5. Si daddy.

Si me preguntaran que se siente casarse con un millonario que se cree el dueño del universo, que además es egocéntrico y que fácilmente catalogaría como un viejo verde, pues respondería que he tenido días peores.

Deje caer la caja de mis manos casi tirándola al suelo, el me miro serio por el ruido que había provocado, pero yo aún lo miraba con desprecio.

-Podrías ayudarme, ¿no crees? –tenía la respiración agitada, mi cabello era un desastre y ni hablemos del sudor que tenía en mi frente. Después de la sección de fotos Jonathan hablo conmigo y resulta que para que sea más creíble todo para su abogado tenía que mudarme con él, al principio hubo una ligera discusión porque yo quería que el se mudara a mi apartamento, pero en mi apartamento solo hay una sola habitación y yo no pienso dormir con él, asi que me toco venirme para el suyo, al menos aquí el dormirá en su habitación y yo en la mía.

-No soy tu sirviente –me dijo serio mientras volvía a mirar su periódico.

-Al menos deberías ser un caballero.

-Soy caballero con las mujeres que me voy a llevar a la cama –bajo el periódico y me miro alzando sus cejas- ¿Te vas acostar conmigo?.

-Ni en sueños.

-Entonces sigue trayendo las cajas tu sola –me dijo y mi única respuesta fue tirarle un tacón que tenía en una de las cajas, pero lastimosamente paso a su lado y no le pego, el miro el tacón y luego me miro a mi-, podría demandarte por agresión y te iría muy mal .

-Jódete.

-Mejor jódeme tú -me dijo sonriendo.

-Eres un imbécil, arrogante, estúpido –decía mientras iba rodando por fin mi última caja hacia nueva habitación- es que aun no entiendo como llegaste hacer dueño de una empresa tan grande cuando no tienes nada de humildad, no sabes ser persona y para rematar tienes el ego más grande que he conocido en toda mi maldita vida 


Vi cómo se tiro en mi cama mientras me miraba con esa sonrisa de siempre, a veces me pregunto si él es como los payasos con esa sonrisa tan grande y a la vez lágrimas en sus ojos, ¿Cómo alguien podría sonreír tanto con lágrimas en su rostro?. Quizás solo está muy dañado por dentro. 

-Hagamos un trio –me dijo de pronto. 


No, definitivamente es un miserable.


-¿Con quién?

-Con cualquier amiga tuya

-Está bien, pero ¿Quién sería la tercera persona?

-Pues yo.

-Oh... entonces no.


Me miro serio y esta vez yo sonreí.


-No me gusta que me desafíes

-Y a mí no me gusta que me salgas con esos comentarios 

-¿Eres virgen? –pregunto y me lo quede mirando serio-, lo digo porque si eres virgen ya no te acosaría, no quiero acostarme con una virgen, no se controlarme, no voy a tener cuidado y no estoy para estar metiéndola con cuidado para no lastimar a alguien, me gusta el sexo duro, me gusta hacer gritar a una mujer, me gusta ver sus tetas rebotar por cada vez que se la meto.


Esto de no tener sexo en algunos meses y estar con un hombre que probablemente podría partirme en dos, no es algo bueno para mis hormonas.


-Soy virgen –le dije y el miro atento-, quiero que mi primer hombre sea atento, me respete y sea muy suave conmigo.

-Oh por Dios te apuesto que eres una perra en la cama

-¡Que no me llames perra! –Le dije tirándole otro zapato.

-¡Y tú no me tires zapatos!

-Entonces respétame

-Yo te respeto, pero eso no quiere decir que no me quiera acostar contigo nena –me dijo mientras se levantaba de mi cama-, yo solo digo que deberías agradecer.

-¿Agradecer que?

-Que al menos te digo mis intenciones en la cara, no soy como esos hombres que solo te dicen cosas bonitas, te ilusionan y lo único que quieren es acostarse contigo, yo no te voy a decir cosas bonitas, no te voy a decir que eres hermosa porque eso ya lo sabes, yo soy sincero y te digo que quiero acostarme contigo porque es la verdad y te aprecio.

-¿Qué forma de apreciar es esa?

-Pues que no te voy a ilusionar, solo es sexo.

-Wow, gracias por ser tan considerado –le dije sarcásticamente-

-De nada, soy un buen hombre si te pones a pensar bien, por cierto –dijo antes de salir de mi habitación-, son las dos de la tarde de un lunes, vas llegando tarde al trabajo y ni hablar que no fuiste en la mañana, no busques que te despida 


Claro, que buen hombre.


-Pero he estado mudándome a tu casa, tú me has estado viendo, además es por tu culpa que me he tenido que mudar. 

-Eso a tu jefe no le importa, te quiero en quince minutos en la oficina o lo siento, tendré que despedirte –decía mientras lo miraba con odio-, por cierto después hablamos de la cómo vamos a repartir los gatos del apartamento


 -¡Eres millonario! 

-¿Y a mí que?, ustedes las mujeres les cae el tema de la igualdad de género, entonces si el esposo paga –dijo señalándose a el mismo-, la esposa también –y me señalo a mí.

-¡Imbécil! –le tire otro zapato, esta vez sí le iba a pegar pero el idiota lo logró esquivar.

-No busques que te demande, por cierto ya son diez minutos -me dijo señalando su reloj.

-Al menos deberías tener la consideración de llevarme.

-Yo te llevo si quieres, pero yo me voy ya y tú tienes que bañarte, hueles a horrible –me dijo con cara de asco.


Agarre un zapato entre mis manos a lo cual el salió corriendo inmediatamente causando que una pequeña risa salga de mí.

Este hombre me va a hacer la vida más miserable de lo que ya es. Deje mis cosas tiradas en mi cuarto y me fui a bañar, El tenía razón, toda la mañana me la había pasado mudándome y ya de tanto sudar apestaba, pero gracias a Dios no soy mujer de demorarme arreglando asi que en quince minutos ya estaba en mi puesto.


-Asi que estás viviendo con el jefe –me dijo Rebecca al lado mío.

-Ni me lo recuerdes.

-¿Por qué?, debes sentirte afortunada –la mire frunciendo el ceño-, aunque todo eso del matrimonio sea una farsa al menos estás viviendo con unos de los hombres más cotizados de la país.

-Es un imbécil.

-Lia es tu jefe –me dijo regañándome.

-No me importa, es un imbécil y una persona despreciable, me está haciendo la vida más miserable de lo que ya es.

-No lo entiendo, es muy amable con las personas 

-Pues entonces a mí me odia .


La puerta en el medio de nosotras se abrió dando la presencia del don pervertido.


-Buenas tardes, Rebecca.

-Buenas tardes , señor Angelo.

-¿Tienes lo papeles que te había pedido?

-Aun me faltan algunos señor Angelo, pero pronto se los tendré

-Está bien, no te preocupes, por cierto ¿Cómo está tu familia? 

-Bien gracias a Dios, mi madre le manda saludos y le da las gracias por las margaritas que le mando.

-Dile que de nada, tu mamá es una mujer muy agradable .


Me quede mirándola la escena con la boca abierta sin poder creer lo que veía y escuchaba.


-¿Y tú qué haces mirándome y no trabajas? –Me dijo serio-, por cierto ven un momento –dijo y se metió de nuevo a su oficina mientras yo aún no podía creer la escena que acaba de ver.

-Tienes razón, te odia –me dijo Rebecca riéndose.


Me levante de mala gana y entre a su oficina, pero una vez que cierro la puerta me doy cuenta que está sola haciéndome tranquilizar pero no por mucho porque siento la mano que me jala y me recuerda contra la puerta y cuerpo.


-No te odio, solo no puedo mirarte como una persona normal –mire sus hermosos ojos mientras me trataba de zafar de su agarre, pero este hombre tenía fuerza

-¿Por qué no me puedes mirar como una persona normal?

-Porque cada vez que te miro solo puedo imaginarte amarrada en mí cama gimiendo mí nombre, nena.

-Que no me digas nena.

-Dime Daddy y yo no te digo nena.

-No te voy a decir Daddy.

-Una sola vez y te dejo en paz

-No

-Entonces bésame

-Estas intenso hoy , y no.

-Dame un beso, sé que te encanta cuando te beso.

-No.

-Dame un beso.

-Que no.

-Está bien, entonces tendré que robártelo .


Y antes que pudiera decir alguna palabra ya tenía sus labios sobre mí, a lo largo de mi corta vida he besado a unas cuantas personas, y de hecho cuando di mi primer beso con mi novio Sebastián fue muy lindo, pero los besos con Jonathan son perfectos lo cual me causa un serio conflicto. 

Pero la verdad es que mis ganas de besarlo a cada rato son grande, pero mi orgullo es mucho grande, aunque en mi vida ya he perdido mi orgullo y mi dignidad, asi que, qué más da.

Profundice el beso y me sujeto más a él.


-Te encanta que te bese, reconócelo –me dijo hablando entre besos, lo mire a los ojos y ahí estaba esa burlita que siempre tenía, pero entonces todo cambio cuando le conteste.

-Si Daddy .


Su rostro se puso serio y de nada su respiración se fue poniendo pesada, ahí en sus ojos apareció ese deseo del que el tanto hablaba, y esta vez, yo lo bese.

¿Dignidad?, ¿Qué es eso?. 

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