La Secretearía de Sesshomaru, la primera pelea.
Al día siguiente al despertar me sentía libre, era difícil de creerlo mire la hora y era la hora que él tenía que levantarse pero debido a nuestro desvelo él no quería despertar pero con el no sufrirían efecto amenazas y sustos no se me ocurriría nada por lo que necesitaba un impulso, solo lo bese y con un ligero roce entre su piernas fue la catapulta. Para que se despertara se deleito de mis labios apasionadamente al sentirme que estaba desnuda fue directamente a mis senos uno lo estrujaba mientras el otro imitaba la sensaciones succionar endureciéndolos rápidamente, el me giro quedando en cuatro, el acaricio mi espalda delicadamente roso con sus yemas de los dedos imaginado cada marca ya no existente, reclame. -Anda hazlo, no me hagas sufrir, te necesito.
El rio maliciosamente pero endemoniadamente sexy, al verlo de reojo sentí la ansia de ser parte de nuevo de él. -Tranquila, que esta vez me tendrás pero con fuerza, delicadamente corrió sus manos en mis brazos hasta llegar mis manos entrelazo sus dedos con los míos y llevo mis manos a la cabecera de la cama.
-Agárrate fuerte linda. Atrajo mi rostro para besarme sobre el hombro sentí como con sus dos dedos me acariciaba y entro en mi. - ¡Aahh... Sesshomaru! - ¿Te gusta, Verdad? -Me, encanta Ah... continua... -Respondí - Eres hermosa. -solo atine escuchar al sentir el primer orgasmo que me llevo con el uso de sus dedos, permitiéndome relajarme un segundo él me beso el cuello de pronto sentí su miembro abrirse paso dentro de mi me sostuve sentía mis rodillas que no me sostendrían por mucho con semejantes estocadas.
Me sostenía con gran fuerza podía sentir el calor que me provocaba cada vez se incrementaba entre estocada y estocada logre llegar a otro junto con él, al notar que jadeaba un poco exhausta, me giro y me ayudo a ponerme de pie, enseguida me elevo tomándome del trasero a la altura de su cintura, enrolle las piernas alrededor de, el enseguida sentí tocar mi espalda con la pared fría pero esa sensación fue opaca al sentir su penetración despacio pero no cesaba de devorarme a besos. -Ahh... Aome eres tan estrecha que... muero y revivo.
Sus movimientos tan despacio eran a un punto una tortura. -Más... Mas... -Lo que tu ordenes. -Tal como pedí fueron más rápidos sentí como los dos llegamos de nuevo a la cúspide.
-Aome eres mía de nadie más.
-Sí, tuya, tuya. Respondí a si comentario aun sin salir de mi él fue a sentarse, quedando sobre de él, por instinto sentí la necesidad de cabalgarlo, a lo que a él fue aun más excitante, el que yo llevara el ritmo cuando estuvimos a punto de llegar a la cúspide, tocaron la puerta muy insistente, pero no nos privamos de disfrutarlo, pero aun seguían tocando la puerta, enseguida el me dejo en la cama y me cubrió tomo su bata y molesto fue abrir diciendo.
- ¡Hay ¿Aquí no hay privacidad?! Abrió la puerta y escuche.
-Sr. Les envían esto, debería venir, usted y su esposa. Pude escuchar que era la voz de algún joven suponiendo que era un cabo. -Gracias cabo. Observo y eran dos cartas cerró la puerta me dio una y el abrió otra
03/11/1937.
Mí estimada Sra. por órdenes por nuestro líder N. Onigumo como otro regalo de bodas le envía este corcel Junto a su esposo igual. Nuestro Führer les envía un grato saludo, ambos.
Atte. Kikyo Brawn
- ¡Sesshomaru! Seguí leyendo las otras hojas los documentos aprobatorios de que me pertenecía legalmente, Ah-Un. - ¡Dios! Exclame de emoción. Los dos nos miramos salimos corriendo al baño rompimos record en velocidad salimos de la habitación como solíamos hacer con normalidad pero con más rapidez al llegara a la entrada, vi uno de los soldados que estaban en la mansión del Führer fui directamente con el caballo negro azabache y Sesshomaru al blanco que él había cabalgado.
-General, señora. Les hago entrega de los dos caballos, que el Führer le envía. Si lo desea los llevaré a su caballeriza. - Sesshomaru asintió y dijo. -Cabo ayúdele.
-Si Sr. Respondió el cabo admirando los dos caballos.
-Aome ven tenemos que hablar. -Sí. Lo seguí enseguida hasta la habitación.
- ¡Fuera! -Ordeno a Rene que hacia la limpieza. Sin más ella salió tomando la ropa de cama sucia. Y él, cerro con llave, muy serio dijo mientras se quitaba su saco. Dejando la ropa a un lado.
-Tenemos que terminar lo que aun no terminamos. -No me asustes, Sesshomaru ¿no puedes esperar en la noche? -No, además no estamos haciendo nada malo, quiero hacer el amor a mi esposa.
Unos días después me vi obligada a preparar una cena para los compañeros de Sesshomaru y Miroku, si tenía que alimentar algunos de la S.S. básicamente, me platico Miroku que, querían saciar su curiosidad por conocerme. Mas una de las Alemanas, dos por saber que tan refinada era el resto por los caballos pura sangre que el Führer nos había regalado.
Si tuve nervios pero llegue a pensar 'No pasa nada mientras hagas lo que Kagura me enseño.' Prepare todo con ayuda de Isayoi que había elegido como dama de llaves por su actitud siempre dispuesta. Rene, Momiji y Boten parecían que hacían con más tranquilidad su trabajo lucían menos nerviosas que al principio.
Durante la cena yo creía que eran como me los describían con un cierto punto a su actitud refinados, pero fue decepcionante vi que no lo tenían, entre los invitados estaba Mioga, Walter, un hombre adulto llamando Humbergg los sargentos Hinta Midegash, Hakaku Himmler y otros. Escucharlos en la comida sus platicas oh estar junto a ellos no me molesto en lo más mínimo, llegue a imaginar que así lo seria y tendría que ser tolerante ante insultos pero no escuche alguno sus platicas me fueron un poco absurdas.
Pero para ellos era lo más cerio como la búsqueda de ciertos artículos que existieron oh tal vez son leyendas inventadas, entre ellas mencionaban el cáliz, la daga del destino, el vellocino de oro, la manzana dorada y el Valhalla.
Todos afirmaron y estuvieron de acuerdo en que el Führer tenía la daga pero me mantuve a distancia den tema en forma que respetaba de su plática, no como las entrometidas de sus esposas que hacían comentarios fuera de lugar oh incluso tontos, hasta que el Sr. Mioga pregunto.
-Estimada Sra. ¿usted qué es lo que piensa? -Es evidente no tengo tal conocimiento de todos estos artículos solo puedo decir que los escucho para prender mas de los que se.
-Es notable la Sra. es todo una mujer de sociedad y refinada. Dijo la esposa de Mioga.
-Sra. ¿sabia? Con su debido respeto - Aclaro al momento que miro a Sesshomaru, enseguida a mí. - Su esposo es un chiflado. -Todos notaron que estuve a punto de decir algo pero me mantuve a escuchar el comentario. Mientras reía Sesshomaru. -No se dará cuenta muy poco y dígame siguió mi recomendación el cómo debe tratar al General.
-Disculpe Sr. No tomo consejos de hombres que no respetan de sí mismos y lo que haga o no con mi esposo, no es de su incumbencia y no está a discusión. Sesshomaru y Miroku soltaron tremendas carcajadas seguidos, por los demás las mujeres aplaudían enseguida vi a Sesshomaru esperando que se tranquilizara dije. -Con tu permiso y el de los invitados me retiro. -Si ve después voy. Respondió.
Dos días después fuimos invitados acudir a comidas y cenas, a finales del mes de noviembre ya no lo veía presionado en su trabajo teníamos espacio y tiempo para los dos.
Una semana después, acostados en cama afuera llovía muy fuerte no nos molestaba podíamos leer, el su libro de leyendas de Grecia, y yo uno de anatomía humana, pero de pronto hubo un apagón, el se quejo maldiciendo, de mi lado del mueble saque un encendedor prendí todas las velas que había puesto decorativas y aromáticas.
-No te enojes, ya tienes luz para seguir, nunca me gusto verlo molesto me hacía sentir mal deje a un lado el libro y termine recostando dándole la espalda.
El cerró su libro de golpe provocando que saltara un poco. - ¿Aome, que es lo que te pasa? -Lo mire sorprendida mas por que dijo mi nombre. -Ah... no, más bien pregúntate a ti. -Yo no te comprendo. -Me senté para retar los ojos miel.
- ¿Ya no eres Sesshomaru, que te pasa? -Huaw te diste cuenta. -Dime lo ¿Qué es? -Sí, escuchas que parte de Miroku tengo nueva secretaria y la verdad es muy sexy. -Si desde la semana pasada. -Si escucho - y el odioso de Walter, habla de ti como si fueras su mujer me tiene arto. - ¿Sesshomaru el es tu amigo? -No, es un tonto. - ¿Y el piensa que es tu amigo? -Dime ¿qué hay con esas estrellas en tu saco? -Si ya sabes es insignia de General. -No te das cuenta Sesshomaru, el se dedica a confundir a todos, para salirse con la suya, me sorprendes, no respeta el uniforme que traes y menos a tu rango y sabes que tiene que ver tu secretaria. -Me sedujo.
- Bien, ya me lo dijiste todo es muy lógico, no soy lo suficiente buena para ti. -Decir esto sentía que ardía mi garganta, mi pecho se oprimía a un dolor baje la vista derrotada no soporte mas las lagrimas corrieron.
-No, tú no tienes la culpa tú no puedes pensar eso fue mi culpa, solo la bese eso es todo. -No, Sesshomaru mejor duerme no quiero saber más, es mas ni quiero escuchar tu voz, creo que lo mejor era que tu padre me metiera en esa maldita cámara.
Tome las frazadas cubriéndome al recostar él siguió hablando aunque no lo veía el sabia que me había lastimando, el tenia claro que estaba llorando.
-Discúlpame sé que es culpa mía, se que equivoque voy a pedir que me envié a otro lugar para que te sientas mejor, dime como te puedo demostrar que nunca más lo haré, no puedo hacer enojar a mi mejor amiga y menos engañar a mi esposa. Perdóname sé que no debí a ver hecho escuchar que deseas la muerte me lastimas.
Me descubrí y me senté de nuevo. Lo mire aun enojada con los ojos lloros.
-Como amiga te digo que fuiste un idiota y como esposa me divido en ideas uno estoy enojada porque me doy cuenta que no me respetas y otros puntos, pero si me entero de otra, me desaparezco y a ver donde me encuentras posiblemente yo misma me meta esas cámaras. Otro punto es... no puedo exigirte una idea de fidelidad si a ti te la han inculcado, con eso del señor Führer y sus ideas estúpidas de todo hombre debe dejar huella en cada mujer alemana, por eso no puedo estar enojada.
- ¿Cómo que como esposa nos puedes estar enojada?
-Sesshomaru eso significa que no hago mi trabajo de esposa bien no soy lo suficiente buena y no me quieres como yo pensaba.
-No espérate para tu coche, si eres la mejor, muchos me envidian por tenerte de esposa y no permitiré que cualquier imbécil venga y te tome cuando yo tengo derecho y obligación. -No lo creo. Ahora estoy decepcionada de mí.
-No me niego tu jamás debes pensar eso de ti, eres magnifica, fíjate lo que has logrado tu sola, y eso mi querida esposa ¡Es de admirase!
- ¿Tu lo crees?
-Sí.
-Entonces te creeré.
- ¿Entonces estoy perdonado?
-No.
- ¿Me perdonarías si te lo demuestro?
-Puede...
Escuchar mi respuesta aventó el libro se abalanzo para besarme, coloque la mano deteniéndole dije. - ¿Ya te lavaste la boca?
-Sí. -El rio -Si lo sé soy un imbécil, los sé hasta ahora me doy cuenta, que tu eres todo lo que yo pedía a sí que no quiero volver a escuchar que piensas que no eres lo suficiente buena para mi, creo que eres mucho mas yo me quedo corto ante ti. Por eso mismo te amo nunca lo dudes.
El resto de la noche no dormimos solo una hora para reponer un poco el cansancio, en la mañana cuando él se iba se me ocurrió pedirle un beso. -Vas a tener una gran sorpresa. -Que sea bien, venida.
Salió y me quede pensando, que me dirían Hitomi, Sango, Ayumi o mamá retumbó en mi mente. -'Ten confianza. Si la tengo pero no es justo que una estúpida quiera quitarme a mi General.'
Lo mejor que me dispuse fue a llamar a Kagura. Busque la extensión para su casa y tome la line y escuche a la operadora.
-Buenos días dígame a donde la comunico. -Berlin, extensión 345 escuche el marcar, tres veces y escuche a una de las sirvientas de Kagura. -Buenos días, ¿con quiere que la comunique? -La Sra. Kagura, lo siento se encuentra en clase, no la puedo llamar después. -Dígale que es urgente que le llama la Sra. Goldemberg lo siento aun no me acostumbro Sra. Taisho. -Oh si inmediato se la comunico.
Tardo un poco en contestar. - ¿Hola Aome como has estado, para que me interrumpas debe de pasar algo? -Hola bonito día se que no tienes mucho tiempo y estas muy ocupada pero quiero un consejo -Si dime. -La nueva secretaria, de mi esposo no me conoce y a intentado seducirlo eh pensado en ir a verlo, para conocerla y verle los ojos.
-Si querida tienes derecho y si es necesario pídele que la envíen lejos, demuestra bien quién eres Aome y una recomendación mas, vístete sexi para él una idea recuerda Suijin. -Si muchas gracias. -Si cuando quieras. Colgó.
Acto seguido deje las indicaciones a Izayoi desayune en la cocina ignorando todo el glamur que siempre me exigían, mi mente por primera vez rondaba que ropa me pondría subí distraída a darme un baño use una falda arriba de la rodilla blusa color rosa pastel con poco escote, lo suficiente para que luciera mi gema, un sombrero para cubrir los rayos del sol recordé que a Suijin le encantaban grandes decía que eran los mejores y que usando ese estilo de sombrero hacia ver a cualquier mujer con categoría, hoy seria ese día que lo comprobaría.
Use el saco del la falda negro el sombrero que tenia estilo al que usaba ella aun lo tenía en su caja seguía intacto al sacarlo Izayoi que se encargaban de limpiar el baño quedaron engatusadas con él me coloque unas zapatillas altas acorde a mi traje. -Sra. es muy bonito no es muy grande ni muy chico es precisó a su estilo Sra.
-Gracias, Boten, un favor prepárame un té, necesito relajarme.
- ¿Donde lo desea tomar señora? Pregunto la chica -Disculpe señora pero la lluvia ah hecho que florezcan unos jazmines hermosos en el patio le recomiendo que tome su té en el jardín creo que le ayudara mucho. Dijo Izayoi. -Está bien, acepto esa recomendación.
Minutos después de aun seguir dudando, en ir me negué tal vez eso le molestaría y no quería más problemas baje las escaleras, aunque lo había perdonado aun sentía dolor en mi pecho, vi que era cierto el lugar emanaba un olor hermoso pero solo saber que dentro de poco nevaría y su existencia cesaría era triste. No pude evitar llorar. -Sra. su té, está servido. Dijo Boten acercándose evite mirarla pero ella busco, mi mirada. - ¿Sra. se encuentra bien? -Si no te preocupes, el fresco hizo que me lagrimearan los ojos.
Fui a sentarme a tomar el té, que ella me había preparado mientras tomaba el té recordé algunas veces cuando veía a Hitomi y Zota pelear pero siempre terminaban reconciliándose, aun recordando completamente sumida en mis pensamientos no me di cuenta que Miroku me llamaba hasta que me movió un poco del hombro, Aome- ¿Estás bien? -Hola Miroku Buenos días ¿qué haces aquí? ¿No se supone que tenias que a verte ido hace unas horas? -Sí pero regrese por unas cosas, me dicen que estabas llorando.
-'Chismosas' - No Read se confundieron. -Ja yo te conozco ¿dime qué pasa? Se sentó a un lado. -No solo recordaba cosas. - ¿solo eso? Aome te veo extraña. -solo estoy aburrida Miroku mi mente me hace malas jugarretas.
-Mmm... ya se tengo una idea porque no vas conmigo al castillo. - ¡No! Sesshomaru se enojara. -No lo creo será una sorpresa. -No creo que me dejen entrar. -Claro que si eres la esposa de uno de los Generales de ese lugar. Puedes ir cuando quieras, solo lleva tu identificación yo te espero. ¡No! me moveré de aquí te aviso. -Gracias Miroku eres un gran amigo. Lo abrace y bese la mejilla.
-Dios te lo compensara encontrando una chica para ti. -Ja, ja no creo correr tan buena suerte como Sesshomaru, anda ve por tu identificación y te recomiendo que uses tu broche y tu anillo. -Está bien no tardo. - Subí rápido para no hacerlo esperar me coloque mi broche y mi anillo tome mi identificación la guarde en un bolso de mano y baje una vez en camino Miroku reía alegre dijo.
- ja ja vas a sorprender a todos mas a la secretaria que se carga ja ja será genial yo quiero estar presente. -Ni me la recuerdes. -No te preocupes tu eres más bonita que ella. -Gracias Miroku no es necesario que lo digas para que me sienta mejor.
-Eh... con que es eso, te diré algo Sesshomaru es tonto pero no tanto, para dejarte a ti por alguien como ella. Préstame tu identificación -Dijo cuando llegamos a un cerco había pasado diez minutos de que salimos de la casa. Las vieron rápido y nos dejaron entrar cinco minutos después al llegar a la entrada todos me veían desde que baje del auto.
-Venga Sra. la llevare con su esposo. -Miroku cambio su pose de amigo confidente a soldado. Entramos y lo primero que vi fue los dos rayos de la S.S. subimos bajamos escaleras y en voz baja Miroku dijo. -Es esa la que está por la ventana. - Vi que entro a una puerta, nosotros después, tuve que actuar un poco engreída, al ver que Miroku pregunto.
- ¿Y el General? -Está en su oficina Teniente. Inmediato ella me miro de pies a cabeza su mirada era de desprecio. En lo que Miroku toco la puerta gire sonriente al escuchar
-Pase. -Entro Miroku. -Te tengo una sorpresa. -Ah, sí dime. -Me la encontré aburrida tomando té en el jardín sola. Y mejor te la traje.
-Vi que hizo la seña de que entrara, y el salió cerrando la puerta. -Sesshomaru se levantó de golpe dejando a un lado las hojas que tenía en mano. -Dios eh muerto y eh llegado a al paraíso. -Basta no es verdad. Dije sonriendo cambiando hacia a él, me beso tan apasionado que casi me dejo sin aire. Grito. -Oyakatan- Ella rápido entro suspende mi reunión.
- ¿Y qué les digo? -Que fui a comer con mi esposa. - ¿Su esposa? -Si como te dijo mi esposo. -Reafirme. Y gire a verlo. -No amor, dime a ¿Qué hora es tu junta? -En una hora. -No debí venir te robo tiempo. -No tu jamás solo tarda cuarentaicinco minutos. Ve y yo te espero aquí y vamos un rato a casa y así estaremos a solas. -Esta, bien Oyakatan trae dos cafés. -Vi salir y escuche. -Te conozco viniste a verla. -No te niego tenía muchas ganas pero después pensé que te molestarías y estaba recordando algo y llego Miroku y me trajo. Al parecer Miroku leyó mi mente. Suspire derrotada.
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