Capítulo 26

GABRIELA.

Mi cabeza está completamente en blanco, no encuentro salidas ni oportunidades, no tengo ni la menor idea de cómo librarme de la que me va a caer, era cuestión de tiempo para que Emil abriera la boca, yo lo sabía, en vez de buscarlo e indagar, jugué a la novia, y así como voy, ni siquiera podré pisar el altar.

Maldita sea, quería tanto una familia y un hogar que perdí el objetivo principal de mi misión, acabar con Dominik, mantener a Leone vivo, y luego... todo lo demás, porque si mis dos principales objetivos se destruyen, yo no podré tener lo que quiero nunca.

— ¿Puedes al menos fingir que te interesa lo que te estoy diciendo?

Reclamó el pelinegro, demandando por atención.

— No puedo porque no me interesa — le aclaré— Estoy pensando Blaz, no estoy de buen humor, deja de hablar, me duele la maldita cabeza. Ese maldito de Emil... Emil...

Me temblaron las manos de sólo recordar los años de horror a su lado, los años dejando que me pisoteara y me usara a su antojo, años sin conocer el amor, el afecto, las caricias, el placer... si ese idiota me atrapa, si lo hace en conjunto con Dominik, viviré un destino peor que la muerte.

— Ese bastardo no va a tocarte, cuñada — tomando mi mano con seguridad, sin perder de vista la calle— No va a llegar a ti porque vamos a protegerte.

Sonaba tan seguro, tan calmado y decidido.

¿Cómo lo hace? Todo es un desastre justo ahora, todo está por irse a la mierda.

— Leone no es el único extremista — mirándolo con desesperación— Si las cosas salen mal, si fallamos, si me atrapan... — apretando su mano— Dispárame. Mátame, no dejes que me lleven, mátame si es necesario, pero que ellos no me lleven.

Detuvo el auto de forma abrupta, ganándose improperios y sonidos de bocinas provenientes de conductores nada contentos de casi haber chocado, la nieve en la calle no ayuda mucho, afortunadamente, nadie nos chocó.

— ¿Qué estás pidiéndome?

Volteando el rostro con indignación, sujetando el manubrio con su mano que no me tocaba con tanta fuerza, que sus nudillos rápidamente se pusieron blancos, está furioso.

— Que me mates, carajo — retirando mi mano de entre sus dedos, apretando ambas en puño para evitar temblar— Ya viste lo que le hizo a Leone, ese cerdo de Dominik admitió frente a mí que lo engañó y lo hizo beber, lo drogó, lo amarró, lo golpeó y... le hizo otras cosas asquerosas con esas malditas putas, Leone ya no le hace caso, ese hombre me lo dijo, por eso hizo lo que hizo, porque quiere ponerle el pie encima, no le costaría nada reducirme y hacerme lo mismo, y peor, hacerlo tantas veces, que yo ya no sirva para nada más, Emil sabe cómo romperme, le dirá, no puedo caer en manos de ellos.

Se llevó las manos a la cabeza, desordenando su cabello pulcramente ordenado siempre, de seguro su cabeza también está en blanco, no hay mucho que hacer si las cosas salen mal.

— Entonces vete, tienes que irte con Emma, toma a Emilia y váyanse de aquí, será lo mejor, de esa manera, no llegarán a ti y no podrán hacerle daño a nadie que nos interese.

— Acabas de admitir que te interesas por Emma ¿Lo notaste?

Dijo en un intento de cambiar de tema y ver si mi corazón deja de latir tan rápido y tan fuerte, me duele el pecho y apenas puedo respirar, hace tiempo que no sentía un miedo como este.

— Me interesa Emma, sí, así que tampoco quiero que la usen para dañarte — admitió sin una pizca de emoción en ese rostro suyo— No pueden quedarse aquí, este plan es mejor que el de Leone, en el que se deja apuñalar por ti.

Apreté los dientes, intentando sacar esas imágenes de mi cabeza, lastimarlo... nunca se me pasaría eso por la cabeza, lo odio por intentar forzarme a algo así, pero lo odio un poco menos sabiendo que no estaba en sus cinco sentidos, todo es culpa de Dominik.

— No puedo irme y lo sabes, hice un juramento de sangre con Leone y voy a cumplirlo. Me voy a quedar.

— ¿Y tu sueño, qué? — dijo tomando mis manos, abriéndolas para que dejara de hacerme daño, no me di cuenta de que estaba clavándome las uñas en las palmas— El deseo de una familia, hijos, a Leone de marido, nosotros tus cuñados, mis padres... ¿Dónde quedaría todo eso si tú te mueres?

— Si muere Leone, tampoco tendría nada de eso, ambos debemos sobrevivir, y está más que claro que no podemos huir los dos, por lo tanto, pelearemos los dos — decidida— Nos vamos a casar, dos semanas más y seré la mujer de Leone Lehmann, la mafia roja tendrá que escucharme, aumentaré la seguridad, la gente de la resistencia comenzará a moverse, estaremos preparados, Leone es el líder y tendrán que escucharlo o yo haré que escuchen a la fuerza.

Aguanté el llanto lo mejor posible y hablé con voz firme para convencerlo a él y a mí a la vez, tenemos que salir de esta cueste lo que cueste, no puede haber fallas.

— ¿Segura que es lo que quieres? Huir sería más fácil.

— No voy a huir otra vez, necesito acabar con todas mis pesadillas para seguir adelante o jamás voy a superarlas, sólo... apóyame en esto, voy a vivir, quiero ser capaz de cumplir mi sueño, con todos.

Asintió decidido, soltándome y estirándose hacia la guantera del auto, tomando un marcador de juramento de sangre, pinchó su dedo y removió la tapa, marcando su huella en el lado derecho, cerrándolo y colocándolo sobre mi palma, cerrando mis dedos a su alrededor.

— Te juro, Gabriela, que vas a cumplir tu sueño, te juro por mi sangre, que te protegeré para que veas ese día, me mires y digas "Pero, que cuñado más genial tengo, si cumplió".

Carcajee y sequé la única lagrima que se me escapó, negando mientras miro el marcador, sintiendo el peso de su mano, el frío del metal mascándome los dedos.

— Gracias Blazie, te lo agradezco mucho.

— La familia se cuida la espalda y tú ya no estás sola, así que tranquila ¿Pudiste calmarte un poco?

Asentí, dedicándole una sonrisa tranquila.

— Sí, definitivamente estoy más tranquila, gracias por darme el empujón que necesitaba.

Suspiró aliviado y puso el auto en marcha otra vez, mirándome de reojo un par de veces, encendiendo por fin el radio, al parecer, se acabaron los regaños.

— Lamento haber salido de forma impulsiva del pent-house — dije por fin, cuando ya estábamos llegando— ¿Cómo está Emma? No quise lanzarla así, pero se interponía entre yo y mi objetivo, quería que Dominik supiera con lo que se estaba metiendo.

— Emma está bien, lo entiende, y en cuanto a Dominik, no hiciste más que aumentar el interés que tenía por ti, eso podría ser bueno o malo dependiendo de qué haremos desde este punto.

Comencé a sobrepensar de nuevo, mordí mi pulgar en busca de alternativas, un plan, algo, cualquier cosa, pero dejé de hacerlo en cuanto su mano estuvo sobre mi cabello y me dio un par de palmadas.

— Todo estará bien, los mayores cuidamos a los menores, así funciona en mi familia, tienes la edad de Emilia ¿No? Estás por cumplir los veintidós, Emilia es nuestra princesa, tú también lo eres. Parte de la familia, te lo dije, vamos a cuidarte.

Los he visto hacer eso, a ambos hermanos, tanto Leone como Blaz le dan palmadas en la cabeza a Emilia, en ocasiones sólo para molestarla, otras veces para hacerle saber que cuenta con su apoyo.

— Se siente bien tener a alguien.

Admití, escuchando el motor pararse, hemos llegado.

— Siempre vas a tenernos, así que arriba el ánimo, Dominik no intentará nada hoy, descansa, debes estar muerta luego de los últimos acontecimientos.

— Sí... la verdad es que estoy muy cansada.

Saliendo ambos del auto, caminando a paso lento hacia el ascensor.

La adrenalina del momento abandonó mi cuerpo y ahora sí que comencé a sentir el frío clima del exterior, voy escasamente vestida y comienzo a congelarme, es imposible que no me castañeen los dientes, preferí abrazarme el cuerpo y continuar caminando, arriba ya estaremos calentitos.

— Toma, no quiero que te resfríes, cuñada — acomodando el saco de su traje sobre mis hombros— Pide ayuda cuando lo necesites, te lo repito, no estás sola.

Llamando al ascensor.

— Es difícil acostumbrarse cuando has estado sola tanto tiempo, siento que molesto si pido algo, si acepto más de lo que merezco — entrando al ascensor con él— Si hablo de más, si doy mi opinión... ya sabes, todas esas cosas.

Presioné las claves como una oportunidad para que no me viera sonrojada, siempre me ha avergonzado hablar sobre mí y mis problemas.

— Bueno, yo soy excepcionalmente molesto, y así todos me quieren, Emilia gasta millonadas a diario usando mi tarjeta y la de Leone, y nadie le dice nada, como ves, así funcionan las familias, se pelean, se juzgan, pero también se apoyan, se comprenden y se acompañan, nos entendemos a nuestra manera.

Sacó su tarjeta del bolsillo de su pantalón y lo acercó al sensor para abrir las puertas, ambos entramos al piso, escuchando voces a lo lejos en la segunda planta, seguimos el sonido de las voces, viendo a Hans y Emma fuera del cuarto de Leone.

— ¿Qué pasó?

Pregunté yo, preocupada.

— Eso debería preguntar yo ¿Qué demonios pasó allá? ¿Te hizo algo?

— Estoy bien, Blaz y tu hermano me sacaron a tiempo, Blaz, ponla al día por mí, por favor, y pregúntale sobre esto — entregándole los billetes de avión— Ella... ella tiene que estar a salvo, lo prometí.

Asintió y se cargó a la rubia en el hombro antes de que esta pudiera amenazarlo o atentar contra ciertas partes nobles suyas de las cuales esta disfrutaba tanto, alejándose de mí y de Hans, quién esperaba pacientemente a su protegida.

— ¿Qué pasó?

Consulté nuevamente, llamando su atención.

— Es el señor Lehmann, se comenzó a sentir mal, está vomitando, y sangra, pero no se deja ayudar, Emilia está intentando hacer que entre en razón.

Suspiré y asentí, mirando hacia el interior del cuarto.

— Yo me haré cargo, te entrego a la rubia enseguida.

— Está bien, puedo esperar.

Mirando ansioso el interior del cuarto, este hombre se pone así cada vez que no tiene en su radar a Emilia.

Pasé directo al cuarto y sin dudar, crucé el espacio hasta llegar al cuarto de baño, viendo a Leone doblado hacia el inodoro, vomitando, un charco de sangre considerable a sus pies, ensuciándole la ropa, Emilia lloraba mientras le daba palmadas en la espalda, sin saber qué hacer.

— Leo por favor... déjame ayudarte... me asusta verte así ¿Qué hago? Dime qué hacer y lo haré, pero mírate... hay que ir a un hospital...

Al verme la rubia, el alivio fue palpable en todo su rostro, ella no sabe qué hacer, se aferra a la camisa de Leone mientras este hace todo su esfuerzo por intentar centrarse, pero le es imposible, está pálido, casi verde ¿Qué le habrá dado ese viejo de mierda asqueroso?

— Yo me encargo, Em — dándole palmaditas como Blaz lo hizo conmigo— No te preocupes, lo cuidaré toda la noche.

Asintió, poniéndose de pie lentamente, sin dejar de tocarlo, mirándolo con molestia y con rabia.

— Cuídalo, por favor, Leo es fuerte, pero...

— Lo atraparon con la guardia baja, Blaz te dirá mejor lo que le hicieron para llegar así a casa, Hans te espera afuera, ve con él, se pone ansioso si no te mira.

Tomó mi mano y me sacó del baño, mirando dudosa la puerta entreabierta.

— Si... si no dispongo de tanto tiempo, ya sabes, si mi papá me hace algo, digo... nos hace algo a todos, no quiero irme sin haber tenido algo con él, Hans lleva conmigo demasiado tiempo, y no quiero morir sin saber lo que es tener una relación y ser amada, quiero ser amada antes de partir.

Fruncí el ceño, apoyando mis manos en sus hombros con determinación.

— Primero, nadie va a morir, te lo prometo, y segundo... sí, deja de desaprovechar el tiempo, ese hombre siente cosas por ti, cosas muy fuertes, y tú lo quieres, deja de engañarte a ti misma por culpa de tus miedos, sé valiente y ve por él, busca tu felicidad, que tenemos una larga vida por delante y cruzarla solos es algo muy triste.

Asintió contagiándose de mi determinación, y antes de acobardarse, trotó fuera del cuarto, encontrándose con el fornido guardaespaldas de bonito rostro.

— Tengo que hablar con Blaz ahora — tomando su mano— Pero después necesito que hablemos nosotros, seriamente.

— Si dije o hice algo que la molestó, señorita, me disculpo, pero su seguridad es lo primero para mí, no podía dejarla ir con Blaz a la zona roja ni siquiera por la señorita Gabriela.

¿Iba a ir por mí aún sin saber nada sobre armas?

Sonreí tiernamente, pensando en lo que Blazie me dijo.

Familia...

Yo tengo una familia, ya no estoy sola.

Regresé al cuarto de baño, junté la puerta y me acuclillé junto a Leone, acariciando su espalda, besando su coronilla, viendo su deplorable estado.

— ¿Qué te hizo? ¿Por qué fuiste allí? Intenté seguirte, pero no pude, no he podido levantarme de aquí.

dijo incapaz de levantar la cabeza, lo intentó y cayó de nuevo sobre su antebrazo, está derrotado.

— No me hizo nada, tranquilo, pero maté a todas sus putas y sus guardias de pacotilla, lo máximo que pude hacerle al mierda de tu padre fue patearle las bolas, Luther me sacó de ahí antes de poder matarlo, o que él me matara, ambos estábamos muy decididos a dañarnos, Blaz llegó justo a tiempo para impedir que nos diéramos a balazos, ese par no me dejó hacer nada, luego me enteré porqué me detuvieron y los odié un poco menos.

— Dominik lo sabe todo ahora, Emil le contó de ti, no se va a cansar hasta que te tenga, tú debes...

— Sshh... — lo mandé a callar, sin detener las caricias en su espalda— Sshh... soldado, basta de pensar por hoy, primero componte, en este estado piensas sólo tonterías ¿Qué me dices de un baño? Ambos lo necesitamos y tengo que curarte eso, comienzas a preocuparme, la falta de sangre puede ser en parte la causa de que tú estés así.

— Me encantaría decir que sí, pero ahora mismo, no puedo moverme, estoy hecho un desastre.

Y sí, puede que se haya ensuciado un poco con su vomito, pero luego de lo de Blaz, superé esa etapa de asco con los fluidos.

— Mi prometido, mi desastre, ven, te ayudo, vamos a bañarnos y a la cama, estarás bien, todo va a estar bien.

Con dificultad, se alejó del inodoro, y bajé la tapa del inodoro por él, tirando la cadena. Con cuidado, le quité la ropa prenda por prenda, ayudándolo a llegar a la ducha, me quité la ropa yo y procurando que el agua estuviese a una temperatura adecuada, lo ayudé a asearse, limpiándome también en el proceso, lo sequé bien y procuré curar esa fea herida que yo misma le hice, vendándolo bien antes de soportar su peso y llevarlo prácticamente a la rastra a la cama, recostándolo sin ponerle ropa interior, cayó frito en cuanto su cabeza se posó en la almohada, no tuve el corazón para despertarlo, por lo cual, lo cubrí con las mantas y besé su frente antes de ir a su guardarropa y robarle un par de prendas, dejando el cuarto para que la señora Liesel pudiese recoger el desastre y hacer su magia, ella ya estaba esperando fuera cuando abrí la puerta, siempre tan diligente.

Bajé las escaleras en silencio, Emilia y Hans estaban hablando en el balcón, puedo verlos desde mi posición, los paneles de vidrio hacen un trabajo estupendo para el frío no se cole y sea un lugar cómodo para platicas privadas, en cambio Emma... Emma viene hacia mí a paso veliz, estaba en el sofá con Blaz hasta que me vio llegar.

— No voy a irme — dijo, levantando los boletos de avión— Dile a Luther que se puede meter esto por el culo, porque no me voy a ir, viviendo la vida pacifica que tú también mereces, hicimos un pacto de sangre, amigas y hermanas, compañeras en las buenas y las malas, estás loca si crees que voy a faltar a mi palabra ¿Faltarás a la tuya, Gabriela?

Suspiré con cansancio, masajeándome la sien.

— Le prometí a tu hermano que te mantendría a salvo, Em, no puedo simplemente...

— No, es que ustedes dos no tienen por qué hablar sobre mí como si mi palabra no valiera nada, me voy a quedar aquí y punto, voy a ayudar.

Miré a Blaz en busca de ayuda, este negó lentamente, probablemente hizo todo lo que estaba en sus manos y falló.

— Si algo te pasa...

— Si algo te pasa a ti, yo me muero — dijo, tomando mi mano— Mamá murió, papá es una mierda que no veo hace años, Luther y tú son todo lo que tengo, no quiero... no quiero volver a estar sola, Gabriela, es muy triste, me moriría de la pena, no quiero volver a empezar en otro lugar... quiero quedarme contigo.

Sollozó, comenzando a llorar, temblando de pies a cabeza.

Se me apretó el corazón al escuchar su aflicción, se ve tan desesperada como yo hace un rato, en el auto, con Blaz, entiendo su temor, sé lo que es estar sola... yo tampoco quiero volver a estarlo.

— Bien, está bien, entiendo — abriendo los brazos para recibirla, dejando que llore en mi pecho— Tranquila, no voy a empujarte a tomar una decisión que no quieras, pero necesito que ambas tomemos precauciones, dejaremos el Pandemónium, salir solas en la madrugada no es buen plan, y quédate aquí, permanentemente o hasta que solucionemos esto, no me quedaré tranquila si te quedas en ese apartamento tú sola.

— Yo puedo acompañarla a recoger sus pertenencias, por dinero, no se preocupen, haré una extensión de mi tarjeta para Emma, así seguirá teniendo lo suyo sin necesidad de estar pidiendo.

Ambas volteamos el rostro para ver al pelinegro.

Pero que diligente es mi cuñado, que atento es con quién dice odiar tanto.

Debería admitirse a sí mismo que la rubia le interesa.

— Acepto el trato, pero sólo por ahora — dijo Emma— Devolveré todo cuando esta pesadilla acabe.

— No me devolverás nada, como la hermana de mi cuñada — dijo Blaz, cruzándose de brazos— Gozas de los mismos privilegios que ella, nada más.

Orgulloso de mierda.

Debería tomar el ejemplo de Emilia y ponerse los pantalones.

— Chicos... ya todo aclarado, nos quedamos todos — suspiré— Iré por algo para el dolor de cabeza y me iré a dormir, estoy... exhausta.

Ambos asintieron, pero Emma no estaba soltándome, por lo que Blaz la tomó por las axilas y la alzó sin dificultad, viendo con sorpresa que Emma no dudó en rodearle las caderas con las piernas, abrazándolo desde el cuello, ocultando su rostro, sigue llorando y parece necesitar amor.

— Yo me hago cargo.

Dijo el pelinegro, acariciándole la espalda.

— Sí, cómo no — medio sonriendo— Te veo muy enojado por eso, Blazie.

Me enseñó el dedo medio y se fue a acomodar al sofá con la rubia encima, sin dejar de acariciarle la espalda, mientras la deja desahogarse, diciéndole que todo estaría bien porque él la va a proteger, hablándole sobre la mujer fuerte y valiente que es, y lo asombrado que estaba con sus habilidades.

Sin duda, esos dos, deberían dejar el orgullo de lado y admitir que lo suyo es más que odio y deseo.

Tal y como dije, tomé una botella de agua del refrigerador, una pastilla y me la tomé de camino al cuarto, dónde Leone sigue durmiendo.

Ni siquiera lo dudé y me recosté a su lado, viéndolo con temor, esperando que nuestro futuro no se desmorone por esto.

***

Al día siguiente, desperté en cuanto sentí moverse a la figura a mi lado, me incorporé de golpe, viendo a Leone sentado en la cama, sujetándose la cabeza, volteando para mirarme y mirar su cuerpo en... deplorable estado, pero no intentó cubrirse.

— Puedo explicarlo — lamiendo sus labios resecos— Yo no...

— Tranquilo, fui por explicaciones yo misma ¿No lo recuerdas?

Estirándome hacia mi mesa de noche, entregándole la botella de agua, la cual gustosa recibió y comenzó a beber hasta acabarse la mitad, mirándome.

— ¿Cómo es eso de que fuiste por explicaciones? ¿Fuiste a la zona roja? ¿Te hizo algo ese hijo de puta? ¿Por qué...?

— Sí, Leone, fui con tu padre porque estaba furiosa por lo que te hizo, y tú, me sujetaste la mano, pusiste una navaja en ella y me obligaste a apuñalarte — señalando su abdomen vendado— Me forzaste y me dejaste marcas en el cuerpo por lo fuerte que me apretabas — señalando los moretones— Me asustaste tanto, que te golpee para que me soltaras, fue ahí que noté las cuerdas marcadas en tu piel, estaba más que claro que en tus cinco sentidos no estabas, así que tomé un par de armas y fui a pedir explicaciones, maté a sus guardias, a sus putas y le dejé una clara advertencia, que no volviera a tocar lo que es mío, yo estoy en una pieza, sé que Emil le contó todo, estoy lista para pelear, así que saca esa cara de espanto, vamos a llegar en una pieza a la boda y luego vamos a ver el mundo arder, juntos.

Tiró de mi brazo y me estrechó con fuerza, inhalando mi aroma, parece... desesperado por contacto.

— Lo siento... lo siento tanto... no quería asustarte, yo no me acuerdo, no tengo idea de cómo llegué aquí.

— No fue tu culpa, sé lo que te hizo, le patee tan fuerte las bolas, que probablemente no tenga más hijos nunca, le hice un bien al mundo, así que... levantémonos ya, intentemos llegar a un acuerdo, nada de planes que incluyan lastimarnos ni apartarnos ¿Bien?

— Si la situación se torna peligrosa...

— Tomamos más precauciones y listo — alejándome y dedicándole una sonrisa— Me encanta la comunicación entre nosotros, arriba, bello durmiente, muero por...

Las nauseas se hicieron presentes en cuanto me puse de pie, me vi en la necesidad de sujetarme del marco de la cama para sujetarme, estaba mareada.

En dos segundos tuve a Leone a mi lado, sujetándome, me quitó el cabello del rostro y me ayudó a tomar asiento en la cama otra vez.

— ¿Qué ocurrió? ¿Te encuentras bien? ¿Te hicieron algo anoche?

— No me hicieron nada, sólo me maree, tranquilo — respirando profundo para componerme— Vístete, que me distraes, y vamos a desayunar.

— ¿Segura que...?

— Sí, estoy bien, muy bien, tranquilo, ve a ponerte algo de ropa, te espero aquí.

No muy convencido, se incorporó y fue hasta el guardarropa para vestirse, aproveché ese breve lapso de tiempo para dejar de fingir sonreír y llevé una mano a mi cabeza, quitándome el cabello del frente, peinándolo hacia atrás.

— Bueno... eso fue fatiga, hay que comer, comer mucho en el desayuno. Quiero algo dulce, un buen trozo de tarta de frambuesa.

Fui a asearme al baño mientras esperaba, y terminó metiéndose conmigo para lavarse los dientes, cambié su vendaje manchado de sangre, y juntos, bajamos las escaleras para unirnos al resto en la gran mesa, saludamos y tomamos asiento, me brillaron los ojos al ver la tarta en mi plato, las frambuesas están exquisitas.

— Señorita Gabriela.

Dijo Hans, llamando mi atención, afortunadamente está sentado, comiendo, y no parado como los tontos tras Emilia.

— Dime, Hans.

Hablando con la boca llena, esta tarta está deliciosa.

— Gracias, por la ayuda.

— ¿Ayuda de qué?

Frunciendo el ceño, confundida.

— Le dije que... dejaré de ver a otros y voy a intentar presionarlo menos, voy a... abrirme para escucharlo y no hostigarlo tanto con mis demandas.

Respondió Emilia, sonrojándose.

— Me alegro por ustedes, dos tontos que dejaron de ser tontos, dejaron el orgullo de lado y admitieron lo que sienten, estoy orgullosa.

Blaz me miró de reojo, pero no dijo nada, Emma no fue disimulada y me enseñó el dedo medio, acción que me hizo reír, los dos, pronto abrirán los ojos... o eso espero.

— Estás muy relajadita luego de todo lo que pasó ayer.

Dijo Blaz, rompiendo mi burbuja de desayuno delicioso.

— Dominik no se va a mover aún, le falta gente, eso seguro, o habría intentado matar a Leone ayer, tú — señalando a mi hombre— No vas sólo nunca más a la zona roja, me importa una mierda lo que necesiten, irás con escoltas de tu total confianza. Emma y yo iremos con la resistencia, aumentaremos la seguridad y mantendremos el edificio Lehmann en estricta vigilancia. Mientras tanto, seguiremos con los planes de bodas, Emilia se hará cargo de revisar si el pastel va de acuerdo al plan, y necesito que Grace me ayude con la decoración del lugar, me decidí por las flores de los centros de mesa por fin.

— ¿Nos casaremos a pesar de todo?

Preguntó Leone, con emoción.

— Por supuesto que sí, yo no pienso soltarte. Cuando quiero algo, lo obtengo siempre, te quiero a ti y voy a tenerte, así que hazme espacio en tu agenda porque iremos a recoger los anillos de bodas, deben estar listos.

Sin más, pinché otro trozo de tarta y lo metí en mi boca.

— Por cierto, Emma y yo renunciamos al Pandemónium ¿Te enviamos una carta formal o esto es suficiente, soldado?

Cerrándole la boca, la sorpresa lo dejó en blanco.

— Con esto es suficiente — dijo por fin— Ya veremos cómo...

— Ya lo solucionamos.

Respondimos, Blaz, Emma y yo al unísono, continuando con nuestros desayunos.

— Ah bueno... sería perfecto si me contaran los detalles de lo que decidieron.

— Te pondré al día, pero déjame comer primero, el desayuno es la comida más importante del día.

Bebiendo de mi delicioso café con un poco de leche, más espumoso de lo normal, una delicia culinaria, las manos de Liesel son las de un ángel, todo lo hace bien.

***

Sin más demora, ese día continuamos con los planes tal y como fueron estipulados, me pasé el día con la resistencia, ideando un plan. Vigilancia, escoltas, rotativas, todo lo necesario para que, cada cosa que Dominik hiciera, yo lo supiera.

No me va a arruinar el día, no va a estropear mi oportunidad de ser feliz, Emil no va a joderme otra vez, voy a matarlo, voy a matar a ambos.





~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

BUENAS BUENAS BBCITAS!

HE REGRESADO!

CÓMO SIEMPRE, USTEDES SON LAS MEJORES, MANTENEMOS LA META BBCITAS

ESTAMOS POR LLEGAR AL MOMENTO IMPORTANTEEEEE

GABRIELA ESTABA LO BASTANTE NERVIOSA POR EMIL COMO PARA PENSAR

BLAZ SE HA HECHO INDISPENSABLE PARA ELLA, SON AMIGOS, CUÑADOS, SE APOYAN UNO EN EL OTRO

QUIERO UN BLAZ QUE ME CUIDE ASÍ EN LA VIDA, ES EL MEJOR HERMANO MAYOR

EMILIA TOMÓ FUERZAS DE LA SITUACIÓN Y SE SINCERÓ

YA HARÉ UN POV DE ELLA Y HANS PARA SABER LO QUE PASA POR LAS CABECITAS LOCOS DE ESOS DOS

BLAZ Y EMMA NO AVANZAN, LOS DOS SON TESTARUDOS, PERO BIEN QUE SE APOYAN CUANDO LO NECESITAN, EMMA NECESITABA LLORAR Y DESCARGARSE, AHÍ ESTUVO SU PELINEGRO ¿CUANDO LO VAN A ADMITIR?

LEO SIGUE SIENDO UN AMOR DE HOMBRE, NO RECUERDA NADA, PERO SE PREOCUPA Y RECONOCE SUS ERRORES, SIN DUDA, DOMINIK TIENE QUE SALIR DE SU VIDA

GABRIELA, VAMOS CON TODO MAMI QUE CONFÍO EN TUS CAPACIDADES

NOS LEEMOS EN EL PROXIMO CAPÍTULO

 BESITOS EN LA COLA



Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top