Capítulo 11

Jimin siente que un cuchillo atraviesa su corazón, sin embargo, se muestra estoico ante las palabras de Jungkook.

—Sabía que no era cierto cuando me decías que me querías —le dice simulando estar esperando el momento.

—Claro que es cierto. Te quiero, pero no puedes pedirme que no sienta nada al saber que estarás con otros hombres. No puedo.

—¿Entonces tampoco me devolverás el trabajo? 

—Sí, lo haré. Puedes volver cuando quieras, pero no puedo estar contigo. No puedo.

Los ojos de Jimin se llenan de lágrimas y su mentón comienza a temblar. Jungkook aprieta sus labios y cierra los ojos. Luego, los abre y mira fijamente a Jimin, lamentándose porque no puede estar con el chico que le encanta.

—Adiós Jimin —Jungkook avanza hasta la puerta.

—¡Espera! —le grita Jimin mientras se levanta del sofá.

Jungkook se gira hacia él, tiene una expresión desoladora.

—No te vayas, Jungkook. No volveré a bailar en el club, si no quieres que lo haga.

—¿Estás seguro?

—No quiero perderte —finaliza el chico mientras sus lágrimas caen por sus mejillas

Jungkook suspira profundamente y se acerca al chico. Le toma la cara y le da un beso.

—Tampoco quiero estar sin ti, Jimin. No llores por favor.

Jungkook toma cuidadosamente al chico por la cintura y lo vuelve a besar. El rubio entrelaza sus brazos en el cuello del pelinegro.

—Ten cuidado con tu herida.

—No me duele —le responde Jimin y lo vuelve a besar, esta vez con más fervor que antes.

El rubio toma la mano de Jungkook y lo lleva hasta su habitación. Jungkook lo sigue. Entran y comienzan a besarse estando de pie a un costado de la cama. El chico suelta la corbata y desabotona la camisa del pelinegro. Jungkook le ayuda y termina de quitársela. Jimin acaricia el pecho y el abdomen de su corpulento amante. Luego le quita el cinturón y le baja el cierre del pantalón.

—Quítatelo —le exige Jimin.

Jungkook le obedece, quitándose los zapatos también y después se detiene frente a Jimin y lo mira con seriedad.

—No sé si sea buena idea que hagamos esto —le dice el pelinegro.

—¿No quieres?

—Sí quiero, pero no quiero que te lastimes.

—Puedo hacer otra cosa —le dice el chico, mirándolo fijamente y relamiendo sus propios labios...

Jungkook sonríe y se sienta en el borde de la cama.

Entonces Jimin comienza a acariciar los firmes muslos de Jungkook.

—Con este cuerpo tú deberías bailar en tu propio club —le dice el rubio.

—Podría bailar solo para ti. ¡Mmm! —exclama al finalizar cuando siente la lengua del chico en su glande.

El pelinegro acaricia la cabeza del rubio, por detrás de las orejas.

Jimin agarra la erección de Jungkook y comienza a masajearla, primero con su dedo pulgar sobre la punta, haciendo círculos sobre ella. Pronto ya está frotando con la palma, el erecto miembro del pelinegro, mientras éste mantiene sus ojos cerrados y emite moderados, aunque profundos quejidos. Jimin le dedica varios minutos a la tarea de satisfacer a Jungkook.

—J-Jimin...

Entonces el rubio alza la mirada y saca el miembro de su boca para ponerse de pie. Comienza a desvestirse con prisa. Se desprende de su camiseta y luego del pantalón y todo lo demás. Queda desnudo frente a Jungkook, quien lo observa completamente arrobado por cada centímetro de la anatomía del fascinante chico. El rubio se voltea y queda enfrente de su excitado amante, pegando su trasero a su entrepierna.

—Toma —le dice el chico al entregarle un gel que ha sacado de la mesa de noche.

Jungkook unta sus dedos e inicia el acariciamiento del agujero del chico rubio.

—¡Ah! —exclama Jimin al primer contacto.

Mientras Jungkook empuja sus dedos contra el culo de Jimin, con la otra mano sujeta su abdomen y besa su cuello.

—¡Ah! —continúa quejándose el chico.

—¡Jimin! ¿Estás aquí? —se escucha la voz de su madre y al segundo, se oye un rápido golpeteo en la puerta. 

—¡Mierda! —exclama Jimin mientras se separa bruscamente del cuerpo de Jungkook.

—¡Cúbrete! —le alcanza a decir el chico al pelinegro antes de que su madre abra la puerta y los vea.

La madre de Jimin queda muda al verlos desnudos, aunque ambos se cubren con lo que pueden. Jimin con la ropa que había arrojado al suelo antes y Jungkook cubre su entrepierna con una almohada.

Aún boquiabierta, la madre de Jimin sale de la habitación. El chico se agarra la cabeza y luego se viste rápidamente.

—¡Mierda! ¡Mierda! —masculla Jimin y sale de la habitación.

Por su parte, Jungkook se viste más pausadamente para darse tiempo para pensar. Luego sigue al chico hasta la sala en donde se encuentra con ambos, quiene están discutiendo. La madre de Jimin está enfurecida y el pobre chico avergonzado.

—¡Váyase de mi casa! —le dice a Jungkook cuando lo ve.

Jimin lo mira mostrándole una expresión de víctima.

—Señora...

—¡Váyase! —le reitera ella.

—Hazlo por favor —le pide Jimin.

—¡No Jimin, no me iré! —le responde.

—Pero Jungkook —Jimin lo mira desconcertado.

—Señora, yo amo a su hijo.

Jimin lo mira aún desconcertado, pero con una tímida sonrisa en el rostro.

—¿Qué? Pero, usted tiene una novia —le recuerda ella.

—Eh, sí, pero es complicado de explicar.

—Mamá, yo también lo amo —le dice su hijo. Después mira al pelinegro y le sonríe.

La madre de Jimin cambia su expresión de enojo. Ahora se ve más calmada.

—Ahora lo entiendo, por eso nunca trajiste una novia a casa.

—Sí, mamá, porque soy gay. Siempre lo he sido.

Su madre se sienta en la silla que está junto a ella y suspira profundamente.

—No quería que te enteraras de esta forma —le dice su hijo.

Entonces su madre extiende los brazos y lo invita a acercarse.

—Lo siento, no debí reaccionar tan mal. Me puse tan nerviosa que no supe qué hacer. Jimin,  nada cambiará entre nosotros, eres mi hijo y siempre serás amado —las lágrimas de emoción brillaron en los ojos de él y un abrazo amoroso selló el momento de sinceridad y amor incondicional.

Jungkook sintió una inmensa felicidad por el apoyo de su madre hacia su preciado chico.

—Gracias, mamá. También te amo mucho y me siento aliviado de que sepas mi verdad.

La madre le acaricia el cabello y le sonríe.

—¿Y usted cuándo terminará la relación con su novia? —le pregunta sin anestesia al pelinegro.

—Eh, en cuanto pueda, lo haré.

—Está obligado a estar con ella, pero no puedo contarte nada mamá. Es algo delicado sobre la familia de Jungkook.

—¡Oh! Si eso es cierto, lo lamento mucho por su familia. Yo solo quiero asegurarme de que no se aproveche de mi hijo. Él es más joven que usted y algo más ingenuo.

—No soy ingenuo, mamá.

—Lo eres, Jimin. Y usted es un hombre adulto. ¿Cuántos años tiene?

—Tengo 30, pero...

—Es una gran diferencia.

—Eso no es importante, mamá. Jungkook me quiere y cuida de mí.

Jungkook asiente con la cabeza.

—Bueno, eso lo he notado. Solo espero que pueda solucionar sus problemas familiares para que ambos puedan vivir tranquilos. Me imagino que su familia no sabe de la existencia de mi hijo.

—Aún no, pero quiero que lo conozcan y que Jimin conozca a mi familia también.

—Eso no me lo habías dicho, Jungkook.

—No te había hablado de eso, pero es algo en lo que he estado pensado.

Jimin sonríe complacido.

En ese momento alguien llama a la puerta. La madre de Jimin va a ver quién es.

—Alguien te busca, hijo.

—¿Quién?

—Dice que es un amigo del trabajo.

—¡¿Del trabajo?!

Jimin se acerca a la puerta y se sorprende desagradablemente.

—¿Qué haces aquí?

—Necesito hablar contigo.

—No, vete. Jimin intenta cerrar la puerta, pero el inesperado invitado la detiene con el pie.

—Por favor...

—¿Quién es? —pregunta Jungkook al acercarse.

—¿Jungkook? ¿Tú, aquí?

—¿Qué quieres Kai? Te dije que no volvieras a buscar a Jimin.

—¿Qué pasa? —pregunta la madre un poco alterada.

—Nada mamá, él ya se va.

—Hola señora, soy Kai —le estira el brazo para saludarla.

Jungkook

Jimin

Kai

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