Capítulo 3
—Taemin sal de aquí —le pide Jungkook.
—Jefe, yo puedo explicárselo.
—Ahora no Taemin, hablaremos mañana.
—¿Señor Jungkook? ¿Qué está haciendo aquí? —le pregunta Jimin luego de salir del vestidor y ver a Jungkook parado en frente de su amigo Kai y Taemin desnudos.
—Debo irme —dice Jungkook y sale del edificio nuevamente.
—¿Quieres que te despidan, Taemin? —le dice furioso.
—Nunca pensé que vendría para acá —le responde él.
—Nos vemos mañana Taemin —se despide Jimin.
—Oye chico, no te pongas celoso, después iré por ti.
—¡Vete a la mierda! —le grita Jimin a Kai.
—¡Jimin! ¿Qué haces? Él es amigo del Sr. Jeon —le susurra Taemin.
—¡¿Qué?! ¡No puede ser!
Jimin se va rápidamente al vestidor, busca sus cosas y sale corriendo del edificio. Camina hacia la parada de autobús que queda a unas cuadras de ahí.
—¡Jimin!
—¿Ah? ¿Sr. Jungkook?
—Entra al auto —le pide.
—Claro.
—¿Qué estabas haciendo tan tarde en el club?
—Todas las noches me quedo hasta esta hora.
—¿Por qué?
—Yo...
—¿Estabas cubriendo a tu amigo?
—¿Qué? ¡No! Yo no sabía nada.
—¿Entonces qué estabas haciendo ahí?
—Me quedo en el club porque tengo que esperar el autobús que va directo hasta mi casa.
—¡Oh! No sabía. Te llevaré a tu casa entonces.
—No se preocupe, aún puedo tomar el autobús.
—Yo te llevaré, coloca la dirección en el GPS.
—Está bien, pero es lejos.
—No importa, tengo tiempo. Además, es peligroso que andes solo por ahí.
—No pasa nada, ya no soy un niño —Jimin ríe.
—A los adultos también los asaltan, ¿sabes?
Esta vez, Jimin no rebate los dichos de su jefe, simplemente sonríe.
—Sr. Jungkook, yo no sabía que el hombre que estaba con Taemin es amigo suyo y lo acabo de mandar al carajo. Le pido disculpas por eso.
—¿Te dijo algo?
—Una estupidez.
—¿Qué te dijo? Dímelo.
—Bueno, me dijo que yo seré el próximo o algo así y le dije que se fuera a la mierda.
Jungkook suelta una carcajada.
—No te preocupes Jimin. Kai a veces se comporta como un idiota y ante eso no lo puedo defender.
—¡Qué alivio! Pensé que me despediría.
—Creo que es por aquí.
—Sí, le confirma el rubio.
—Okay.
—¿Va a despedir a Taemin?
—No lo sé. Primero hablaré con él.
Rato después llegan a la casa de Jimin.
—Aquí es.
—¿Cuál es tu casa?
—Esa.
—¿Y dónde te deja el autobús?
—Siete cuadras más allá.
—Siete cuadras es bastante lejos para que camines solo en la madrugada.
—No es tanto.
—Puedo venir a dejarte todas las noches si quieres.
—¿Qué? ¿Usted haría eso?
—Claro, ¿por qué no?
—Es un poco lejos y salgo tarde.
—¿Te incomoda que lo haga?
—No, no me incomoda, pero no quiero molestarlo Sr. Jungkook.
—No me molesta, Jimin.
—Um, okay. Gracias por venir a dejarme, nos vemos mañana Sr. Jungkook.
—Nos vemos, le dice Jungkook antes de que Jimin cierre la puerta del auto.
Al día siguiente, Jungkook llama a Taemin a su oficina. Le advierte que no puede repetir el comportamiento que tuvo la noche anterior.
Ese mismo día, al abrir el club, su amigo Kai vuelve, pero esta vez en busca de Jimin. Se sienta en una mesa, justo frente a él y observa detenidamente al rubio. Cuando Jungkook baja al salón, se sienta al lado de su amigo Kai y conversa con él mientras contempla el baile de Jimin.
—Me gusta este chico.
—Él no está disponible —le dice Jungkook.
—¿Nunca está disponible?
—Esta noche no.
Kai se levanta del asiento y se acerca al escenario.
¡Ey Jimin! —le grita.
Jimin lo mira y se acerca.
—Hola —le dice el chico.
—Hola hermoso, hoy vine por ti.
Jimin le sonríe.
—¡Kai, te dije que Jimin no está disponible! —le repite Jungkook con una expresión seria.
—¿Por qué no? —le pregunta Kai.
—Porque esta noche él solo bailará.
Kai mira a Jimin quien está desconcertado por los dichos de su jefe.
—De acuerdo, Jungkook. ¡Cálmate hombre! —le dice finalmente y se va.
—¿Por qué le dijo eso? Sí estoy disponible —le avisa Jimin.
—Mira Jimin, Kai es mi amigo, pero él no es muy caballero, así que te estoy ahorrando un gran problema.
—Pero Sr. Jungkook, yo necesito el dinero.
—Sí, lo sé Jimin, pero es mejor que... que esperes un poco para eso. ¿De acuerdo?
—Está bien —le dice el rubio y vuelve a bailar.
Jungkook cada día se resiste a lo que Jimin le hace sentir, pero de igual manera, cada noche lo lleva hasta su casa. Lo que él quiere evitar es que Jimin se vaya con alguien más a otro lugar.
Todas las noches conduce hasta la casa del chico para dejarlo en la puerta de su casa. Conversan, se ríen y la atracción de Jungkook aumenta.
Unas noches después, Jungkook debe ir a otro sitio a firmar un documento muy importante en una ciudad que queda a dos horas de ahí. Le pide a Jimin que lo acompañe para luego dejarlo en su casa, como cada noche. Al principio, el chico se rehúsa porque no quiere llegar tan tarde a su casa, pero Jungkook insiste y lo convence. Llegan a la ciudad y se estaciona en frente de un hotel.
—Volveré pronto, espera aquí —le pide.
Luego de unos pocos minutos, Jungkook vuelve y se dispone a retornar, sin embargo, el vehículo se descompone. No consigue ningún taller mecánico abierto a esas horas de la madrugada, entonces decide entrar con Jimin al hotel y pedir una habitación. La única habitación disponible tiene solo una cama.
—Yo puedo dormir en el suelo —dice Jimin.
—No, tú duerme en la cama, yo dormiré en el suelo.
—Si no le molesta dormir conmigo, podemos acostarnos los dos en la cama porque es lo suficientemente grande.
—De acuerdo —le responde Jungkook.
Rato después, Jungkook contempla al rubio mientras duerme y continúa cuestionando lo que Jimin le hace sentir.
—Jimin —le susurra.
—Mmm.
—Jimin —vuelve a susurrar y le toca el hombro suavemente.
—¿Ah? —reacciona Jimin y se gira hacia el pelinegro.
Jungkook le da un beso y Jimin se sorprende.
—¿Quieres que lo haga? ¿Quieres que te bese? —le pregunta Jungkook al separar su boca.
Jimin asiente con la cabeza sin decir nada.
El pelinegro abraza al chico por la cintura y se recuesta sobre su estómago mientras continúa besándolo en la boca. Con sus labios succiona su mandíbula y luego su cuello. Jimin emite unos suaves sonidos de excitación. Las manos del pelinegro acarician las caderas y los muslos del rubio, quien acaricia los hombros de su amante con sus dedos. En un rápido movimiento, la boca de Jungkook llega hasta el ombligo del chico, quien abre sus piernas para que el pelinegro bese su ingle.
—¡Ah! —exclama Jimin.
Entonces Jungkook levanta la mirada y lo ve a los ojos.
—Me gustas, Jimin —y lo besa en la boca.
Jimin le corresponde el húmedo beso. Abre las piernas y dobla las rodillas dejando el cuerpo de Jungkook entre ellas. El pelinegro levanta el trasero del chico y se dispone a estimularlo con los dedos.
—¡Ah! —exclama el chico al sentir la humedad de los dedos de su jefe acariciando su agujero.
—Quiero este trasero solo para mí —le susurra Jungkook.
—¡Ah! —continúa quejándose el chico.
Ahora Jungkook comienza a introducir suavemente sus dedos en el trasero de su excitado amante.
—¡Aah! —chilla el rubio.
Jungkook empuja una y otra vez mientras se relame los labios y el delgado chico comienza a retorcerse de placer sobre la cama. Mientras sus dedos estimulan al rubio, con su mirada recorre cada recoveco de su cuerpo para terminar succionando con la boca su erecto miembro.
—¡Ah! ¡No!
—¿No te gusta? —le pregunta al separar su boca.
—S-sí me gusta, no te detengas!
Entonces Jungkook continúa dándole placer sin compasión, entre los jadeos y suaves quejidos que emite el chico y el sonido de los dedos chocando contra el agujero de Jimin.
—Ven —le pide Jungkook luego de tomarlo con ambos brazos y girar su cuerpo.
Jimin empina sus nalgas y se prepara para recibir la primera embestida de la entrepierna de Jungkook contra su cuerpo.
—¡Ah! —suelta un alarido Jimin.
—¡Aaah! —resuena un ronco quejido del pelinegro.
El segundo empujón de Jungkook contra el caliente cuerpo de su amante se siente aún más intenso. Hasta la próstata del chico.
—¡Aaah! —hace eco en la habitación. El cuerpo de Jimin se estremece y los oídos de Jungkook se deleitan con los alaridos del chico.
El pelinegro embiste sin compasión contra el hermoso y trasero de su empleado.
Minutos de sincronizados contoneos hacen casi desfallecer a Jimin.
—¡Eres jodidamente hermoso! —le dice Jungkook entre quejidos.
Jimin se corre sobre las sábanas y luego Jungkook sobre la espalda del rubio. Finalmente, el pelinegro cae rendido a un costado del chico.
A la mañana siguiente, muy temprano, Jungkook se levanta, se ducha y cuando ya está vestido, despierta a Jimin.
—Jimin —le susurra mientras le toca la cabeza.
—¿Mmm?
—Voy a llevar el auto al taller, mientras tanto baja a desayunar. Te pasaré a buscar en cuanto pueda.
—Okay —le responde el chico algo desconcertado por la frialdad de Jungkook.
Más tarde, cuando Jungkook pasa a recoger al chico, comienzan inmediatamente el viaje de regreso. Al principio, no conversan, no obstante, al cabo de unos minutos, Jungkook inhala profundo y dice:
—Lo que pasó anoche fue un error.
Jungkook
Jimin
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