Capítulo 16

GABRIELA.

Miré alternamente el móvil y el marcador, un aparatito circular con el logo de la zona roja en la tapa, una serpiente clavada por una espada, una serpiente muerta y sangrante, en la parte superior de la circunferencia, una punta bastante filosa encargada de pincharnos el pulgar y hacer gotear nuestra sangre, para, posterior a eso, abrir el marcador bien parecido a un relicario, colocando la huella de sangre, nuestra sangre en el lado indicado, derecho, quien pide el favor, izquierdo, favor pagado, va la huella de quién cobró la deuda, el marcador es del tamaño de mi palma, es grande y de oro frío, masca mi piel cada vez que lo sujeto, es un recordatorio de lo que he hecho, suelo mirarlo cada vez que quiero desistir de esta misión.

— Haber, veamos que tiene para decir el tal Paul — dijo Blaz, tomando el móvil— De seguro nos dará mucha información útil.

Tuve intención de acercarme a él y quitárselo, pero Blaz levantó el arma, apuntando a mi cabeza, y cargó.

— Ayer no te di detalles de cómo ocupar un arma porque mi intuición es casi tan buena como la de una mujer, ese sexto sentido me dijo que tú no nos estás diciendo la verdad, nos mientes, creí que muerta nos darías menos problemas, pero viviste — chasqueó la lengua— No dejaré que nadie lastime a Leone, ni siquiera tú, rojita culpable.

Contestando la llamada.

Todos estábamos quietos en el cuarto, mi respiración se hizo irregular, de repente comencé a sentir mucho calor, llevo mucha ropa puesta, esto puede salir increíblemente mal.

— ¡Rojita, hola! Excelente actuación la de ayer — dijo con el modulador de voz encendido, gracias a la diosa— Dicen que el engaño perfecto es aquel en el que nos engañamos hasta a nosotros mismos — Aplaudiendo con lenta ironía— ¿En qué posición estamos? ¿Ya dejamos de mentir? ¿Dejamos caer las máscaras? — gimoteó con lastima— ¿Me sueltas un poco la correa? Es que me asfixio aquí, jefa...

Apreté los puños con fuerza, tanto, que me hice daño, gotas de sangre cayeron directo al piso, tenía encima la mirada furiosa de Blaz y la desconcertada de Leone, de seguro se les están pasando mil y un escenarios por la cabeza justo ahora, cada uno más equivocado que el anterior.

— Te dije que yo iba a llamarte, maldito idiota — escupí con odio— Corta y desecha ese móvil, yo te contactaré después.

— Sí, señora. Lo lamento. Castígueme más tarde ¿Sí?

Apreté los dientes con fuerza hasta hacerlos chirrear, ese idiota, aún con el modulador de voz, se notaba que estaba excitado, el dolor lo motiva, no entiende su lugar ni lo que está en juego.

— Vaya... cortó... — dijo Blaz con falsa tristeza— Ahora nos vas a decir todo lo que estás haciendo ¿Quién eres?

Sujetándome por el cabello, tuvo toda la intención de abrirme la cabeza a golpes contra el escritorio, pero Leone puso la mano y me protegió del primer golpe, haciendo que su hermanastro me soltara, pero no me abrazó ni me puso detrás de él para protegerme, quiere explicaciones, debe creer que lo estoy traicionando como todos lo traicionan siempre, debe creer que soy igual a todos los que se le acercan con la intención de conseguir algo de él.

— No es lo que están pensando.

Me las arreglé para decir, arreglándome el cabello y la ropa.

— ¿Y cómo sabes lo que estoy pensando? — interrogó Blaz— Habla o voy a dispararte, y Leone no va a ser tan rápido para socorrerte, soy capaz de vivir con su odio si con eso lo mantengo a salvo.

La lealtad de los hermanos es sorprendente, todos sacan uñas y dientes para protegerse entre sí, los he visto actuar en defensa del otro en otras ocasiones y siempre utilizan la misma táctica agresiva, no hay espacio para equivocaciones, Blaz no dudará en dispararme si ve la oportunidad.

— No te estoy traicionando ni nada por el estilo.

Le dije a Leone, mirándolo sólo a él, sintiendo el pecho oprimido por la mirada de dolor y desconfianza que me dedica, no cree en mis palabras.

— Explícame entonces, porque no estoy entendiendo nada.

Habló por fin, cruzándose de brazos, una orden silenciosa para su hermano y una advertencia para mí, la próxima vez que Blaz intente agredirme va a dejarle, tengo que ser cautelosa.

— Habla, joder ¿Qué mierda estás planeando?

Blaz me apuntó otra vez a la cabeza, el arma estaba cargada y acomodó demasiado bien el dedo en el gatillo, reaccioné por instinto, le quité el arma y aprovechando su posición, sujetándolo por el brazo, lo giré hacia atrás y golpee tras su rodilla para inmovilizarlo en el piso, tomando asiento sobre él, sujetándole el brazo con toda mi fuerza, un movimiento y se lo quebraría.

— No estoy conspirando en contra de Leone ¿Vas a escucharme o seguirás amenazándome por acusaciones sin fundamentos?

Apoyando la rodilla sobre su brazo para dejar mis manos libres y desarmar la pistola, lanzando las balas al piso y las partes del arma a mi espalda, Leone me miró con sorpresa por mi rápido actuar y mi conocimiento sobre armas, yo le mostré una imagen muy diferente de mí todo este tiempo

El amor con el que me miraba no lo encuentro, es más, vi al líder de la mafia roja en su lugar, la frialdad en esas facciones, el odio y la desconfianza en su mirada, el cañón de su arma apuntándome.

— Habla antes de que haga algo de lo que me arrepienta.

Advirtió.

Tragué grueso.

Ayer fui testigo de lo que es capaz de hacer, no puedo arriesgarme, fui descubierta.

— No estoy haciendo nada en tu contra, confía en mí y...

— Dime lo que estás haciendo o ambos sufriremos el desenlace de hoy, Gabriela.

Amenazó.

Reprimí el impulso de temblor que me recorre el espinazo, el calor me abandonó en cuanto me apuntó con el arma, no confía en mí, él no confía en nadie, nunca me dará su corazón, menos ahora que pareciera como si conspirara en su contra.

— Hace cuatro años, luego del incidente en la zona roja, me di cuenta de que Emil era una basura y si no cambiaba mi estilo de vida, iba a terminar violada y muerta en un callejón cualquiera por culpa de él. Y aunque no lo creas, lo que pasó con tus manos ese día, me marcó, me salvaste sin exigir ninguna deuda de sangre, esperé por semanas un marcador que jamás llegó, por lo que decidí tomar cartas en el asunto.

Frunció el ceño, señaló a Blaz con la cabeza para que lo soltara sin dejar de apuntar el arma a mi cabeza.

Lentamente me levanté del cuerpo de Blaz, este se puso de pie y estiró los brazos, quejándose, observándome con desconfianza, mirándose las manchas de sangre que dejé en los brazos de su costoso traje de diseñador, las palmas siguen sangrándome.

— Continua.

Dijo el pelinegro, evaluando sus opciones, buscando cómo agredirme, dudo mucho que una pistola sea todo lo que cargue encima, debo ser precavida.

— Durante estos cuatro años me entrené en la zona roja para poder defenderme por mi cuenta, la clase de cuchillos de hoy fue provechosa, gracias, pero soy muy buena en ello, soy muy buena con las armas, soy muy, muy buena en una pelea cuerpo a cuerpo, y te he... mentido sobre ciertos detalles de mi vida, la mujer que inventé para ti, la sumisa y temerosa que necesita ser protegida, no existe, los golpes de Emil fueron hechos porque yo se lo permití, él sabe que yo no soy una mujer con la que deba jugar, pero con el estimulo indicado, se vuelve violento, sólo dejé que hiciera lo que quisiera mientras tú jugabas a ser el protector.

Le tembló la mano que sujeta el arma, inspiró con fuerza, dolido, pero no dijo nada, me hizo un gesto con la cabeza para que continuara con mi relato, no pasó desapercibido el brillo de un cuchillo de doble filo que Blaz maniobraba en su diestra, me muestra lo que puede hacerme si no juego bien mis cartas.

— El trabajo en el club tampoco fue fortuito, entré ahí porque sabía quien era Emilia de ti, perfeccioné mi técnica en el sub uno, cuando estuve preparada y mis contactos me dijeron que usted estaba entre el público del sub dos, decidí bajar, no fue el hecho de que Emil me estuviese engañando, eso lo hizo siempre, nunca fui la única para él y me daba igual, ese idiota tenía los días contados, lo dejé vivir porque servía para mi plan nada más.

Apretó la quijada con fuerza, él no es el único que actuó con dobles intenciones desde el principio.

— ¿Qué planeabas hacer en ese entonces? ¿Qué estás haciendo justo ahora? ¿Qué consigues casándote conmigo?

Preguntó siguiendo mis movimientos con su arma mientras tomo asiento tras el escritorio en su silla y me relajo en el respaldo, tomando el marcador, observando la huella que hay en el interior.

— Es un poco grande para ser la mía ¿No crees? —mostrándosela— Te lo dije, no soy ninguna damisela en apuros, Paul tiene razón, debería dejar de mentir, el engaño perfecto comienza cuando eres capaz de creer y vivir en tus propias mentiras, me atrapaste.

Apreté los dientes con fuerza cuando Blaz sujetó mi diestra y la apoyó en la madera, clavándome la navaja, atravesando huesos, piel, tendones y músculo, no emití ningún sonido, fui bien entrenada, pero esta mierda sí que me dolió.

— ¿Quién eres y qué quieres?

Preguntó el pelinegro en un volumen bajo y peligroso, inclinándose hacia mí, como pensé, Leone ni siquiera se movió para impedir el daño, él estaba esperando las mismas respuestas.

— Tan acelerado que estás, cuñado — sonando aburrida, viendo la sangre manchar los documentos a mi alrededor— Iba justo a esa parte — sonriendo— ¿Prometen no matar a mi contacto? Es un buen perro, me trae información para salvar tu culo — mirando a Leone— Me salvaste sin exigir ningún pago a cambio, así que por mi cuenta estoy intentando devolver el favor, todo lo que he hecho es por ti, no eres el único con una obsesión poco sana, felicidades.

Le sonreí.

— Tendrás que ser más especifica que eso, yo te conté todo — dijo Leone— Incluso los detalles morbosos de cómo pensaba matarte y lo que le hice a la chica que se parecía a ti, así que comienza a cantar.

No borré mi sonrisa de mi rostro, entiendo su frustración y su rabia, le he mentido todo este tiempo a él que ha sido maravilloso, pero es por su bien, todo es por su bien.

— Es bien sabido que a los hombres les gusta lo prohibido y lo difícil, así que tuve que hacerme la difícil para llamar tu atención, te daba en parte lo que querías, lo otro tenías que buscarlo por partes, pero nunca te entregué todo, así caíste redondito por mí.

Expliqué.

— No es eso lo que te estoy preguntando — Enfureció— Blaz.

Una orden silenciosa que el abogado supo acatar, girando el cuchillo que me mantiene clavada a la madera, dañándome la mano, me mordí la lengua para no gritar, sintiendo el sabor metálico inundarme la boca.

— Tan poca paciencia... — me las arreglé para decir— Esta huella no es mía, yo le salvé la vida a Paul, a él y a su hermanita, eres inteligente, vamos, dame un nombre, Leone ¿Qué mujer tengo en mi vida? La odias, no la toleras, pero es lo único que me permite controlar a su impulsivo y violento hermano mayor.

— Emma.

Soltó sin darle muchas vueltas.

— Bingo — sonreí— Es mi amiga, sí, pero también me mantiene controlar a su hermano, Emma sabe absolutamente todo lo que estoy haciendo y por qué, es quien lleva y trae la información para evitar que nos atraparan.

— ¿Quién es Paul? Si vive en la zona roja tengo que conocerlo —preguntó— Eres más calculadora de lo que imaginé.

Sujeté el cuchillo y lo arranqué, observando el daño en mi mano, esto dejará una gran cicatriz, tardará en cicatrizar.

— Oh, sí que conoces a Paul, de hecho, lo conoces mejor de lo que piensas — empujando el cañón del arma con el cuchillo, comienza a molestarme su determinación sobre matarme— Paul es su segundo nombre, a que no adivinas cual es el primero, te daré una pista — limpiando la sangre en mi ropa, viendo como sigue cayendo y cayendo sin parar— Es el perro favorito de tu padre, lo sabe todo, absolutamente todo lo que Dominik hace, y si fueras mejor en tu trabajo — mirando a Blaz— Te habrías dado cuenta de que el cajón de las bragas de abuelita que estaba bajo el cajón de las bragas interesantes, también tiene doble fondo, y en él estaban todos los archivos que he logrado recopilar durante estas semanas, tu padre está conspirando en tu contra — mirando a Leone— Reunía pruebas para mostrártelas, está planeando un golpe de estado para quitarte el poder y matarte en el proceso, esta semana tiene una reunión con los doce de la zona roja, el consejo, estaba esperando esa grabación para contarte todo, no puedo hablar en base a conjeturas o no me creerías, necesitaba grabar su voz dónde dice expresamente lo que planea hacer contigo, yo no voy a dejar que ese hijo de puta te dañe otra vez, tengo una deuda de sangre contigo y voy a pagarla con mi vida si es necesario.

Leone y Blaz intercambiaron miradas sorprendidas, sospesando sus opciones, probablemente evaluando si lo que les digo es cierto, o es otro de mis muchos engaños.

— ¿Luther es quien tiene una deuda de sangre contigo? — preguntó sin creerme ni un poco— Luther, quien te buscó para violarte y hacer contigo un montón de atrocidades ¿Él es tu contacto?

Lo dice como si yo fuera la loca, sólo hice lo que tenía que hacer.

— Te sorprendería lo que uno hombre hace por su hermana pequeña, claro que eso tú lo sabes muy bien, Emma es como Emilia, Luther jamás dejaría que le hicieran daño, y a pesar de que ella y él no comparten apellido, fueron criados en diferentes zonas y por diferentes padres, mantienen contacto, se ven sin falta dos veces a la semana en el mismo lugar y la misma hora, no me costó mucho crear un escenario en el que Emma necesitaría de mí, Luther estaba de manos atadas y desesperado, hizo un juramento conmigo, yo salvé a su hermanita y ahora trabaja para mí, no para tu padre, no para ti, para mí, porque Emma decidió apoyar mi causa y respalda todo lo que yo hago, Luther ve por los ojos de la rubia, así que me aprovecho de eso para seguir manipulándolo.

Ambos negaron sujetándose de la cabeza, Blaz miró mi mano con culpa, Leone quería matar a alguien y espero que esa no sea yo.

— Así que... ya que saben lo que planeo, no tiene caso seguir ocultándoles información — inclinándome hacia atrás— Iré por los documentos a casa de Emma, y necesito que no se metan con Luther para que mi plan siga su curso, necesito esa grabación para que me crean completamente. Luther no me hará daño, él y yo tuvimos un duelo hace tres años, si él ganaba, lo dejaría reclamar su premio por contrato en el que me tomó como premio cuando Emil me apostó — buscando mi móvil, sacando la carcasa— Si yo ganaba, el contrato que me ofrecía en parte de pago quedaba anulado y él se hacía mi perrito faldero y fiel — desdoblando el papel que tenía ahí oculto— Yo gané, por lo tanto, es completamente fiel a mí, los tratos se cumplen, el honor es importante en la zona roja.

Leone tomó el documento y leyó detenidamente, Blaz se le acercó y leyó también, ambos levantando la cabeza para mirarme como si no me conocieran en absoluto, y sí, no me conocen, no tienen idea a quién tienen en frente, les mostré lo que a los hombres les gusta, todos tienen ese complejo de héroe, y si jugaba a la indefensa, me iría mejor.

— Así que como ven, soy una mentirosa perfecta, esto me lo merezco — levantando mi ensangrentada mano— Ódiame todo lo que quieras — mirando a Leone— Pero voy a pagar mi deuda por una cuestión de honor y porque te amo, te lo dije, tengo una poca sana obsesión contigo, dejarte morir no está en mis planes y haré lo que tenga que hacer, como verás, no necesito tu protección, soy más resistente de lo que crees, no es necesario que me trates como si fuese de cristal — poniéndome en pie— No es necesario que trates conmigo en absoluto si no quieres, lo entendería — Quitándome el anillo de compromiso, dejándolo sobre el escritorio bajo la atenta mirada de ellos dos— Y no tienes que enredarte conmigo en un compromiso que odiarás, yo no merezco ni que me mires, planee nuestro encuentro durante estos cuatro años para hacer que te enamoraras de mí, entiendo si quieres matarme, regresaré con los documentos y entonces podrás volarme la cabeza, no tengo remordimiento por nada.

Les di la espalda y caminé hacia la puerta a paso lento, apretando el abrigo a mi alrededor para que no vieran la sangre y se alarmaran, no quería que comenzaran a hablar, sacando conclusiones por su cuenta, alimentando el chisme de la revista sobre que estoy siendo extorsionada, no es nada así.

Abrí la puerta para salir, sorprendiéndome al escucharla cerrarse de golpe antes de permitirme poner un pie fuera, Leone tenía su mano apoyada junto a mi cabeza, sentía su calor irradiar a mi espalda.

— ¿Vas a matarme ahora? —pregunté— Los documentos ya escuchaste dónde están, pero si tienes dudas, puedes preguntarle a Emma, como dije, ella lo sabe todo, y si no me dijo del contrato del pandemónium es porque todo era parte del plan, tener sexo contigo también lo fue, eso alimentaría la lastima que sentirías por la pobre Gabriela, que, incluso su amiga se ríe a sus espaldas y la ridiculiza ¿O no es lo que pensaste? Dijiste que yo era patética, planté todo en los escenarios correctos para que quisieras quedarte conmigo, y lo logré, ya te advertí de tu padre, mi misión está completa.

Cerrando los ojos, recibiendo mi destino, morir de un tiro en la cabeza será rápido e indoloro, quedarse a vivir en esta mierda de mundo tampoco tiene sentido, no tengo nada, no perdería nada.

— Se te olvidó algo, Gabriela — Haciéndome girar hasta apoyar la espalda en la puerta, tomó mi mano izquierda y deslizó el anillo por el dedo— Blaz conducirá porque con tu mano no podrás hacerlo, te llevará al hospital primero, se hará cargo de todo, incluso de tu ropa manchada de sangre porque se apresuró e hizo algo que ya está lamentando, las acciones tienen consecuencias.

Miré tras de él, Blaz no emite ni un solo sonido, pero tiene un lápiz atravesándole la palma de la mano derecha, la mueca de dolor no pasa desapercibida.

— Lamento haber pensado que me estabas traicionando, todo apuntaba a que me estabas apuñalando por la espalda.

Dijo al escuchar que yo no le estaba respondiendo nada.

— Sí, se veía de esa manera, estás perdonado, pero necesito que dejes las cosas con Luther cómo están, si pierdo sus reportes, estamos jodidos.

— ¿Matarías por mí, Gabriela?

Preguntó ladeando la cabeza, mirando mi rostro con detenimiento.

— Sí, lo haría.

Respondí sin dudar.

— ¿Me amas?

— Sí, ya te lo había dicho.

Entrecerró los ojos analizándome, buscando indicios de mentira, sigue sin confiar en mí el todo.

— ¿Juras que no vas a matarme por la noche?

Medio sonrió, citando mis palabras, más bien, la de la Gabriela que lo engañó.

— Juro que mi intención es mantenerte con vida.

Asintió, dando un paso atrás, mirándome con lastima.

— Entonces, luego del trabajo hablaremos con más calma sobre el asunto, hay muchas preguntas sin respuesta aún y yo de verdad tengo que llegar a esa reunión, dale los documentos a Blaz, te doy mi palabra de que no alertaré a Luther, pero esa grabación de la que hablas, la quiero en mi poder ¿Cuándo será la reunión?

— De acuerdo, responderé todo lo que quieras saber, y gracias por el voto de confianza. La reunión será en dos días, tú tienes un viaje de negocios a Bayern, eso está en plena zona roja, bastante lejos de Berlín, aprovechará ese día para decidir cómo y qué hará contra ti.

Asintió, perdiendo su mirada en la nada, pensando.

— Bien, avísame si sabes algo más, y... quiero conocer a la verdadera Gabriela, no más secretos, yo te juré que por mi parte no te mentiría más, espero lo mismo de ti.

— Tengo un par de secretos más, hablémoslo en casa y te contaré todo — girando para sujetar el pomo de la puerta otra vez— Vamos Blazie, tendremos un nada incómodo viaje en auto y fingiremos que estoy muy feliz de tu presencia a pesar de que intentaste matarme.

Dejando el despacho consciente de las gotas de sangre tanto de Blaz como mías que ensucian el inmaculado piso color grafito, ganándonos miradas asustadas del personal, van a hablar de esto, de seguro tienen mucho que decir del trato de mi prometido.

— Debiste decir que actuabas en favor de Leone antes de que me pusiera agresivo contigo.

Dijo mientras bajamos por el ascensor, ya solos, sin oídos ni ojos molestos.

— Eso estaba haciendo cuando te las quisiste dar de hermano extremadamente fiel — cruzándome de brazos— Quiero un marcador nuevo — mirándolo— Quiero poner mi huella en él y dárselo a Leone, una prueba tangible de que pienso pagarle el que me salvara la vida hace cuatro años.

— No creo que eso lo haga feliz, desconfiar de ti... — negó suspirando— Debe estar destrozando esa oficina justo ahora, vieras cómo me miró cuando me apuñaló la mano, está furioso conmigo y con él por lo que te hicimos.

Me encogí de hombros, saliendo del ascensor, esperándolo para que me llevara hasta su auto.

— Esperaba un disparo y la muerte, salió mejor de lo que pensé.

— ¿Quién eres en realidad? ¿Qué parte de lo que nos contaste es cierta?

Sonreí de lado, mirándolo.

— No se te escapa nada ¿Cierto?

— Tengo curiosidad.

Respondió sin más, desbloqueando su auto, subiendo junto conmigo.

— Pues tendrás que esperar a después del trabajo, porque no contaré la historia dos veces, mentí mucho, pero también dije muchas verdades, ya desenredaré la maraña de engaños, así que no intentes apuñalarme otra vez y espera a que termine de hablar, te lo permití ahora sólo para ver la reacción de Leone, me esperaba el que no hiciera nada para impedirlo por la furia y la traición en su mirada, me odiaba, me sentí un poco traicionada, sí, pero por su posición y las múltiples traiciones hacia su persona, intentaré entenderlo.

— Leone nunca tuvo nada, llegaste tú y creyó tenerlo todo. Imagina cómo se sintió ver como lo único bueno que tenías te estaba puñaleando por la espalda.

Dijo poniendo el auto en marcha, gruñendo de dolor al sujetar el manubrio con su mano herida.

— Debió confiar un poquito más en mí a pesar de que las pruebas estaban en mi contra, el amor es ciego siempre.

— Leone jamás cometería una estupidez así, jamás te entregará el corazón, la desconfianza lo domina, tendrás que esforzarte mucho para que él realmente llegue a amarte alguna vez, podrá quererte, pero ¿Amor? — carcajeó sin gracia— Lo viste hoy, él te habría matado, yo que tú, no bajaría la guardia.

Con sus alentadoras palabras me quedé mientras esperaba pacientemente a llegar al hospital para verme la mano, resulta que yo seré la única que recibirá atención, Blaz no lo tenía permitido, orden directa de Leone.

Maldito cuñado, sus palabras no hicieron más que sembrar la semilla de la incertidumbre ¿Será que nunca me ganaré el amor de Leone? ¿Siempre habrá una parte de él que desconfíe de mí y de todo el mundo?




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BUENAS BUENAS BESTIES!

200 COMENTARIOS Y REGRESAMOOS

YO LES DIJE POR EL GRUPO QUE SE VENÍA UN CHISMECITO BUENO

QUIÉN ES GABRIELA? 

BLAZ SE PUSO BASTANTE AGRESIVO EN EL INTERROGATORIO

INCLUSO LEONE LE PERMITIÓ TOMAR LIBRE ALBEDRÍO PARA DAÑAR A LA ROJITA

NOS ENTERAMOS TAMBIÉN DE QUE LUTHER NO ES LO QUE ESPERABAMOS

GABRIELA TOMÓ RIESGOS

Y EMMA? EMMA TAMBIÉN ES PARTE DE TODO ESTOOOO

ESTOY DIVIDIDA 

ME DIO PENA LEONE EN CIERTO PUNTO

LUEGO TUVE MIEDO

ME ENOJÉ

Y ASÍ, UNA MONTAÑA RUSA DE EMOCIONES

NOS LEEMOS EN EL SIGUIENTE CAP, HERMOSAS 

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