Prólogo

El sol iluminaba en el cielo, desprendiendo su calor a través del ancho desierto que se alzaba hasta donde llegaba la vista. El calor era muy fuerte, por no decir que estaba muy silencioso debido a la falta de civilización. Tan solo un grupo de personas viajaba a través del paraje. Al frente de ese grupo se encontraba un hombre joven con paso tranquilo que sonreía sin preocupación. Vestía con un largo abrigo color negro a pesar del calor, y bajo este llevaba un arnés que le cruzaba el pecho y conectaba con su cinturón.

El arnés y cinturón llevaban cartuchos y balas de revolver en grandes cantidades, excepto en los extremos donde se encontraban las fundas de dos revólveres. En los extremos de las mangas del abrigo, habían dos escuderas de bronce y bajo las mangas, habían dos dispensadores de balas. Esto no era de extrañar, ya que se trataba de un Gunslinger(1).

(1. Gunslinger en español significa Pistolero. Pero en la tierra de Elementia, un Gunslinger es aquel  que domina el llamado "Arte del arma de fuego", un estilo de combate que se basa en el uso de revólveres para hacer frente a varios enemigos o rivales con espadas. Aunque cualquier persona puede usar un arma de fuego, solo un Gunslinger tiene la capacidad de usarlas con un manejo perfecto para evitar el desperdicio de balas. Las claves únicas para distinguirlos es la técnica de rebote de bala y la técnica de la recarga rápida, la cuál se concreta gracias al dispensador de balas, abajo una demostración de la técnica mencionada).

El hombre de ventisiete años tenia un pelo color arena al descubierto, ya que a diferencia de otros hombres de Wildlands(2), el no llevaba sombrero. El nombre de aquel hombre era Richard Lancaster.

(2. Wildlands es uno de los cuatro reinos de Imperio del Sol y el más grande en cuanto a territorio. Este reino es el más industrializado y está basado en el Western americano. Su traducción literal es "Tierras Salvajes").

Profesor Hudson: Richard, no se si pueda seguir por más tiempo.

Richard observó tras él al hombre que le llegaba a la cintura. El hombre, mucho más mayor que Richard en edad, media tan solo 1,35 metros. Llevaba un sombrero que lo protegía del sol abrasador, pero aún así se encontraba fatigado.

Richard: (sin perder la sonrisa) Vamos profesor, estamos cerca del pueblo más cercano. ¿No se supone que es explorador? Creí que prefería caminar.

Profesor Hudson: En primer lugar soy arqueólogo, no explorador. En segundo lugar, una cosa es caminar en ruinas para descubrir hallazgos y otra cosa es caminar en medio de un desierto con un calor que nadie aguanta. Desearía tener la aeronave reparada.

Richard: Estoy seguro de que Felicia se encargará de dejarla como nueva.

Profesor Hudson: No dudo que la señorita Clayton podrá hacerse cargo de ello, pero realmente es agotador caminar tanto.

Richard: Tan solo han sido tres horas desde que levantamos el campamento. Además, no está cargando nada. Mira que me sienta mal que Aether deba cargar con todo.

Aether: No se preocupe amo, sabe que no tengo problemas con llevar las cosas.

Tras ellos, avanzaba una figura un poco más grande que un humano promedio. Llevaba una capa con capucha y alzaba sobre su hombro dos bolsas con cosas en su interior. Realmente, nadie sabia con exactitud que criatura era Aether (nombre puesto por Richard debido a que carecía de uno), se supone que debía ser un Golem por el hecho de que tras despertarse, debía obedecer todas las ordenes de un amo, al punto que si carecía de la tutela de uno volvería a apagarse. Pero realmente era muy similar a un autómata, un cuerpo de un metálico dorado que en su interior albergaba engranajes y llevaba una coránima de energía a modo de corazón. Sus ojos azules no mostraban expresión, pero Richard siempre lo trataba como un ser humano.

Richard: No me gusta darte ordenes, yo realmente deseo más que nada que un día aprendas a tomar tus propias decisiones. Yo creo que no deberías servir a un amo toda la vida.

Aether: Se lo agradezco, amo. Pero fui creado bajo ese propósito.

Richard: Solo lo será si mantienes esa idea. Los hombres deben escoger su propio destino, y tú has demostrado que puedes ser uno.

Aisha: Sus palabras son sabias como siempre, maestro Lancaster.

La última integrante del grupo era una adolescente de diecisiete años que llevaba un capucha de color negro, pantalones negros y dos cimitarras(3) a la espalda.

(3. La cimitarra es una espada de oriente medio que fue usada por las culturas árabes y persas hace mucho tiempo. Una imagen debajo de esta nota).

La chica tenia un tono de piel ligeramente más tostado que Richard o el profesor Hudson. Su pelo era de un negro azabache y sus ojos eran de un color esmeralda muy llamativo. La chica se llamaba Aisha Alabi, y era la aprendiz de Richard en el arte del arma de fuego. Aunque tan solo llevaba un revolver en el cinturón, el cual tampoco contaba con muchas balas.

Richard: No digo nada que no sea verdad. ¿Has estado practicando la recarga rápida?

Aisha: Lo he intentado, pero soy incapaz de lograr llenar un cargador en tan solo cinco segundos, cuando intento ser más rápida no logro acertar las ranuras y tiro las balas al suelo.

Richard: Es cuestión de práctica, aunque no podré enseñarte mucho si todavía no la dominas.

Aisha: Créame, lo intento. Y le aseguro que lo conseguiré.

El profesor Hudson frenó un momento para recobrar el aliento y el resto de grupo frenó.

Profesor Hudson: ¿No hubiera sido más fácil que Azahar nos hubiera llevado al pueblo más cercano?

Una corriente de arena brotó de Richard y se materializó en un ave similar a un halcón peregrino que volaba a un lado de él. El halcón tenía un plumaje color negro y un pecho dorado, una capa de arena brotaba de él. Las plumas tenían un aspecto de textura metálica y sus ojos eran brillantes y de luz dorada. Aunque era del mismo tamaño que un halcón normal.

Azahar: De hecho, yo le mencioné la posibilidad. Pero no quiso.

Aunque el halcón no movía la boca, una voz brotaba de él, la cual denotaba sabiduría. Richard vio al pájaro con mala cara.

Richard: Ya hemos hablado de esto, no me gusta usar tus poderes a menos que sea absolutamente necesario, quiero demostrar que soy capaz de hacer las cosas por mí mismo. Por no decir que un pájaro gigante que aterriza en un pueblo desataría el pánico.

Profesor Hudson: Bueno, ya en serio, ¿cuánto más falta para el pueblo más cercano?

Richard: Dame un momento...

Richard se acercó a Aether y sacó un mapa del interior de uno de los sacos.

Profesor Hudson: ¡¿No sabías a donde nos dirijamos?!

Richard: Por supuesto que sí. Tan solo quiero asegurarme.

Richard desplegó el mapa y lo revisó con cuidado.

Richard: (sonriendo) ¡Lo sabía!

Richard Lancaster enrolló el mapa y salió corriendo hacia delante, hasta llegar al borde de la colina frente a ellos. A lo lejos se veía un pequeño poblado que, afortunadamente, tendrían lugares para descansar y podrían abastecer provisiones.

Richard: ¡Allí está! Y usted dudando de mí profesor, y resulta que ya solo está a tres kilómetros de distancia.

Profesor Hudson: ¡Tres kilómetros! Dudo ser capaz de aguantar tanto.

Aisha: No se preocupe maestro, yo lo seguiré a donde sea.

Richard: Se que tú puedes, pero tampoco es justo para Hudson seguir caminando. Veamos que podemos hacer...

Richard se acercó a Aether.

Richard: No me gusta pedirte cosas, pero... ¿Crees poder llevar el peso del profesor también?

Aether: Sabe que no representa problemas el peso para mí.

Profesor Hudson: ¡No! ¡Ni hablar! No pienso rebajarme a que alguien me lleve a cuestas.

Richard: (pícaramente) Bueno, la otra opción es que camine lo que queda de tramo.

El profesor pareció meditarlo un momento, pero terminó resignándose.

Profesor Hudson: (en voz baja) Esto es humillante...

Aether levantó al profesor con su brazo libre y lo colocó en su hombro. El grupo reanudó la marcha.

Azahar: Hay veces que me sorprendes, Lancaster. Teniendo a tu alcance un poder sin límites, decides no usarlo.

Richard simplemente sonrió despreocupado.

Richard: Soy consciente que la mayoría de personas desearían tener tanto poder, pero personalmente, jamás me han tentado cosas así. Soy un humano, no he hecho nada realmente extraordinario para merecer algo así.

Aisha: Sí lo ha hecho, maestro. Usted ha ayudado a muchas personas, salvado muchas vidas.

Richard: Eso es simplemente hacer lo correcto, Aisha. Pero el poder puede cegar la bondad de las personas, la gente no sabe lo que quiere realmente. Prefiero vivir como simple mortal pero actuar con buen corazón, que tener todo el poder del mundo y olvidar mi buena voluntad.

Las palabras de Richard le dieron algo de gracia al pájaro.

Azahar: Eres el emisario más curioso que he tenido...

Richard: Agradezco tus palabras. Azahar, no te lo digo a mal, pero cuando lleguemos a civilización...

Azahar: Lo comprendo, no te preocupes Lancaster.

Azahar se transformó en una corriente de arena y regresó al interior de Richard.

Aisha: ¿Listo para descansar un poco, maestro Lancaster?

Richard: No estaría mal, aunque con nuestra suerte, el destino tendrá algo planeado para nosotros.

Poco sabía Lancaster de que esas palabras se harían realidad. Mientras el grupo avanzaba a aquel pueblo, ellos ignoraban que en a esa misma aldea, llegaría una chica que les traería un nuevo capítulo a sus vidas.

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