Capítulo 18: Cicatrización

Narra Neville:

Me desperté horas después en la enfermería de Hogwarts, Hermione se encontraba junto a mí, aunque tardé unos segundos en poder enfocar su rostro.

-¿Qué ha pasado?- pregunté desconcertado.

-Todo era una trampa, Voldemort quería la profecía porque guarda relación con Harry y con él. Por suerte la Orden del Fénix llegó a tiempo para ayudarnos. Ron ya se ha recuperado del todo y Ginny se partió un hueso, pero la señora Pomfrey ya se ha encargado de eso. Ahora que has despertado, solo nos queda esperar que April haga lo mismo- explicó.

-¿Cuántas horas he estado inconsciente?

-¿Horas? Neville, has estado inconsciente cuatro días, ya nos tenías preocupados.

-¿Y Harry?

-Ahora mejor, se llevó un buen susto, Bellatrix casi acaba con su padrino.

(Lo siento, Sirius es mi segundo personaje favorito y teniendo la oportunidad de cambiar la historia a mi antojo, no podía dejar que muriera, espero que lo entendáis)

Quería seguir preguntándole cosas, pero la señora Pomfrey apareció y me sometió a diversas pruebas, transcurrida media hora, determinó que me encontraba perfectamente y que podía volver a mi habitación en la torre de Gryffindor.

Acudí todas las tardes a la enfermería durante una semana entera a visitar a April. Me sentaba junto a ella, tomaba su pequeña mano y le contaba todo lo que sucedía en Hogwarts. Sabía que ella no podía escucharme, aunque una parte de mí albergaba esperanza.

-Recibió varios impactos en el cráneo, no son heridas provocadas por magia y son más difíciles de curar, el cuerpo humano es caprichoso- me explicaba siempre la señora Pomfrey-. Por si fuera poco, la herida en su vientre era tan profunda que ha dañado varios órganos, tardará en recuperarse.

Una tarde, me encontraba sentado junto a la cama de April, contándole que Dumbledore había recuperado su puesto como director, cuando sentí que su mano apretaba la mía con fuerza.

-Necesito agua- masculló con voz ronca.

Me apresuré a llenarle un vaso con agua fresca, la joven bebió con avidez y me pidió que volviera a rellenarlo.

-Muchas gracias- dijo soltando el vaso de cristal sobre la mesilla de noche.

-¿Cómo te encuentras?

-Mejor, la verdad. Ha sido todo muy extraño, recuperaba la consciencia a ratos, pero no era capaz de moverme ni de abrir los ojos. Gracias a ti, estoy al tanto de todo lo que ha sucedido en Hogwarts esta semana.

-Voy a llamar a la señora Pomfrey- dije tras dedicarle una pequeña sonrisa.

Tres días después, fui a buscar a April a la enfermería, ya no era necesario que permaneciera allí. Cuando entré, la encontré al final de la habitación, mirando por los grandes ventanales.

-¿Aún estás en pijama?- pregunté riendo. 

-Iba a cambiarme justo ahora.

-Te espero fuera entones.

Salió al pasillo cinco minutos más tarde vestida con una blusa azul claro y una falda. La contemplé unos instantes en silencio, aún debía llevar los vendajes en la cabeza, aunque se quejaba constantemente de lo incómodos que eran.

-Debo pedirte perdón April- mascullé.

-¿Por qué?– preguntó extrañada.

-Si no hubiera estado tan centrado en mi deseo de vengar a mis padres, no te habría perdido en la Sala de las Profecías, no me habría separado de ti y no te habría pasado nada.

-Neville, no te culpes por lo que pasó, mientras huíamos todo era un caos, probablemente nos habríamos separado de igual manera.

Permanecimos unos instantes en silencio, entonces ella me abrazó con fuerza y mis dudas y remordimientos se disiparon.

-¿Te apetece que vayamos a Hogsmeade? Han organizado una excursión para hoy- propuse animado.

-No sé yo.

-La señora Pomfrey ha dicho que te vendrá bien algo de aire fresco, además, aún te debo un helado.

La mención del helado que había ganado meses atrás en una apuesta hizo que el rostro de la chica se iluminara.

Nos dirigimos hacia una heladería en Hogsmeade, allí ella pidió un helado de chocolate y yo otro de fresa. Había mucha gente en el pueblo ese día, así que decidimos pasear por el bosque que lo rodeaba.

-Si tan solo probases este helado- decía entusiasmada-, dejaría de gustarte el de fresa inmediatamente. Nunca había comido un helado tan rico.

-Bueno, a ver déjame probar.

April llenó su cuchara y la aproximó a mi boca, pero cuando ya faltaba poco la retiró riendo.

-Vale, ya en serio, toma un poco- dijo, pero como un tonto, volví a caer en la misma broma.

-¡April! ¡Deja de jugar conmigo!- exclamé sin poderme aguantar la risa.

-Toma un poco anda- dijo, esta vez en serio.

-Vale, prueba tú el mío.

Le acerqué mi cuchara y en el último momento la retiré, solo que en vez de reírme con había hecho ella antes, la besé.

-¿Saben mis labios a chocolate?- preguntó con una sonrisa.

-Un poco.

-Prueba ahora- dijo mientras se "pintaba" los labios con helado y me guiñaba un ojo.

No pude evitar reír a carcajadas y me acerqué para tenderle una servilleta. Comimos en las Tres Escobas con el Trío de Oro y las chicas de Ravenclaw, y después nos dirigimos solos de nuevo al bosque para contemplar el atardecer.


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