Capítulo 40
LEONE.
Casi me sentí culpable por llevarme a estas increíbles mujeres de la isla.
Cinco días después, viviendo una luna de miel increíble en la que nos turnábamos para cuidar de la pequeña Leonor, y con la ayuda de mis padres y Luther, quien babeaba por la niña tanto como nosotros, tuvimos días y noches de sexo morboso hasta el cansancio, pero todos sabíamos que pronto debíamos volver, y ese pronto... es hoy.
Suspiré con pesar, viendo a Leonor en brazo de mi pelirroja favorita, llorando a mares, porque no entiende la razón de estar desarmando su cuarto justo ahora, estamos moviendo todo al avión, y apenas estar listos, nos vamos, ya he dejado demasiado tiempo Alemania sin mi supervisión y eso no puede pasar.
— Oye... yo no sé quien llora más, si la niña o nuestras esposas — dijo Blaz, cruzándose de brazos al ver a las tres acurrucadas con la pequeña en el sofá grande, viendo como mi gente desmantela el pequeño lugar— Me da un poco de pena, vivieron aquí por años, no semanas o meses, años.
Dijo, y no hizo más que acrecentar mi propio malestar, yo no me sentía mejor por sacarlas de su zona de confort.
— No me ayudes tanto, hermano — suspiré, copiando su postura, viendo a Hans unírsenos y cruzarse de brazos también— Sabías que llevarlas a Alemania era el plan original, ahí está nuestro hogar, estas fueron unas largas vacaciones que tenían que llegar a su final en algún momento.
— Y no son las únicas que sufren, miren por allá — señaló mi cuñado con la cabeza— Los nativos vienen a despedirse y vienen con muchos regalos, ahora sí que se largarán a llorar las chicas.
Fui inteligente en traer el avión más grande, o sin duda, no podrían subir todo lo que les trajeron, todo hecho a mano, cosas que jamás en la vida yo hubiese comprado, pero eran cosas que ellas apreciaban, que mi esposa apreciaba, y la cultura que mi hija tenia, por lo tanto... ya le buscaré un lugar en casa, todo por mis chicas.
— Te vas a deshidratar así como vas — dije en cuanto encontré a mi esposa sola, acercándole una botella de agua— Volveremos para vacacionar, la casa la mantendrán bien cuidada para cuando decidamos volver ¿Sí? Todo estará igual.
Recibió la botella de agua y bebió un corto sorbo, tiene las mejillas coloradas y los ojos hinchados por tanto llanto, las pestañas aún húmedas por su descontrol emocional.
— Ya ni siquiera me acuerdo cómo era hablar alemán todos los días — dijo llorando otra vez— Leo sabe alemán porque me preocupé de que entendiera ambos idiomas, pero el inglés lo entiende mejor, es el idioma que más ocupamos.
Tomé asiento en el brazo del sofá y la atraje hacia mí, dejándola llorar todo lo que quisiera, Leonor no está mejor, ve llorar a su mamá y llora ella.
— No llores más ¿Sí? Me haces sentir como el villano — me sinceré— Me siento como si estuviese arrastrándote en contra de tu voluntad.
Levantó la cabeza, intentando mantener los labios apretados para que no le temblaran, pero falló.
— No eres el villano — me dijo— Sólo que aquí también es mi casa y me acostumbré, dejar el hogar es difícil, lloré igual cuando dejé Alemania.
Suspiré, besando su frente y la coronilla de mi hija.
— Les tengo dos regalos cuando lleguemos a casa, sé que les va a gustar, mandé a ajustar los últimos detalles ahora que sé que tuve una preciosa niña — cargando a Leonor— Tendrás una casa maravillosa, cariño, lo mejor para ti.
— No.
Dijo, cruzándose de brazos, mirando en otra dirección, no quiere irse y la entiendo, esto es todo lo que conoce, es su hogar y su zona segura, ella habla sólo inglés, las pocas palabras que dice son en ingles... le costará comenzar de cero, pero es un bebé, los bebés son esponjas, pronto aprenderá.
— Cariño, papá nos llevará a un lugar increíble — le explicó Gabriela— Está en la cima del mundo, tiene piscina con agua calentita para nadar, y un gimnasio para hacer mucho deporte, y también tiene bastantes habitaciones, y una cocina grande, mami tiene su estudio, podríamos dibujar juntas ahí, te gustará, es una casa muy grande.
Ella habla del pent-house... no he regresado a ese lugar desde el día en que irrumpieron, no puedo llevar a Leonor ahí, necesito un lugar con más seguridad y más vías de escape, es por eso que mandé a construir una habitación de pánico dónde esconder a la niña en caso de ser necesario, y una casa con bastantes salidas en caso de necesitarlas, todo está fríamente calculado para no ocasionarnos problemas.
— Señor Lehmann, es hora, todo está arriba.
Informó mi piloto.
— Es hora, chicas, vamos a casa.
Colocándome de pie con la pequeña en brazos, estirando la mano hacia Gabi, quien la tomó en medio de un tembloroso suspiro, mirando a su alrededor, una casa pequeña, probablemente el baño privado de nuestro cuarto es más grande que este espacio, pero le tiene cariño y respeto eso, no haré comentarios al respecto.
— Adiós, casa — dijo la pelirroja, acariciando la pared cercana— Gracias por recibirnos estos años, volveremos sin falta, recibe a otros necesitados hasta nuestro regreso ¿Sí?
Dejamos la casa casi a regañadientes, yo creí que a mí me iba peor, pero Blaz estaba sosteniendo a la rubia de las piernas, mientras esta se sostiene con fuerza de la baranda de madera.
— ¡Espera! Todavía no la miro bien por última vez ¡Deja despedirme, maldito abogado cruel, enemigo de las casas chiquitas!
Hans decidió no tomarse tantas molestias, Emilia llora sobre su hombro con escándalo, mientras este va directo al avión, podemos ir a pie, no está tan lejos.
— No entiendo por qué le lloran tanto a una casa — se defendió mi hermano, tirando un poco más fuerte— Es sólo una casa, Emma, por favor vamos a casa, volveremos aquí, te lo prometo.
— No es sólo una casa, es LA casa. Es la primera vez que tenemos algo propio, pero tú, niño rico, no lo entenderías, no tienes idea lo que nos costó recuperar esta casa porque estábamos durmiendo en las sillas de la sala de espera del hospital ¡No teníamos dónde vivir! Así que deja despedirme como es debido.
Blaz dejó de tirarla y la bajó con delicadeza, la mirada culpable, viendo a su esposa la loca subir los pequeños escalones y entrar a la casa, abrazándose al marco de la puerta principal, dándole un beso.
— Adiós casita, prometo volver con un bebé entre las manos para que lo conozcas, vendremos a vacacionar aquí, no me iré a ningún tonto hotel, así que no te caigas y espérame.
Leonor pataleó entre mis brazos hasta que la bajé y corrió hacia la puerta, imitando la acción de su tía, hablando incoherencias, más sonidos que nada, sólo entendí casa y mía, idioma de bebé que emocionó a Gabriela.
Luego de diez minutos interminables, por fin comenzamos a caminar, Emma va destruida sobre la espalda de mi hermano, aún llora y no lo suelta del cuello, Gabriela intenta sonreír y jugar con Leo para que ya no llore más, pero se le nota que tampoco quiere dejar el lugar, supongo que no le vino bien el comentario de dormir en las sillas del hospital, hay información que ella no sabe de sus días en coma, y no sé qué tan bueno sea que se entere.
Ya sobre el avión, debo decir que me sentí afortunado de que por fin se durmieran, las tres, más mi pequeña, se quedaron fritas por un buen par de horas, luego de llorar tanto, me lo esperaba.
— No me miren así, Emilia se despidió más de siete veces de la casa, incluso de los matorrales tras esta que usábamos regularmente para follar.
Se defendió Hans al verse observado por mi hermano y yo.
— No es eso — aclaré— Sé que se despidió, yo la escuché claramente diciéndole adiós a cada planta, cada árbol y cada arbusto, se le pegó lo loca de Emma.
— A mi esposa no la llames loca, sólo tiene un par de problemas en esa cabecita suya.
La defendió Blaz.
— Entonces ¿Qué es lo que quieren?
Consultó.
— Bueno, creo que tanto Leo cómo yo pensamos lo mismo, ya les quitamos su isla paradisiaca y su casita de fosforo — explicó mi hermano— Separarlas a las tres para vivir cómo teníamos pensado va a ser una guerra que no quiero lidiar ahora, hay que iniciar con el proceso de destete de a poco, se han tenido la una a la otra hace años, vivir cómo teníamos pensado no creo que les guste.
— Entonces, estaba pensando que podríamos vivir en mi casa hasta que las acostumbremos a que viva cada quien en la suya — complementé— ¿Qué dices?
Hans suspiró.
— Vivimos en el mismo amplio terreno, puede que las casas ni siquiera se vean unas con otras, pero a caballo y en quince minutos, podrán verse sin problemas, y si van en auto, pues cinco minutos y ya. Me disculparán, porque es de su hermana de la que hablo, pero yo aún no tengo suficiente de ella, hay muchas cosas que quiero hacerle sin interrupción y sin turnarme para cuidar a la pequeña Leo, adoro a la niña, pero mi prioridad es Emilia ahora y siempre.
Entiendo su punto, yo también quiero follar hasta que se me caiga el pito, pero tengo responsabilidades que no puedo evadir, Leonor es mía y no debería encargarla por ahí para cogerme a Gabriela.
— Entonces ¿Qué hacemos?
Dije yo.
Ambos puntos de vista son válidos.
— ¿Y si les preguntamos y ya? Es más sencillo.
Dijo Blaz.
— Si les preguntamos, obvio querrán quedarse juntas — dijo Hans— Y hasta ahí mi plan — suspiró— Pero por Emilia, lo que sea. Probablemente querrán quedarse juntas, pero podríamos enseñarles las casas que tenemos para ellas y luego ya juntarnos en tu casa, Leo ¿Qué dicen?
— Bien, que así sea — dije yo— Lo más seguro es que quieran seguir juntas.
— Además, dijeron que, sin falta, compartirán todas las comidas, así que estamos muy jodidos.
Complementó mi hermano.
— Yo no sé si este viaje les hizo mejor o peor, se hicieron siamesas, apenas y veo a Emilia.
Se quejó mi cuñado.
— Sin ofender, pero ¿Eres idiota? Apenas y dejas caminar a Em — dijo Blaz— Siempre estaban follando, de día, de noche, por la madrugada, si hace frío, si hace calor, con gente o sin gente, siempre follaban.
— Pero podríamos haberlo hecho más.
Se defendió el pelinegro.
— Eh eh, que es mi hermana de la que estás hablando — dije— No quiero imágenes mentales.
— Pues lo siento, así son las cosas, la gente tiene sexo, supéralo.
Carcajee.
Que bueno que mis padres están dormidos, no creo que les guste mucho nuestro tema de conversación, en cuanto a Luther, bueno, este se quedó dormido en medio de su lectura, debe estar emocionado por volver, sus citas con Marie, la mujer que le enseñó todo lo que sabe a mi esposa, amiga de Freya, la mamá de Gabi, parte de la resistencia, no pasaron desapercibidas para nosotros, ya quiero ver la cara de las chicas cuando se enteren.
Fueron unas largas vacaciones, pero ya es tiempo de volver.
***
GABRIELA.
Aterrizados ya en Alemania, ni siquiera fue necesario encargarse de las maletas, la gente de Leone se movió rápido para sacar todo, ya lo llevarán a casa después, nosotros subimos, cada pareja, a un auto diferente, casi olvido cómo era esto.
Choferes privados.
Excesivo respeto, ahora para mí también al ser la esposa legal de Leo, y haberle dado una hija.
Y gente que nos hace todo sin mover un dedo.
No pasó desapercibido el club de fans de Emilia, flashes y tumultos de personas que quieren verla, y ella, sin haber olvidado su papel de diva, posó y sonrió para todos, procurando tener buenas fotografías para noticieros, revistas, diarios y redes sociales.
Ha regresado la princesa de los Lehmann.
A mí no me fue peor, ya no soy una mujer anónima, las cámaras también apuntaron hacia mí y Leonor, a quién no le gustó mucho la atención excesiva, Leone la cargó para ocultarle el rostro contra su pecho, caminando rápido hacia los autos.
Fue divertido ser una mujer más en una isla llena de amor y autodescubrimiento, pero yo vivo aquí, tengo un estatus y una reputación que cuidar, debo recordarlo.
Las cosas se pusieron sospechosas cuando el chofer condujo en dirección contraria al pent-house, mi esposo me mira de reojo con una sonrisa amplia en los labios, trama algo y pronto lo descubriré, me gustan las sorpresas, pero hasta cierto punto, prefiero saber lo que va a pasar, porque la ansiedad gana la lucha la mayor parte del tiempo.
Todo calzó cuando cruzamos una gran reja pintada de blanco, a los costados, altos setos cierran el lugar, un enorme cuadrado del que no soy capaz de ver los extremos laterales, ni menos el final, es una fortaleza hecha de naturaleza.
— Bueno... dicen por ahí que no es una casa familiar sin una reja pintada de blanco.
Explicó mi marido, dándome indicios de que nos mudamos y ahora viviremos en este lugar gigante.
— Leo... pero ¿Y el pent-house?
— Destruido — suspiró— Inutilizable, demolerán el edificio dentro de poco, pero rescaté lo importante, no te preocupes.
— Lo... importante.
Mirándola con confusión ¿Qué podrá contar cómo importante para Leone?
— Sí, el ánfora de Lucifer, y la caja en la que me diste la sorpresa de que seré padre — sonrió— Son mis dos posesiones más valiosas.
Lucifer...
Una herida que no ha cerrado aún.
— Leone, eres el mejor, gracias — abrazándolo con fuerza— Ese gato... ese... minino...
— Lo sé, cariño, lo sé — regresándome el gesto, besando mi coronilla— Lucifer era parte de la familia, no iba a dejarlo atrás.
***
LEONE
Maravillada miró a su alrededor, le construí su propio bosque de árboles frutales para que coma todo lo que quiera, incluso hay arbustos de moras y arándanos, un huerto con sandías y melones, mandé a plantar todos los tipos de frutas posibles para sus futuros antojos, quiero asegurarme de que siempre tenga de todo.
Y aquí no termina la sorpresa, hay caballos pura sangre en el establo, de todos los colores para que elija su favorito, una piscina gigante con tapa manejada por control, así evitamos accidentes, mandé a construir un patio de juegos gigante, y yo mismo hice la casa del árbol.
Construí este lugar con todos los placeres habidos y por haber, lo que ellas imaginen, lo tengo acá, lo mejor para mis chicas sin duda.
Al llegar al camino de piedras que se separa en tres para ir hacia las casas de cada hermano, nos separamos, mi chofer condujo por el camino del medio, y medio kilómetro después, ya estábamos frente a la enorme casa que le tenía a mis mujeres, la señora Liesel, al escuchar autos, salió y movió la mano en alto, sonriente.
— ¡Está viva!
Celebró Gabi, saltando fuera del auto, corriendo hacia ella, apretándola en un fuerte abrazo que ella le regresó con la misma intensidad, celebrando.
— ¿Quen, papi?
Preguntó la pequeña, mirándome con confusión.
— Es la mujer que se encarga de la casa, tesoro, mami y ella son amigas ¿Quieres ir a saludar?
— ¡Sí!
Tan amistosa como siempre, en cuanto salimos del auto, y la puse en el piso, comenzó a correr por el pasto hasta llegar a ellas, dos, jalando a Liesel por la ropa, sonriéndole.
— ¡Hola!
Dijo.
A continuación, emitió sonidos y balbuceos a los que no logré encontrarles sentido, fallé como padre, lamentablemente, pero Gabi sí que le entendió y le explicó a Liesel que ella se está presentando.
— Mi hija, Leonor Grace Lehmann — dijo la pelirroja— Es un placer volver a verla señora Liesel, me alegro tanto de que se encuentre bien.
— Yo estoy muy contenta también señorita, tenía muchos deseos de conocer a la pequeña — acuclillándose para ofrecerle la mano a mi hija— Un gusto, Leo, mi nombre es Liesel, puedes pedirme lo que quieras y lo haré realidad, hago comida exquisita.
La pequeña se llevó las manos a la boca, soltando un gritito emocionado, mirando a su mamá.
— ¡Nananano!
Le dijo, y yo no tengo idea de lo que dijo, otra vez.
— ¿Qué dice?
Pregunté a Gabi, viendo que esta parece entenderle hasta el más mínimo balbuceo.
— Dice que quiere arándanos, heredó mis antojos, todo lo que tenga arándanos le fascina.
— Entonces haré una tarta de arándano, y tengo varios arándanos sueltos por ahí ¿Quieres comer, Leonor?
— ¡Sí! ¿Pedo, mami?
Consultó antes de salir corriendo, pero en cuanto Gabi le dio el visto bueno, salió corriendo con Liesel.
Es tan enérgica mi pequeña.
— Primera sorpresa — dije, tomando su mano, besando el dorso— Te mostraré el lugar ¿Sí? Pero primero, la segunda sorpresa.
— La primera, me encantó — sonrió amplia— Gracias Leo, siempre piensas en todo, este lugar es impresionante, lleno de naturaleza y vida, la segunda sorpresa debe ser tan impresionante cómo esta, siempre haces cosas en grande.
— Supuse que querrías criar a nuestra hija en un lugar así, ya sabes, la reja blanca y los animales, familia feliz y todo eso — comenzando a caminar, llevándola conmigo— Por eso... la segunda sorpresa...
Un pequeño animalito corrió hacia mí, tan feliz, que dio saltitos entre mis piernas una y otra vez, haciendo ese característico maullido que me hace saber que está feliz de verme.
— Bueno... no es un gato negro, pero es un felino africano Serval, un gato que de adulto y de pie, fácilmente puede llegar a medir lo que tú, quería un gato grande y salvaje para entrenarlo y que muerda a los desconocidos, pero sigue siendo un cachorro — alzándolo para que oliera a Gabi y se familiarizara con ella— Fui a África cuando aún no sabía dónde estabas, cuando digo que te busqué en todas partes, realmente te busqué en todas partes, África es un nido de traficantes, la piel de este gatito es muy cotizada para bolsos, abrigos, alfombras y demás, por lo que explicó el hijo de puta que los estaba matando, claro que me deshice de todos los cazadores que me topé, yo mato hijos de puta, pero no animales, los animales son seres indefensos que no le hacen mal a nadie, y este pequeño estaba bajo el cuerpo inerte de su mamá, probablemente esta intentó protegerlo de las balas, así que me lo traje, un gatito salvaje rescatado.
Narré, viendo como su expresión pasó por todas las emociones antes de cargarlo y hacerme mimitos, besando su nariz, acariciándolo.
— Un gatito rescatado, es perfecto, una sorpresa perfecta, la mascota y la reja blanca, lo tenemos todo Leo — lloró emocionada, besando al minino— Lucifer, ya no estoy sola, tengo un gatito de apoyo emocional ahora, enséñale bien ¿De acuerdo?
— Vamos dentro y díselo para que te escuche, cariño, su ánfora está sobre la chimenea, en la sala, dónde podrá estar con nosotros siempre.
Guiándola por los pasillos y las puertas, cruzando espacios, mostrándole el lugar hasta llegar a la sala, dónde su antiguo compañeros de aventuras descansa.
— ¿Pensaste en un nombre, Leo?
Preguntó mi chica luego de terminar de hablar con Lucifer, secando esa lagrima rebelde que se negó a dejar su mejilla.
— De hecho... sí, lo he estado llamando Lucifer, cielo, es que es un torbellino, no se queda quieta nunca. Por cierto, es chica, le podemos decir Luci.
Ahí estaba esa sonrisa otra vez, me vuelve loco esa bonita sonrisa que tiene.
— Luci entonces — mirando al minino— Bienvenida a la familia.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
BUENAS BUENAS PECADORAAAS
ESTOY DE REGRESO!
LAS CHICAS DEJARON SU ISLA DÓNDE CRECIERON Y SE HICIERON MEJORES PERSONAS
SE CASARON Y VIVIERON MOMENTOS INOLVIDABLES
SIN DUDA, JAMÁS OLVIDARÁN ESA ISLA Y SU GENTE
PERO AHORA DEBERÁN ACOSTUMBRARSE A ALEMANIA DE NUEVO
QUÉ MEJOR QUE EN LAS CASAS QUE SUS ESPOSOS CONSTRUYERON PARA ELLAS?
CLARO QUE TIENEN RAZÓN EN DECIR QUE SERÁ DIFICIL SEPARARLAS, SE ACOSTUMBRARON A HACER TODO JUNTAS
TIEMPO AL TIEMPO
LEO SE LUCIÓ CON SU LUCI PARA GABRIELA, UN AMIGO NUEVO, SALVAJE Y RESCATADO
QUE LA FAMILIA CREZCAAAA
SEÑORA LIESEL LA EXTRAÑÉ!
200 COMENTARIOS Y VOLVEMOS!
BESITOS EN LA COLA!
FELIZ LUNES!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top