Capítulo 20
Elena no podía apartar la mirada de la ventana del tren, aunque afuera no había más que árboles ocasionales y kilómetros de arena casi infinita. Richard se encontraba recargado en uno de los asientos, con los brazos cruzados tras la cabeza a modo de almohada y con una pierna sobre la otra. Aether estaba a su lado, sentado sin hacer gran cosa. El profesor Hudson y Aisha se encontraban en el asiento de enfrente. El hombre de baja estatura se encargaba de leer uno de sus libros de arqueología y Aisha comía una manzana que había sacado de la bolsa de provisiones. El grupo viajaba a buen ritmo hacía el pueblo desde donde podrían llegar a las Cataratas Terreas.
Aisha: (limpiándose la boca con el puño) Elena, quizá sea mejor que te sientes un momento mientras el tren está en movimiento.
Elena: (mirando por detrás del hombro) Tranquila, el tren no avanza tan rápido como para...
El tren tuvo un ligera sacudida y Elena se dio de cara contra el asiento a lado de Aisha. Era una suerte que hubiera almohada en lugar de pared, porque de otra forma se hubiera roto la nariz.
Richard: Debió de haber algo entre las vías. A veces el viento puede arrastrar ramas o troncos y estos avanzan hacía las vías y el tren las tritura.
Elena: (frotándose la nariz) ¿Troncos?
Richard: Te sorprendería ver la fuerza que puede llegar a tener el viento de Imperio del Sol.
Elena: (tomando asiento a un lado de Aisha) Y por supuesto, con mi suerte, tuvo que atravesarse cuando me encontraba de pie.
Aisha: Al menos no te lastimaste, eso es lo importante.
Elena posó su cabeza sobre una mano. ¿Por qué debía ser tonta por naturaleza? Casi todo el tiempo debía meter la pata de formas embarazosas, mínimo en la alquimia jamás cometía un error. Presto atención a las manos de Aisha, cubiertas por unos guantes ligeros de color negro que casi le llegaban a la altura del codo. No recordaba que Aisha se los hubiera quitado todo este tiempo.
Elena: Aisha, ¿no mancharás de jugo de manzana tus guantes?
Aisha: Todos los guerreros de Arabisand utilizamos estos guantes. Están hechos de forma que no puedan mancharse con nada, ni siquiera con sangre.
Elena levantó la vista, este tipo de cosas le llamaban la atención. Casi que le brillaban los ojos.
Elena: ¿De qué están constituidos esos guantes? ¿Es alguna de infusión o mezcla alquímica? ¿Algo de flor del ocaso(1) o polvo de granito?
(1. La flor del ocaso es una flor de Imperio del Sol que debe su nombre a los colores de su flor. Pese a su aspecto, esta flor es considerada venenosa y tóxica para el consumo humano. No obstante, la flor tiene propiedades impermeables y elásticas. En nuestro mundo, esta flor se conoce bajo el nombre científico de "asclepias curassavica", en español tiene diversos nombres como flor de sangre, venenillo, mata ganado, burladora, etc. Esta flor puede usarse para hacer látex, y tan solo es comestible para las mariposas. Foto bajo esta descripción).
Aisha: (anonadada por la repentina actitud de Elena) Este...
Elena: Tienes razón, el polvo de granito no sería una opción viable, muy polvoso. ¿Qué material podría tener las propiedades suficientes para hacer unos guantes viables?
Aisha: Elena...
Elena chasqueó los dedos con una sonrisa de oreja a oreja.
Elena: ¡Resina de árbol de caucho! ¡Por supuesto! Tiene mucha adaptabilidad, es muy suave al tacto y tiene una gran transpiración, lo que viene bien ante las altas temperaturas de Imperio del Sol. Si eso se combinara con flor del ocaso, puede que el material pudiera usarse para hacer guantes impermeables que fueran lo bastante flexibles para poder manejar una espada. (mirando a Aisha) ¿No es fabuloso, Aisha?
La arabisana estuvo un momento en silencio (posiblemente digiriendo lo que acababa de escuchar o para no romper la ilusión de Elena), pero habló en el momento en que supuso de que Elena había dejado de hablar.
Aisha: Elena, no tengo la menor idea de que material están hechos mis guantes. Te aseguro que jamás me hice esa pregunta en mi mente, nunca le vi utilidad a buscar esa información.
Elena comprendió y comenzó a rascarse la cabeza mientras veía hacia la ventana para disimular.
Elena: Oh, ya veo... lo lamento, creo que me emocione de más.
Richard: (riendo) No te preocupes, casi hasta creo que tienes razón.
Elena vio a Richard.
Elena: Estuviste muy callado todo este tiempo.
Richard: (encogiéndose de brazos) No quería interrumpirte, realmente estabas muy apasionada.
Elena sonrió incómodamente mientras se acariciaba el pelo.
Elena: Supongo que se podría decir que soy una alquimista de corazón. Realmente me apasiono mucho con estas cosas.
Aisha: Nunca había conocido a un alquimista en persona, pero algunos guerreros con los que entrenaba me llegaron a decir que era como magia.
Elena: (con orgullo) Casi lo parece, pero no es magia. La alquimia es una mezcla de química, metalurgia, física, medicina y estudio de la naturaleza, en pocas palabras es cosa de ciencia(2). Buscar extractos de una sustancia, descubrir sus propiedades, las reacciones de un líquido o sólido a su entorno, realmente me apasiona adentrarme en la hermosa ciencia del alquimia.
(2. Quiero hacer hincapié en esto por que es un error común que comete la gente. La alquimia no es magia, es una ciencia. Muchos asocian la alquimia a la magia porque en el pasado se pensaba que la transmutación de objetos era una especie de alquimia, y el método más rápido para transformar una cosa en otra era a base de la magia. Hay muchas historias en donde se representan a los magos como alquimistas, pero eso es porque muchos "magos" en la antigüedad, realmente fueron los primeros científicos, solo que hacían ciencia en una época donde todavía no se entendía por todos.
Aparte de las ciencias mencionadas por Elena, en la alquimia también se practicaba la astrología, el misticismo y el espiritualismo. Esto debido a que se creía que si alguien tenía fuerza de voluntad, podía utilizar la fuerza de su alma para transmutar cosas. El principio de la alquimia era dar algo a cambio de algo, y lo que dieras debía alcanzar el mismo precio que lo que ibas a recibir, o el intercambio saldría mal. Sin embargo, las únicas ciencias que maneja la alquimia en Elementia son las mencionadas por Elena. ¿Visualizan a un científico en su laboratorio mezclando frascos de color hasta que obtuvieran un color distinto? Eso sería lo más cercano a un alquimista de Elementia.
Mi idea con Elementia, es crear un mundo de fantasía donde la magia no existe. Nada de hechizos, de magos, de varitas mágicas, de cetros mágicos, de brujas, ni siquiera de dragones. Elementia funciona a base de la ciencia y la mecánica, por lo que la magia realmente no tiene cabida aquí. Es cierto que está Azahar y hay ciertos elementos fantasiosos presentes, pero la idea base es que Elementia es un mundo de fantasía donde la magia no existe. Lamento si eso los defrauda, pero quería hacer algo más original cuando me propuse a hacer esta historia).
Richard: Puede que mucha gente le gustaría contar con una alquimista como tú.
Elena enmudeció y pudo sentir sus mejillas ruborizarse, ¿por qué Viper le causaba eso a cada rato?
Elena: (esquivando la mirada de Richard) Te lo agradezco, pero sería un desastre. Jamás había salido de Galwayin, mi pueblo natal, en toda mi vida. Todavía en Noirmont podría arreglarme mejor, pero esto es Imperio del Sol. En solo un día aquí, estuve a punto de morir tres veces.
Richard: ¿Tres?
Elena: Una escapando de los que secuestraron a Celia, la segunda a punto de morir sofocada por el calor del desierto y finalmente, en aquel saloon de Deleiro donde solo salí con vida gracias a su intervención. (abrió los brazos) Yo no estoy hecha para viajar, no creo ser capaz de sobrevivir más de la cuenta.
Richard: ¿No te ha gustado viajar hasta ahora?
Elena estaba a punto de decir algo hasta que lo reflexionó mejor. ¿Es posible que lo hubiera disfrutado sin saberlo? Es cierto que a punto de palmarla estuvo, pero viajar por los grandes desiertos admirando sus paisajes, pasar la noche en una fogata a lado de un gran grupo de personas, ver las estrellas en el cielo nocturno a la intemperie, curiosear por el bazar viendo objetos únicos y variopintos, bailar al son de música noirma junto a un grupo de personas, y viajar por primera vez en un tren hacia lo desconocido, realmente habían sido cosas que jamás había experimentado.
Era extraño, pero Elena realmente se había sentido libre viviendo todo eso. Toda la vida había permanecido en su aldea sin salir de allí, pasando mucho tiempo en casa estudiando y practicando alquimia. Pero por primera vez había tenido que salir de todo aquello que ella había conocido, quizá no por las razones que hubiera querido, pero lo había hecho. A pesar de que Celia estaba cautiva, una parte de ella no podía negar que había disfrutado de aquel viaje.
Elena: Puede que esto fuera algo... único.
Richard: No tienes que dejarlo allí, podrías ganarte la vida viajando haciendo de alquimista.
Elena: ¡¿Y dejar a mi hermanita sola?! ¡Ni en sueños!
Richard: Hay orfanatos donde acogen a niños, sin darlos en adopción, mientras que los padres no están. Podrías dejar a Celia allí para que la eduquen y la cuiden hasta que regreses de viaje.
Elena: Llámame sobreprotectora o algo así, pero nunca le daría mi confianza a algún orfanato. Son lugares estrictos donde los niños que salen de allí tienen traumas mentales al crecer y sufren de depresión. No conozco a alguien que no terminó como una causa perdida tras una experiencia en un orfanato.
Richard: Yo me crié en un orfanato.
Elena: Yo... entonces creo que esos chismes son falsos. Usted es valiente y decidido y puede que su estancia allí fuera muy satisfactoria. Si me dice el lugar puede que lo visite para pensármelo mejor.
Richard: Ese lugar se incendió hace años. No sobrevivieron ni los cimientos.
Elena: Ehhh... Por lo menos pudo salir adelante por su cuenta. Estoy seguro que tras eso logró conseguir grandes cosas siendo tan joven, por su experiencia allí.
Richard: Trabajé como esclavo en una mina de carbón hasta que el hombre que me enseñaría el arte del arma de fuego me sacó de allí.
Sin aguantar más humillaciones, Elena se llevó las manos a la cabeza y se recargó en el asiento.
Elena: ¡¿Qué tengo yo para ser tan torpe?!
Richard: (divertido) Calma, Elena. ¿Me ves acaso enojado, triste, afligido, molesto, o algo así? Puede que mi infancia no fuera precisamente la mejor, pero eso es cosa pasada, no me afecta ese tipo de cosas.
Elena: Pero es que desde que nací tengo que meter la pata en todo.
Aisha: (sonriendo) Esos errores nos ayudan a madurar, simplemente tienes que ganar experiencia para evitar que te siga pasando.
Profesor Hudson: ¡Eureka!
La atención de todos recayó en el profesor.
Profesor Hudson: Finalmente di con la información de las Cataratas Terreas.
Elena: (confusa) ¿No escuchó nada de lo que hablamos todo este tiempo?
Profesor Hudson: (extrañado) ¿Me perdí de algo?
Richard: (sonriendo) Nada espectacular, profesor. Tan solo la señorita Timberlake y yo hablamos sobre lo que haría a futuro.
Aisha se acercó al oído de Elena con una mano ocultando su boca.
Aisha: (susurrando) El profesor es un amante de la información, cuando tiene un libro en sus manos no se entera de nada a su alrededor.
Richard: (poniéndose de pie) Voy al baño, no tardo.
Profesor Hudson: Justo cuando voy a compartir información con los demás.
Richard: Le pediré a Aether que me ponga al corriente cuando regrese.
Richard salió de la habitación del tren, dejando al resto en su interior.
Profesor Hudson: En fin, él se lo pierde. Pero estoy seguro de que el resto lo encontrará interesante.
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