1 · primeras presentaciones

El pingüino llevaba desde que ingresó en prisión mirando de forma pensativa a la pared coloreada con tonos aburridos. Desde todo lo ocurrido en la llamada "Guerra de las Bromas y los Acertijos" en la que Falcone, El Romano, fuera derivado por el payaso príncipe del crimen conocido como "Joker", un vacío en el crimen se había formado, y alguien debía ocuparlo.

Y claramente, Oswald pensaba en ocuparlo él mismo.

Había tenido suerte de ser considerado un simple títere del Joker y de Falcone, pues su sentencia sería tan mínima que tendría el tiempo suficiente y necesario para planear su ascendencia en el mundo del crimen, y al mismo tiempo saldría de la cárcel justo a tiempo para cumplir sus planes.

Podría estar encerrado, pero ya estaba saboreando la dulce libertad.

Estuvo fantaseando sobre aquello en su mente hasta que, delante de la pared que no había dejado de mirar, reconoció una figura.

Era el Acertijo, quién a pesar de su desenlace en la guerra contra el Joker se extendía delante de los demás presos con una sonrisa presumida, que le hacía cuestionarse a Oswald de qué tenía que presumir alguien como él en aquella posición.

Tenía el pelo engominado y los brazos apoyados en su cadera. Incluso tenía abiertos algunos botones de su uniforme de Arkham para que el signo de interrogación tallado en su techo pudiera ser vislumbrado a la perfección.

Sin embargo, Oswald descubrió que quedarse examinando al villano no había sido la mejor idea, puesto que no tardó en percatarse de aquello y ya fue demasiado tarde para rodar los ojos e intentar fingir que no había estado observándolo.

Nigma se dio la vuelta y apoyó las manos en la mesa delante suya.

—Veo que ahora nos encontramos del mismo lado.

A Oswald no le sorprendió que el Acertijo saliera con ese comentario; al fin y al cabo, si alguien debía recordar quién se encontraba en el lado contrario en su propia guerra, tendría que ser él.

El pingüino le miró, enfocó sus ojos hacia él, pero no respondió porque pensaba que aquello sólo provocaría que su temperamento empeorara. Sin embargo, ocurrió todo lo contrario y Edward se enfadó cuando le hicieron el vacío.

Agarró una silla de cerca, y se sentó delante de Cobblepot.

—Dime, pingüino… —se dirigió a él, intentando aportar una posición de superioridad como le era habitual cada vez que se dirigía a las personas, aunque en este caso, no consiguió intimidarle nada— Ahora que no eres una marioneta de nadie, ¿Qué es lo que piensas hacer con tu vida?

Nigma claramente esperaba que Oswald se acobardara por la situación, quitarle esa expresión neutra de la cara para reemplazarla con una que le satisficiera, intentando atacar a lo que creía le haría daño.

Por desgracia para Edward, ocurrió todo lo contrario, y Oswald contraatacó.

—Ya lo verás —respondió Cobblepot, clara y llanamente, manteniéndose tan erguido como estaba incluso antes de encontrarse con el villano.

Las expectativas de Edward no se cumplieron, y aquello siempre resultó en él enfurruñándose porque la jugada no le había salido como él quería.

Pensaba salir con un comentario ingenioso, uno para, esta vez, realmente tener el efecto que quería tener en el pingüino. Pero nada de eso salió adelante.

—¿Qué ya lo veré? —repitió lo que dijo Oswald, como si se lo cuestionara— ¿De verdad quieres que me crea tus promesas falsas y excesivamente glorificadas?

Aquel comentario causó un mínimo estrago en Oswald, pero fue cuidadoso, y lo reprimió.

—Así es.

Nigma había tenido un mal día desde antes de que empezara, con todo lo ocurrido cuando Batman le llevó a Arkham como si no hubiera querido asesinarle minutos antes, y aunque decidió iniciar aquella interacción buscando algo de entretenimiento, se encontró con todo lo contrario, pues el pingüino no se veía afectado por nada de lo que salía de su boca e incluso le miraba con unos aires de superioridad que supuestamente debería transmitir él, así que se levantó de la silla con una clara molestia y una mueca de enfado que mostraba que quería evitar volver a dirigirse al pingüino de nuevo.

Oswald, simplemente, le observó mientras se marchaba.

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