C A P Í T U L O 15

Bebí un poco del té de manzanilla que acababa de pedir en la cafetería, antes de cambiar la página en el libro que estaba leyendo para distraer una vez más a mi cabeza de los pensamientos que habían estado consumiéndome los últimos días y que cada vez eran más difíciles de ignorar.

Sobre todo ahora que había tenido a Andrew encima de mí, luego del pequeño episodio que tuve en la cocina y que debió encender alguna alarma en él porque ahora estaba más atento a mis acciones, en busca de entender lo que había ocurrido.

Estuve a punto de dar otro sorbo a mi taza cuando sentí una presencia a mi lado en la mesa de la cafetería que solíamos utilizar en la hora del descanso, cuando no teníamos otra cosa que hacer.

—¿Me odias o algo por el estilo?

Levanté la mirada a la voz que había interrumpido mi lectura, para encontrarme a James mirándome con el ceño sumamente fruncido.

Parecía inconforme con algo.

—¿A qué te refieres? —Cerré el libro en mis manos para prestarle total atención.

Me ponía de los nervios pensar que se había enterado de lo que había ocurrido con Jared.

Después de todo, era su hermano.

—Te has cambiado de puesto —evidenció, señalando mi lugar en la mesa.

Asentí, realmente confundido, y alcé mis cejas en consecuencia.

—Ajá, ¿y qué con eso?

Rodó sus ojos, como si le fastidiase la idea de tener que explicarse de más. Tiró su mochila al piso con brusquedad y tomó asiento de igual manera.

—Ese puesto está a mi lado —refunfuñó—. Así que, ¿me odias?

Rodé mis ojos y me recriminé de manera mental por asumir que la razón por la que James me estuviese reclamando fuese relevante. Tomé el libro que había abandonado para retomar la lectura que había dejado por prestarle atención.

—Sinceramente, no entiendo qué te he hecho para caerte tan mal. —Pasé de página mientras esperaba su respuesta.

—Eres un Blut —respondió simple, como si ese motivo fuese suficiente para repudiarme.

Levanté la vista cuando el sonido de unos golpecitos llamó mi atención, pero era solo James escribiendo en la computadora portátil con una velocidad sorprendente después de sacarla para trabajar en la mesa.

Analicé con sumo cuidado las palabras que murmuró con asco, segundos atrás, y le dirigí la mirada más ofendida que tenía para ofrecer.

—¿Qué tiene que sea un Blut?

Se encogió de hombros, como si mi reclamo no tuviese la menor importancia.

—No tengo porqué responderte.

Me quedé mirando a James por un momento, sin saber qué decir, por lo que negué con la cabeza mientras comenzaba a recoger mis cosas para irme a casa, aprovechando que no tenía algún otro compromiso que cumplir.

No pensaba quedarme allí para recibir los malos tratos injustificados de James.

Estaba seguro de que no le había hecho nada para que me odiase.

—Lo que sea —refunfuñé mientras colocaba un marca páginas en el libro y lo guardaba para irme antes de que llegase alguien más.

—No has ido a la casa —reflexionó James de repente, en un susurro apenas audible para mí—. Digo, no es que realmente me importe si vas o no. Pero me parece extraño que pasaras de ir algunos días de la semana a ya no ir. —Me miró de reojo, pretendiendo que en verdad no le importaba—. ¿Ocurrió algo?

Me encogí de hombros y acomodé la mochila sobre mi hombro, sin intensiones de seguir desperdiciando mi tiempo con James.

Después de todo, si decidiera hablar con alguien sobre el tema, ese no sería el hermano gemelo de mi mayor tormento.

—No tengo porqué responderte.

James bufó por mi respuesta, pero no le di tiempo a decir nada más cuando salí de la cafetería con intenciones de llegar con rapidez a mi casa para terminar con más tranquilidad la tarea que debía entregar al día siguiente.

Nada tenía que ver con el hecho de que estaba huyendo de cierto chico castaño con ojos color miel y de todo lo que me estaba haciendo sentir.

Para nada.

Dejé las llaves en el mostrador de la sala y suspiré con alivio al notar que no había nadie cerca. Subí las escaleras para dirigirme a mi habitación, cerré con fuerza una vez dentro, y me acerqué de inmediato al escritorio para sacar mis apuntes semanales. Encendí mi laptop y, una vez instalado el documento, continué redactando el análisis para luego dedicarme a leer cada párrafo en buscar de algún error para corregir.

Cuando estaba terminando de redactar el último párrafo, el sonido de mi teléfono me distrajo, por lo que aparté la mirada de la laptop por un momento para dirigirla a la pantalla iluminada en cuya barra de notificaciones podía verse un nuevo mensaje.

Moví la silla giratoria para apartarme por un momento del escritorio y tomé mi teléfono para revisarlo. Detuve un bostezo cuando abrí el chat de Addison y leí el mensaje que acababa de enviarme:

Bruja  🧙‍♀️ 

Derek, te tengo una propuesta que no podrás rechazar 😇🥵

Ni siquiera quiero leer lo que tienes para proponerme.

Bruja 🧙‍♀️
Ay, vamos. Prometo que será divertido:(

Aquella afirmación me llamó la atención, por lo que pregunté, aun sabiendo que me arrepentiría después:

¿De qué se trata?

Bruja 🧙‍♀️

Vamos de fiesta este viernes 🥳

Solté una pequeña risotada y negué un par de veces, antes de disponerme a responder.

Ese chiste estuvo bueno, Addison.

Lánzate otro ahí.

Bruja 🧙‍♀️

Hablo en serio, Derek 😡

Ya hablé con los chicos y todos están de acuerdo.

Cuando leí cada palabra, mi corazón se aceleró ante la ráfaga de pensamientos que surgieron ante la posibilidad de que Jared estuviese entre los invitados.

¿Quiénes irán?

No pude evitar preguntar. Necesitaba saber para tomar una decisión.

Bruja 🧙‍♀️

Nosotros, por supuesto.

Y los Miller.

Tragué grueso cuando el segundo mensaje llegó y comencé a teclear una respuesta de forma apresurada.

Lo pensaré.

Dejé el teléfono de lado para mirar algún punto en la pared mientras pensaba realmente en mis posibilidades. Las fiestas no eran lo mío y aunque intentase con todas mis fuerzas, nunca lograba encajar en ese ambiente. No era amante a las bebidas alcohólicas, no sabía bailar y mis gustos musicales eran todo lo contrario a lo que colocaban en ese tipo de lugares.

Entonces, ¿por qué lo estaba considerando?

¿Desde cuándo la idea de ir a una fiesta me parecía bien? ¿Para qué quería yo ir a aquel lugar si todavía no lograba descubrir la razón por la que me sentía tan extraño y desconocido cerca de Jared?

No era buena idea estar a su alrededor y lo sabía.

Pero...

Llevé mi mano a mi muñeca y mi cuerpo se estremeció por sí solo cuando recordé la forma en la que me estampó con brusquedad para enfrentarme, su mirada feroz llena de determinación y su agarre poderoso para someterme.

Abrí los ojos, que no supe en qué momento cerré, y me removí con incomodidad al notar el agradable cosquilleo en mi vientre bajo. Llevé una mano al hueco entre mis piernas y las cerré con fuerza mientras mordía mi labio hasta hacerle sangrar, incapaz de asimilar aún lo mucho que me afectaba el mero recuerdo de su brusco trato.

Me hacía sentir enfermo, pero al mismo tiempo me hacía anhelar más de aquello que avivaba la llama en mi interior por el simple pensamiento de desear algo que consideraba prohibido.

Moví mi cabeza un par de veces para apartar los repentinos pensamientos y me levanté de forma rápida para buscar una toalla e ir a la ducha en un intento por refrescarme y olvidar ese pequeño momento. Cerré mis ojos cuando el agua comenzó a deslizarse por todo mi cuerpo y peiné mi cabello hacia atrás mientras trataba de poner orden a la avalancha de pensamientos que desencadenó la repentina invitación de Addison.

Un largo rato después, cuando estaba secando mi cabello con la toalla, la puerta de mi habitación se abrió y una Addison de brazos cruzados se colocó frente a mí con postura demandante.

—¿Ya lo pensaste?

Solté un suspiro y tiré la toalla en la silla giratoria, antes de sentarme sobre mi cama.

—No creo que sea una buena idea, Addison.

—¿Por qué?

—No lo sé, yo... —Revolví mi cabello con frustración, derramando algunas gotas de agua a mí alrededor.

Su semblante cayó ante mi evidente titubeo.

—¿Ocurre algo?

Me detuve en mi lugar y observé a mi hermana, sabiendo que nunca sería capaz de revelar lo que me estaba pasando.

—No, es solo que... no sé qué ponerme —terminé diciendo para quitármela de encima.

Bajó sus brazos al mismo tiempo que rodaba sus ojos y golpeaba el suelo con el pie.

—¿Era eso? —resopló —. Serás idiota.

Me encogí de hombros mientras la veía caminar hacia mi armario. Abrió las puertas y luego de voltearse para quedar frente a mí, señaló la ropa perfectamente acomodada en cajones o en ganchos.

—Tienes para escoger e incluso regalar, así que no hay excusa.

Se dirigió hacia la puerta y antes de salir, se giró para regalarme una sonrisa.

—Baja a cenar.

Dejó la puerta abierta, por lo que rodé mis ojos y me levanté con toalla en mano para dejarla secando, antes de seguir a mi hermana al comedor. Cuando llegué, ya todos se encontraban sentados en sus lugares, pero algo extraño consumía el ambiente y no logré descubrir qué era hasta que noté la manera en que Michael miraba de forma furtiva a mamá y esta le ignoraba.

Allí recordé que Michael llegó tarde una vez más la noche anterior, preocupando a mamá al no haber avisado que lo haría. Incluso le dejó sin desayuno cuando cada uno partió a cumplir sus obligaciones y, al parecer, nada había mejorado con el paso de las horas.

Parpadeé un par de veces cuando Andrew carraspeó y le miré con curiosidad cuando dejó su tenedor de lado para analizar a Michael con malicia.

—Entonces..., ¿en dónde estuviste anoche, Michael?

Todos reaccionaron de inmediato a la pregunta, dejando de lado la comida para prestar atención a la guerra de miradas que había entre los chicos.

—¿Acaso estuviste con una chica? —Andrew preguntó con cierta picardía mientras alzaba y bajaba a modo de broma sus cejas, para acentuar el sentido de la pregunta.

Mi mirada se dirigió a mi hermano mayor, curioso por la respuesta que pudiese dar, sabiendo que posiblemente había estado con Stephen como la vez anterior que llegó alcoholizado. No obstante, su expresión lució sombría ante la pregunta de Andrew, lo que generó más curiosidad en mí.

Todos le miraban a la espera de su respuesta e incluso Mason alzó una ceja como si no comprendiese su extraño actuar. Pero Michael estaba tenso y todo lo que respondió luego de unos minutos, fue:

—No creo que sea de tu incumbencia.

Su respuesta tenía sentido.

Como su familia no teníamos la obligación de saber todo lo que hacía, pero la forma en la que lo dijo a la defensiva, como si fuésemos a juzgarlo, causó sorpresa en cada uno de los presentes. Incluso mamá alzó la mirada por primera vez en la noche y observó a su hijo como si pudiese descubrir aquello que le molestaba con sólo analizarle.

Michael parecía tener una lucha interna mientras bajaba la mirada y pretendía comer. Revolvía su comida sin mirar a nadie, con los ojos fijos de forma pensativa en el guiso que había hecho Lena para la cena.

Todos tenían su atención fija en él, esperando algo más, pero no parecía dispuesto a decir más de lo que había dicho. Continuó observando su comida, hasta que pareció no soportar más la atención indeseada sobre él y terminó por levantarse de la mesa para dejar su plato en la cocina y desaparecer de la vista de todos.

Un incómodo silencio se instaló en la mesa cuando la puerta de la habitación de Michael sonó, indicando que se había encerrado en ella. Mason pareció confundido con su actuar, pero de inmediato fijó la mirada llena de seriedad en Andrew.

—¿Crees correcto lo que hiciste?

Andrew se hundió en su asiento y desvió la mirada a su plato también, antes de contestar.

—No creí que se molestaría por eso —admitió—. Solo sentía curiosidad por su comportamiento en este último tiempo.

—Michael siempre ha sido reservado con sus cosas —aseveró—. La forma en que lo acorralaste no estuvo bien. Él tiene derecho a mantener algunas cosas para sí mismo, no tiene porqué decirnos todo lo que hace.

Andrew hizo una mueca al ser reprendido de esa manera, pero aun así asintió y se levantó para salir de la cocina sin recoger nada, solo murmurando un escueto «ya vuelvo».

Se fue a lo que todos supusimos era la habitación de Michael para ir a disculparse. Pero toda la situación me dejó un tanto pensativo, porque no era común que mi hermano mayor se desanimara o reaccionara de esa manera.

Algo le ocurría y no sabía qué, pero aquello también fue un recordatorio de mi propia situación.

De alguna forma, todo lo que ocurría a mí alrededor me recordaba a Jared y lo que había perdido cuando me alejé de él. No podía evitar pensar en lo cómodo que me sentía a su lado antes del incidente y lo mal que me sentía conmigo mismo por desear más de aquello que había descubierto.

Apreté la cuchara en mi mano y luego la solté, sabiendo que no podría comer más por la ansiedad que me generaban todos los pensamientos que rondaban por mi mente junto a las emociones descontroladas que no me permitían pensar con claridad.

Me levanté de la mesa, llamando la atención de Mason y Lena, que habían estado conversando en susurros.

—¿Acaso nadie comerá la cena hoy? —preguntó mamá, notando que comenzaba a levantar mi plato.

—Yo puedo comerlo todo, amor.

Mason tomó su mano sobre la mesa y le dio un pequeño beso, desviando la atención de mamá hacia el gesto. Lena sonrió conmovida y yo aproveché para desaparecer también sin que nadie lo notase, mientras Addison terminaba su plato de comida como si nada hubiese ocurrido.

Minutos después, se levantó también y caminó detrás de mí para lavar lo que había ensuciado mientras yo guardaba los restos.

—¿Tienes idea de lo que ocurrió allá afuera? —soltó de pronto, tomándome por sorpresa.

—¿A qué te refieres exactamente?

Se encogió de hombros mientras sacudía sus manos en el lavavajillas y luego las secaba con el trapo de la cocina.

—Michael ha estado actuando extraño este último tiempo con esas salidas constantes y llegadas tardías. —Dejó el trapo de lado y se apoyó en la isla—. Entiendo que se trata de su vida, pero no deja de preocuparme menos lo que le pase por ello. —Luego me miró directamente con los ojos entrecerrados—. Tú también has estado actuando extraño.

Me paralicé en mi lugar sin saber qué decirle al instante hasta que recordé aquel consejo que me había dado papá para momentos estresantes: «cuando no sepas qué decir ante algo, responde con una pregunta».

—¿Por qué lo dices?

Rodó sus ojos y me señaló de forma acusatoria.

—Últimamente no comes con nosotros en el almuerzo de la cafetería, actúas con paranoia como si huyeses de alguien y corres a casa en la mínima oportunidad que tienes, cuando antes te quedabas un rato con nosotros —enumeró.

Me encogí de hombros y aparté la mirada lejos de ella cuando me sentí acorralado.

—Solo he querido darle un poco de prioridad a todas mis asignaciones —Cuando vi que estuvo a punto de refutar, continué: —. Te recuerdo que estoy estudiando dos carreras y atrasarme sería fatal para mí.

Mi respuesta pareció lógica para ella, porque detuvo su reclamo para afirmar con su cabeza, aceptando que no podía atrasarme si quería que todo fuese bien.

Metí las manos en mis bolsillos, sin saber qué más decir, hasta que tomé el valor y señalé con un dedo sobre mi hombro.

—Iré a dormir —informé—. Que pases buenas noches.

Sin esperar respuesta, hui de allí, me despedí de mis padres y me dirigí a las escaleras para encerrarme en la seguridad de mi habitación.

Aquel lugar que antes era seguro para mí, hasta que encontré refugio en los brazos de una persona.

Aquel lugar que podría resguardarme de todo, menos de mí mismo.




Ayyy, no sé que deciiir kjaksja

Recibí muchos mensajitos de odio hacia James por interrumpir el momento entre Jared y Derek, pero también recibí amenazas hacia mi persona por el capÍtulo anterior 😭😭

A los que me pidieron que le avisara a mis padres que no regresaría 😡🔫... dejenme decirles que ellos les dan las gracias JKAJDAK

En el sigueinte capítulo tendremos la versión de Jared:( así que prepárense para saber lo que piensa mi bebé de todo lo que está ocurriendo.

(notaron las conexiones entre EDDS y EEDD. Este capítulo fue narrado por Michael en EDDS y ahora tenemos la versión de Derek. Lo mismo ocurre en varios capítulos, así que estén atentos jiji)

Voten y comenten si les gustó el capítulo <3

Nos leemos uwu

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