al resto, pero ninguna dice palabra alguna. — Si te ofendí... Y~yo...

Discúlpate. — un gruñido sale de mi pecho mientras mis feromonas de advertencia se desprenden.

— Lo siento, yo no sabía lo que decía. Fui una estúpida. De~debí saber quiénes eran ustedes... Y~y... — la Alfa se dirigía a Doo Seong, Jimin y a mi nerviosamente.

— Si. Y~y no fue mi intención llamarte gordito. En verdad, solo estaba jugando... — la otra chica se tropieza torpemente con las patas de la silla y la mesa mientras intenta salir.

— Solo bromeábamos. Por favor... Disculpa mi comportamiento... — seguía balbuceando la pelimorada, se tensó en cuanto puse una mano sobre su hombro.

— Solo están vivas porque hice una promesa. Entiendanlo bien. — gruño entre dientes. — Largo.

No tuve que decirlo dos veces, las chicas huyeron como ratas asustadas.

— Ha... No tenían porque hacer esto, chicos... — dice Doo Seong, preocupado.

— Hey, deja de tener lastima por los idiotas. — revuelvo su cabello azul. — Somos tus amigos, claro que te cuidaremos la espalda cuando lo necesites. Pero debes aprender a odiar a la gente que lo merece. Ellas necesitaban ese correctivo.

El Omega es abrazado por Jimin.

— Si. Deja que reciban su lección~ — mi novio lo abraza amistosamente y todos nos reímos.

— ¿Saben algo? Pensándolo mejor, debimos dejarlo pasar. ¿Y si corre a llorar con la presidenta? — analiza Jiho Park, y todos analizamos la situación.

Era algo que no tenía pensado, pero es una temible y posible probabilidad. Gente como ella no se queda de brazos cruzados.

No quisiera tener problemas con la presidenta, tiene muchos contactos y alcances. Es el tipo de persona que no para hasta destruirte.

— ... No creo que pase nada, ¿No? No le dirá porque entonces quedaría como alguien débil, y a la presidenta no le gusta la debilidad. — dice dudoso Seokjin.

— Si... Probablemente. — me río sin creer mi propia palabra, solo intento disimular mi nerviosismo. — Seguramente no pase a mayores~

~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~

~En algún lugar~

~Narrador omnisciente~

— Así que... — la mujer acaricia sus propios labios con la pluma del dardo. Frente a sus ojos estaba amordazada Mictia Tsumanari, quien rogaba por si vida. La escena no parecía perturbarla. — Esa escoria de Jeon Jungkook por fin hizo su movimiento.

La Alfa lanza el dardo y este se encaja directamente en una de las piernas de Mictia. Chilla de dolor.

— André. — dice y un hombre de traje aparece detrás de ella. — ¿Tienes lo que te pedí?

El intimidante hombre llama a un guardia y este le entrega un folder. El hombre comienza a leer el contenido.

— Jeon Jungkook, un Beta de 24 años, vive con su abuela en la Colonia Zirconio #178 al sur de Corea, no se sabe nada de sus padres pero si de su actual pareja, Park Jimin. No parece tener nada especial. — redacta el hombre.

— Te equivocas. — la Alfa toma el folder de las manos de su guardia y observa detenidamente la foto adjunta de Jungkook. — Esconde algo. Su expediente está en blanco y eso no es normal.

Toma otro dardo de la caja posada en su mesita de noche, al lado del sofá en el que se encuentra sentada. Presiona la punta del dardo justo en la garganta de la foto de Jungkook y termina por clavarla justo allí.

— Has sido un verdadero dolor de huevos, Jeon Jungkook. Paseando por mi escuela, regodeandote en mis pasillos y creando conflictos con mis alumnos, esparciendo el caos y creando la idea errónea que los Betas pueden hacerle frente a los Alfas. Bueno, “lobo citrino”, tu pequeño reinado de abominaciones termina ya.

Por la puerta aparece una figura humana tan robusta y alta que tuvo que agacharse para pasar por la puerta.

— Señorita Ling, ¿Que es esa misión tan importante que tiene para mí? — pregunta la figura en medio de la oscuridad.

— Hyok. — lo saluda y le avienta el folder, el hombre logra tomarlo y revisa el contenido.

— No parece ser el tipo de persona en la que usted se interesaría. — concluye el pelirrojo.

— Ese no es tu problema. Lo quiero muerto.

— Lo que ordene, señorita Ling.

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