Capítulo 15: La huida


Narra April:

A la vuelta de las vacaciones, el Ejército de Dumbledore se esforzó más que nunca. Las tres primeras semanas, nos centramos en los encantamientos aturdidores, el más difícil para mí, era uno llamado confundus. Todo iba muy bien, los alumnos hacían lo posible por hacer la estancia de Umbridge lo más desagradable posible e incluso los profesores ayudaban de manera discreta y casi imperceptible. Estaba claro que nadie la quería en Hogwarts.

A pesar de todas nuestras precauciones, la Brigada Inquisitorial, comenzaba a sospechar, a menudo se les veía paseando por los pasillos del séptimo piso. Sin embargo, nunca me preocuparon.

El tiempo pasó con rapidez, tal vez demasiada. No sucedió nada especial o digno de mención, los días eran monótonos y agotadores. Todos los días me levantaba a las siete y, rara era la noche que no tenía una pesadilla, tras bajar a desayunar y vestirme, tenía varias horas de clase seguidas, después de comer solía pasar las tardes en la biblioteca, con Neville, las chicas y el Trío de Oro. Solo las reuniones del E.D hacían interesantes mis semanas.

Aquel día, me encontraba en la Sala de los Menesteres con Harry, acabábamos de dar por finalizada una reunión y le estaba ayudando a recogerlo todo; sin embargo, él palideció y cayó al suelo con un sonoro golpe.

Salí rápidamente a buscar ayuda, Neville, Ginny, Hermione y Ron no se encontraban muy lejos, así que volvimos y entre todos conseguimos que volviera en sí.

-Sirius... Está en peligro...- balbuceaba.

-Tranquilo, cuéntanos, ¿qué has visto?- preguntó Hermione abanicándolo.

-Lo tiene Voldemort, lo está torturando... Debemos rescatarlo, están en el Ministerio.

-Harry, ¿cómo sabes que no te está transmitiendo una visión falsa para que acudas allí?- pregunté con calma.

-April tiene razón Harry, deberíamos comprobar que no está en Grimmauld Place- dijo Ginny apoyando mi idea.

-Pero no hay tiempo, además, todas las chimeneas de la red flu están controladas por Umbridge, no podremos contactar con él- contestó perdiendo los nervios.

-En realidad, todas menos una- masculló Ron.

Todos nos giramos para mirarle.

-La de su propio despacho no.

Ideamos un rápido plan para que Harry pudiese hablar con Sirius. Ginny y Neville, se encargarían de vigilar a ambos lados del pasillo del despacho de Umbridge, fingiendo que habían lanzado bombas fétidas para evitar que alguien se acercara. Yo tendría que originar un gran revuelo al otro lado del castillo, y Ron se encargaría de llevar a la directora hasta allí. Mientras, Hermione y Harry contactarían con Sirius Black.

Me dirigí rápidamente a la torre de Ravenclaw, subí hasta mi habitación y extraje del fondo del baúl una caja de Sortilegios Weasley de las que Umbridge me había confiscado. Corrí por los pasillos hasta llegar al ala oeste del castillo, una vez allí, hice girar la moneda sobre mi mano tres veces, como cada vez que convocábamos una nueva reunión, avisé así a los demás de que ya estaba lista.

Momentos después, abrí la caja de artículos de bromas, en ella había multitud de pequeños fuegos artificiales. Decidida a causar una gran distracción, los arrojé todos al suelo y corrí en dirección contraria. Los fuegos artificiales estallaron una decena de veces antes de comenzar a tomar la forma de enormes dragones.

Las criaturas rugían y volaban por los pasillos, en los que cada vez se aglomeraban más personas. Me escabullí entre la multitud y di por concluida mi misión, cuando vi a Umbridge torcer la esquina acompañada por Ron. Perdí de vista a la directora en apenas unos instantes.

-Menudo alboroto has formado- musitó Ron con una sonrisa.

-Gracias- contesté-, Harry y Hermione ya deben haber terminado, vamos.

-Está bien, sígueme.

Me dejé guiar por el muchacho, que me llevó por todo tipo de túneles y pasadizos y, de este modo, la distancia que yo había tardado por los menos diez minutos en recorrer, la anduvimos en solo tres.

-¿Habéis hablado ya con Sirius?- pregunté entrando atropelladamente en el despacho.

-No estaba, os dije que era verdad y ahora hemos perdido un tiempo muy valioso- contestó Harry.

-Debíamos asegurarnos- dijo Hermione-, pero ahora no nos sirve de nada lamentarnos, tenemos que llegar al Ministerio.

-Pero, ¿cómo?- preguntó Ginny.

-No podemos desaparecernos, ni usar las escobas porque está entrenando el equipo de quidditch- contesté.

-Y en hipogrifo llamaríamos demasiado la atención- añadió Ron.

-¿Y si vamos en thestrals?- propuso Hermione.

Nos dirigimos al Bosque Prohibido y, de camino, me explicaron todo acerca de aquellos animales. Resultaron ser las criaturas que tiran de los carruajes de Hogwarts, caballos negros alados con cara de dragón, solo son visibles para aquellos que han visto morir a alguien.

-Debo hacer esto yo solo- dijo Harry una vez hubimos llegado.

-¿Estás loco? Vamos a ayudarte- afirmó Ginny con rotundidad.

-Si a alguno de vosotros le sucediera algo... No quiero ver morir a nadie más por mi culpa.

-Harry, nos has estado enseñando para esto, ¿acaso el E.D era un juego?- le pregunté.

-No, en absoluto, es solo que no quiero que os pase nada- replicó.

-Vamos a ir contigo quieras o no- concluyó Ron.

Fue una sensación muy extraña la de estar sobre el lomo de una criatura que era invisible a mis ojos. Hice lo que pude para mantener el equilibrio y me aferré con fuerza a sus crines para evitar caerme mientras despegábamos. Tardamos tres horas en divisar la ciudad de Londres a lo lejos, el frío viento me golpeaba con fuerza agrietando mis labios y obligándome a entrecerrar los ojos, por lo que para mí fue un verdadero alivio volver a pisar tierra firme.


Hola mis pequeños lectores xd, espero que os haya gustado el capítulo, este no ha sido muy interesante que digamos, pero el de mañana os sorprenderá mucho, van a pasar muuchas cosas, pero no voy a haceros spoiler ;)

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