capitulo 3

Su mirada aguda de color gris verdosa sigue fija en esos dos hermanos, parpadeaba un par de vez ya que sigue creyendo que es una alucinación, o que está viendo doble. Así haya escuchado a Elliot presentar a Lex cómo su hermano menor, gemelo. Para ese hombre de aparecía confiable y un tanto juguetón de complexion atlética, lo que veía parecía mas un extraño sueño, hundiendo sus dedos en esa cabello castaño, tirando de esas hebras lacias hacia atrás.

‹¿Cómo debería de sentirme al respecto? Hemos sido amigos desde hace tanto tiempo, Elliot sabe todo de mí más que mi propia familia, entonces yo también estába convencido que lo conocía tanto como conozco la palma de mi mano. Sin embargo, verlo aquí junto a un hermano menor que es su gemelo...¿por qué me cubre los ojos con tanto nervioso?› Sus rectas y pobladas cejas se fruncen ante esa rara acción de Elliot.

—¿Él es?—Pregunte.

‹Con solo escuchar su voz fuerte puedo deducir que es un hombre de unos 26-28 años de edad, también puedo deducir que es alguien serio pero también puede llegar a tener un comportamiento infantil.›

No era necesario verlo, Lex tenía la habilidad de leer a las personas con solo sentir su presencia o su voz todo gracias a sus años siendo alguien que no podía ver.

—Darme un minuto.—Elliot empujó a su amigo lejos de ellos dos.

—¿Qué pasa..?

—Solo quedate aquí por un minuto, no tardaré. Por favor.—Le pide paciencia a su amigo.

Él fue rápidamente por los lentes oscuros y una bata larga para lex, ya que anteriormente con la llegada de esa persona, su cuerpo fue cubierto por la chaqueta de su hermano mayor.

—Bien, ahora sí te lo presentaré correctamente.—Suspira aliviado que no haya visto los ojos de Lex.

Tal vez mi comportamiento fue extraño y exagerado a los ojos de mi mejor amigo, pero no porque es mi mejor amigo no le puedo decir que mi hermano tiene habilidades o un don sobrenatural se podría decir.

—Mi mejor amigo, Habib Davine....Habib, él es mi hermano gemelo, Lex Wolfe—Pide que se saluden.

—Un gustó conocerte, Lex.—Es el primero en extender su mano, pero Lex solo hace un asentamiento con la cabeza.

¿Por qué lleva anteojos oscuros estando dentro de casa? ¿Es sensible a la luz tal vez? Es por eso que Elliot me llevó a un rincón anteriormente. Además Elliot se puso demasiado nervioso cuando me vio llegar.

—Baja esa mano porque a mí hermano no le gusta el contacto.—Explicó Elliot.

—Ya veo.

Habib ve y analiza a Lex viendo que es lo opuesto a su hermano mayor. Elliot es sociable, amigable, tiene una hermosa mirada azul que cuando la vez te hace sentir pacifico. Por eso las personas en la estación de policía, prefieren realizar una denuncia solo sí él está presenté. Les da esa seguridad de que los tomarán enserio.

—¿Vive contigo?—Pregunta.

Tuve que mirar a otro lado porque Habib está dejando ver sus emociones, una de ellas es el sentirse herido. Eso seguramente se debe a que Elliot no le hablo tener un hermano, esos colores a su alrededor me hacen saber todo lo que está sintiendo y es sumamente molesto...es por ello que evitó el mirar o interactuar con las personas, yo puedo sus más profundos secretos y algunos me hacen sentir el dolor que siente o lo que le hicieron sentir a otra persona.

—Sí.—Responde.—Vivimos juntos desde que empezamos a estudiar en la academía.

—¿Por qué no estaba aquí hace seis meses?

—Se había ido a visitar a su familia y nuestros padres ya lo sabían.

—Pero no me lo dijeron—Está de mal humor.

—¿Hubieras venido a quedarte?—Pregunta, su tono de voz es decaído. Podría compartir similitudes, pero con respecto a la voz son muy diferentes.

La voz de Lex es mucho más grave que la de su hermano mayor. Elliot tiene un tono de voz más dulce, más pacífica. Lex sería el frío y Elliot una pasita andante.

—Si ya sabes la respuesta no preguntes lo que es obvio.—Soportemos solo serán unos días.—Ya escogí mi habitación, iré a descansar.

—Lex, aún no saludas correctamente.—Reprocha.—Vamos a vivir los tres juntos, tenemos que llevarnos bien.

—Si, si. Encantado de conocerlo—Expresó.—¿Feliz?—Se retiró.

Habib no comentó absolutamente nada pero de alguna manera se sintió incómodo, ser ignorado tan abiertamente dejaba mucho en que pensar y más cuando es el hermano de su mejor amigo, pensando en si había hecho algo malo como para caerle mal a Lex. Aunque eso no es así, Lex se comporta así de distante y evasivo con todo mundo a excepción de su familia.

—¿Por que no me habías dicho nada?—Su tono de voz le dejá saber al contrario que se encuentra herido.—¿Cuántos años tenemos de conocernos?—Se agarra el pecho de manera dramática.

—Como seis años...creó—Responde.

—¡Seis años!—Lo fulmina con la mirada.—Y ni así me dijiste nada, ¿soy tan poco confiable?—Baja su mirada al piso—Creía que nos contábamos todo.

—No te molestes—Deja salir un pesado suspiro.—Lex es una persona reservada, no le gusta que hablé sobré él.—Mira a la nada.—Mi hermanito es... todo es muy complicado de....

—¡Calla, Elliot!—Provino un gritó desde la habitación no muy lejos de la sala.—No me acuerdo a verte dado permiso de hablar sobre mi vida privada.

‹¡Mierda, se me había olvidado esa maldita habilidad! Por culpa de eso su vida se volvió tan sofocante, era más libre y feliz cuando no podía ver qué ahora que ve. Gracias a ese don ni siquiera logro terminar la secundaria, tanto quería estudiar y hacer amigos pero la vida le terminó dando una gran bofetada con fuerza. Por lo que prefiero estudiar en casa, salir de su habitación no era una opción para él.

—¡Esta bien, voy a callarme!—Hace una seña de cierre en sus labios.—Ya vez, es por eso que no hablo sobre él.

—Bien, ya no preguntaré más.

‹¿Como es que puede escuchar nuestra conversación a está distancia si él está en la última habitación al fondo? No se porqué, pero cuando lo vi fijamente aún con esos anteojos oscuros me hizo sentir desnudo. Fue incómodo. Estoy seguro que no nos vamos a llevarnos bien, somos lo opuesto del otro.

Habib había acertado en esa suposición, Lex no iba hacer dulce como Elliot, él es una persona que odia el contacto humano, hasta el de su familia pero no es porque él lo quiera de esa manera. Es más bien obligado a no poder darle cariño a su familia, como por ejemplo; abrazos o besos en las mejillas.

—Que fastidio—En vez de ponerse a dormir, comenzó arreglar la habitación.—Sino tuviera mis razones no estaría aquí, en la ciudad.—golpea con fuerza las almohadas.

‹En un solo día me han pasado cosas molestas, primeramente a Elliot se le olvida ir por mi al aeropuerto, segundo; ese cuatro ojos acusándome de acosar del que parecía su jefe, y ahora tengo que convivir con otra persona aparte de Elliot.› Se sienta sobre la cama, contemplado una idea descabellada que involucran sus ojos.

—¿Lex?—Toca la puerta.

—¿Qué quieres?

Acomoda la laptop en su escritorio con unas que otros figuritas de edición limitada, como por ejemplo; las vacas locas, la granja, pollitos en fuga entre otras. Le gustan las películas de dibujos animados.

—¿Puedo entrar?

—No—Responde con firmeza.

—¿Por favor?

—No—No cederá.

—¿Estas molestó?

—No.

Sube la maleta a la cama, iba a desempacar la ropa, ya venía en ganchos por lo que solo debe colgarla en el armario. Aunque no era necesario después de todo Elliot ya había comprado mucha ropa. Elliot está muy emocionado de tener a su hermano viviendo con el, compartir más tiempo presente en vez de a traves de una pantalla.

—Eso significa que si lo estas.

—Si lo sabes no preguntes—Rechina los dientes.

—Me disculpo—Se escucha lamentable—Salí tarde, por eso no pude ir por ti...se que debí llamarte, lo siento.

Debió sentirse asfixiando caminar entre tanta gente, evitando chocar con ellas o mirarlos a los ojos para evitar cualquier cosas que le haga sentir incómodo, dolor...¿cómo es que vivía su día a día esa persona que le donó los ojos a mi hermanito? ¿Él también experimentaba el dolor a través de los colores que las personas suelen tener?

—Ya pasó, solo veté porque si sigues molestando iré a meter mi pie en tu trasero—Advirtio.

—De acuerdo—Fingio estar asustado—Baja a cenar.

—Ya lo hice.

—Bien—No insistere más, si lo sigo presionando solo será más abrumador para él.—Descansa.

—Tú también.

‹Lo que más odio de esta habilidad que poseo es ver la preocupación y tristeza de mi familia, por más que lo oculten yo sigo viendo ese color gris que significa eso entre otros significados.›

Lex cerró la maleta para llevarla al armario, después se acostó en la cama con la mirada hacia la ventana. Ese color oscuro que indica la noche y con el cual está muy familiarizado le trae nostalgia.

‹Hace unos años atrás no podía ver nada, mi familia dice que nací ciego, me hicieron unos cuantos estudios y ya era cuestión de la genética. No podía ver más que solo la oscuridad misma.

Era doloroso pero me acostumbré a ello, soy inteligente, por lo qué eso no era una dificultad y mucho menos una discapacidad que me impidiera realizar diferentes cosas. Sin embargo mi familia no quería verme así de lamentable, por lo que buscaron otras opciones. Ellos hicieron de todo para que pudieran operarme y así poder ver la belleza del mundo.

Si hubiesen podido ellos mismo estaban dispuestos a donar los suyos, solo que no éramos compatibles, ni con mi hermano lo cual es algo irónico porque somos familia. Él y yo somos gemelos pero eso no quiere decir que seamos iguales en todos los aspectos.

Pero aún así no se rindieron y siguieron buscando una solución, hasta que un día ese donante compatible apareció. Esa persona sólo tenía 20 años y para ese entonces yo, acababa de cumplido 15 años. De igual manera no podía aceptarlo. Le dije que no podía aceptar sus córneas, que siguiera viviendo, que luchara por vivir porque todavía estaba muy joven como para rendirse.

Él solo sonrío muy dulcemente mientras me sostenía la mano, sabía que estaba riendo porque lo escuché. Se escuchaba muy agradable, cálido.

—Voy a morir, ya he visto mi muerte.—Fueron sus palabras cargadas de resignación. A lo que yo respondí de manera inocente.—¡¿Puedes ver el futuro?!—Solo me contestó.—Quien sabe, tal vez.

Para ese entonces creí que solo me estaba intentando convencer para que los aceptara, y cuando iba a preguntar una nueva pregunta él solo respondió mucho antes de que preguntará como si supiera lo que estaba pensando en ese preciso instante.

—Yo cambié mi vida por algo que atesoro.—Sonrió.

—¿Tanto como dar tu vida?

—Sí, atesoro ese algo tanto así que daría mi vida las veces que fueran necesarias.—Reafirmo firmemente.—Solo tengo una semana de vida, ya vi el mundo y me canse de ello....¿Quieres ver los colores, pequeño Lex?—Preguntó a la vez que acariciaba mi cabello.

Fui tan idiota cuando le dije con aquélla emoción; "¡Sí, sí me gustaría ver los colores! Pero mucho más la aparecía de mi amada familia." Se me cumplió el deseo, logré ver algo más que solo los dolorosos colores.

Por muchos años he estado buscando la tumba de esa persona, quiero averiguar del porque tengo esta habilidad, solo que no tengo suerte en mi búsqueda. Es por eso que vine a la ciudad, tal vez aquí si tenga suerte. Quiero encontrarlo mucho antes de que sea su aniversario de muerte.... quiero llevarle flores y preguntarle tantas cosas aunque no tenga ninguna respuesta de su parte.

Estoy investigando sin que mi familia se entere, si le pidiera ayuda a Elliot sería más fácil. Sin embargo, el no me ayudaría porqué es tan correcto que no puede romper una promesa. Al parecer antes de entrar al quirófano él les pidió de favor que jamás me dijeran su identidad. Es por eso que nadie habla sobre él, pero eso sí están sumamente agradecidos.›

Lex suspira profundamente, rueda por la cama de un lado a otro. Es tan frustrate el no tener las respuestas para sus preguntas, necesita saber del porqué sus ojos pueden ver más que solo colores alrededor o saliendo de las personas.

Saber si esa persona también tenía la misma habilidad o solo son efectos secundarios por la operación, ¿si algún día dejara de verlos? ¿Cuántos años debe de seguir esperando? Ya pasaron diez años desde que experimento ese suceso que desató todo.

‹Por ahora solo dormiré, no puedo apresurar las cosas solo porque así lo deseo, mañana abra más tiempo para seguir planeando diferentes cosas. Encontrar otra manera para encontrar las respuestas que buscó.›

Lex se puso sus audífonos, solo así podía dormir sin que los ruidos lo molestaran. Desde hace diez años todos sus sentidos se agudizaron, fue tan doloroso el proceso de adaptación a los nuevos cambios que trajo consigo el poder ver la luz ardiente del sol, ver le había costado caro.

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