Capítulo 33

DOMINIK.

Apagué el veinteavo cigarrillos que enciendo en el día, y apenas son las doce.

¿Quién hubiese pensado que el gran Dominik Lehmann estuviese oculto como las malditas ratas? Apenas y me quedan un puñado de hombres a mi disposición, la mayor parte de ellos corrió lejos en cuanto Leone les puso el pie encima, y los demás han ido muriendo a medida que mi hijo se acerca más y más a mi posición.

Sabía que Leone sería un peligro alguna vez, la forma en que la traté y cómo lo forcé a dar la cara por sus hermanos, yo creí que estaba criando un monstruo que jamás se sacaría el collar, un bastardo a mis ordenes siempre, pero no conté con que el bastardo se enamorara, yo lo convencí de que nadie jamás iba a querer a una bestia deforme y dañada como él, le pagué a media población femenina para que no se le acercaran, y difundí rumores lo bastante horribles como para que la otra mitad no quisiera ni siquiera respirar el mismo aire que él, pensé que si se quedaba solo, no le quedaría más alternativa que quedarse bajo mi mando, pero esa maldita pelirroja...

Fue culpa de ella que Leone se hiciera el cabecilla, llegó a oídos míos que el accidente que tuve en ese tiempo fue provocado por ella, también escuché sobre sus buenas actuaciones con los Braun, hacerse la mosca muerta para robar información sobre los tratos que hacían conmigo le funcionó, mira todo lo que provocó la maldita zorra, le lavó el cerebro a mi perfecto hijo peón y lo convenció de estar en mi contra, ahora estoy a punto de morir.

— ¡A causa de una maldita mujer!

Tomando la botella de ron a medio tomar, reventándola contra la pared, haciendo a mis hombres temblar del miedo, intentando mantenerse firmes e invisibles para no ser objetivos de mi ira, me temen demasiado como para marcharse.

El miedo es el mejor motor de todos, sólo mira lo lejos que he llegado.

— Señor tengo noticias de...

— Dime que encontraste a esa zorra, a Emilia o a Grace, es la única manera de frenar a Leone.

Volteando en cuanto escuché llegar a alguien que espero, nuevamente, no venga con malas noticias.

— No señor, sigue sin haber rastro de ellas tres, tampoco de la chica que se veía seguido con Blaz Fischer.

— A ese bastardo no me lo menciones, debería estar muerto a estas alturas, por más disparos que le lleguen, el hijo de puta sigue levantándose.

Golpeando el escritorio con el puño, escuchando mis huesos protestar.

— Señor, Leone Lehmann está justo arriba — dijo el sujeto— Está por llegar aquí, estuvo vigilándonos por semanas según los informes, quizá encontró la puerta oculta bajo el edificio Lehmann.

Mentiría si digo que no temblé ante la noticia, si llega aquí, no vendrá sólo y han pasado exactamente nueve meses desde su boda, debe estar furioso si la roja tomó a todas las mujeres importantes en su vida y se las llevó lejos para protegerlas, esa zorra no era ninguna santa, sabía lo que hacía, era una loba envuelta en piel de cordero, se sacó el disfraz y sacó las garras.

Malditas mujeres de mierda, lo destruyen todo, sólo sirven para follar y procrear, nada más.

— Cierren todas las posibles salidas y entradas, repártanse y cuiden la entrada, él no puede llegar aquí.

— Señor, sólo nos quedan veinte hombres, hay cinco salidas, Leone está matando a todos los que se interponen con él.

El corazón me golpeó con tal fuerza dentro del pecho, que por un segundo se me dificultó respirar, Leone va a bajar, y yo le enseñé muy bien cómo torturar para matar lento y doloroso, sin piedad, siempre se lo recalqué, la piedad era para débiles.

— ¡Entonces pone dos en cada puerta! ¿O debo decírtelo también? ¡Imbécil!

Me miró con odio, escupiendo al piso antes de darse la media vuelta y sujetar el pomo de la puerta de mi despacho en el nivel menos uno del Lehmann, sonriendo malicioso.

— Cierre la puerta bien, Dominik — ahora sin honoríficos ni respeto— Porque Leone estará aquí en menos de cinco minutos.

Intenté amenazarlo, pero antes de poder emitir sonido, cerró la puerta, dejándome sólo, él baja las ordenes al resto de mis hombres, va a hacer que me den la espalda, Leone va a matarme, tendré que salir por mi cuenta y dejar Alemania, es la única manera, luego podré volver cuando los cabecillas de los edificios Lehmann de las potencias del mundo me den su apoyo, para ese entonces Leone traerá a la rojita y podré matarla, voy a hacerla pagar.

Con la botella de whisky en mano y el arma cargada en la otra, salí del despacho lo más rápido que pude, cruzando por el montón de pasillos más parecidos a laberintos, buscando la salida menos ruidosa, con menos gente, así, podré librarme de ellos más fácil, tomar el primer auto que encuentre y dejar el lugar, tomaré uno de mis aviones y seré libre.

— Maldito Leone — carcajee bajo— A mí no vas a verme la cara, me libraré de ti, voy a matarte, eres un peligro.

Empinándome la botella, tambaleándome con cada paso, he bebido demasiado estos últimos días, los cigarrillos apenas y duraban unas horas, no recuerdo cuando fue la ultima vez que me bañé, luzco desarreglado, como nunca, la ropa llena de sangre, la camisa fuera de los pantalones, perdí mi corbata, el saco lo olvidé en la silla del despacho, y mi cabello, siempre pulcramente ordenado, ahora luce sucio, repleto de sangre seca, me veo de la mierda, pero si logro salir de aquí, esto habrá valido la pena.

— Vaya, vaya, vaya, mi hijo tenía razón, es un genio, sin duda, eso debió sacarlo de mí, Leone no me pierde pisada.

Sonrió Marcel, sabiendo lo mucho que me cabrea escucharlo hablar de Leone como si fuera suyo, su bastardo es Blaz, que se jacte de él, Emilia y Leone son míos.

— ¿Quieres que te mate aquí y ahora?

Levanté el arma hacia él, mi índice sobre el gatillo, estuve a medio segundo de disparar, cuando me dispararon por la espalda, volteé con rapidez, viendo a uno de mis hombres, sonreír con sorna, me vendió, probablemente la mayoría lo hizo, y quienes no se atrevieron, deben estar muertos.

Aguanté el dolor lo mejor que pude y estiré la espalda, mirando a Marcel, quien sonríe ¡El hijo de puta sonríe! ¡Se ríe de mí!

— ¿Qué mierda te divierte tanto, hijo de puta? —pregunté— ¿A qué vienes?

— Bueno, vine para entregarte lo menos dañado posible a mis hijos y mi yerno, tienen cuentas pendientes contigo, mis hijas necesitan volver, y yo necesito conocer a mi nieta — sonrió más amplio— ¿O nadie te dijo que Gabriela está embarazada? Ah, es cierto... no tiene nada que ver contigo, tú no tienes hijos, ni esposa, ni familia, no tienes nada.

Levanté el arma otra vez, gritándole un montón de mierda que tenía en la punta de la lengua, este bastardo me va a conocer.

— Esta vez no. Ya no toleraré ni una mierda más.

Marcel levantó el arma y no dudó en dispararme a la mano, haciendo que la puta pistola se me resbalara y cayera al piso, el impacto hizo que la maldita se disparara sola y me diera en el pie, esta vez, no pude evitar gritar de dolor, la desesperación se me acumula en la parte de atrás de la garganta, los ojos me pican, y Marcel... Marcel no parece tan insignificante cómo recordaba.

— Esta va por todas las veces que lastimaste al mayor de mis hijos.

Pateándome el estómago, tirándome al suelo.

— Esta va por hacer llorar a mi princesita, mi niña que debió vivir feliz, en cambio, vivió aterrada y solitaria por tu culpa.

Pisándome el rostro con tanta fuerza que me aturdió por unos minutos, la nariz me duele como la mierda, está rota, hecha pedazos.

— ¡Esta va por llamar bastardo a Blaz! Por enviarlo al hospital ¡Por discriminarlo toda su vida!

Me encantaría haberle devuelto algún golpe, pero el dolor, las patadas, las balas, la sangre...

Me hubiese gustado mantenerme orgulloso hasta el final, pero no lo logré, terminé perdiendo el conocimiento en medio de su discurso de porqué me odia tanto y todo lo que le hice a sus hijos.

Suyos. No míos.

Nunca fui un padre.

***

Cuando abrí los ojos, Leone, Blaz... y el idiota de Hans, el guardaespaldas de mi hija, estaban frente a mí, Marcel estaba sentado en una esquina con Grace sobre las piernas, al menos esa zorra está aquí para verme caer, me lo debe, es mi esposa.

— Por si se te pasan ideas raras por la cabeza, mientras vivas, firmarás el divorcio — levantando los documentos que tenía en la mano— Quiero que, cuando mueras, yo sea una mujer libre para así casarme formalmente con Marcel, quien me dio hermosos hijos, me dio un hogar cálido, y me hizo feliz, siempre.

Carcajee bajo, negando.

— Estás loca, mujer, si crees que yo te dejaría libre, antes prefiero morir.

Blaz empuñó su mano y me golpeó con dureza en la barbilla, fácilmente me la podría haber dislocado si no hubiese apretado bien, este hijo de puta jamás me agradó.

— Vas a firmar.

— Jódete, bastardo.

Respondí con los dientes apretados hacia el bastardo nacido de la aventura de mi mujer.

Fue Leone quien me golpeó esta vez, tomó un lápiz y me lo clavó en la mano izquierda tan fuerte, que atravesó la madera, inmovilizándome, tuve que morderme la lengua para no gritar.

— ¿Quieres piedad, padre? — se burló— A mí me enseñaron a no tener piedad, la compasión me hace débil, así que... ¿Firmas con la mano que te queda o te hago firmar con los dedos rotos?

Quise evitarlo, quise no firmar, pero Hans puso el lápiz en mi mano, y Blaz me golpeó en el rostro otra vez, tengo las manos inmovilizadas por las muñecas, y las piernas a la pata de la silla de metal que está muy clavada al piso, el olor es...asqueroso, hay un cadáver aquí, o parte de él al menos, la cabeza de Emil, su ojo bueno... me está mirando, y eso es... asqueroso.

— Firma.

Ordenó mi hijo.

— ¿Y tu hermana dónde está? Quizá a ella podría obedecer. Quizá.

Sonrió y negó.

— Ella está muy lejos de aquí, a salvo de ti, con Gabriela, y con Emma, todas lejos de tus garras, al igual que mi bebé que por tu culpa no conocí, porque ya tuvo que haber nacido — empuñó su mano y me golpeó en la barbilla— ¡No lo conocí! — me golpeó otra vez— ¡Eres un inservible hijo de puta! ¡Te odio! ¡Ahora firma!

Y claro que tuve que firmar, apenas y logro ver la línea punteada en el documento, pero firmé, lo hice y Grace celebró, besando al hijo de puta que se metió en mi matrimonio, se van a casar, eso dijeron, se casarán en cuanto yo esté muerto.

— Si me matas, van a venir por ti, los otros edificios...

— ¿Edificios bajo mi poder, Dominik? — preguntó Leone— Son todos míos. Todos me juraron lealtad, algunos se arrodillaron para pedir clemencia, besaron mis zapatos, maté a un montón de ellos sólo por diversión, porque, no debo tener compasión ¿Cierto?

Clavando el lápiz que hasta hace poco estuvo en mi mano, en el dorso de esta, atravesando la madera, inmovilizándome.

— ¿Quieres darle una ronda? — preguntó a Hans— Y no le cortes la cabeza, Emil merecía más y me quitaste la diversión, deja que me divierta con este.

— Por supuesto, señor, le daré una ronda, pero vivirá, para que tenga la muerte más agónica de todas.

Respondió este aparecido hijo de puta.

— Yo propongo golpearlo tanto, que le dé una hemorragia interna, y muera ahogado en su propia sangre, que su veneno sea su ruina.

Nunca me agradó el bastardo de Blaz.

— Entonces, denle tanto, que pedirá clemencia, y cuando la pida, me reiré en su cara.

El golpe de Leone fue el primero que recibí, el primero de muchos, me golpearon tanto, por tantos lugares, que terminé escupiendo sangre, la desesperación de estar sujeto me corroe, tiré de los grilletes que me sostienen y grité, eso sólo motivó a esos tres a golpearme más duro, Grace los alienta para que me golpeen mejor, más fuerte, en lugares con más hueso para que me fracture una costilla, apuñale mi pulmón y muera.

Esa mujer cruel y sin corazón, fui su marido por treinta años ¿Así me lo paga? ¿Esto es todo lo que merezco?

— Por favor... por favor no más... no más... denme un respiro... un...

Grace fue la que me hizo girar el rostro de la cachetada que me dio, los chicos le abrieron paso sin dudar, la furia le brilla en esos bonitos ojos, su rostro siempre sonriente, altanero ahora está... odiándome.

— No te van a dar piedad, no mereces vivir, no mereces nada en esta vida, y por todo lo que me hiciste, mereces que yo sea lo último que veas con esos fríos ojos de hielo que lamentablemente los niños heredaron, y ese lunar, ese maldito lunar que odio tanto, lo odio todo de ti, te odio.

Estiró la mano, un único gesto que Leone entendió, puso en su mano un cuchillo delgado, y ella, sin escrúpulo, me abrió la camisa, señalando mi corazón.

— Esto es lo que deberías haberme dado en el matrimonio y lo voy a tomar ahora para pisotearlo y dárselo a los perros, espero que los pobres no se envenenen. Adiós. Dominik.

El dolor fue insoportable, esta mujer abrió mi pecho, arrancando la piel, me desmayé en un par de ocasiones, sus hijos y yerno me hicieron mantenerme consciente a base de golpes.

Y tal cómo ella deseó.

Lo ultimo que vi, fue la satisfacción en esos bonitos ojos, sus ojos fueron los que heredaron nuestros hijos, ojos llenos de vida y de amor, ojos de un soñador.

Y me arrepiento de no haberlo valorado antes.

***

LEONE.

Respiré agitado, mirando el cuerpo inerte de mi padre, de Dominik, y... no pude evitar largarme a reír, acomodándome el cabello, mirando a todas las personas en este sótano.

— Se acabó. La pesadilla se acabó.

Dije sólo para que alguien me lo confirmara porque esto parece un maldito sueño, uno bueno, muy bueno.

— Se acabó, hijo — dijo Marcel, desordenándome el cabello— Se acabó la pesadilla, ahora todo regresa a ser tuyo, Alemania es tuyo y, podremos comenzar con la búsqueda de las chicas, ahora tienen un lugar al que regresar, un hogar.

Blaz abrazó a mamá y luego me abrazó a mí, estaba tan feliz que incluso abrazó a Hans en lo que se lanzaba sobre papá y yo.

Papá.

Ahora podré llamar a Marcel papá sin temer que alguien le fuera con el cuento a Dominik y lo lastimara.

Por fin somos libres.

Libres de querer y hacer la mierda que se nos dé la gana.

— Comenzaremos la búsqueda ahora mismo, mi hijo o hija debe conocer a su papá.

***

GABRIELA.

— Hola, Leone, soy yo otra vez — sonreí a la cámara— Pero en esta ocasión, no estoy sola ¿Puedes verla? Es preciosa — sonreí, acariciando el rostro de nuestra hija— Su nombre es Leonor, no lo olvides, sacó mi cabello, es una pelirroja como su madre, pero tiene los ojos cómo los tuyos, cálidos y preciosos, al igual que este lunar — tocando bajo su ojo derecho— Lo sacó de ti, es toda una Lehmann y apenas tiene un mes, no pude mostrártela antes porque... tuvimos problemas, me enfermé un poco y por cuestiones de salud, tuve que quedarme en el hospital, salió carísimo y tuve que ocupar la tarjeta que me diste... entonces me enteré de que fuimos unas tontas y todo lo que haga con ese dinero no lo sabrás nunca, así que... hemos estado gastando bastante, Leonor tuvo que quedarse en la incubadora un tiempo, nació pequeñita y débil por mi culpa, pero ya estamos bien, estamos más que bien, ambas, y nos dieron de alta hoy. Sus tías las locas fueron a preparar la casa y luego vendrán por nosotras al hospital, tenemos un hogar muy bonito esperando por nosotras, pudimos comprar todos los muebles por fin, comíamos en el piso, en una mesa redonda y pequeña, pero ahora si nos alcanzó para algo más, una mesa más grande, con sillas, y también un sofá, no teníamos uno, tampoco teníamos muchas cosas en la cocina, sólo lo básico, pero ahora la llenamos de utensilios que podré usar para hacerle de comer a Leonor, Emma y Emilia aprendieron a cocinar, estoy orgullosa de ellas, y estoy muy agradecida también.

Leonor comenzó a llorar y tuve que dejar el video para un rato más, pero no lo detuve, sólo liberé uno de mis pechos y alimenté a mi pequeña, viéndola beber rítmicamente, succionando saludable.

Una bebé sana y feliz, eso es lo que será.

— ¿Cuándo vendrás a conocerla, Leo? Es preciosa... no te tardes...

***

Leonor tiene seis meses y hoy toca darle la comida por primera vez, Emilia quería encargarse de esa tarea, se instruyó por semanas para hacerle la mejor comida de su vida, la hizo papilla y sentó a la pequeña en la silla de comer, moviendo la comida para que se enfriara, todo mientras Emma juega con la pequeña y le hace caras graciosas.

— ¿Quién es tu tía favorita? ¿Quién es, mi amor? Hay sí, tienes dos, porque somos las mejores — le habló mimado— Sí, Emilia y yo somos las mejores, mi amor.

Tocándole la punta de la nariz, haciendo reír a mi bebé a carcajadas, mientras se cubre la boca y le hace gracia con esos ojazos que tiene, mirándola coqueta.

— ¿Cómo fue que parí una bebé tan linda? — sentándome en la mesa con ellas— Es que parece una modelo.

Viendo a Emilia alimentarla, celebrándole cada cucharada.

— Cuando regresemos, será modelo como la tía Em ¿Cierto, tesoro?

— Bueno... si es que regresamos — dijo Emma— Es que... ya pasó mucho tiempo ¿No creen? Deberíamos pensar quizá en hacernos de teléfonos, abrir redes sociales de forma anónima y revisar las novedades de Alemania, saber si... siguen vivos. Lo que pase con un Lehmann es noticia de todos, y aquí poco podemos saber, poco podemos ayudar. Blaz y yo... es que yo quiero regresar.

Suspiré asintiendo, prestando atención a cada una de sus palabras, yo también quiero volver, pero Leonor...

— Sabes que no puedo impedirte ir, Em, pero no puedo dejar que Emilia vaya porque es peligroso, ella no sabe pelear y podría resultar en un desastre, Grace me la confío en el ascensor y cumpliré mi promesa, y por Leonor y ella, yo no puedo volver hasta saber que es seguro, esta niña es mi vida entera ahora, Leone me encomendó cuidar su vida, esas somos la pequeña y yo, estoy honrando mi voto de sangre.

Emma me miró con indignación, tomando una servilleta para limpiarle la boca a la niña.

— Yo jamás me iría sin ustedes, mi deber es cuidar de Emilia también, su mamá me la confió tanto como a ti. Y Leonor es mi sobrina, su bienestar, su felicidad es mi todo.

Sonreí, tomando su mano, acariciando el brazo de Emilia.

— Gracias, chicas, sin ustedes, todo hubiese sido muy complicado, las ultimas semanas de embarazo fueron tan difíciles, me cansaba demasiado, comía bien y dejé de bailar, todo por el bien de Leonor, pero... mi cuerpo ya no daba más, me sentía angustiada porque Leo no venía y me pasó la cuenta, pero seré más cuidadosa desde ahora, lo juro.

Ambas sonrieron, dándome un apretón en cada mano, tranquilizándome.

— Ya vendrán, ya verás — me tranquilizó Emilia— Y entonces seremos tan asquerosamente felices, que nos dará diabetes. Es cuestión de tiempo.

Emilia tiene razón.

Debo creer en ellos, vendrán, lo prometieron y ellos jamás rompen su promesa.

***

BLAZ.

Estoy sintiéndome un completo idiota.

Hace mucho que Dominik murió y por más que hemos buscado, no somos capaces de encontrar ni huellas de ellas ¿Dónde demonios pudieron haber ido? Les dijimos que se ocultaran bien, es cierto, pero se escondieron demasiado bien, fueron demasiado astutas.

— ¿Qué fue lo que dijo ella? — consulté mientras tomamos una pausa— Piensa en mí y sabrás dónde fui, algo así ¿No? ¿Y esa cree que somos adivinos? ¿Dónde carajos se metieron? ¿En qué rincón del mundo?

Tomando una de las patatas fritas que compramos en una tienda de por aquí cerca, Leone está en medio de la construcción de la casa que hizo con maníes en el Pandemónium hace un tiempo, mientras busca a la rojita, le está haciendo una cómoda casa amplia y segura para que ella y el bebé vivan a gusto.

Sin duda se está esmerando, sólo que, si no las encontramos, no habrá nadie que viva en esa casa.

— Ella cree que yo soy capaz de encontrarla — dijo Leo con la boca llena— Ella cree que soy más que capaz de encontrarla. Pensé que iría a Paris, la ciudad del amor, fuimos, pero no había ni rastros de ellas, ni siquiera en los pueblos más rurales, fuimos a Argentina porque Emilia siempre hablaba del valor de los libros de ahí, Emma siempre quiso ir a Irlanda porque los pelirrojos son su debilidad, y no, tampoco estaban ahí.

Rodé los ojos con molestia, mirándolo.

— ¿Cómo te atreves a hablar de mi mujer mirando a otros? A ti no te gusta que lo diga, pues no hables de la mía.

Hans sonrió con sorna sin dejar de mirarme.

— ¿Tanto te costaba admitir que era tu mujer? Mira todo el tiempo que desperdiciaste, mientras yo hacía y deshacía con tu hermana.

Lo señalé.

— Oye, yo estoy muy bien sin saber que haces con la princesita, no necesito imágenes mentales, gracias.

Carcajeó.

— Yo sólo digo, podrías haber tenido más valor.

Le mostré el dedo medio y metí otra patata frita a mi boca, estaba hambriento y esto fue lo mejor que encontré, estamos en un terreno amplio y grande, repleto de vegetación, arbustos de todo tipo, flores de todos los colores, arboles frutales, un huerto, y la casa casi terminada, quince habitaciones, una cocina amplia, cuartos de servicio, una sala de juegos para el bebé, otra para nosotros, los hombres también necesitamos divertirnos, habrá gimnasio, piscina techada y cerrada para prevenir accidentes, balcones en cada habitación, una sala de cine que creo que será mi lugar favorito, no van a poder sacarme de esta casa ni a patadas, un sauna para desestresarse, senderos para picnic entre los arboles que hizo plantar en posiciones específicas, y hasta una casa del árbol impresionante para el intruso.

Han pasado casi dos años desde la muerte de Dominik y... estamos perdiendo las esperanzas, ya no sabemos dónde más buscar.

— ¿Y si sacrificamos a uno de nosotros y extendemos la noticia de que se casará? Las tres son unas tóxicas y celosas, si eso sucede, podrían delatar su posición, o mejor, venir ellas mismas a exigir respuestas.

Propuso Hans, entrando en desesperación, ese ya era un recurso extremo.

— Yo no me sacrifico, me confesé recién ese día que se fueron — di un paso atrás— Emma es vengativa, es capaz de matarme, o peor, casarse y embarazarse de otro para restregármelo en la cara.

Y la veo muy capaz de ello, Emma está loca, demasiado loca, eso fue lo que me gustó de ella, su espontaneidad.

— Si yo lo hago, Emilia me va a amarrar de las bolas, no tengo dudas.

Tembló el muy cobarde, Hans no es un hombre, es un marica.

¿No que era muy dominante? ¿Muy "Aquí se hace lo que yo digo"? Marica es lo que es.

— Pero que cobarde eres — me burlé— Tenerle miedo a la inofensiva de mi hermana.

Carcajee.

— Inofensiva no es, que no te engañe esa cara de santa que tiene.

Señalándome nada más que ofendido.

— Y yo tampoco lo haré, soy un hombre de familia ahora — dijo Leone— Tengo esposa y un bebé, no puedo volver a casarme, y no quiero darle disgustos a Gabriela.

El suspiro sonó a coro, ninguno tiene la valentía de inventar algo así, carajo, entonces ¿Qué vamos a hacer? ¿Cómo las vamos a encontrar?

La alerta sonó en el móvil de los tres en medio de nuestros pensamientos individuales, pensamos que podía ser importante, de la resistencia o de la zona roja, bueno, ya no hay resistencia, están trabajando a la par con nosotros, eso es bueno, tenemos gente de confianza de nuestro lado, entonces ¿Qué puede ser? ¿Qué habrá pasado?

Fruncí al ceño al ver la cuenta de Emilia reactivada, subió una historia, no dudé en pinchar su imagen en Instagram y ver de qué se trataba, lo subió a mejores amigos, chiquilla inteligente.

— ¡Mi hermana se casa! — gritó emocionada— Están todos invitados, estamos en Oahu, la ceremonia se llevará a cabo el viernes a orilla del mar ¡Sólo vean lo hermosa que está! ¡Los matrimonios son una maravilla!

Emilia está luciendo un impresionante bikini rojo, está sobre una tabla de surf y la rodean un montón de niños, tiene una corona de flores sobre el cabello atado, no tiene ni una pizca de maquillaje en el rostro, ella, que jamás salía al natural, y en cuanto mencionó a su... hermana, mostró a una impresionante pelirroja montando unas olas como toda una experta.

— ¿Cómo que Gabriela se va a casar?

Pregunté atónito.

No pasó mucho tiempo para que Emma apareciera en el video también, luce el cabello más corto y está... sobre los hombros de un moreno sujeto muy sonriente y feliz.

— ¡Gabi! La despedida de soltera será hoy ¡Kai dice que te están esperando para prepararte!

Gritó desde la orilla, llamando la atención de la pelirroja que se acercó a ellas montada en la tabla.

— ¡Voy! Dile a mi prometido que tiene prohibido volver a la casa hoy, no puede ver mi vestido.

Alguien más las grabó después.

Luces, fiesta, un lugar oscuro atestado de personas y ellas bebiéndoselo todo, están de fiesta justo ahora, en la despedida de soltera de ella.

— ¡Que se va a casar!

Grité hacia Leone, quien sigue en shock, viendo el video otra vez.

— ¡Ya sabemos dónde están, Hawaii! — dijo Hans, tomándolo por el brazo— ¡Vamos ya!

Leone nos miró enfurecido y preocupado, levantando la cabeza del móvil.

— ¿Por qué el bebé no aparece en ninguno de los videos? ¿Le habrá pasado algo? La única razón para que Gabriela se case es porque me odia, algo debió pasarle al bebé y se está desquitando, de otra manera Emilia no hubiese subido un video así, están provocándonos.

Asentí, yo también pienso lo mismo.

— ¿Qué esperamos entonces? Tenemos que darles explicaciones y convencerla para que no se case, saber que pasó con el bebé.

Sin mayor retraso, dejamos la obra en manos de nuestros padres y condujimos directo al avión privado rumbo a Oahu para impedir una boda.

Deben estar furiosas por todo el tiempo que ha transcurrido, vamos a recuperar el tiempo perdido sin falta, le hice una promesa a Emilia y pienso cumplirla.


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BUENAS BUENAS BBCITAS

TRAJE CAPÍTULO NUEVO!

AYER FUI A HACERME LAS PESTAÑAS Y LLEGUÉ CASI A LA 1 A MI CASA, INTENTÉ ESCRIBIR, PERO A LAS 3 POS ME QUEDÉ DORMIDA JAJAJAJAJA

ASÍ QUE PUBLIQUÉ HOY TEMPRANO PORQUE SON LAS MEJORES Y LO MERECEN❤

EN EL CAPÍTULO DE HOY TUVIMOS POV DE DOMINIC

EL IDIOTA VIVIÓ LA DESESPERACIÓN EN SU MAXIMO ESPLENDOR

GRACE LE DIO EL GOLPE DE GRACIA, TODOS SE DIVIRTIERON CON ÉL, INCLUSO MARCEL, QUIEN LE RESTREGÓ EN LA CARA QUE NUNCA FUE PADRE, PORQUE EL PADRE ERA ÉL, RECONOCIA A LOS TRES COMO SUYOS

Y LA PEQUEÑA LEONOR CRECE  CRECEE

LEONE NO LAS ENCUENTRA!

LA CASA ESTÁ CASI LISTA

Y EMILIA REGRESÓ A USAR REDED SOCIALES, MANDÓ A LA MIERDA TODO!

QUE SERÁ?

LA ROJITA SE CANSÓ DE ESPERAR?

ES UN PLAN DE EMILIA QUE COMPARTE NEURONAS CON SU ENAMORADO?

YA LO VEREMOS

NOS LEEMOS EL PROXIMO CAPITULO!

LOS PASAJES A HAWAII!

250 COMENTARIOS Y REGRESAMOS

BESITOS EN LA COLA

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