Madre he hijo.
~Narra Jimin~
Lo único que mi agudo oído percibe es el constante Tic-Tac del reloj que cuelga sobre la pared a mi espalda, el silencio y la tensión en la mesa pesa tanto que me cuesta levantar los cubiertos al comer.
Mis suegros, he... Si es que puedo llamarlos así, han cumplido su promesa, volvieron al día siguiente para conversar los asuntos familiares. Más temprano de lo que yo hubiera querido, de hecho.
— La lasaña es verdaderamente una exquisitez, querido. — la madre de Jungkook se dirige a mi, no sé a dónde debo de mirar para evitar la incomodidad. — Eres un excelente cocinero~
— Mu~muchas gracias, señora. Pero yo... Yo no cociné está comida... — levanto mis manos y señalo lentamente a mi pareja sentada a mi derecha. — Jungkook es quien cocina todos los días~
Tanto al señor Jeon como a la mujer se les dibuja una mueca de confusión y sorpresa en sus rostros. Demonios, la incomodidad es cada vez más asfixiante, recuerdo claramente como solían reñir con Jungkook por su “indebido” gusto por la cocina.
— Ho... — la mujer baja la vista hacia su plato y juega con la comida con su tenedor. — Es... Emm...
— Está bien. — interrumpe el hombre. — Después de todo, nuestro hijo no es un Alfa, ¿Cierto? Entonces supongo que tú eres el hombre en la relación.
— Basta. — Jungkook ruge a modo de advertencia y el hombre se calla.
Desde mi posición puedo ver cómo mi hombre aprieta con fuerza el palillo, está a punto de romperlo por la mitad. Será mejor que el señor Jeon deje de hablar si en verdad aprecia su vida.
— Jhyung-ko, son otros tiempos... Quizás deberías... M~Mejor presta atención a tu plato. Te~te quedó muy rica la lasaña, mi amor. — la mujer trata de apaciguar la situación y evitar un homicidio.
— Y dígame, señora. ¿Así que está felizmente casada? — dirijo la conversación hacia otro lado.
La sonrisa en la mujer es genuina, supongo que recordando a su pareja.
— Y con tres bellos hijos, querido~ — levanta su mano y me muestra el anillo, no es la joya más grande que haya visto, pero es discreta y bonita.
— Wow, felicidades~
— Llámame señora Cha, hijo~ — dice ella, tal vez notó que no sabía cómo referirme a ella.
Sonrío en respuesta y como otro bocado del delicioso desayuno que preparó mi novio.
Por lo que recuerdo, la señora Cha tiene problemas para concebir, específicamente la infertilidad secundaria porque puedo quedar embarazada de Jungkook pero no de un segundo hijo. Me pregunto si esos tres niños a los que se refiere son biológicamente suyos o si recurrieron a la adopción; en caso de la primera opción, necesito preguntarle cómo lo logró, pero no quiero ser imprudente.
— Y dime, Jungkook. ¿Hace cuánto viven juntos? — pregunta la señora Cha.
— Hace más de tres años. ¿Cierto, amor? — el rizado me mira, incluyendome a la conversación.
— Es correcto.
— Es poco tiempo, teniendo en cuenta la cantidad de años en la que se conocen. — deduce la mujer.
— Si... Se puede decir que el cortejo fue largo, jaja. — intenta bromear el rizado para cambiar su humor, la mujer y yo nos reímos.
— Me parece raro de mi propio hijo, yo a tu madre la cortejé tan solo una semana y para entonces ya estábamos comprometidos. — añade el Alfa, no sé cómo le hace para que cada palabra que sale de su boca sea más imprudente que la anterior.
— Es obvio que tú y yo somos completamente diferentes, padre. — dice despectivamente Jungkook.
Rápidamente llevo mi mano debajo de la mesa y la poso sobre la pierna de mi amante, tratando de pedirle que deje de ser tan hostil. Me mira por un segundo y siento como sus músculos se relajan, dejando de mantenerse a la defensiva.
— Eso sin duda alguna. — dice el señor mientras toma un pedazo de lasaña entre sus palillos. — Es por eso que yo soy un Alfa.
Su comentario explotó en mi cabeza y de alguna manera me hizo reaccionar de forma inconsciente, me levanto de la silla mientras despido feromonas de molestia.
— No voy a permitir que siga tratando de humillar a Jungkook. No en mi casa. — desde mi pecho sale un gruñido que ni yo mismo reconocía. — ¿A esto a venido? ¿Por eso estuvo tanto tiempo jode y jode con volver a hablar con él?
Los presentes me miran consternados, en especial el señor Jeon, de quién no he despegado la vista un segundo.
— Estoy harto de su altanería. Llevo mucho tiempo tratando de calmar a mi novio para que no le arranque la cabeza de un mordisco, porque puede hacerlo, y no tiene idea de que tan sencillo le resultaría. Pero usted parece no darse cuenta de la posición en la que se encuentra, tan solo vomita comentarios que lo único que hacen es convencerme cada vez más de que debería permitirle presenciar la fuerza de Jungkook. Tiene dos opciones, viejo decrépito, se larga o regresa del agujero de dónde salió sin una pierna y una costilla rota. — señalo la puerta.
El hombre se levanta y, a la par, Jungkook también, dispuesto a saltar si es necesario.
— Está bien, veo que no soy bienvenido aquí. — sacude su traje, quizás tratando de recuperar su ego. Sé que le duele en el orgullo que un Omega le esté hablando de esta manera. — No será necesario que te levantes, hijo. Me voy.
Jungkook y yo lo observamos fijamente mientras camina hacia la salida.
— Muy buena comida, por cierto. — dice y desaparece por la puerta.
La señora Cha suspira tristemente, recordandome que ella sigue aquí. Se levanta de la silla y toma su bolso.
— Fué un error haber venido aquí. Una disculpa por su comportamiento, supongo que aún no estamos listos.
— Madre, por favor quédate. — dice Jungkook para mí sorpresa y la de la mujer. — Él es un idiota, nunca nos amó y está claro que eso no a cambiado. Pero al menos quiero tratar de recuperar lo que tú y yo teníamos. Eres mi madre y, aunque cometiste muchos errores... Entiendo que en ese entonces tú solo tenías el corazón roto por culpa de él y que nunca quisiste lastimarme de verdad. Solo estabas... Asustada.
Lágrimas cristalizan los ojos de la mujer y de inmediato se abalanza hacia Jungkook, formando un dulce abrazo que me conmueve el alma.
— Jungkook, hijo mío... Mi hijo... — susurra la señora, acariciando el cabello castaño de mi novio durante el abrazo. — Lamento tanto todo lo que te pasó... Lamento haber sido la peor de las madres...
— Está bien, mamá. — Jungkook se aferra a la cintura de su madre. — Ambos fuimos víctimas de él, él es el origen de todas nuestras heridas.
Este es un momento tan íntimo entre madre he hijo que me siento con la obligación de darles privacidad, así que tomo mi plato y me lo llevo a mi habitación, dónde enciendo la tele y me doy un necesario descanso del drama.
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Pasa capitulo tras capitulo del drama que me tiene tan atrapado que incluso me ruge la panza nuevamente, entonces me doy cuenta que la conversación de Jungkook está durando demasiado. Le pongo pausa al programa y decido salir en busca de un bocadillo.
Cruzo de largo del comedor y entro directamente a la cocina, abro el refrigerador y me encuentro con un Topper lleno de arroz con kimchi. Pongo la olla en el fuego con el guiso dentro mientras escucho voces desde el comedor.
No estaba prestando atención a lo que decían hasta que escuche la palabra “embarazo” de la boca de mi novio.
Discretamente me recargo sobre la pared que es contigua al comedor y escucho atentamente.
— Pero no debería ser muy dificil... Solo es cuestión de intentar las veces que sean necesarias. Incluso yo les recomendaría un... — dice la señora Cha.
Es frustrante no entender toda la oración, quizás me pierdo de información importante.
— ¿Y si no...? — balbucea mi novio. — Tengo miedo de que...
— Estarán bien. Solo no pierdan la esperanza. Además, siempre está la...
— ... Eso no es lo que quiere Jimin. Quiero poder...
Mierda, ¿Él quiere que? ¡Que frustrante!
— Si la diosa Luna así lo desea, no habrá muchas dificultades, querido.
Jungkook le responde pero no logro entender nada, un silbido se interpone entre sus palabras y mi entendimiento. Mi concentración se quebranta y me doy cuenta que me guiso se está desbordando de la olla.
Entro en pánico y apago el fuego lo más rápido que puedo.
— ¿Jimin? — la voz de Jungkook se aparece a mi espalda. — Detecto el aroma a quemado, ¿Está todo bien?
— S~si, todo~todo bien. — tomo el guante de cocina para agarrar el mango de la olla y retirarla de la parrilla caliente. — ¿Com~como te va a ti? ¿Todo bien con tu madre?
Lo escucho aproximarse y en un parpadeo tenía sus manos rodeando mi cintura. Siento el calor subir a mis mejillas y teñirlas.
— Jungkook, tu madre está aquí... — trato de sonar indiferente a sus besos en mi cuello.
— ¿Alguna vez eso a sido un problema?~ — susurra contra mi oído, causándome un escalofrío que me abraza la espalda baja.
— Jungkook, basta, jajaja... — el nerviosismo me provoca una risa.
— Oww~ — escucho la voz de la señora Cha y entro en pánico, intento zafarme de los brazos de mi novio pero él no me suelta. La mujer nos mira enternecida desde el umbral de la puerta. — Ustedes son tan lindos~ Definitivamente el uno para el otro~
— Gracias, mamá~ — observo una sonrisa orgullosa en mi rizado.
— Bueno, se hace tarde. Debería irme, los dejaré a solas~ — la mujer tiene la intención de salir de la cocina.
— ¡Te acompaño a la puerta! — le avisa, pero la mujer se adelanta. Se gira para verme, puedo notar que me mira con esos ojos lujuriosos. — Y tú... Nuestra conversación no se detiene aquí, algodón de azúcar~
— ¡Jungkook! — de alguna manera mi primera reacción a su coqueteo es la pudorosidad. Tal vez tiene que ver con que esté su madre en la casa.
Él solo se carcajea y se va a despedir a su madre, dejándome espacio a mí para tomar aire y bajar mi sonrojo.
Las feromonas de Jungkook se mantienen en el aire de la cocina, y no se tratan de feromonas comunes. Las dejó aquí de forma deliberada, sabe lo que hace y sabe el efecto que tienen sus feromonas de lujuria sobre mí.
Una sonrisa se forma en mi rostro.
Bueno, si queremos cachorros, deberíamos empezar a intentarlo, ¿No?
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