Capítulo 25
Elena: (llevándose las manos a la cabeza) ¡Demonios!
Richard, Elena y los demás se encontraban en medio del ancho desierto de Imperio del Sol. Tras los problemas causados por los miembros del Clan de Cuervos, se decidió que el grupo debía bajar del tren para evitar hacer cundir el pánico de los pasajeros. Richard sabía que era lo más lógico para que esas personas pudieran sentirse tranquilas, pero lo malo era que no les ayudaría a ellos a llegar a las Cataratas Terreas a tiempo.
Elena: ¡Esto es mi culpa! ¡Debí haber obedecido a mis instintos y haberle pedido a Azahar que nos llevara directamente!
Aisha: Ninguno de nosotros tuvo la culpa de que el Clan del Cuervo estuviera allí.
Elena: Lo sé, pero eso no quita de que quizá hubiera sido mejor contar con Azahar.
Mientras Elena seguía discutiendo, Richard empezó a escuchar pitidos dentro de su abrigo. Rebuscó en sus bolsillos y dio con el motivo, una especie de brújula que empezaba a emitir sonidos. Richard sonrió, que el comunicador hiciera sonidos era buena señal.
Elena: ¡Richard!
Richard: (caminando con brújula en mano) Dime...
Elena: Me lo he pensado mejor, quiero que Azahar nos lleve inmediatamente a las Cataratas Terreas.
Richard: (sin mirarla) Dame un momento.
Elena: (molesta) ¡Nada de eso! Metiste la pata, quieras admitirlo o no. Ahora tendremos que ir por la vía rápida para evitar que algo malo le pase a Celia. Sé que te duele usar a...
Richard: Shhh.
Elena: (furiosa) ¡¡¡A mí no me callas!!!
Richard: Guarda silencio un momento, Elena. Esto es importante.
Elena iba a decir algo más, pero de repente, algo comenzó a pitar con fuerza de la mano de Richard. Richard puso su brújula en mano y apunto con ella al cielo hasta que los sonidos empezaron a ser muy sonoros. Abrió la brújula y pulsó un botón mientras hablaba al interior.
Richard: ¿Hola? ¿Venden refacciones?
Del interior de la brújula se escucho la voz de una chica.
Felicia: (cansada) ¿Sigues con esa bromita?
Richard: Pensé que te divertía.
Felicia: Lo hizo, las primeras diez veces. Ahora solo apesta.
Richard: Pero tiene que apestar, eso es lo que le da gracia.
Felicia: Hacer apestar algo no hace que sea gracioso, hace que apeste.
Richard: (sonriendo) En fin, el hecho de que estés cerca nos viene como anillo al dedo.
Felicia: (divertida) No lo dudo, me hiciste ganar apuesta.
Richard: (confundido) ¿Apuesta?
Felicia: Aposte con un par de personas que no serías capaz de durar dos semanas sin hablar para preguntar por la aeronave. Me hiciste ganar veinte maedas de plata.
Richard: Es curioso, en realidad no hablaba para eso. Era más bien por algo de ayuda.
Felicia: Oh... ¿Pero no se los dirás a ellos, verdad?
Richard: Por supuesto que no, para algo son los amigos.
Felicia: Eres un encanto, Richie.
Richard: ¿Entonces pasas por nosotros?
Felicia: Claro, les diré a algunos chicos que pasen por ustedes. Solo asegúrate de que no haya nadie en la zona.
Richard: Despreocúpate, estamos en medio del desierto.
Felicia: Perfecto. Nos vemos pronto.
Richard: Igualmente.
Richard cerró la brújula y le sonrió a una confundida Elena.
Richard: Creo que seguimos sin necesitar a Azahar por un poco más.
Elena: Estoy totalmente perdida de lo que acaba de pasar.
Profesor Hudson: (preocupado) Richard, ¿estás seguro de que Elena deba conocer la Atalaya?
Elena: ¿La Atalaya?
Richard: Profesor, ella ya conoció a Azahar. A estas alturas ya puede asimilar cualquier cosa.
Profesor Hudson: No sé yo...
RIchard: Felicia es una gran chica, y siempre ha tenido el talento de caerle bien a todos. No habrá ningún problema al respecto.
Elena: ¿Pero que es la Atalaya?
Richard: El paraíso de los inventores, un reino secreto donde tan solo los más grandes genios de la mecánica habitan en él. La tecnología allí es tan avanzada, que deja en pañales a los reinos de Romanova, Serdetonya(1) y Wildlands, los tres juntos.
(1. Romanova y Serdetonya son dos reinos de Jordenorth, ambos basados en la Rusia revolucionaria. Estos reinos tienen la mayor tecnología de toda Elementia, lamentablemente sus reinos se encuentran en guerra actualmente).
Elena no dijo nada, si bien es cierto de que ya había conocido a un ser mitológico en persona, era demasiado fantasioso.
Aisha: ¿Cree que la aeronave esté reparada?
Richard: No lo sé, pero de momento hay que centrarnos en ir a las Cataratas Terreas.
El grupo esperó un tiempo, hasta que apareció una aeronave frente a ellos. Aunque era pequeña, era muy detallada. Se trataba de la estructura similar a un barco, que se sostenía en el aire por un globo de color pergamino.
Elena veía por primera vez en su vida una aeronave, era linda. La misma descendió en el suelo y una rampa de desprendió hasta el suelo para subir. Un grupo de hombres les hicieron señas y subieron por la rampa.
Richard: (mirando a Elena) Te va a gustar la experiencia, te lo garantizo.
Elena asintió sonriendo, pero era claro que estaba muy insegura al respecto. La aeronave empezó a despegar lentamente y comenzó a ganar velocidad mientras ascendía. Elena vio por la borda y sintió algo revolviéndose en el estomago, estaba muy alto.
Richard: Tranquila, Elena. A todos nos pasa la primera vez.
Elena: Sería una caída muy larga...
Aisha: Mi primera vez fue peor, vacié casi todo mi estomago por la borda.
Elena: Pues poco falta para que me pase a mí.
Richard: No te preocupes, cuando te acostumbras la sensación es magnífica.
La aeronave siguió ascendiendo hasta que las nubes cubrieron la cubierta.
Elena: ¿Es normal que ascendamos tanto?
Richard: Tomando en cuenta hacia donde nos dirigimos, es necesario. Se supone que este lugar es secreto para el resto del mundo.
Elena iba a preguntar algo más, pero al final todo empezó a brillar con fuerza y puso su brazo enfrente para evitar la luz. Estaban tan alto que se encontraban por encima de las nubes y el sol iluminaba con fuerza. Al adecuarse a la luz de nuevo, Elena apartó el brazo lentamente, y quedó anonadada con lo que vio.
Se trataba de una máquina voladora de gigantescas proporciones. No era exactamente una aeronave, pero eso no evitaba que pudiera volar a gran altura gracias a unas poderosas hélices que giraban a un velocidad increíble. Grandes columnas de humo salían de las grandes chimeneas de la parte posterior. El blanco de las paredes de la nave estaban impecables y el metalizado de cobre que lo adornaba, brillaba por los rayos del sol. Era un espectáculo totalmente único y hermoso. En comparación, la aeronave en la que viajaban parecía un simple mosquito.
Elena: (pasmada) ¿Cómo es eso posible?
Richard: Puede que no sea la persona correcta para contarte la historia de la Atalaya, pero digamos que este lugar es un lugar para aquellos inventores que quieren construir con libertad.
Elena: Ni en sueños hubiera podido vislumbrar algo así.
Profesor Hudson: Ninguno puede la primera vez, pero es curioso que este lugar lleve más de un siglo funcionando.
Elena: ¿Más de un siglo?
Richard: Es una larga historia, pero de momento debemos desembarcar.
La aeronave descendió ligeramente para llegar por debajo de la Atalaya, era tan grande que casi se sumieron en la oscuridad al encontrarse por debajo. Unas puertas se abrieron de un extremo y la aeronave se adentró en su interior. El lugar por donde entraron era un hangar de aeronaves, fácil había más de veinte aeronaves dentro. Las puertas se cerraron y la aeronave descendió suavemente hasta tocar el suelo. Fue un aterrizaje suave, pero Elena ya no soportaba más del asunto.
Richard: ¿Y cómo te pareció?
Elena se separó del barandal de la cubierta de la aeronave y miró a Richard mientras intentaba arreglar su mente para hablar.
Elena: Ya descubrí que cuentan con un ser mitológico que es capaz de hacer cosas asombrosas, ya descubrí una maldita nave voladora llena de tecnología inimaginable, ¿alguna otra cosa fantástica de la que debería estar consciente para evitarme un ataque de nervios a futuro?
Richard miró hacia arriba como intentando recordar.
Richard: (rascándose la cabeza con el dedo) En principio ya no hay más.
Elena: Si lo dices así, no me tranquilizas para nada.
Profesor Hudson: Créame, señorita Timberlake, lo peor ya pasó.
Aisha: Te aseguro que disfrutaras este lugar, realmente es alucinante.
El grupo bajó de la aeronave. El lugar realmente era inmenso, y eso que solo era el hangar. Por todos lados había actividad. Había un olor a vapor, aceite y combustible en el aire, pero curiosamente no era tan fuerte como uno esperaría.
Hombre: ¡Abran paso a la Dama de Vapor!
Elena miró hacia el lugar donde procedía la voz, y pudo vislumbrar a una mujer vestida con un vestido de seda verde. Realmente era muy hermosa, tanto por su figura como su rostro, este último con unos ojos verdes como de gato y un pelo color rubio platino recogido. Aunque la chica tenía la misma edad de Richard, ambos eran diferentes a la hora de denotarla. Mientras que la actitud de Richard lo hacía parecer más joven, la chica parecía denotar ser más madura de lo que era en realidad. Pero realmente no se podía negar lo hermosa que era.
Felicia: Es siempre un honor tener al famoso Viper en nuestro hogar.
Richard: (haciendo una reverencia teatral) Es un honor estar ante tal elegante figura.
Felicia le hizo una pose coqueta a Richard y le guiño un ojo, aunque a Elena le pareció más juego que ligue.
Felicia: Los cabecillas organizaron una comida de gala, como líder de este lugar era mi deber asistir.
Richard: Pues no me quejaré, realmente luces hermosa.
Felicia rompió en carcajadas y se acercó a Richard, ambos se abrazaron con fuerza.
Felicia: Oh, Richie. Nadie me hace tan lindos cumplidos como tú.
Richard: Pues como no hacérselos a mi amiga del alma.
Felicia volteó a ver al grupo y se acercó a Aether.
Felicia: Y aquí está mi maquina favorita en todo el mundo, sigues tan radiante como siempre.
Aether: Gracias.
Felicia: (dando una palmada) Y veo que sigues aprendiendo palabras, puede que en el futuro podamos tener conversaciones más largas. (dio unos ligeros golpecitos en el pecho de Aether) Tu mecánica de ensueño siempre logra ponerme de buen humor.
Profesor Hudson: (susurrándole a Elena) En cuanto saluda a Richard, Aether siempre es el primero al que saluda sin perder el tiempo. Supongo que es lo que sucede cuando eres inventora de vocación.
La chica de verde se percató de Elena.
Felicia: (llevándose un dedo al mentón con sorpresa) Oye, creo que no nos conocemos.
Richard: Elena, ella es Felicia Clayton. Es mi amiga de la infancia y es la líder de la Atalaya. Aunque también es conocida como "La Dama de Vapor".
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