Capítulo 1

GABRIELA.

Últimamente soy un puto desastre ¿Cuántas veces más serán esta semana? Es la quinta vez que olvido mi bolso en la oficina y apenas es miércoles ¿es que el trabajo ocupa toda mi mente ahora?

Fruncí el ceño al observar la luz de la oficina de Emil, mi prometido, encendida, se supone que él salió de aquí antes que yo, una hora antes porque yo me quedé a terminar unos pendientes, entonces... ¿Por qué...?

Silenciosamente tomé mi bolso de la silla frente a la computadora, no tenía la intención de husmear, pero... ¿Y si alguien se metió para robar? Yo debería comprobar que nada vaya mal ¿Cierto?

En puntillas me acerqué a la puerta entreabierta, asomando apenas un ojo para ver que ocurría dentro, esperé encontrar al sujeto del aseo muy ensimismado en lo suyo, con sus auriculares puestos, mientras deja todo brillante y reluciente, también esperé ver a alguien inclinado sobre los archivos, buscando algo que pudiese servirle para hundirnos, esperé de todo menos... a Erika, la encargada del área de maquetación sentada en el escritorio de Emil con las piernas abiertas de par en par, el rostro de mi prometido encajado entre sus muslos, una de las manos perfectamente cuidadas de ella sobre la boca para callar sus sonidos, la otra bien enredada en los cabellos castaños de mi hombre, parecen estarse divirtiendo a espaldas mías.

- Espera, espera un poco... Sólo...

Soltó ella en compañía de gemidos ahogados.

- Shh... alguien podría venir, guarda silencio, bebé.

¿Bebé? A mí me dice bebé ¿Es que este idiota tiene la guardería completa?

Sujeté el pomo de la puerta con total intención de hacer una escena, pero dudé, y no por temor, oh no carajo, este maldito me las va a pagar, pero no así, no de una manera tan privada, voy a hacer algo grande de esto que lo avergonzará por el resto de su carrera.

Giré sobre mi alto calzado y en puntillas, intentando no hacer ruido, dejé la oficina atrás y subí a mi auto para largarme.

¿Emil cree que es el único con secretos? Ya se va a enterar que no soy su simple secretaria, también tengo carrera universitaria y otro trabajo por las noches porque la mierda que me paga apenas y me alcanza para cubrir los gastos, así que... vamos allá.

- ¿Emma? Voy para allá.

Dije apenas mi mejor amiga contestó al otro lado de la línea.

- ¿Vienes? ¿No que tenías algo con tu novio a media noche? ¿Una mierda romántica o algo así?

Si hay alguien que aborrece realmente a Emil, es Emma, razón por la cual es mi perfecta aliada para armar mi plan.

Que bien que no acepté ir a vivir con él inmediatamente después de que me propusiera matrimonio.

- Tenía. Yo creo que él sigue creyendo que tenemos esa reservación, pero no voy a ir - quitándome el anillo de compromiso, lanzándolo a la guantera- Tengo algo que contarte, algo grande, y Emil se puede ir a la mierda.

- Suena a que necesitas una dosis alta de alcohol y mover el culo, conduce hasta aquí, pelirroja, alegraremos la noche de los tristes millonarios de Múnich, mientras planeamos la venganza.

Sonreí.

Ya sabía yo que, si necesitaba una compañera de crimen, esa tenía que ser Emma.

Corté la llamada y aumenté el volumen de la música, acelerando, no me perdería por nada del mundo esta noche, y quizá, me aventure hacia el piso inferior al mío en esta ocasión, antes no lo hacía por respeto a Emil, pero ahora estoy soltera, soy solicitada, y puedo ser tan perra como las demás, sin limitaciones.

Por las noches, usualmente hago turnos en el Pandemónium, lo que se traduciría como la capital del reino infernal, es un club legal para las almas libres que deseen pecar, y no sólo eso, contamos con tres niveles:

El primer nivel es como todos los clubes en los cuales la gente se aprieta para bailar, beben como desquiciados y si es que tienen suerte, encuentran un polvo para sus frías noches solitarias. En este piso sólo preparo tragos, soy una bartender certificada, hice mi curso y soy muy buena en ello.

El nivel sub uno, o el segundo si lo vemos como pisos hasta llegar al infierno, era un poco más osado, un burlesque en el cual el juego de la seducción era el actor principal, al público le encantaba ¿El problema? Se mira, pero no se toca, es la regla principal, y aquí vengo únicamente a bailar, también hice mis cursos, tomé clases de diversos estilos musicales, clases de teatro, expresión corporal y demás, todo para aprender a seducir cómo es debido, y por supuesto Emil, a quién no le interesa mucho lo que hago cuando no estoy con él, jamás se dio cuenta, no es algo que quisiese compartir con él, no lo aprobaría.

En cuanto al piso sub dos, este sí que estaba lejos de mis posibilidades, nunca trabajé ahí, en el piso menos dos... o el tercero como le dicen los clientes, estaba todo permitido, sexo, propuestas sucias, toques calientes, roces morbosos en la pista, fetiches como el bondage, pero a un nivel diferente, más como un arte, como el Shibari, amos y sumisos paseando en correa sin pudor alguno, aquí todo se permite, absolutamente todo, y se suele pintar fluorescente las palmas de los participantes, así, con las luces oscuras, todos pueden ver dónde exactamente fueron tocados, a la gente le encanta mirar, y quizá hoy me anime a bajar, jamás trabajé ahí, puedo hacer mi turno como stripper o como bartender, sólo que la regla de no tocar ya no corre, no habrán jaulas que me protejan como en el sub uno, pero también, entre más abajo estés, más en el corazón del pandemónium, más pagan, y a mí me encanta el dinero.

La única manera de sobrevivir ahí abajo sin que alguien traspase tu espacio personal con malas intenciones es con el beso de la viuda, las bartender tenemos un labial especial fluorescente que brilla como las palmas de los participantes de los juegos, un solo beso en un lugar visible del rojo más brillante y sabrán que no está permitido arrinconar a esa persona, y si traspasan esa línea, estarán vetados del club de por vida, por lo tanto, si no me gusta el ambiente, puedo pedirle a Emma que me bese y ya está, tema solucionado.

Hoy voy a divertirme y expandir mis horizontes.

Emma estaba esperando por mí en la primera planta en cuanto puse un pie en el club, no dudó en acompañarme directo a mi camerino para prepararnos, después de todo, hoy llegamos temprano, tenemos cuarenta minutos para estar listas y ponernos al día en el proceso.

- Y bien ¿Qué hizo el CEO hijo de puta ese que te conseguiste?

Comenzando a quitarse la ropa sin pudor alguno, sin quitarme la vista de encima.

- Regresé por mi bolso a la compañía, tenía toda intención de volver a casa, pero...

- ¿Otra vez se te quedó el maldito bolso? ¿No has pensado en atártelo al tobillo, muñeca?

- Sí, lo he pensado, debería hacerlo o un día de estos sí que lo perderé - suspiré- Pero eso no es lo importante, cuando regresé a mi puesto, la oficina de Emil estaba con la luz encendida.

- No me digas -me señaló con un tacón- No me digas que el muy cabrón te engañó.

Yo debí hacerle caso la primera vez que me advirtió sobre él, Emma huele la mierda en los hombres y yo de tonta y enamorada no le hice caso.

- Sí, lo hizo con la encargada de maquetación, le estaba haciendo un oral a la muy perra ¡Y a mí nunca quiso hacerme uno!

Protesté furiosa, pateando los tacones cuadrados y feos que a él tanto le gustaban.

- ¡Hijo de puta! - vociferó- ¡Y tú desperdiciándote por un hombre así! Estudiaste diseño gráfico, terminaste tu carrera hace apenas dos meses y lo primero que haces es seguirlo y convertirte en su secretaria para desperdiciar tu talento, eres una bailarina excepcional, eres bartender, eres mejor ilustradora que las que él tiene contratadas en esa compañía de cuarta ¡Eres de lo mejor! La puta octava maravilla, pelirroja, ojos azules, tu piel blanca y tersa, sólo mira este par de tetas que en ese trabajo no luces - apretujándomelas con ahínco para darle énfasis a su punto- Mira cómo te hace vestir, carajo, te oculta, oculta ese culo que tu santa madre amasó durante nueve meses ¿Y para qué? Para que su hija lo oculte en esos pantalones feos que se lo aplastan ¿Quieres que continue? Porque tengo mucho que decir sobre esos zapatos de abuela.

Señalando los que acabo de patear.

Sí... supongo que por Emil cambié mucho de mí, me convertí en lo que él me exigió por miedo a que me cambiara por otra, y me perdí.

- Entonces ¿Qué propones? - suspiré, desabotonando mi blusa- No quise interrumpir su sesión de sexo porque pensé que podría hacer algo mejor que humillarme ante ese par, quiero humillarlo a él, quiero que sea público, que vea lo que desperdició.

Sonrió maliciosa tomando la blusa que acabo de quitarme, rasgándola por la mitad.

- Primero, cambiar tu guardarropa, amiga, vístete sexy, sácate provecho, hay un montón de ropa de oficina que se te vería de puta madre, segundo, finge que no sabes nada, pero no lo dejes tocarte por más que él lo desee, y tú no demuestres la repulsión que debe darte en estos momentos, hay que ser muy buena actriz, tercero, te conseguiremos un buen millonario hoy para liberar tus frustraciones, apuesto a que Emil ni siquiera te coje bien ¿Alguna vez terminaste realmente satisfecha?

Miré en otra dirección, llevando mis manos a los pantalones, si la gente de aquí me viera lucir así, no me reconocería, la yo que trabaja en el club y la yo secretaria no tienen nada que ver.

- No, la verdad es que no... Emil es demasiado corriente, demasiado... aburrido, pero... le quería, así yo lo quería, me acostumbré a ese tipo de sexo.

- ¿Y ahora?

Alzando una ceja en mi dirección.

- Ahora quiero cortarle los huevos y mostrarle lo que con tanto esfuerzo intentó ocultar.

Emma miró mi ropa interior, y miró la suya.

- Sí, ya sé - rodé los ojos- Me la voy a cambiar, esta es la que le gusta a...

- A Emil, ya sabemos que le gustan los cuadros de abuelita y el algodón, pero a ti qué te gusta, a ti, Gabriela.

Enfatizó.

Emma debió ser psicóloga, sus analogías son estupendas y salgo con el amor propio por las nubes cada vez que me encuentro con ella.

- A mi me gusta más cuando soy Ela - yendo hacia mi pequeño guardarropa aquí- Me gusta el encaje, la ropa interior pequeña, me gusta mostrar esto.

Señalando el tatuaje que adorna mi cadera y muslo derecho, una enorme serpiente que por muy extraño que suene, me salvó la vida hace años, le debo mucho.

- Entonces conviértete en Ela, que encontraremos a un tercero que querrá feliz participar en nuestra treta. Por un polvo los hombres son capaces de todo.

Sonriendo maliciosa, tomando su ropa para el show de hoy, bajaríamos al tercer piso, al mismo corazón del pandemónium, dónde las reglas no existen, dónde vas en busca de diversión y placer sin límites.

Tomé la ropa interior que usaría y caminé hacia el tocador, quitándome los lentes para ver, no es que los necesite de manera permanentes, pero sí que los utilizo cuando estoy todo el día frente a una pantalla, se me cansa la vista, razón por la cual los utilizo siempre.

- Deja de mirarte tanto y despídete - dijo Emma- Hoy fue el ultimo día de Gabriela la aburrida, Ela tomará las riendas y se vengará de quién no supo apreciarla.

Apoyando su mano en mi hombro con decisión.

- Sí, ya se acabó el dejar que tomen decisiones por mí, ya me toca, no volveré a posponer mis deseos y anteponer los de otros.

- Así se habla mujer - besando mi mejilla- Ponte guapa, nos quedan treinta minutos, ya avisé que tomaremos el turno del tercer piso.

- Me vestiré acorde entonces, hoy estrenaré uniforme.

- Te divertirás, ahí abajo es otro mundo, la perversión abunda, hay poca luz, así que no verás mucho el rostro de los clientes, pero mientras dejen dinero y lo que toques te guste, todo bien.

- Bueno, ya veremos qué nos encontramos, vamos a divertirnos.

Quitándome la ropa interior aburrida para vestirme como realmente me acomoda, tomando el uniforme también, ocupándome del maquillaje, quitando el sutil y natural que suelo ocupar para la oficina, tomando el delineador y las sombras oscuras para darle profundidad a mis ojos, el labial rojo de larga duración, el rubor para mi rostro pálido, enchiné mis pestañas y tomé la onduladora para darle forma a este cabello atrapado en un moño bajo todo el día, esta sí era yo, y será esta la que me devolverá la mirada a través del espejo durante el resto de mis días.

***

Me di una última repasada frente al espejo antes de salir, luzco un conjunto de cuero bastante pequeño, un top que cubre mis tetas a la perfección, dos hebras de cuero en la curvatura superior de mis pechos para resaltar mi busto, la parte inferior consiste en un triangulo delantero, dos tiras en mis caderas y otras dos a la cintura, uniéndose a una única hebra que se acomoda entre mis glúteos, dos hebras más conectando a una circunferencia ajustada a mis muslos, me veo sexy, muy sexy, pero así no puedo bajar... aún, por lo que tomé una falda plisada y la ajusté a mi cadera, metiendo mis pies en altos tacones que me servirán para bailar en el tubo más tarde, tomaría el turno de bartender mientras llega mi turno, ahora sí que puedo bajar.

- Te ves de puta madre, rojita.

Silbó Emma.

- No estás nada mal, rubia, te queda estupendo ese atuendo -cuero, como el mío, era el uniforme en el corazón del pandemónium, el nivel sub dos- Tus ojos resaltan con el delineado, siempre me han gustado tus ojos, no sé si son azules o verdes, son muy bonitos.

Se acomodó las tetas con orgullo y ajustó la falda a su cintura.

- Ahora me siento toda una diosa, gracias por el cumplido.

Entregándome el labial fluorescente que guardé en mi brasier, viendo que ella hacía lo mismo.

- Bueno, si las cosas se ponen medias salvajes, lo usamos.

Propuse.

- Trato hecho, y créeme, lo vamos a necesitar, ahí abajo son unos animales... como me gustan.

Abanicándose en lo que abre la puerta y me espera para salir, caminando directo a las escaleras que nos llevan directo al sub uno, luces de colores, humo, escasa iluminación, la suficiente para ver quienes estaban por aquí, clientes repartidos por las mesas y las barras bien acomodadas, el show de las chicas a punto de comenzar, las jaulas suspendidas por el techo, el escenario y la plataforma ya iluminada, todos con sus tragos entre las manos, las pulseras brillando en sus muñecas, Verde para quién viene en busca de un polvo, rojo para quienes sólo vienen a divertirse y ver el show, pero esta no es nuestra parada.

Fuimos hacia la siguiente escalera para llevarnos directo al nivel sub dos, el corazón del pandemónium, las luces tenues, demasiado tenues, rojas para darle ambiente al lugar, bastante humo para hacer creer a los participantes que están realmente en el infierno.

- Oh vaya, esto sí es otro nivel.

Dije a Emma, viendo la sonrisa de perversión en su rostro, parando junto al guardia ¿Por qué? Si nosotras trabajamos aquí, no necesitamos...

- Está estrenándose, primor, dame la mejor careta que tengas.

Fruncí el ceño un tanto confundida, viendo al guardia mover una cortina, mostrando unas caretas de animales de medio rostro, cubriendo sólo los ojos, tomó la careta del casillero que lleva el nombre de mi amiga y me entregó una de un casillero vacío, anotando mi nombre bajo este para indicar que me pertenecía.

- Esta es la manera en la que el dueño protege pobremente nuestra identidad - explicó mi amiga, colocándose su careta de modo que no le molestara con el cabello- Somos chicas Foxy, la fantasía de todos, el pecado de muchos - sonrió- ¿Quieres mi besito especial, hoy, primor?

Ofreció al guardia.

- Siempre es un placer, y un honor, Emma.

Respondió este, viendo de dónde se sacó el labial mi amiga y se pintó los labios usando el espejo junto a los casilleros, inclinándose hacia él para besarlo justo en la comisura de la boca.

- Ve por mí si necesitas que te dé otro, al pasar las horas se borra - arrugó la nariz- Búscame más tarde.

Guiñándole un ojo, acariciándole el pecho, algo me dice que no lo buscará con fines amistosos, esta chica se lo va a follar hoy.

- Ten por seguro que te buscaré.

Apoyando su mano en el culo de ella, dejando la palma marcada ahí en pintura fluorescente, sin duda, esta noche promete.

Seguimos bajando las escaleras hasta adentrarnos por completo en la escasa luminosidad, las luces rojas se van cada tanto para mostrar cuan tocados estaban todos, manos por todas partes, sobre los pechos, en el abdomen, el culo, los muslos, alrededor del cuello... uff... el morbo a simple vista es el protagonista del piso, me humedezco de tan sólo ver lo que está sucediendo, hay sexo en grupo en un rincón, dos chicas amarradas, acuclilladas en el piso, con las piernas separadas y los ojos cubiertos, sosteniendo dos charolas con copas llenas sobre sus manos, llevan caretas de zorro, y por la escasa luminosidad lo es posible ver bien sus cuerpos, más bien, ves sólo sombras, gracias a las manos, logras distinguir figuras.

- Ellas son chicas foxy - dijo Emma a mi lado- Nosotras decidimos si queremos jugar o no, aquí puedes ver muchas cosas, pero siempre existe consentimiento, nadie hará nada que no quieras, son muy respetuosos con los límites, firman contrato para todo, y por supuesto, aquí no se entra con nada tecnológico, la puerta principal en la que está el guardia es magnética, suena si traes un móvil, una cámara, un reloj, lo que sea, así que es un espacio protegido, nadie sabrá lo que haces aquí.

Es bueno saber eso, no habrá fotografías prohibidas por internet al día siguiente, me gusta.

- ¿No se molestan si uno... mira?

Siento como se me calientan las mejillas al ver a esas dos chicas ser tocadas por mujeres y hombres por igual, suena a que se lo están pasando increíble, me humedezco ante la idea del disfrute de ambas.

- Ellas están ahí para ser miradas, les gusta eso, esa practica se llama... Gang Bang -explicó- Es un tipo particular de sexo grupal en el que una persona, o bueno, dos en este caso, son el centro de atención de las practicas sexuales, y generalmente lo hacen en lugares así, o en cuartos cerrados, le gusta ser compartidos.

- Yo no juzgo porque se ve que lo pasan bien, pero no creo poder hacerlo, me daría vergüenza mostrarme así ante tanta gente.

Mirando a Emma.

- Nadie te obliga a hacerlo, aquí haces lo que quieres, tú marcas tus limites hermosa, ahora vamos a la barra, bebamos un trago y comencemos la noche, nos toca en dos horas más.

Tomando mi mano, llevándome entre el gentío, sintiendo manos tocar mi cuerpo a medida que avanzaba, llegando al otro lado de la barra con manos fluorescentes por todas partes, si pudiera fotografiarme así... al menos verme al espejo, porque me siento muy segura de mi misma ahora, me siento hermosa y dueña de mí misma.

- Ten, un orgasmo.

Dijo mi amiga, entregándome el coctel que armó en poco tiempo mientras yo me observo en el vidrio oscuro tras la pared de licores.

- ¿Qué tiene esto? -oliendo el contenido, huele a café- Aquí lo preparamos con Amaretto, Baileys y Licor de café, queda exquisito, así que, adentro, bella, por un nuevo comienzo.

Chocando su copa con la mía.

- Por un nuevo comienzo, rubia.

Levantando mi copa y bebiendo todo el contenido de un trago, preparando cuatro shots más para entrar en ambiente, comenzando a atender después, sonriendo y coqueteando con todo aquel que se me acercaba, declinando sus ofertas amablemente cuando me proponían algún juego morboso, sorprendiéndome al ver lo bien que se tomaban las negativas, alejándose con lentitud, tranquilos y serenos.

Creo que podría acostumbrarme a este lugar a pesar del... festival de gemidos que se escuchan en compañía de la sensual música, es sólo otro ambiente en el que cada quién decide si quiere ver o participar, hoy yo seré espectadora.

Sonreí con malicia al ver el reloj grande en la pared que marca cada hora acompañada de una pequeña llama marcar la media noche, Emil debe estar ya en la reservación, debe estar llamando al móvil que quedó abandonado en el camerino, esperando por mí.

¿Quién espera a quién ahora, cariño?

- Nos toca.

Dijo Emma con emoción, abandonando el delantal y la falda que se ajusta a su cadera, cambiándose el calzado, regresando a los altos tacones que usaríamos para bailar, imité su acción cambiándome lo más rápido posible, tomando su mano para abrirnos paso entre el gentío, sintiendo muchas manos rozarse con mi cuerpo, viendo mi tatuaje repleto de manos, no soy la única que lo ama al parecer.

- Ok ¿Qué turno tomarás, nueva? - me señaló una- Queda un puesto para el escenario y dos para la plataforma, espero que no nos dejes en ridículo.

Uff... marcando territorio desde temprano.

- La plataforma.

Dije yo casi de inmediato, siempre deja más dinero y podré elegir mejor a mi victima de esta noche, vengo acostándome con Emil desde los dieciséis años, un cambio no me hará nada mal, necesito salir de ese circulo vicioso de indiferencia y manipulación.

- Oye, las de la plataforma bajan a bailarle a los clientes - advirtió Emma- ¿Segura que quieres? Puedes subirte sobre ellos y todo, pero si tocan, eso tiene otro valor y tienes que hacérselos saber, ya sabes, consentimiento. Y tú - señalando a la foxy que se dirigió a mí antes- No es "Nueva", lleva años en los pisos superiores y su nombre es Gabriela, así que te me vas ubicando que aquí nadie viene a quitarte el trabajo.

Chasqueando esas uñas con la manicura larga, puntiaguda y afilada frente a su rostro.

- Esconde esas garras, Emma - respondió esta- Y deja que la nueva pelee sus propias batallas.

Respondió esta dando un paso hacia mi amiga.

- Yo se responder muy bien por mi cuenta - moviéndome antes de que Emma le saltara encima y la arañara hasta dejarla irreconocible- Y me muevo bastante bien, así que no hables de mí sin saber antes que tan bien lo hago.

Rodando los ojos al ver como me repasa casi con asco, supongo que aquí abajo son bien recelosas al momento de compartir el escenario, eso significa compartir el dinero con más personas y nadie quiere eso.

- Vamos, ya está por subir el telón - dijo otra de ellas, enfriando los ánimos- Éxito en tu primer baile en el corazón del pandemónium.

Sonrió amable, dándome una palmada en el hombro.

- Gracias, éxito para ti también.

Respondiendo el gesto, caminando con Emma hacia dónde me señaló, todo lo que debo hacer es caminar por la plataforma y elegir un lugar, seguir la coreografía y montarme sobre uno de los sujetos en primera fila para bailarle y asegurar un buen botín en cuanto las luces se apaguen para que la luz violeta haga de las suyas y muestre dónde hemos sido tocadas, esa es la señal para elegir.

Yo puedo hacerlo.

Gimme more de Britney comenzó a sonar en lo que sube el telón y los tacones de todas repiquetean por el liso suelo negro brillante, busqué mi posición en la plataforma, el ultimo puesto a la derecha, frente al sujeto de amplia espalda que usa guantes para ocultar sus manos, está fumando, puedo distinguir algo de sus facciones, se ve... varonil y poderoso, él será mi objetivo de hoy.

Close de Nick Jonas sonó por los parlantes repartidos estratégicamente por el lugar en cuanto tocamos el tubo, deslizándonos lentamente hacia abajo utilizándolo de soporte, y por mi parte, no le quité la mirada de encima al sujeto que quería conseguir hoy, era mi objetivo personal de la noche, demostrarme a mí misma que sigo siendo guapa, que Emil está equivocado pensando que puede ser el único.

Utilizando la fuerza de mis brazos, subí por el tubo e hice mis movimientos habituales, girando por el tubo, colocándome de cabeza y separando las piernas a todo dar, girando lentamente para darle una buena vista a todos los espectadores, mostrando mi destreza en el Pole, usando mis piernas de soporta hasta deslizarme con lentitud hasta el piso, tocando mi cuello, mis pechos, mi vientre, la entrepierna, gesticulando con el rostro todo lo que podrían hacerme sentir, viendo muchas braguetas abiertas y hombres masturbándose sin pudor alguno.

Las luces se apagaron de pronto y fue la señal que esperaba, abandoné el tubo y bajé de la plataforma con toda la gracia que me fue posible, caminando hacia el hombre de antes, el lugar estaba oscuro, no fui capaz de distinguir las facciones de su rostro, pero como dijo Emma, lo que toqué me gustó, un cuerpo duro y bien trabajado bajo mi peso, rodillas a cada lado de sus caderas, sintiendo su pene encajar a la perfección con mi entrepierna, está erecto y es... es wow... no me había sentado sobre uno así nunca.

- Si tocas, eso es un precio extra.

Susurré al oído del hombre, usando su pecho para estabilizarme, moviendo mis caderas hacia adelante y hacia atrás para crear fricción entre nuestros cuerpos, utilizando All the time de Jeremih como motivación, sintiendo sus manos sobre mi trasero, dos grandes manos haciendo brillar cada nalga.

- El dinero no es problema.

Dijo de pronto, quitando una de sus manos, levantó las caderas ligeramente para buscar algo en su bolsillo, haciéndome jadear por esa acción, apretándose contra mi húmedo sexo cubierto por la delgada ropa interior.

Lo que hizo después, me sorprendió, levantó una tarjeta negra y la puso entre mis labios.

- Sujétala bien - advirtió- 2019, la clave. Todo lo que hagas desde ahora corre por mi cuenta.

Amasándome el culo con su mano libre, sonriendo cuando me escuchó jadear, lo disfruta, y yo lo estoy disfrutando también.

Todo lo que puedo recordar es que le serví tragos toda la noche, me senté sobre sus piernas y lo dejé recorrer mi cuerpo con sus manos ocultas tras esos guantes que de todas maneras marcaron mi piel con pintura fluorescente, su mano rodea mi cintura y cada tanto, su índice acaricia el borde inferior de mis pechos, me cosquillea el cuerpo y todo lo que puedo hacer es removerme sobre él, frotándome contra su erección, quiero que me proponga sexo, hay privados aquí, yo aceptaría, me hierve el cuerpo de la expectación, quiero saber qué se siente follar cuando el cuerpo está en llamas... pero no me lo propuso, más bien parecía estar jugando conmigo, la frustración me llevó a beber alcohol en grandes cantidades, en cierto punto sentí que Emil tenía razón y nadie más que él me miraría, pero... no fue así, algo pasó, no recuerdo... todo es muy borroso, y luego... nada.

***

A la mañana siguiente, tomé asiento de golpe al ver que el exterior estaba demasiado iluminado, miré mi reflejo en el espejo de la pared frente a mí, estoy desnuda, despeinada y con el maquillaje corrido, marcas de mordidas y chupetones adornando mi piel... pero eso no es todo.

Esta no es mi habitación, no estoy en mi cama y definitivamente... no estoy sola.

Sujeté las sábanas abrazándolas contra mi pecho, el ligero movimiento hizo que me dolieran músculos que no sabía que tenía, sobre todo cerca de mi sexo, tuve que darme un festín anoche con este... sujeto que está dándome la espalda, mostrándome la amplitud de esta, cubierta de tatuajes y cicatrices por igual, el cabello rubio bien recortado, lleva las sabanas hasta la cadera, sus manos cubiertas por esos guantes oscuros que recuerdo de la noche anterior, este sujeto es el mismo a quién le baile anoche.

- Oh carajo...

No fue su desnudez y probablemente mi presencia en su departamento lo que más me impresionó, tampoco la increíble vista que tengo, soy capaz de ver todo Múnich desde aquí, lo que me sorprendió fue el contrato a los pies de la cama, mi firma estaba en él, mi firma y un beso junto a esta, un beso con mi labial extra rojo y especial para dar el beso de la viuda.

- ¿Qué carajo hice?

Tomando el contrato para revisar qué mierda firmé, porque no lo recuerdo.

- Vaya... despertaste.

Dijo el sujeto que hasta ahora me dio la espalda, gracias a la escasa iluminación de anoche, no fui capaz de verle la cara, pero ahora...

Sus ojos eran del azul más claro que he visto, nariz respingada, la barba bien recortada, la forma de su rostro parece esculpido por los mismos dioses, su quijada tan bien dibujada, cuadrada y perfecta...

Este hijo de puta es realmente guapo, y es... es... Leone Lehmann.

- Gabriela, creo que quedamos ayer en que no me verías como si quisieras montarme otra vez por el bien de tu propia salud física.

Palidecí.

Toqué mi rostro el cual efectivamente no llevaba la máscara, no tengo ni la más puta idea de dónde la abandoné anoche o si tengo mi móvil conmigo, anoche me acosté con Leone Lehmann, el cabecilla de la mafia roja, quién maneja todo el contrabando y las acciones ilícitas en el barrio rojo.

Instintivamente toqué mi tatuaje con una mano mientras apretaba las sabanas contra mi pecho con la que tenía libre.

- Sí... esa es la reacción que esperaba - sonrió de lado, incorporándose- Anoche me sorprendió ver que no me miraste ni siquiera con una pizca de miedo, estabas fuera de sí, desatada, despechada, porque me contaste todo lo que tu prometido te hizo, y yo, como la buena persona que soy, solucioné tu vida.

Señalando el contrato que descansa a mi lado.

- ¿Qué... firmé?

Podría ser mi sentencia de muerte, carajo, ya sabía yo que no debía buscar polvos rápidos, uno no sabe con qué clase de locos nos podemos encontrar.

- Una cosa pequeñita, pequeñita - encogiéndose de hombros, tomando el documento- Te investigué anoche antes de salir del club, firmaste con mi abogado, por si no lo recuerdas, te leyó parte por parte y tú accediste, muñeca, esta es la copia - moviendo las hojas frente a mí- El original ya fue ingresado. Sólo firmaste que comenzarás a trabajar para mí en el área de maquetación y portadas, tienes un título de diseño grafico y no le estás sacando provecho, pero que estúpida pecosa eres - tocando la punta de mi nariz con su índice- Y no sólo eso, firmaste unas clausulas muy importantes, rojita, espero que no te moleste que utilice el apodo con el que te llamó tu amiga cuando se despidió de nosotros.

Señalando mi bolso en su mesa de noche.

Emma me las va a pagar...

- ¿Qué clausulas? ¿Qué hace usted?

- Bueno, yo hago muchas cosas, pero la que te interesa realmente es el lugar dónde trabajarás, la editorial Lehmann, y en cuanto a las clausulas - abriendo el documento- Uno, asistirás a la oficina en falda para que yo pueda ver esos exquisitos muslos tuyos, dos, me permitirás ver ese tatuaje cada vez que yo quiera - sonrió amplio al ver mi expresión- Y tercero, iremos hoy mismo a presentar tu renuncia a ese idiota con el que pensabas casarte.

- Pero, pero yo... yo...

- Y por supuesto yo también firmé una clausula a tu favor - cambiando de página para mostrarme- Fingirás que todo va bien con tu prometido hasta el día de la fiesta benéfica para super ricos a la que asistirías como la prometida de Emil, resulta que mi familia es anfitriona de la fiesta, por lo tanto, le darás una sorpresa ese día llegando en mi compañía a la fiesta, de mi brazo, fingiendo ser mi pareja, imagínate lo que dirá la prensa el otro día sobre tu ex prometido - carcajeó ronco- Será la venganza perfecta, él será el hazmerreír, llegar del brazo de un Lehmann es todo un privilegio.

Y una sentencia de muerte, depende de que tan bien le caiga al Lehmann en cuestión.

El temor pasó a segundo plano en cuanto oí su plan, primero, suena a que viviré y eso ya es algo, segundo, tengo trabajo y uno que me valora como la diseñadora que soy, y tercero, podré hacerle pagar a Emil, eso es algo que realmente me interesa.

- ¿Tenemos un trato?

Preguntó inclinándose hacia mí, suena a como si fuéramos a repetir lo de anoche, y no me molestaría hacer memoria, mi cuerpo parece expectante, lo desea.

Tener de jefe a Leone Lehmann podría ser algo bueno, podría darme... protección, después de todo, no fue sólo por acción de Emil que visto de manera recatada, me buscan, me han buscado por años.

- Tenemos un trato - animándome a soltar las mantas para que me mirara- Pero, con una condición.

- ¿Y esa cual sería, Gabriela?

Lamiendo sus labios al detener su mirada en mis pechos.

La forma en la que pronunció silaba por silaba, lentamente mi nombre, y la intensidad con la que me miraba hizo que se me irguieran los pezones.

- No recuerdo lo que hicimos anoche, y me parecería muy caballero de su parte si me lo recordara.

Sonrió.

- Yo soy todo un caballero - dijo tirando el contrato al piso, sujetó mi mano y tiró de mí hasta tenerme acorralada entre el colchón y su cuerpo- Y será un placer hacer que recuerdes como gemías mi nombre anoche.

Estirando su mano para tomar un paquetito plateado de su mesa de noche.

Miré la hora en su reloj de pared, son las diez de la mañana, Emil debe estarse preguntando dónde, con quién y qué estoy haciendo...

Le gustará mucho la noticia de mi renuncia cuando vaya a visitarlo más tarde... Y en compañía de quién, esa será su parte favorita.

Este trato será el engaño perfecto.

- Ojos en mí, rojita, tienes que darme toda tu atención para que recuerdes bien a quién tuviste entre las piernas y lo mucho que puedes conseguir si sigue siendo así.

Dijo Leone cuando me propinó el primer empuje, sujetando mi rostro para que lo mirara, encendiéndome.

- Lo estoy viendo, señor Lehmann - separando más las piernas para hacerle espacio a sus caderas- Y le estoy dando toda mi atención.

Quizá saque algo muy bueno de esto...

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BUENAS BUENAS BBCITAAS

ME ANIMÉ A SUBIR UBA NUEVA HISTORIAA

LEONE ES UUUF TODO LO QUE QUEREMOS

GABRIELA ES UN PECADO ANDANTE, SOLO QUE SE HA MANTENIDO OCULTA MUCHO TIEMPO

ELLA CUENTA CON QUE YA NO LA RECUERDEN

LEONE ES EL ORGULLOSO LIDER DE LA MAFIA ROJA,VEAMOS QUE RESULTA DE ESTE... TRABAJO

A SIMPLE VISTA GABRIELA SALIÓ GANANDO... CREEMOS.

NOS LEEMOS EN EL SIGUIENTE CAPITULO NENAS

BESITOS EN LA COLAAA

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