C A P Í T U L O 13

Hey, ¿quieres dar un paseo conmigo esta noche?

Leí por tercera vez el mensaje mientras mordisqueaba mi labio interior e intentaba convencerme de que la intensidad de los latidos de mi corazón y la calidez en el pecho se debían a la emoción que me generaba el solo pensamiento de dar un paseo nocturno en moto.

No por la persona que enviaba el mensaje.

Tecleé un par de veces, pero negaba y borraba el mensaje cuando notaba que sonaba muy soso o muy atrevido. Probé con un par de respuestas más hasta que solo una me convenció:

Me gustaría:)

Me di una palmada en la frente y estuve a punto de borrar el mensaje cuando la respuesta de Jared llegó de inmediato, indicando que vendría a mi casa a buscarme, avivando el nerviosismo que había tratado de ignorar los últimos segundos.

Mordisqueé la punta de mi pulgar y tiré el teléfono a la cama para caminar hacia mi armario a dar un vistazo de lo que podría ponerme para la ocasión.

Probé un par de atuendos, hasta que un pantalón negro, con camiseta blanca sencilla logró convencerme.

No sabía la razón, pero sentía la necesidad de impresionarle de alguna forma, aunque fuese con mi vestimenta.

Apliqué un poco de perfume y bajé las escaleras con prisa, aprovechando que mis padres habían salido a cenar y mis hermanos no estaban a la vista, para mí alivio.

Salí a la calle y vislumbré a Jared apoyado contra el costado de la motocicleta, mirando a su alrededor. Vestía unos pantalones ajustados y su característica chaqueta de blue jeans sobre lo que parecía una camiseta que se ajustaba perfectamente a su cuerpo.

Cuando notó mi presencia, se enderezó de inmediato, me regaló una pequeña sonrisa y metió las manos en los bolsillos delanteros de su pantalón. Me detuve frente a él mientras intentaba ocultar la sonrisa que quiso deslizarse de mis labios cuando nos quedamos mirándonos como si nunca nos hubiésemos visto antes.

Aunque esa torpeza que mostraba solo me hizo sentir un poco más relajado, porque no era el único que se sentía nervioso.

Aun con una sonrisa en mis labios, me aclaré la garganta.

―¿Y bien? ―Le miré de arriba abajo―. ¿A dónde me llevarás?

La pregunta pareció desconcertarle.

―Uh, en realidad en todo lo que pensé fue en llevarte a comer. ―Hizo una mueca inconforme―. Supongo que a partir de allí depende de ti y lo que quieras hacer. Espero que no te importe improvisar.

Desvié mi mirada lejos de la tuya, rezando porque no se notara el sonrojo que comenzaba a instalarse en mis mejillas ante lo especial que me sentí por sus palabras.

―Me parece bien ―respondí segundos después, pensando en lo agradable que sonaba su idea y lo lindo que me parecía que tomara en cuenta mi opinión.

Jared asintió y se dio la vuelta para subir a su motocicleta, conmigo siguiéndole. Tomé asiento y me aferré a él por lo que duró el viaje, hasta que se detuvo en un pequeño local de comida rápida. Bajamos de la moto, pero algo pareció inquietarle porque se detuvo frente a mí con seriedad.

—No sé a qué tipo de lugares estés acostumbrado a ir, pero una noche en uno de mis paseos nocturnos encontré este local en donde preparan unos sándwiches increíbles, así que... quise traerte aquí —reveló—. Aunque, si no es de tu agrado, podemos ir a otro-

Tomé su mano, provocando que las palabras muriesen en su boca mientras desviaba la mirada al lugar en el que nuestras pieles se tocaban.

—No soy para nada exigente y ahora estoy ansioso por probar esos sándwiches —confesé—. Así que no hay ningún problema.

Jared asintió con lentitud y aprovechó mi agarre para guiarme al interior del local. Fue sorpresivo verle saludar a la propietaria con tanto cariño para luego guiarme a una mesa alejada de las demás. Tomamos asiento y comencé a leer las opciones del menú, notando que había mucha variedad y que todo parecía delicioso.

—¿Ya sabes lo que vas a pedir?

Mis ojos pasaron de Jared al menú un par de veces antes de mover la cabeza en señal de negación.

—Todo se ve increíble.

Asintió mientras extendía su mano para bajar con delicadeza el menú de mis manos.

—¿Me permites impresionarte?

Me dejé quitar el menú al mismo tiempo que quedaba hipnotizado por la hermosa sonrisa que tenía Jared en ese momento mientras me miraba por debajo de sus pestañas. Asentí con dificultad y tragué grueso para luego desviar la mirada a algún punto de la mesa.

¿Qué ocurría conmigo?

—Te recomiendo el sándwich de lomito —sugirió con emoción—. Trae un aderezo delicioso y combinado con algunos vegetales y salsas, sabe increíble. —Se detuvo a sí mismo y me observó con curiosidad—. ¿Eres alérgico a algún alimento?

—A las ciruelas, pero dudo que coloquen eso en algún sándwich.

Él asintió con expresión pensativa y luego levantó una mano para llamar a una de las camareras, que se marchó tras anotar nuestros pedidos y volvió a los minutos con ellos.

Sin poder evitarlo, agarré uno de los pedazos perfectamente cortados de mi plato y di el primer mordisco, soltando luego un sonidito complacido que llamó la atención de Jared.

—¿Está bueno?

—Dios, sí. —Agarré una papita frita de mi plato y la embarré en ketchup para meterla en mi boca—. Todo está buenísimo.

Jared limpió sus manos con una servilleta y le dio un trago a su bebida.

—Me alegra que te guste.

Observé su plato con curiosidad y señalé el sándwich que estaba a medio comer.

—¿Tu qué has pedido?

Jared bajó su mirada y luego la alzó una vez más para observarme con una sonrisa.

—Siempre que vengo aquí como el especial de la noche, en busca de probar todo lo que venden. Este de aquí es un sándwich de milanesa —Tomó uno de los pedazos que había cortado con anterioridad y me lo extendió—. Pruébalo, sé que también te encantará.

Genial, quedé como muerto de hambre.

Le miré por unos segundos, avergonzado de probar su comida, pero Jared parecía tan entusiasmado por compartir que acepté sin pensarlo demasiado. Me acerqué para darle un mordisco y cerré mis ojos, totalmente encantado con el sabor de la comida.

Me alejé para picar un pedazo de mi sándwich y lo extendí de igual manera, para sorpresa de Jared. Este observó el sándwich y luego a mí, pero antes de tener la oportunidad de refutar, rocé sus labios con el pan.

Sin otra opción, le dio un mordisco y yo alejé el sándwich restante, mientras observaba la forma en que me miraba, como si estuviese contrariado por mi manera de actuar.

Nos mantuvimos de esa forma por unos segundos, pero ambos continuamos comiendo mientras alguno soltaba algún dato reflexivo o comentario que hacía reír al otro.

Y por alguna extraña razón, mientras le veía reír, recordé las palabras que Mason recitaba cada vez que comíamos juntos: «la comida es más deliciosa cuando la compartes con alguien especial»

Las carcajadas murieron en mi boca minutos después de limpiar la comisura de los labios de Jared y bromear con él sobre lo torpe que era para comer. Apoyé mi espalda en la pared de una tienda en la que estábamos y Jared me observó por un momento con una sonrisa relajada.

Luego de comer en aquel pequeño local al que me llevó, recorrimos las calles hasta detenernos en un puesto de churros para pedir dos raciones para disfrutar mientras caminábamos; y habíamos estado dando un paseo hasta que noté que el rostro de Jared era un desastre.

—¿Qué quieres hacer ahora? —Hizo bolita la bandeja en su mano y la tiró en el cesto de basura que estaba a unos pasos de nosotros.

Doblé el mío un par de veces y caminé para botarlo porque mi puntería no era tan buena como la suya y probablemente tendría que volver para recogerlo del suelo.

Analicé su pregunta y observé a nuestro alrededor, al montón de tiendas que ya se encontraban cerradas por la hora, hasta que las luces de una colorida tienda llamaron mi atención. Tomé el brazo de Jared y le arrastré conmigo al otro lado de la calle para entrar a lo que resultó ser una tienda de CD's.

Recorrimos los pasillos con calma, escaneando algunos demos con curiosidad, hasta que llegamos a una pequeña estantería con CD's de Avril Lavigne en donde nos detuvimos.

Jared agarró los auriculares que colgaban del reproductor electrónico instalado en el extremo del estante para que las personas pudiesen escuchar música con tranquilidad y lo colocó sobre mi cabeza mientras buscaba entre las opciones, hasta que pareció decidirse por una. Colocó la canción y cuando la voz alegre de Avril Lavigne comenzó a cantar Things I'll Never Say, mis mejillas se pusieron calientes sin que pudiese evitarlo mientras intentaba mantenerle a Jared la intensa mirada que me estaba dedicando.

Cuando creí no poder aguantar más la extraña sensación que se albergó en mi pecho, retiré los auriculares y observé a Jared con la mayor normalidad que pude para no evidenciar lo nervioso que estaba al no saber interpretar su elección de música.

—¿Cuándo descubriste que te gustaba Avril?

Quise saber, porque me parecía curiosa la elección y porque necesitaba desesperadamente desviar la conversación para no sobre pensar lo que acababa de ocurrir.

Jared solo se encogió de hombros y tomó los auriculares de mis manos.

—Cuando James y yo entramos a la adolescencia, nos enamoramos de ella y de su música al descubrir lo mucho que nos ayudaba a olvidar lo que nos dolía —Colocó los auriculares sobre su cabeza y me miró con curiosidad—. Es tu turno, puedes colocar lo que más te guste.

Mordí mi labio inferior y dediqué unos minutos a buscar algo que fuese de mi agrado, mientras pensaba en sus dolorosas palabras. Conecté el CD's cuando encontré lo que estaba buscando y Jared sonrió transcurridos unos minutos cuando pareció, no solo reconocer, sino entender mi propósito al colocar esa canción.

Al acabar, apartó los auriculares y me dedico una mirada llena de tantos sentimientos que no supe qué hacer.

Fix you, ¿eh? —Desvió la mirada sin borrar la pequeña sonrisa de sus labios al mismo tiempo que metía sus manos en los bolsillos delanteros del pantalón—. No sabía que te gustaba Coldplay.

Me encogí de hombros al igual que él.

—Es uno de mis artistas favoritos —admití con una sonrisa, agradecido de que no hiciese ningún comentario sobre mi elección.

Jared se quedó observando mi rostro por un largo rato, tan solo analizándome como si estuviese buscando algo.

—Me gustaría llevarte a otro lugar —soltó de pronto, tomándome por sorpresa—. ¿Te gustaría acompañarme?

Sin pensarlo mucho, asentí, dejándome llevar por la profunda curiosidad que me generaba la personalidad tan misteriosa de Jared; la única persona que había logrado que no planificara cada movimiento que hacía, que me dejara llevar sin pensar en las consecuencias.

Jared me arrastró fuera de la tienda, disipando mis intrusivos pensamientos mientras nos dirigía al lugar en el que había aparcado su moto para invitarme a subir y conducirme a las afueras de la ciudad.

Cerré mis ojos sin darme cuenta, apreté mi agarré alrededor de su abdomen para abrazarme con fuerza a su cuerpo y me dejé llevar por lo relajante que se sentía el viento al chocar contra mi rostro, haciendo que por un segundo olvidase el miedo que aun experimentaba al subirme en ella.

Cuando sentí que Jared bajaba la velocidad, abrí mis ojos y noté que nos encontrábamos en una zona industrial un poco alejada de la ciudad. Me separé de su cuerpo para escanear los alrededores y verificar que todo estaba oscuro y desolado.

Nos detuvimos frente a un barandal que nos separaba de un enorme rio y mientras Jared ajustaba la moto, me encargué de observar la zona iluminada por las luces provenientes de las fábricas al otro lado del agua.

Era un verdadero espectáculo.

Jared se bajó y cuando estuve a punto de seguirle, me sostuvo con fuerza de las caderas para mantenerme en mi lugar. Hice una mueca cuando un extraño cosquilleo se instaló en donde sus manos presionaban, pero ignoré lo mejor que pude la sensación cuando Jared volvió a subirse de tal manera que quedaba frente a mí.

Solo en ese momento me di cuenta que el verdadero espectáculo se encontraba en el resplandor de los ojos color miel que me miraban con emoción.

―¿Aun te da miedo andar en moto?

―No creo que algún día deje de tener miedo.

Soltó una pequeña carcajada que fue música para mis oídos porque eran pocas las veces en que Jared reía sin tapujos y el saber que yo había sido capaz de provocar aquello aceleró los latidos de mi corazón cuando una inexplicable sensación me embargó.

―No creo que eso sea malo.

―¿A qué te refieres?

―¿No es el miedo una de las emociones que nos hacen sentir vivos?

—Puede ser, pero no deja de ser desagradable.

―¿Y eso qué? No podemos tenerlo todo ―susurró tomando mis manos entre las suyas―. Y creo que ese es uno de los precios que debemos pagar por estar aquí.

―Si puedo evitar sentirlo, lo haré.

Su ceja se alzó, como si no tuviese ningún sentido lo que decía.

—Creo que hay cosas que no se pueden evitar, y sentir es una de ellas. —Suspiró—. De igual forma, ¿qué sentido tiene privarte de algunas emociones?

Me encogí de hombros al mismo tiempo que mi mirada se perdía en algún punto de la lejanía mientras la brisa soplaba y removía mi cabello. Mi cuerpo se estremeció ante el frío que sentí, pero no tuve mucho tiempo para pensar en ello cuando Jared se quitó la chaqueta y la colocó sobre mis hombros.

Solo así noté que cargaba puesto un suéter blanco, que se ajustaba en los lugares correctos y hacia lucir sus brazos muy fuertes.

—¿Crees que está mal querer vivir con reglas? ¿Que evite vivir con riesgos y emociones al límite?

—No creo que esté mal, pero ¿no crees que te pierdes algunas cosas por evitar otras? —La sonrisa continuaba adornando su rostro—. No sabemos cuánto tiempo tenemos en este mundo, por lo que ¿no es lo mejor vivir como si cada día fuese el último? De eso se trata vivir sin estructuras: de ser capaces de ignorar un poco los riesgos y lanzarnos a lo desconocido

—No me gusta el miedo.

—A nadie, pero al menos podemos aprender a vivir con él y de él. —Tocó mi nariz de forma juguetona—. ¿A quién diablos le importan las equivocaciones cuando puedes disfrutar todo lo que puedas del momento?

Aquella declaración me hizo sentir un poco más de admiración por él. Porque aunque Jared era tan introvertido y le costaba relacionarse con las personas, parecía no negarse a nada que la vida le presentase sin importar las consecuencias.

¿Qué se sentiría vivir de esa manera: sin sobre pensar tanto y solo dejándose llevar?

Era complicado de pensar cuando pasaba mis días planificando cada cosa en base a estadísticas de efectividad que me hiciesen sentir productivo, pero al mismo tiempo apresado.

A veces sentía como si estuviese encadenado a alguna pared y constantemente estuviese tirando de las cadenas con la esperanza de ser liberado.

—A veces quisiera ser como mis hermanos, ¿sabes? —Me aferré a su chaqueta cuando una nueva punzada de dolor atravesaba mi pecho, como cada vez que tenía aquellos pensamientos—. Cada uno parece feliz con lo que hace, sin pensar constantemente en las posibles consecuencias que puedan tener sus acciones. Con personalidades tan geniales que son capaces de atraer a cualquier persona que esté a su alrededor, en cambio yo...

Jared negó un par de veces y tomó cabeza entre sus manos con delicadeza mientras parecía escanear cada parte de mi rostro.

—Escúchame, Derek. Eres maravilloso tal y como eres. —Acarició mis pómulos con sus pulgares—. No necesitas parecerte a nadie para atraer a las personas. Tu manera de ser deja su propia marca y, lo creas o no, es capaz de durar toda la vida.

Jared bajó su mirada al mismo tiempo que una sonrisa amarga hacía acto de presencia.

—Lo lamento, no soy muy bueno con las palabras y puede que ahora suenen algo vacías, pero-

Tomé su rostro con ambas manos y le moví hasta que nuestras miradas se encontraron. Moví la cabeza en señal de negación sin poder borrar la sonrisa que tenía en mi rostro, a pesar de las verdaderas ganas de llorar que tenía en ese momento por sus palabras.

Carraspeé en un vano intento por bajar el nudo incrustado allí y suspiré.

—Tus palabras fueron más que suficientes. No necesitas ser demasiado elocuente para transmitir el mensaje. —Acaricié sus pómulos con mis pulgares—. El que tus palabras sean tan medidas hace que siempre digas lo necesario.

Bajé la cabeza hasta apoyar mi frente en su hombro y exhalé.

—Gracias, Jared.

Me aferré a su cuerpo y respiré con algo de dificultad mientras mi corazón titubeaba ante la cercanía.

Por alguna extraña razón, mis emociones con Jared siempre estaban alteradas. Desde que le conocí, una sensación burbujeante comenzó a bailar en mi interior y una calidez que nunca experimenté fue la que comencé a sentir al lado de una persona con el temple de un CrCoNi y con la frialdad de un iceberg.

Jared Miller con su expresión seria había agitado mi corazón más que cualquier cosa que había experimentado en la vida y si de eso se trataba vivir sin límites, estaría dispuesto a descubrirlo a su lado.

Me alejé de su cuerpo y tomé una profunda respiración —topándome en el proceso con su perfume— mientras miraba a mí alrededor con algo de curiosidad.

—¿Cómo conociste este lugar? —Observé la forma en que las luces se proyectaban en el agua.

—La primera vez que vine aquí fue una noche en la que discutí con James. —Su mirada se perdió en el constante movimiento del agua mientras relataba la historia—. Recuerdo estar tan enojado con mi gemelo y tan desesperado por huir para no tener que verle, que tomé el auto de mamá y conduje sin rumbo por horas hasta que crucé la zanja que traía a este lugar. —Se giró y acomodó un mechón de cabello que cayó sobre mi frente por el viento—. Desde ese momento este lugar se convirtió en mi refugio cuando descubrí que la calma en el ambiente me relajaba y observar las luces se me hacía terapéutico.

Oírle hablar de esa manera siempre me hacía sentir mal.

—Al parecer tienes muchos refugios —susurré, recordando la casa abandonada a la que me había llevado días atrás.

Una sonrisa amarga se extendió por su rostro, dando paso a la expresión más desolada que vi en mi vida y que con las luces a nuestro alrededor iluminando su perfil resultó más desgarradora.

—Tal parece que soy alguien desesperado por encontrar una salida —murmuró.

Sin saber la razón, mi mano subió a su mejilla y mi pulgar comenzó a dejar caricias en la piel de su cuello, queriendo darle a Jared algo del confort que él me daba a mí. Su compañía se había convertido en un bálsamo para mi alma y yo quería representar lo mismo para él de ser necesario.

—Todos necesitamos escapar a veces de la realidad —susurré con la intención de no dañar el ambiente—. Pero ahora me tienes, así que no dudes en recurrir a mi cuando necesites ayuda.

Jared giró su rostro y tomó una de mis manos para besarla con dulzura, antes de apartarse y mirarme de una forma que me hizo sentir cosquillas en el estómago.

¿Era natural que su calor se sintiese tan agradable?

Jared comenzó a cerrar la distancia entre ambos y yo me quedé estático en mi lugar sin saber qué hacer. Nuestras respiraciones se mezclaron y su aliento chocó contra el mío, a punto de chocar nuestras bocas cuando un teléfono comenzó a sonar, interrumpiendo el momento.

Jared maldijo por lo bajo y se separó para sacar el molesto aparato del bolsillo mientras los latidos de mi corazón se encontraban terriblemente acelerados al punto de poder sentirlos en mi garganta. Mi boca estaba seca y mis manos adquirieron un pequeño temblor cuando comprendí lo que estuvimos a punto de hacer.

¿Qué rayos?

Me removí incómodo mientras Jared arremetía con enojo hacia la persona que se encontraba al otro lado.

—No puedo, James —zanjó—. ¿Qué?

Cubrió su cara con sus manos y cerró sus ojos con fuerza, luciendo frustrado.

—Está bien, ya entendí —gruñó—. Voy para allá.

Jared colgó la llamada y sostuvo su teléfono con fuerza, mientras apretaba su mandíbula. Sin saber la razón, llevé mi mano a la suya y le miré a los ojos cuando su atención se dirigió hacia mí.

—¿Está todo bien?

Jared apretó sus labios con fuerza antes de asentir y suspirar.

—Sí, es solo que James... me necesita. —La frase sonó amarga en sus labios, pero aun así se levantó y se acomodó en el momento para arrancar—. Lamento que nuestra noche termine de esta manera.

Me miró sobre su hombro con una expresión llena de arrepentimiento.

—No, está bien. —Intenté tranquilizarle—. Tu hermano necesita tu ayuda.

Asintió con lentitud, sin dejar de mirarme. Luego se giró para encender la moto y comenzar el camino de regreso que resultó ser mucho más corto para mi desgracia porque antes de darme cuenta, ya me encontraba bajando con dificultad, tras estacionar frente a mi casa.

Tomé una profunda respiración cuando mis pies tocaron el asfalto e hice movimientos graciosos para asegurarme de que era real.

Una mano en mi mejilla me hizo alzar la mirada y cuando lo hice, los ojos de Jared me estudiaban con atención.

Ambos nos miramos por un largo rato y otra vez esa decepción punzó en mi pecho cuando apartó su mano de mi mejilla con delicadeza, luego de dejar una caricia, y salió disparado rumbo a su casa donde su gemelo le esperaba.

Me quedé un largo rato mirando la calle por la que se había ido, sintiendo una mezcla de sentimientos tan confusos que quería apagar mis pensamientos.

Me abracé a mí mismo, notando que aún tenía la chaqueta de Jared y me resguardé en ella con desesperación mientras pegaba mi nariz al cuello en el que su aroma estaba presente.

No tenía idea de lo que estaba ocurriendo, pero solo un poco de su aroma fue capaz de calmar la angustia en mi interior.




Primer acercamiento real de los chicos jdjskd

Repito. 

¡PRIMER ACERCAMIENTO REAL DE LOS CHICOS! 😭

Sin duda este es uno de mis capítulos favoritos por todas las cositas especiales que hay ocultas en las canciones, los lugares que visitan y sus propias compañias 🥺❤️‍🩹

Estoy enamoradísima de la forma en la que Jared y Derek se desenvuelven alrededor del otro. Don't blame me, love made me crazy 💘

¿Qué creen que ocurra a partir de ahora? 

¿Qué creen que haga Derek? 

¿Qué creen que haga Jared?

La batalla está a punto de comenzar, date prisa Goku 🏃‍♀️💨

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