2 · el paradero del acertijo
Cobblepot tardó unos tres meses para terminar la prisión preventiva en Arkham.
No obstante, el Acertijo, quien poseería, seguramente, cadena perpetua, se escapó un mes después de que Oswald dejara la prisión. El fracaso por la contención del controvertido villano (las malas lenguas decían que Batman, el justiciero, se enfadó con el presidente de Arkham y tuvieron una fuerte discusión) fue escuchado por cualquier gothamita que estuviera mínimamente interesado en las noticias de su ciudad.
Oswald no era menos; unas de las cosas a las que había recurrido para la construcción de su imperio era tener miles de contactos, y pretendía informarse de todo lo relacionado con los bajos fondos de la ciudad. Aunque Cobblepot no poseía un alto interés en el villano, le pareció curioso escuchar de él después de su pequeño historial como antagonistas en una guerra en la que fue forzado a entrar.
Oswald descubrió que existía un desprecio casi general por el Acertijo. Incluso los villanos sentían algo de repudio por él; no le parecía ningún información desorbitada, ya que él fue el causante del "Año Cero" y "La Guerra de las Bromas y los Acertijos", dos eventos que suponían una mancha negra y desafortunada en la historia de Gotham que la gran mayoría recordaba de mala manera.
Aquello justificaba que se intentara tener un seguimiento por las acciones del dicho villano, sin embargo, durante unas semanas su ubicación fue todo un misterio, y las personas con el tiempo se fueron despreocupando progresivamente más por su paradero.
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Oswald fumaba mientras repasaba los ingresos del Iceberg Lounge (aún si éste sólo era una tapadera de diversas acciones ilegítimas, eso no significaba que no debiera prestar atención al sueldo de los camareros y camareras, el presupuesto del alcohol y ciertos mantenimientos del edificio). Era una tarde de otoño y el cielo estaba casi oscurecido; amenazando con levantar la noche en unos minutos.
La habitación estaba en silencio, lo cuál le motivaba a centrarse más en lo que tenía que hacer. El único sonido que a veces entraba por sus oídos era el del cenicero, cuando daba unos toquecitos con el cigarro en el filo de éste. Estaba hecho de cristal, y fue construido a petición de Oswald para imitar la forma de un pingüino.
El silencio de su habitación fue un motivo clave para escuchar que la ventana detrás de ella se abría, y como estaba solo y lejos del lugar, aquello le llevó a la conclusión de que alguien la estaba abriendo para entrar en su habitación.
Agarró el paraguas y rápidamente disparó al lado de la ventana. Sus ojos miraron después, y Oswald se encontró con una sorpresa de emociones confusas.
El Acertijo estaba justo en la ventana semiabierta, llevando su característico traje y sombrero verde y con los botones de la camisa blanca desabrochados, además de su pelo cuidadosamente engominado, intentando disimular lo mucho que le había asustado esa bala que de milagro no había rozado su costado.
Cobblepot se levantó de la silla y empezó a andar hacia el otro hombre con una distinguida forma de andar mientras la suela de sus zapatos sonaba con fuerza por el contacto con la madera fina del suelo.
-¿Qué haces aquí? -le preguntó, con un cigarro en una mano y la pistola camuflada en paragüas en otra.
Edward tragó saliva como si eso le ayudara a recuperarse del susto y a esconder la rabia que sentía por esa arma apuntada de forma tan explícita hacia él. Oswald prestó mucha atención a aquél gesto.
-¿Vendes cosas no? Cosas como explosivos, drogas, armas, munición y demás -preguntó Edward-. Quiero unos pocos.
Algo en el fondo de Oswald le decía que el Acertijo no estaba aquí por cuestiones de contrabando, ya conocía muy bien lo vengativo que era y el pequeño conflicto que tuvieron en prisión.
Aún así, y aunque no trajese una cita con anterioridad para hablar con él, decidió atenderle.
Seguro que algo bueno podría sacarle.
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