Capítulo 10

—No digas eso. Yo no he dormido con ella desde que te dije lo que siento por ti.

—No te creo.

—Es cierto. Lo que siento por ti es verdadero y tú sabes por qué debo estar con Jennie. Además, solo será por un tiempo.

—¿Cuánto tiempo? —le pregunta ofuscado.

—No lo sé.

—Entonces hasta que tú no puedas terminar esa relación, yo no dejaré de trabajar en el club, sea en el tuyo o en cualquier otro.

Jungkook resopla cabreado y se toma la cabeza con ambas manos.

—¡Está bien! Vuelve a trabajar en el club, pero no sé si soportaré verte con alguien.

—Tendrás que hacerlo, Jungkook. Si realmente me quieres como dices, me dejarás hacerlo. Será un pequeño sacrificio para poder estar con tu noviecita.

—Ya es una inmolación estar con ella.

—¿Una qué?

—Una inmolación. Más encima debo soportar que otros te miren y te toquen y hasta...

—Sshh —No lo digas como si yo disfrutara. Es solo un trabajo.

El pelinegro observa al chico con el entrecejo fruncido.

—Debo irme.

—No te vayas molesto conmigo.

—No estoy molesto, yo... olvídalo.

—¿Qué?

—Nada, hablemos mañana.

—No Jungkook, ¿qué ibas a decirme?

—Me siento decepcionado.

—¿Decepcionado? ¿De... de mí? —le pregunta con una frágil voz.

—N-no, no de ti, de la situación o tal vez de ti, no lo sé. No quiero hablar más de esto. Hasta mañana Jimin —le dice antes de ponerse de pie y caminar hacia la puerta.

—Yo también podría decir lo mismo.

—Como sea. Adiós Jimin —Jungkook se va.

—Maldita Jennie, debería contarle todo —balbucea Jimin ya estando solo en la habitación.


Al día siguiente, el amigo de Jimin va por él y su madre al hospital para llevarlos a casa.

Cuando todos entran a la casa, la madre de Jimin le dice:

—Deberías descansar.

—Sentémonos acá, ven —le dice su amigo.

—Yo debo irme a trabajar. Nos vemos después —la madre de Jimin se despide dándole un beso en la frente a su hijo.

—Nos vemos, Beomgyu.

—Adiós —le responde el chico.

—¿A qué hora debes irte a trabajar?

—Ya no estoy trabajando, me despidieron.

—¿También te despidieron?

—Sí. Así que avísame si sabes de algún trabajo.

—Lo haré.

—¿Tú volverás a trabajar? ¿Hablaste con tu jefe?

—Um, sí, pero aún no me da una respuesta.

—Tal vez ahí necesiten más gente.

—¡No! Eh, no lo creo.

—Pregunta por si acaso.

—Claro, lo haré.

Boemgyu desconoce a qué se dedica Jimin exactamente. Solo sabe que baila en un club, pero cree que es club en donde la gente solamente va a bailar y beber. No le ha contado a nadie que trabaja como stripper.

—Boemgyu tengo algo que contarte.

—¿Qué cosa?

—El club donde yo bailo no es cualquier club.

—Lo sé, me dijiste que es un club exclusivo y muy elegante.

—Sí, eso es cierto, pero además de ser exclusivo y elegante es un club distinto.

—No te estoy entiendo, habla claro.

—Beomgyu, yo trabajo como stripper.

—¿Ah? ¿Tú? —su amigo se parte de la risa.

—¿Y por qué no? —le pregunta ofendido.

—¿Estás hablando serio?

—Sí Beomgyu.

—¿Entonces tú bailas sin ropa? —le pregunta conteniendo la risa.

—Con poca ropa, bueno casi nada.

—¿Me estás jodiendo? ¡Guau! ¿Y no te da vergüenza?

—Ya no. Entendí que bailo bien y tengo buen cuerpo.

—¡Diablos amigo! Me sorprendes.

—Te lo digo para que no me sigas preguntando si puedes trabajar ahí.

—¿Tú crees que yo no serviría para eso? Igual bailo bien. Creo que hasta mejor que tú.

—Eso quisieras. En todo caso me refiero a que tienes que bailar en ropa interior y...

—¿Y qué?

—Bueno, a veces "atender" a los clientes.

—¡Mierda! Eres un prostituto.

—Supongo —le dice sonriendo tímidamente.

—Yo también lo haría.

—¿Verdad?

—Sí, ¿por qué no? Además, necesito el dinero igual que tú para estudiar en la escuela de danza. Deberías recomendarme.

—¿Y si lo haces mal?

—No lo haré mal. Lo que pasa es que tienes miedo de que yo sea mejor que tú y te robe todos tus clientes —Beomgyu nuevamente estalla en carcajadas.

—Idiota.

—¿Tu mamá lo sabe?

—¡No! ¿Cómo crees? Nadie lo sabe y nadie debe enterarse, ¿de acuerdo?

—Okay, yo no lo diré a nadie.

—Más te vale.

—Habla con tu jefe y dile que tienes un amigo que es guapo y baila bien. A ver si me quiere contratar.

—No sé.

—¡Anda! Habla con él.

—Está bien, le diré. Aunque no sé si quieran contratar a alguien más ahora.

Inesperadamente, suena el teléfono de Jimin. Es Jungkook.

—Es él —le dice a su amigo y luego contesta.

—Hola —responde.

—Sí, ya estoy en mi casa.

—Estoy con Beomgyu, mi amigo.

—Okay, adiós.

Jimin finaliza la llamada y sonríe.

—Quería saber cómo estoy —le dice sonriendo como un tonto.

—¿Te gusta, eh?

—Sí, me gusta. En realidad, es más que eso.

—¡¿Estás enamorado?! - le pregunta Beomgyu con asombro.

—Creo que sí.

—¿Crees que sí? —le insiste su amigo.

—Sí, lo estoy, pero él tiene novia.

—¡¿Qué?! 

—Pero no la quiere...

—¡Ay no Jimin! Eres más idiota de lo que pensaba.

—Es verdad. Él no la quiere. Tiene que estar con ella porque el padre de la chica está extorsionando al padre de Jungkook.

—¿De verdad?

—Mierda. No debería haberte contado eso.

—¿Acaso no confías en mí?

—Sí. Pero él me pidió que no se lo cuente a nadie porque es un asunto delicado para su familia.

—No diré nada.

—Entonces está con la chica y contigo al mismo tiempo.

—Él dice que no se ha acostado con ella este último tiempo.

—¿Y tú le crees?

—Sí —le responde el rubio.

Beomgyu mira con algo de recelo a su amigo. Piensa que está siendo engañado por Jungkook, sin embargo, no le dice nada al respecto.

De repente suena el timbre de la casa. Jimin le pide a Beomgyu que abra la puerta.

—Hola, busco a Jimin.

—Hola. Um, ahora le aviso. Alguien te busca.

—¿Quién?

—No lo sé, No pregunté.

—Soy yo —dice Jungkook al asomarse.

—¡Jungkook! —exclama Jimin.

—¿Tú eres Jungkook? —dice Beomgyu mirando fijamente al pelinegro exjefe de Jimin.

—¡Sí, él es! —se apresura a responderle Jimin.

—Hola, soy Beomgyu —le dice el chico de cabello largo al ofrecerle su mano para saludarlo.

—Hola Beomgyu.

—No me dijiste que vendrías —le expresa el rubio.

—¿Es un mal momento?

—No, Beomgyu ya se va. Digo...

El amigo de Jimin lo mira aturdido.

—Aah, sí. Ya me tengo que ir. Nos vemos Jimin.

—Chao Beomgyu.

—Chao Jungkook.

—Adiós —se despide el pelinegro con una amable sonrisa.

Al quedarse solos, Jungkook se sienta en el sofá, al lado de Jimin, mirando sus manos, las que tiene entrelazadas sobre sus rodillas.

—¿Aún estás enojado? —le pregunta el chico.

—No estoy enojado.

—Ah, es verdad. Estás decepcionado.

Jungkook se voltea hacia él y lo mira con tristeza.

—Estuve pensando mucho en lo que me dijiste ayer. Y no creo ser capaz de soportar que trabajes en el club. O en cualquier otro club. Lo siento.

—¿Qué quieres decir Jungkook?

—No puedo seguir con esto. Debemos terminar.

Jungkook

Jimin

Beomgyu

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