Capítulo 23

GABRIELA.

Emma y yo nos vestimos y salimos en cuanto terminamos de comer con una buena cantidad de dinero encima, tomé el auto que ocupo para ir a la zona roja aún con sus llantas rojas que llamaban la atención aquí y fuimos a comprar a la zona segura lo que necesitaríamos para el día, todos tenemos una lista detallada de los niños que se cuidan y de sus respectivas tallas para comprarles cosas que realmente les sirvan, cosas nuevas y no desgastadas por el uso, todos merecemos algo nuevo de vez en cuando, eso nos hace sentir felices y especiales, sobre todo en niños en sus circunstancias.

Montando todo en el auto, no tardamos en cruzar la división hasta ver pisos rojos y edificios del mismo color, todo en diferentes tonalidades, pero el mismo color, esta división no se hizo hace diez o quince años, son muchas décadas y diferentes lideres de la mafia roja que la han mantenido para que las actividades ilícitas y las noches sin ley se mantengan tal y cómo están.

— A Oliver deberíamos déjales las rojas, el rojo es su color favorito — parloteó Emma desde los asientos de atrás, asegurándose de llevar cosas para todos— Y a Franny, a Franny le gusta el rosa, estoy segura de que las que elegimos para ella le encantarán, son zapatillas gruesas, no les dolerán los pies por el frío con la nieve, estos abrigos están estupendos para cuando vayan a clases, calentitos y nada aparatosos para que jueguen tranquilos.

Metiendo todo en bolsitas individuales para cada niño, calzado grueso, abrigos y ropa calentita para cada uno, esos dos millones, más uno de los que yo tenía, tres millones para comida y vestuario, sí que aprovechamos bien el dinero.

— Tendrán para comer cosas deliciosas por días — me alegré, sentada tras el volante— Y podrán repetirse cuantas veces quieran, podrán comer dulces y galletas, no siempre se puede comer así de delicioso, yo lo hacía sólo para fechas importantes, como navidad o año nuevo, nunca las dos, pero siempre una de ellas.

Acelerando para llegar pronto al comedor, deben estar ya en medio del almuerzo para toda la gente que no tiene el dinero suficiente para comer en sus casas.

— Podría hacer más tratos así con Blaz si eso nos dará el dinero suficiente para darles comodidad a los chicos del refugio.

Guardando feliz los regalos, tarareando.

— No te veo nada de enojada por cumplir las demandas de Blaz.

La molesté.

— Dinero es dinero. Ya sabes lo que dicen, a caballo regalado...

— Sí, pero lo de anoche en el cuarto no estaba en el trato y te escuché muy entretenida.

— Disfruto de su pene, más no de su compañía.

Se defendió.

Decidí no seguir con el tema o terminará lanzándome un zapato por la cabeza, está más que claro que no se toleran, pero quizá más adelante pueda aflorar algo, una amistad, cualquier cosa que los haga no insultarse cada vez que compartan espacio.

Miré disimuladamente mi mano dañada, quedará una cicatriz grande, pero supongo que es algo que compartiré con Emilia, Blaz y Emma, algo que nos une.

El club de los cuñados exclusivos y a la moda.

Ya quiero que Emma se una.

***

Llegamos a casa cerca de las tres de la tarde, nos pasamos casi todo el día en el comedor de la zona roja, entregamos los regalos, ayudamos a cocinar, servimos y comimos con todos, jugando después con los niños con los juguetes que les llevamos, viéndonos en la obligación de sacarnos un poco de ropa de encima, íbamos muy abrigadas para corretear así.

Casi me sentí como una niña otra vez, una niña en sus días más felices.

Casi tuve la intención de quedarme en el refugio hoy, casi, pero había cosas de las que tengo que encargarme, por lo que, con pesar, regresamos a la zona segura con la rubia.

Para mi sorpresa, Emilia y Blaz estaban en casa, Hans estaba de pie, con las manos en la espalda, parado tras mi cuñada, mirando la nada, algo me dice que la rubia va a torturarlo hasta que este diga que sí al sexo, tiene un sentido del deber muy fuerte, pero pronto se va a doblegar, está más que claro que "Protegerla" no es todo lo que quiere hacer con ella.

— ¿Y ustedes dos qué hacen aquí?

Pregunté dejando mi bolso colgado, yendo hacia ellos, adentrándome en la sala, viendo a Lucifer dormido en una de las plataformas pegadas a la pared, de espaldas... medio colgando, se le ve muy relajado al minino.

— Yo me quedaré aquí para protegerte mientras Leo no está.

Dijo Blaz, muy concentrado en el juego que están jugando en una tableta, parece ser un juego de preguntas, tienen dos vasos y al menos cuatro botellas de diferentes tipos de alcohol ¿Cómo es posible que beban tan temprano?

— Y yo me aburría en casa, así que vine a jugar ¿Quieren unirse? Aún hay tiempo antes de que Paul haga el informe ¿No?

Emma dejó sus cosas colgadas junto a las mías y se quitó el abrigo, tomando asiento junto al pelinegro, mirando el juego mientras se sube las mangas de su suéter, se prepara para ganar.

— Señoritas, bienvenidas.

Dijo Liesel, acercándose.

— Gracias.

Sonreí, saludándola, aún es un poco extraño esto de tener ama de llaves, no me acostumbro, sigo sintiéndome cómo la invitada en casa ajena por más que Leo haya modificado su hogar para que yo me sintiera cómoda, es... demasiado lujo para alguien que vivió de la caridad ajena siempre.

— Señora Liesel ¿Podría traernos dos vasos más y algo para comer?

Dijo Blaz en lo que Emilia me jalaba del brazo y me ubicaba a su lado, sonriendo maliciosa.

— ¿Plan, unirla al club de los cuñados?

Susurró para que sólo yo escuchara.

— Trato, será divertido — mirando a Hans, aún parado tras ella, fingiendo ser invisible— ¿Puedes sentarte y fingir que no nos odias, por favor? Me perturba verte de pie ahí, debe ser incómodo o dolerte los pies ¿No te dan ganas de orinar nunca? Hay un baño por allí — señalé— Y bebe algo, come algo, relájate, este es el lugar más seguro de todos, nada le pasará a Emilia.

El hombre bajo la cabeza para mirarme sin perder esa postura militarizada y alerta.

— Soy sólo un escolta, comer, beber, o relajarme no está entre mis obligaciones.

Emilia sacó un fajo gordo de billetes de su bolso y lo movió frente a él.

— Ahora sí. Pórtate bonito y juega conmigo ¿Sí?

Él negó.

— Ya me pagan demasiado sólo por vigilarla, no aceptaré dinero extra por cosas tan banales.

Me puse de pie y sujeté su dedo meñique, sonriéndole con malicia antes de doblar su brazo sobre su espalda hasta el punto de casi quebrárselo, empujándolo hasta tenerlo sentado junto a Emilia.

— Mientras estés con nosotros, parte de tus funciones será divertirte — dije yo— Ya relájate, ser muy rígido hará que tengas un derrame, tranquilízate.

se ve que es más que capaz de mandarme a volar si lo hubiese querido, pero se dejó hacer.

— Que sepa, señorita, que no estoy nada de acuerdo con esto.

Se defendió el hombre.

Y entonces pedimos otro vaso, tardó en soltarse, pero nada que un poco de alcohol no pueda hacer.

— ¡Bien! Juguemos a "A uno de aquí" —propuso Emilia— Me importa una mierda el que diga que ya estamos grandecitos para eso — llenando el vaso de todos en el proceso, derramando un poco— Yo comienzo — sonriendo con malicia— A uno de aquí, le gusta que le pongan collar, porque así me mantiene vigilada.

Mirando a Hans de reojo.

— Usted es una escurridiza — le respondió este, bebiendo de su vaso— A una de aquí le encanta burlar a sus escoltas.

Rodé los ojos ¿Cómo no iba a saberlo?

— Son demasiado lentos y yo puedo cuidarme sola — bebí— A uno de aquí, le apuñalaron la mano por hacerse el chistoso.

Blaz me enseñó el dedo medio y bebió.

— Una de aquí finge tener ama de llaves y llama a una tal Miriam cada vez que quiere beber café.

Carcajee con fuerza, viendo como Emma bebe y le enseña el dedo medio.

— Miriam prepara los mejores cafés — se defendió— A una de aquí le gusta el sexo público sólo para llamar la atención.

Emilia fue la que se ofendió ahora, mirando con los ojos entrecerrados a mi amiga mientras bebe lentamente.

— A una de aquí le gusta usar vestido para mostrarle las bragas a Leo.

Dijo esta.

Ya estábamos comenzando a enojarnos al parecer.

— Uno de aquí finge que no le interesa lo que Emilia le hace, y se aprovecha para que se lo froten más.

Hans me miró con una indignación nada más que palpable que nos hizo reír a todos, entonces bebió, parece que se está soltando por fin.

— A uno de aquí finge que no le gusta pasar tiempo con la rubia, pero cada vez que la mira sin que ella se dé cuenta, sonríe.

Mirando a Blaz.

Este quedó en una pieza, incapaz de hablar, mirándolo con molestia mientras bebe, y Emma se dobla de la risa, señalándolo, aumentando la molestia del pelinegro.

— ¿Así que me sonríes, perro Fischer? — se burló mi amiga— Yo pensé que sólo querías arrancarme la cabeza.

— te sonrío pensando en cómo te verías desangrándote, querida.

Le respondió, chocando su vaso con el de ella, bebiendo un poco más después.

— Apuesto a que me veo muy sexy de esa manera también, probablemente me imaginas desnuda, ya que parezco gustarte mucho sin ropa.

Levantando su vaso, chocándolo con el de él, burlándose antes de llevar el borde a sus labios y beber sin perderlo de vista, sin duda, esto se pone interesante.

Y así continuó el juego, por horas y horas, hasta que todos tuvimos los pies dormidos de tan ebrios que nos encontrábamos.

— Y ustedes ¿Quién les enseñó a ser putas? Porque bailan demasiado bien.

Preguntó Hans, ganándose una mirada desaprobatoria de Emilia, los celos le brotan por los poros, dudo mucho que sea sólo un capricho, después de todo, entre más se nos niega algo, más nos gusta.

— Nos enseñó una mujer que me crío — dije yo, refiriéndome a Marie— Y luego nos perfeccionamos en el Pandemónium, en el sub uno, ahí es dónde trabajamos la mayor parte del tiempo, pero por dinero, nos quedamos en el sub dos.

— Pero te vas a casar con un super rico ¿Por qué necesitarías trabajar ahí, arriesgándote a que te toqueteen cada cinco minutos?

Preguntó, pareciendo muy interesado.

— Bueno, es su dinero, no el mío — encogiéndome de hombros— Vengo de una especie de... orfanato — no puedo contarle los detalles, no sé todavía si puedo confiar en él— Emma y yo, junto con otros, nos encargamos de cubrir las necesidades de los niños de ese lugar, cómo lo hicieron conmigo en su momento, así que necesitamos efectivo, mucho efectivo.

— Y ganado con nuestro esfuerzo —dijo la rubia— Sudé mucho para los dos millones que me gané ayer.

Dijo con coquetería, mirando de reojo al pelinegro que prefirió llevarse el vaso a la boca para que no lo viéramos sonreír con arrogancia.

Idiota... los vasos son transparentes.

— Todo el mundo puede bailar, el objetivo es calentar a la otra persona, yo puedo hacer eso sólo con un par de palabras y una mirada.

— Lo de las miradas y las palabras conmigo no te funciona — dijo Emma muy segura, señalándolo con su vaso, derramando un poquito en el proceso— Si crees que es tan fácil, báilame, haber, sácate la ropa y báilame.

Emilia y yo intercambiamos miradas, al parecer, ni siquiera tendremos que esforzarnos para unir a Emma al club de los cuñados, se quiere unir ella solita y sin saberlo.

— ¿Crees que no sé cómo hacerlo? — tirando de su corbata hasta soltar el nudo— ¡Súbanle a la música, que les voy a enseñar cómo se hace esta mierda! Mira que no voy a calentarte ¿Qué te crees?

Quitándose el saco, lanzándoselo a la cara, él iba muy en serio, y Hans, que solidariza con él por ser del mismo sexo, tomó el control remoto del televisor y le subió volumen habiendo buscado algo apropiado para el baile caliente que nuestro cuñadito sexy va a necesitar.

Algo me dice que Hans también necesita una puñalada en la mano, yo podría facilitarle la entrada al club.

Desvié la mirada hacia el pelinegro, quién tomó distancia de mi amiga para abrirse la camisa, botón por botón, lentamente, mientras contornea la pelvis como todo un profesional, mostrándonos ese abdomen duro y bien trabajado sin una sola cicatriz, separándole las piernas a Emma en cuanto estuvo cerca de ella, tomó su mano y la hizo acariciar sus marcados abdominales, descendiendo en lentas caricias, sin perder el contacto visual, apoyando la mano de esta en su entrepierna, moviendo la pelvis, simulando estocadas, mostrándole todo lo que tenía para ofrecer.

Emilia y yo chocamos vasos y bebimos, viendo el espectáculo, si yo no estuviese prometida, ese no fuese mi cuñado y esa no fuera Emma, a quién considero mi hermana, no me avergonzaría de sentirme acalorada, pero es que qué buen show están dando, si mi despedida de soltera no es así, no quiero nada.

— ¿Viste? —le dijo Emilia a Hans, golpeándolo en el brazo— Así tienes que tratarme, menso.

Regañándolo, y este, parece muy sorprendido por su arrebato, ebrio me cae mejor, ya no está tan serio, es más, hasta se soltó un poco la corbata, no me sorprendería si se pone a bailar como Blaz.

— No voy a hacerle nada como eso hasta asegurarme de que no seré desechable, Emilia.

Madre mía... pero ¿Qué estoy escuchando?

¡Qué puta envidia!

— ¿Te haces el difícil a propósito entonces?

Le dijo esta, gateando por el sofá hasta chocar las rodillas con sus muslos, acariciándole el pecho.

— Si respondiera a eso, no funcionaría ¿No cree?

Apoyando su mano sobre la de ella, descendiendo en lentas caricias hasta el borde de su pantalón, los ánimos se están calentando aquí, y si miro a Em y Blaz, no van mejor, este se está quitando los pantalones y no deja de contorsionar la pelvis, mientras apoya la mano de Emilia sobre su erección, no dudaría si todos se ponen a follar en estos momentos.

— Bien, soy la señora de los gatos — cruzándome de piernas— Mente sana come manzana... piensa en peras y no en bananas...

Tomando una larga respiración, levantando la cabeza para ver a Emilia sentarse a horcajadas sobre Hans, su vestido ahora descansa enrollado en la cintura, usa medias y no se quitó los tacones, hará frío, pero ella siempre va vestida como modelo.

— ¿Qué te aterra tanto?

Le peguntó Emilia, besándole el cuello, tirando la corbata al piso.

Blaz frunció el ceño y miró hacia atrás al escuchar la conversación, sin dejar de arrinconar a Emma contra el sofá.

— Oye, compañero, no importa el tamaño de la pieza, importa lo que dure tiesa — le dijo a Hans— Emilia no discrimina, tú tranquilo.

Luego volteó y al parecer se le olvidó lo que estaba haciendo, porque en segundos, tenía la espalda de Emma contra los cojines del sofá, comiéndole la boca como si estuvieran solos, mientras Emilia intenta conseguir algo más que manoseo por parte del guardaespaldas que le sujeta el culo como si fuese la cosa más valiosa del mundo.

— ¿Debería llamar a Leone? Lo extraño...

Mi mente de borracha encontró una muy buena idea marcarle, no pasó demasiado antes de que contestara, su marcada voz grave, y de fondo... otras voces, Leone los está haciendo callar.

— ¿Te pillo en un mal momento?

Pregunté curiosa, mirando a las parejas enrollarse, Hans sigue haciéndose el duro, se resiste, tiene una voluntad de acero.

— Sólo estaba en una junta ¿Qué sucede, rojita? ¿Ya me estás extrañando? No ha pasado siquiera un día.

Subí los pies al sofá y los abracé con un brazo, sintiéndome muy acalorada, yo también quiero enrollarme en estos momentos, los sin vergüenza de Emma y Blaz están follando en el sofá en su propio mundo... que envidia...

— Te llamaré más tarde entonces, lo siento, es que sí te extraño, acá todo es una locura, todo está muy loco.

Riendo por lo bajo, viendo a Emilia mover las caderas para frotarse con su guardaespaldas, este gimió alto y le apretó el culo, el guerrero pierde la batalla poco a poco.

— ¿Son gemidos los que escucho? —dijo don celoso— ¿Dónde estás? ¿Y tú por qué arrastras las palabras?

Afortunadamente Lucifer se me subió encima y me sentí menos sola, lamió mi mejilla y se me acomodó sobre las piernas flectadas, recostándose de espaldas, esperando a que le rascara la panza al muy mimado.

— Estoy en casa, un poco ebria, sí — asentí a pesar de que no podía verme— Tus hermanos vinieron, Hans vino, Emma vino, y comenzamos a beber, pero las cosas se descontrolaron, Blaz se folla a Emma en el sofá, Emilia está a punto de lograr su cometido con Hans, y yo soy la señora de los gatos.

Escuché su risa ronca al otro lado de la línea, debió haber salido de la sala, porque no escucho los murmullos de sus acompañantes, y dudo mucho que me trate bien y ría si sabe que eso podría llegar a oídos de su padre.

— ¿Quieres que te folle yo también, rojita?

Atrapé mi labio inferior entre los dientes, apretando las piernas, esa idea me resulta de lo más atractiva.

— Sí, la verdad es que se me apetece mucho... — sonriendo maliciosa— ¿Estás intentando tener sexo telefónico? ¿Y tu reunión?

— Pueden esperar unos minutos mientras atiendo a mi mujer ¿No? ¿Quieres probar el sexo telefónico? Podrías ir al cuarto, quitarte la ropa y seguir mi voz...

Lamí mis labios resecos, soltando un pequeño jadeo que hizo voltea a los hermanos, muy interesados de lo que estoy haciendo, interrumpiendo sus acciones.

— ¿Qué me ven? Ustedes follan aquí y yo no puedo tener una llamada caliente, sínicos, sigan con lo suyo.

Emilia entrecerró los ojos y volteó lentamente para soltarle el cinturón a Hans, haciendo callar a su acompañante, negando lento, robándole un beso, este hombre parece una estatua, muy quieto, sin dejar de tocarle el culo, en cambio Blaz, reanudo sus poderosas embestidas, si sigue así, o me rompe a la rubia, o rompe el sofá, y el que rompe, paga.

— Señor Lehmann, necesitamos reanudar la reunión — dijo alguien al otro lado— Los inversionistas tienen otro compromiso, lo lamento.

Suspiré apoyando la cabeza en el respaldo, resignándome al sexo telefónico.

— Estúpido secretario, interrumpe cuando las cosas se ponen interesantes.

Maldijo mi hombre.

— Bueno, en otro momento será, trabajo es trabajo — dije para tranquilizarlo— Para cuando regreses, te quiero desnudo y muy dispuesto para follar en todas las superficies, no es justo que Emma folle primero que yo en el sofá de la casa en la que vivo.

— Le doy mi promesa, mi señora — usando ese apode otra vez, tensándome los pechos de lo mucho que me ponen esas dos palabras— Cuando regrese, no habrá ni una sola superficie en la que no la abra de piernas y la haga gritar de gusto por recibirme.

Jadee otra vez, apretando los muslos, buscando un poco de alivio.

— Es una promesa entonces, te llamaré más tarde.

Estaré esperando, mi señora.

Corté la llamada y suspiré, sirviéndome un nuevo vaso de alcohol, disfrutando el porno en vivo, viendo a Hans actuar por primera vez, acorralándola entre el sofá y su cuerpo, sujetándole las manos sobre la cabeza, el pantalón a medio culo y una notoria erección apretándose contra el sexo de mi bonita cuñada.

— El día en que yo haga algo con esto — moviendo sus caderas sugerentemente, haciendo jadear a Emilia— Usted me va a rogar humildemente, me dirá que no soy su perro, y no se follará a nadie nunca más. Si piensa que seré otro más en su interminable lista, está muy equivocada — levantándose para mirarme mientras se arregla la ropa, agitado— Permiso, usaré el baño, tengo que hacer algo con esto —señalándose la erección— Esta... señorita malcriada me está dando más problemas de los que creí, soy débil por ella, demasiado débil.

Bajé los pies del sofá y me atoré con la bebida al ver que el tamaño de su herramienta no es para nada de pequeño, maldiciéndome al quedarme pegada unos segundos, mientras él espera autorización.

— S-sí, claro, claro — me apresuré a decir— Todo tuyo, utilízalo todo lo que quieras, hay toallas limpias en el mueble blanco junto al shower.

— Gracias, señorita Gabriela.

Dando media vuelta, caminando a paso seguro sin molestarse en cerrar su pantalón, quizá no le cierra, con tremenda herramienta dudo que pueda volver a guardársela en esos apretados pantalones de vestir.

— Está bien dotado ¿No? — dijo Emilia, acomodándose el cabello y la ropa, jadeante— Tiene que ser mío, casi lo tengo.

— Él te dijo muy claramente lo que quiere y tú ni enterada.

Dije mientras pienso lo afortunada que sería esta cuñada mía si fuese más inteligente y no pensara con el clítoris.

— ¿Qué quiere? Yo sólo escuché, no, no, no, no — haciendo una mueca— ¿Qué tengo de malo? No entiendo.

Bufó ofuscada.

— ¡Acaba de decirte que quiere exclusividad, tonta! — alzando un poco la voz, ni eso distrajo al par de perros en celo, pegados, en mi sofá— Quiere más que un polvo, quiere ser el ultimo al que montes por el resto de tu vida.

— ¿Por qué alguien no cogería con nadie más nunca en la vida? No entiendo.

Parecía tan confundida que le creí, ella no lo entiende.

— ¿Por amor? — imitando su confusión— Si yo estoy con Leone ahora, no pienso coger con nadie más, nunca. Y espero lo mismo de él.

— Pero... ¿No se aburren? Mismas caras, mismas posiciones, mismos lugares —señalando la casa— ¿No te dan ganas de follar con alguien más? Emil fue el primero ¿No?

— Sí, fue el primero, pero no lo disfruté nunca, y en cuanto a Leone, cuando quieres a esa persona, no te aburres nunca, además, siempre puedes innovar, hay un montón de posiciones y lugares para follar, y si quieres cambiar de escenario te puedes ir de viaje, o visitar un motel, hay un montón de posibilidades.

Apretó los labios, moviéndolos de un lado hacia el otro, tomando su vaso, bebiéndose todo el contenido.

— ¿No te da miedo que te abandonen? — preguntó— Yo... soy así porque todos, al enterarse que soy una Lehmann, salen corriendo, me hice así para... cuidarme, porque nadie quiere a un Lehmann cerca, menos involucrarse con Leo... yo no entiendo, Leo siempre me ha apoyado en todo lo que he querido hacer, si yo me enamorara, él sería el primero en alegrarse por mí, pero nadie se quedó lo suficiente, sólo me usaron, así que en cierto punto comencé a usarlos yo y... ahora me da miedo sentir más y que después me... abandonen otra vez.

Todos los hermanos tienen traumas con el amor y el abandono, todos tienen problemas con ese asunto, es difícil vivir en la familia en la que nacieron, me compadezco de todos ellos, porque no saben amar, no conocen el amor, no aman, en cambio yo amo demasiado y suelo lastimarme seguido, confío demasiado, y entrego demasiado, mamá me crío así, dar hasta que duela y esperar a recibir lo mismo algún día.

— Eres más que merecedora de que alguien lo dé todo por ti — tomando asiento junto a ella, abrazándola, dejando que apoye su cabeza en mi pecho, mientras acaricio su espalda— Y está bien sentir miedo, las personas son impredecibles, pero a primera vista somos capaces de ver qué es lo que quieren de nosotros, sabemos diferenciar los que son buenos y los que son malos, y yo creo que deberías intentar dar un poquito más de ti a Hans ¿Es tu escolta hace cuánto tiempo?

Intenté con todas mis fuerzas cerrar los oídos y no escuchar al par de tontos en el sofá frente a nosotras, Emilia necesita mi atención ahora.

— Hace dos años, como los otros escoltas, me seguía como mi sombra y apenas me percataba de la existencia de todos ellos, pero hace poco comenzó a hacerse cargo de mí directamente, es mi chofer, se queda en el set de grabación hasta que termino de trabajar, me acompaña a los clubes, carga mis bolsas cuando voy de compras, me cuida por las noches, quedándose fuera de la puerta de mi cuarto... en ocasiones lo pillo durmiendo sentado en el piso, no sé por qué se toma tan a pecho el cuidar de mí, podría seguir haciéndolo como antes y turnarse con los otros escoltas.

Emilia es ciega y tonta, no tengo dudas.

— Es porque tiene sentimientos por ti, quizá crea que estando más cerca, obtendrá más de tu atención ¿Cómo no te das cuenta? Eres una bruta.

Frunció el ceño y me apretó un poco más fuerte.

— Entonces... ¿Crees que, si lo dejo entrar, no me abandonará?

Frotándose los ojos con cuidado de no correr se maquillaje, parece tener sueño.

— Lo dudo mucho, preciosa, parece ser alguien leal, ve que sucede, quizá así ambos consigan lo que quieren y tú sanes ese corazón tuyo —besando su coronilla— Ahora, es mejor que subas a mi cuarto y te recuestes por unas horas, estás muy ebria y te estás quedando dormida.

— ¿Me llevas? Por favor...

Pidió.

Y puso esos ojitos que de seguro le hace a sus hermanos, ojitos de cachorro que me impidieron decirle que no, y apoyándonos una a la otra, la llevé hasta mi cuarto, quitándole los tacones y esa ropa molesta, prestándole una de mis camisetas grandes para que durmiera cómoda, arropándola y esperando a que se quedara dormida, porque, aún con sus ojos cerrados, y tomándome la mano, ella no dejaba de repetir "No te vayas...".

Incluso alguien tan segura cómo ella tiene heridas internas que la limitan.

— ¡Dónde está...!

— Shh...

Le dije a Hans, quién entró con el cabello mojado y la camisa sin abrochar a mi cuarto, apenas va en ropa interior, lo demás lo carga entre los brazos, parece preocupado, sólo se calmó al ver a Emilia sana y salva.

— Te he ayudado, muchachote — poniéndome de pie— Se va a arriesgar a bajar las defensas, pero si la haces llorar de tristeza, te haré una visita y voy a matarte —palmeando su hombro— Y créeme que soy muy capaz de ello.

Dejándolos a solas en mi cuarto, bajando los escalones con lentitud, viendo a Blaz sólo en el sofá, de pie, con la ropa arreglada, bebiéndose el contenido completo de uno de los vasos, mientras la señora Liesel limpia nuestro desastre.

— ¿Y Emma?

Pregunté.

— Son las ocho de la noche, cuñada — dijo este, señalando el exterior— Estuvimos demasiado rato entretenidos, Luther llamó a la rubia para que se vieran, tomó las llaves de tu auto.

— Pero estaba ebria ¿Y si le pasa algo? Debí acompañarla.

Mordiendo mi pulgar, pensando en que quizá, si le pido a los escoltas que me lleven, aún puedo alcanzarla.

— Esa follada exprés le despejó lo suficiente la cabeza, tú tranquila, iba bien despierta —llamándome— Ven aquí, tú y yo somos los únicos en pie ¿Seguimos bebiendo para mantenernos despiertos hasta que llegue?

Asentí sin saber qué más hacer, tomando asiento en el sofá dónde ellos no intercambiaron fluidos, viéndolo dejarse caer a mi lado, sirviendo un vaso para cada uno, tomando ambos y entregándome uno antes de chocarlos y empinárselo, acto que imité, ya estoy bien ebria, apenas y puedo pensar con claridad, pero hoy es un perfecto día para beber, lo que Luther pueda decirle a Emma me tiene con los nervios de punta.

— Hablemos sobre la boda — dijo, rompiendo el silencio— ¿La quieres en una iglesia o con un juez? Puedo conseguirte la mejor catedral o el mejor de los salones, Leone dijo que tú te encargaras, quiere que sea la boda de tus sueños, Emilia se encargará del vestido, está hablando con los mejores diseñadores, estarán aquí durante la semana para tomar tus medidas y anotar tus gustos, lo ideal sería que te cases lo antes posible, hay plazos que cumplir, Leone ya cumplió treinta, su padre le dejó muy claro que si no estaba casado para entonces, le caerían las consecuencias de no acatar sus órdenes, quiere herederos, un varón para que continue el legado de los Lehmann, y quiere criarlo él mismo porque no confía en Leone para criar a alguien con los ideales que él le impartió.

— Golpes y pesadillas — apretando el vaso entre mis manos con pesar— ¿Así es cómo quiere criar a su nieto? — la sensación de miedo y angustia se instaló en mi estómago— Bebé... Ojalá yo pudiera tener uno...

Apoyando la mano en mi vientre marchito, quizá los golpes de Frank y las veces que terminé en el hospital por su culpa tengan algo que ver con mi condición.

— ¿No puedes tener hijos? — preguntó sin ánimos de ofender— ¿Qué tan segura estás de eso?

Debe preocuparle Leone, por lo que me contó, las condiciones de su padre, además del matrimonio, es tener un hijo, y yo no podré dárselo, por lo tanto, casarse con otra sería mejor.

— Emil lo intentó por años, su padre quería un nieto, Emil ya era algo mayor y se esperaba de él que tuviera hijos pronto para conservar el apellido, por eso estaban apresurando el matrimonio. Por más que lo intentó, por más... abusos de su parte, jamás pasó nada, no recuerdo haber utilizado preservativos alguna vez con él.

— Eso quiere decir que, o uno de los dos es infértil, o el diablo te tiene muy en consideración y no quería que te amarraras de por vida con un bastardo así ¿Qué me dices de ir a una clínica de fertilidad cuando baje un poco la tensión esta del matrimonio y de lo que Dominik planee hacer contra Leo? Así podrás confirmar realmente qué sucede dentro de tu cuerpo.

— Bueno... mi mamá siempre me dijo que debía buscar el amor, encontrar un compañero de vida que me amara lo suficiente para jamás levantarme la mano, y que si era el indicado, que formara una familia grande y feliz para comer en largas mesas llenas de comida, compartirlo todo, uno en quién pueda apoyarme... así que sí quiero ir a la clínica esa, si hay alguna mínima posibilidad de embarazarme, quiero hacerlo.

Pestañeó repetidas veces, mirándome como si estuviera loca.

— Tienes veintiuno, niña, eres muy joven para hacerte cargo de cosas como un bebé. Leo tiene treinta, de él si me espero que se preocupe por los hijos, su cabeza está en la guillotina, pero ¿Tú? A ti no hay nadie que te apure, vive la vida que debieron darte y no te apresures.

Entiendo su punto, pero joven o no, la decisión es mía.

— Cumpliré veintidós dentro de pocas semanas, además, tener hijos es mi sueño número uno, quiero... una familia, Blaz, estuve sola demasiado tiempo, me críe sola... todo lo que quiero es una familia numerosa y feliz, un hogar, un esposo amoroso, una vida tranquila, ese es mi sueño.

Asintió no muy convencido, estirando su mano para acomodarme el cabello, sonriendo triste.

— Si quieres una vida tranquila, Leo no te la podrá dar, rojita, estás por casarte con el líder de la mafia roja, tranquilidad es lo que menos tendrás.

Negué.

— Para mí, esto es tranquilidad, no tienes idea lo que tuve que hacer pasa sobrevivir, he luchado con uñas y dientes desde que tengo uso de razón, no tengo recuerdos de momentos pacíficos en mi memoria, siempre hubo gritos, sangre y dolor, mentiras, traiciones, y Leone me enseñó que no todos van a ofrecerme lo mismo, él me da paz, me hace sentir en casa, así que pase lo que pase, me voy a quedar con él.

— Entonces déjame a mí, bonita, tu boda será una maravilla, esa convicción me entusiasma — abrazándome por el cuello con demasiada fuerza, casi estrangulándome— Y te ayudaré con las pruebas de fertilidad, si bebés quieres, bebés tendrás, dame unos días para que se calmen las aguas, y entonces te agendaré hora para todas las pruebas habidas y por haber, para eso tienes a tu cuñado, siempre te voy a apoyar.

Tomé mi vaso y lo choqué contra el suyo, celebrando por eso.

— Me alegra tenerte como familiar y no como enemigo — carcajee bajo, viendo mi mano con una fea línea irregular, comienza a hacerse costra— Si tuviera que matarte, sería doloroso, me agradas.

— Digo lo mismo, herirte fue doloroso, matarte me hubiese destruido por dentro, me agradas, no ves a mi familia como monstruos, disfrutas nuestra compañía, por eso me gusta estar contigo y ser yo.

— No soy la única que te agrada, parece que Emma te agrada tanto o más que yo.

Sonriendo picara, viéndolo jugar con los hielos de su vaso, sin inmutarse.

— Bueno... ella tampoco me ve como monstruo, pero se tira todo lo que se mueve, igual que yo.

— Ella no lo hacía por gusto la mayoría de las veces, era su parte en nuestra misión, se consigue mucha información yendo de cama en cama, ahora que Leone puede facilitarnos esa información, sobre los tratos que realiza y con qué familia, para saber con quienes podría formar alianza y con quienes no, ella no tendrá que acostarse con nadie más si no es su propia decisión.

Él suspiró y bebió de su trago, pensativo.

— Ambas han tenido una vida dura, ya veo por qué no se sorprenden ni un poco con nosotros. A veces envidio a mi hermano, tiene el amor incondicional de una loca psicópata cómo tú que ha trabajado por él desde las sombras por años, yo quiero alguien que me quiera al menos con el 1% de dedicación que tú.

Froté su brazo para llamar su atención, sonriéndole.

— Si sigues jodiendo a Emma así, te aseguro que conseguirás más que un 1%, ella es tan leal cómo yo, haría lo que fuera por un ser querido. Hay química entre ustedes más allá de lo sexual, todos lo notamos, por eso Emilia se empeña en juntarlos, no tengas miedo y ve qué puede pasar, te aseguro que buenas cosas pueden salir de una relación así.

— Sonará enfermizo, pero... sentí cosas cuando lanzó ese cuchillo con tanta precisión y casi me clavó las bolas al piso, fue cómo si mi mente dijera "Sí, una de esas necesitamos", pero... yo no estoy hecho para el amor, ya me dejaron antes, me rompieron el corazón porque no estaban dispuestas a quemarse por mí, estoy en una posición difícil y no abandonaré a mi hermano, la familia es antes que las chicas, siempre.

Sonaba tan melancólico y herido mientras mira como se derriten los hielos en su vaso, debió sufrir mucho en el pasado.

— Emma no tenía nada que ver cuando la conocí y le conté lo que hacía, quién era y lo que pensaba hacer con su hermano, para entonces, llevaba unos meses viviendo con ella, y no dudó en darme una mano y entrenarse para no estorbarme, desde ese día, se convirtió en mi hermana, es leal, y quemaría todo el mundo con tal de proteger a quienes quiere, ella es de las que se cortaría las manos por sus seres queridos, tiene un amor puro y desinteresado, el dinero que gana lo comparte con aquellos que no tiene, y siempre busca cómo ser útil, si deciden enamorarse en algún punto, no te va a romper el corazón, no tengas miedo de entregarlo una vez más, esta podría ser la correcta.

Hablamos largo y tendido sobre emociones y relaciones, me contó sobre la ultima chica que le rompió el corazón, inclusive le robó y lo delató con Dominik, ese día se dio cuenta de que jamás será amado, y lo aterró, lo cegó y se cerró a las posibilidades.

Sé que Emma es dura de cabeza, le faltan muchos tornillos en el cerebro, pero es alguien leal que, cómo yo, ha estado mucho tiempo sola, le haría bien abrirse a Blaz, pero esa será una conversación que tendremos a solas apenas podamos.

Para cuando llegó la rubia cerca de las diez de la noche, no venía con buena cara, me entregó el pendrive y otra carpeta con documentos, además de una mala noticia que Luther le comentó.

Emil dejó el hospital, una alta voluntaria, se alió con Dominik y está oculto en algún lugar de la zona roja, ese perro llegó antes que la resistencia al idiota de mi ex.

Emil puede delatarme, él me teme lo suficiente como para vender mi cabeza y salvar la suya, y si Dominik se entera que yo soy la pelirroja de ese acuerdo hace ya cuatro años... las cosas se pondrán bastante feas tanto para Leone, como para mí. 




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BUENAS BUENAS BBCITAS!

CAPÍTULO LARGO POR MI AUSENCIA, TUVE UNA PEQUEÑA CRISIS EXISTENCIAL

ME BLOQUEE PORQUE LA MONOTONÍA PUDO CONMIGO, NO SIRVO PARA NO HACER NADA

AFORTUNADAMENTE ME DIERON FECHA PARA EL EVENTO QUE ESTABA ESPERANDO, Y ESO ME DIO LA MOTIVACIÓN PARA QUE LA MONOTONÍA NO ME TRAGARA Y VOLVER AQUÍ

MI LUGAR SEGURO, CON USTEDES, BELLAS

SEGUIMOS MANTENIENDO LOS 250 COMENTARIOS PARA REGRESAR

EN CUANTO AL CAPITULO 

COMO QUE EMMA Y BLAZIE ESTÁN MUY CÓMODOS ¿NO? 

AMBOS TIENEN HERIDAS QUE SANAR

Y YO VEO QUE ENCAJARÍAN MUY BIEN JUNTOS, ESE PAR NO DESPERDICIA OPORTUNIDADES PARA TIRAR JAJAJAJAJA

EN CUANTO A HANS Y EMILIA

ESTOS DOS SI QUE ECHAN CHISPAS, HANS SÓLO QUIERE EXCLUSIVIDAD

EMILIA NO TENÍA IDEA DE LO QUE EL POBRE QUERÍA

BUSCARÉ UN MODELO DIGNO DEL HANS DE MI IMAGINACIÓN PARA PRESENTARSELOS, LO PROMETO JAJAJAJA

BLAZIE ES EL MEJOR CUÑADO DE TODOS, DANDOLE APOYO A LA ROJITA EN TODO LO QUE ELLA NECESITE

ESTE HOMBRE ME ENCANTA

PERO EL FINAL DEL CAP...

¿QUÉ MÁS PUEDE SALIR MAL? 

DIME, TÍO SATÁN ¿QUÉ MÁS?!

NOS LEEMOS EN EL SIGUIENTE CAPÍTULO, BCITAS

BESITOS EN LAS NALGAS

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