ღCapítulo 2

— Escuché que necesitabas de mi presencia, ¿pasó algo malo? —dijo de manera respetuosa hacia Odín.

No, nada de eso —vaciló un momento—. Loki hay algo que debes saber.

¿Qué es, padre?

Thor y tú han sido unos magníficos príncipes, tengo altas expectativas sobre ustedes. Estoy seguro de que Asgard estará en buenas manos una vez que mi vida haya llegado a su ocaso. Pero como ya sabrás, sólo uno de ustedes ascenderá al trono —suspiró—, y ese será Thor.

Eso era obvio, ya sabes que nunca me interesé realmente en ser rey —dijo con cierta modestia, con tal de no demostrar su frustración.

Aún no he terminado —lo miró directamente a los ojos—. Eso no era lo único que tenía que decirte. Loki, sé que eres alguien muy astuto y...

Ve al punto —pidió Loki.

«¿Por qué ahora dices todo eso? ¿Por qué mentir cuando todos ya sabemos que jamás te has sentido satisfecho conmigo y que tu mayor orgullo es y será Thor?»

Loki no creía en sus palabras. Su hermano fue  siempre fue el mejor, el más brillante ante los ojos de Odín. Si Padre de Todo buscaba palabras para evadir la verdad que se veía en sus ojos, mejor sería que las omitiera.

Odín abrió la boca para proseguir, pero la cerró de inmediato. Pareciera como si no encontrara modo de expresarse.

Tú no eres mi hijo —dijo tras un breve momento.

Loki lo miró extrañado, no creía lo que llegaba a sus oídos. Aunque después de haberlas escuchado, comprendió muchas cosas. Todo fue una mentira y no sabía si estar triste o enojado. Una vorágine de ambas lo revolvió.

Trató de hablar sin ningún éxito, todas sus fuerzas menguaron. Su cuerpo temblaba, se sentía tan indefenso, tan solo ahora que se revelaba la realidad que siempre se mantuvo en las sombras.

Cerró sus ojos fuertemente y se aferró a sus brazos mientras un grito se ahogaba en su garganta. Estaba viviendo el dolor de un engaño, de una mentira en la que siempre había habitado.

Y entonces, volvió a abrir los ojos.

Fue una pesadilla, una que se había hecho realidad y que ahora se repetía en sus sueños.

Loki se encontraba recostado sobre su cama. Se dio cuenta de que había sido un mal juego de su inconsciente. Se repetía a sí mismo que eso ya había pasado, que era el momento de olvidar la tristeza, pero las lágrimas que resbalaban de sus ojos lo traicionaban.

¿Cómo pretendía vengarse si sus sentimientos aún le afectaban?

¿Estás bien? —interrumpió Fandral en la habitación del joven príncipe—. Lamento entrar sin aviso. Me pareció oírte gritar.

Loki se incorporó, sentándose al borde de su cama. Negó con la cabeza aun sabiendo que éste no podría verlo en esa oscuridad.

¿Loki? —se acercó preocupado y tomó un lugar a su lado.

Loki tenía miedo. Se sentía inseguro. Lo único que veía era oscuridad y nada más. Haber escuchado la voz de su amigo le dio un pequeño apoyo, un recordatorio de que no estaba totalmente solo.

En cuanto sintió el peso de Fandral sobre la cama, se lanzó a él sin pensarlo atrapándolo en sus brazos.

No me dejes solo, no me dejes solo... —repetía una y otra vez sin soltarlo.

Fandral, un poco sorprendido por su acción, se quedó quieto. Paulatinamente, las suplicas de su compañero lo llevaron a abrazarlo de igual forma.

Todo va a estar bien, no me iré de aquí —Fandral acariciaba suavemente los cabellos del chico.

Calidez. Eso era lo que trasmitía Fandral.

Y sólo por esta vez, Loki mostró su debilidad. Lloró en los brazos de su amigo, lloró porque tenía la necesidad de desahogarse. No le importaba mostrarse así, no frente a él. Se sentía seguro de hacerlo porque sabía que podía confiar. Por lo menos esa noche.

Siguieron así por un rato hasta que sus respiraciones tomaron un ritmo más lento y ambos cayeron en un tranquilo sueño.

~•~

La noche caía sobre Asgard y los dos amigos se encontraban caminando por los majestuosos pasillos del castillo. Desde el amanecer, ninguno se atrevió a decir nada respecto a la noche anterior. Bueno, eso hasta este momento.

Ahora podré decir que pasé la noche con el príncipe —decía de manera pícara mientras trataba de seguirle el paso a Loki.

Parece que todo es una broma para ti —dijo indiferente. No tenía ganas de hablar del aquel asunto.

No me digas que estás enojado.

No. Me duele la cabeza, las pesadillas no me dejaron dormir —mintió.

Loki durmió de manera tranquila y aún más en el momento en el que Fandral se quedó con él. Aunque eso era algo que por obvias razones no confesaría.

De que me sirve ser un guerrero si no puedo combatir contra los demonios de tu interior —dijo en voz baja después de unos momentos en silencio, pero en ese mismo instante se arrepintió de haberlo siquiera pronunciado.

Loki lo miró por el rabillo del ojo unos segundos para después seguir mirando hacia adelante sin darle importancia a aquel comentario.

Aún no me dices porque es necesaria mi presencia para esta noche —mencionó Loki tratando de cambiar de tema.

Se llevará a cabo una ceremonia, creo que es más como una fiesta. La reina Frigga no me dio muchos detalles, sólo me pidió que estuvieras ahí.

Loki no dijo nada. Siguieron caminando hacia el salón principal en donde se llevaría a cabo dicho evento.

Fueron sorprendidos en el momento en el que entraron. Había muchos asgardianos, algunos conocidos, otros no tanto. Todos parecían llenos de júbilo y ante la llegada del príncipe parecieron regocijarse de alegría.

Frigga se acercó a su hijo en cuanto llegó al salón.

Loki, sé lo mal que te has de sentir después de haberte enterado; sin embargo, he reunido a toda esta gente que sigue mostrando su apoyo hacia ti. Eres muy afortunado, mi amor —posó su mano sobre su mejilla para luego retirarla e invitarlo a unirse en la celebración.

Es muy encantador de tu parte, pero sabes muy bien que no me agradan las fiestas —aunque su sonrisa mostraba agradecimiento, sus ojos buscaban pedir perdón—. La celebración continuara, no se preocupen por mí.

Frigga había previsto que su hijo no participaría en esto y asintió levemente ante su respuesta, con cierta desilusión. Hizo una seña a los músicos para que empezaran a tocar y pronto toda la gente se unió a un baile para seguir celebrando.

Acto seguido, Loki desapareció de entre la multitud para buscar un lugar más tranquilo.

Fandral perdió de vista a su acompañante entre toda la muchedumbre. No le preocupó mucho buscarlo ya que creía saber exactamente a donde iría. Se dirigió al gran balcón que lindaba con el salón. Se alegró al ver que Loki se encontraba ahí.

— Sabía que aquí te encontraría —se posicionó al lado del él.

— ¿Cómo sabías que estaría aquí? —se sorprendió un poco tras escuchar su voz.

— Desde que eras pequeño siempre escapabas cuando había este tipo de ceremonias —lo miró rápidamente—. No creas que te espiaba o algo por el estilo, te encontré una vez aquí por casualidad y me dio la impresión de que volverías de nuevo.

Loki se quedó en silencio observando el cielo estrellado que cubría Asgard. Una brisa leve pasaba por sus rostros y se podía escuchar la música proveniente del interior. 

— ¿Quiere bailar? —preguntó Fandral.

Loki empezó a reír.

— ¿Es una broma?

— ¿Acaso dije algo gracioso? No, no es una broma, hablo en serio... —lo examinó unos momentos y abrió la boca sorprendido—. No me digas que no sabes bailar.

— Nada de eso.

— Entonces baila conmigo —sin darle tiempo de responder, tomó su mano y lo acercó a él.

Los dos chicos se quedaron uno frente al otro unos segundos. Sus ojos se encontraron y Loki no sabría describir la rara sensación que lo envolvía. Casi sin darse cuenta apoyó sus manos sobre los hombros de Fandral sin quitarle de encima la mirada. Fandral se fue acercando lentamente y fue entonces cuando Loki reaccionó.

— Esto es absurdo —se separó, convirtiendo unos pocos pasos hacia atrás en el inicio de una escape.

No sabía en qué estaba pensando exactamente en ese momento. Loki  no podía creer lo que acaba de hacer y se sentía muy tonto. Se supone que ahora era el malo, ¿por qué actuaba así?

— Loki...

— Déjalo ir —salió Odín al ver que Fandral pensaba ir detrás de él.

Éste lo miró algo molesto; sin embargo, tenía que obedecer a una orden de Padre de Todo.

— Después hablaras con él —se dirigió al borde del balcón y contempló el exterior sin mirar a Fandral—. Si esto sigue así todo saldrá de acuerdo al plan.

— Así parece, su majestad —dijo sin ánimos.

— Espero que sigas así —se giró para verlo—. Ya puedes retirarte.

Fandral hizo una reverencia y volvió adentro sin decir ni una palabra más.

Odín sonrió levemente, admirando el inmenso cielo nocturno que lo rodeaba.

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