15

Sus besos recorrían mi espalda, de punta a punto, como si quisiera conquistar cada rinconcito de ella.      

— ¿Desde cuando te me has vuelto tan indispensable? –pregunto-, ¿Crees en el destino, Lia? —Su voz es suave como la seda pero segura y seria.  

La verdad no –mete sus manos debajo de mí, me coge el pezón con el pulgar y el dedo anular de la otra mano. Empieza a retorcerlo y a alargarlo y se endurece más aún. Cierro los ojos. Dos oleadas de placer me parten por la mitad. 

— ¿Pero si me crees todas las promesas que te he hecho? –pregunto, pero esta vez no tuvo respuesta de mi parte, metió su otra mano en mis bragas y lentamente, me
penetra con dos dedos.

— ¡Ah, Dios! —gimo echando la cabeza atrás.
   

Aprovecha que tiene acceso a mi cuello y me besa en el centro, una caricia firme y húmeda que llega hasta mi barbilla. Sus dedos siguen deslizándose en amplios y torturadores círculos por mi interior, estirándome. Me está preparando para él.
    

— ¿Me crees cuando te digo que te amo? —Su voz ronca me enloquece todavía más. Estoy segura de que me hará gritar. De nuevo no escucho nada de mi parte. Tira de mi barbilla para poder tenerme cara a cara. —no dudes cuanto te amo o si no
yo lo empezare a hacer también. 

— No dudo   

— ¿Entonces? –sus ojos verdes miraban los míos esperando una respuesta pero de nuevo no hubo una. -¿confías en mí?  

Si 
 

Miro mis ojos por última vez y procedió a levantarse.  

— Levante y arrodíllate despaldas a mí - Obedezco de inmediato, me arrodillo y me siento sobre los talones.     

Antes de que haya podido procesar lo que está pasando, me lleva las manos a la espalda y cierra unas esposas alrededor de mis muñecas. Intento mover los brazos y oigo el sonido del metal tirante.   

Es increíble el efecto que logra tener el en mí, nunca en mi vida había estado con un hombre con el cual mi cuerpo le respondiera a sus órdenes sin pensarlo, con o sin esposas, estoy a merced de Jonathan.   
 

Abajo —dice con dulzura apoyando mi cuerpo sobre el colchón. Tengo la cara pegada a las sábanas de los pies de la cama y Jonathan está detrás de mí. Me siento completamente expuesta y vulnerable. — ¿Sabes lo increíble que estás así? —Me da un beso en la parte baja de la espalda y entonces noto su masculinidad, dura como una piedra, contra mi piel húmeda y sensible. Me agarra con fuerza de las
caderas y doy un respingo. – Quieta nena.  

   

Ordena y se introduce en mí.

   

— Buena chica.  
   

Retira su erección medio sumergida y yo gimo por haber perdido la sensación de plenitud. La necesito toda. Por impulso, me echo hacia atrás y siento una estocada potente y un golpetazo de su mano en mi nalga. 
 

¡Pero que... mierda Jonathan! —grito. Siento la sensación de ardor de mi trasero por aquella nalgada- ¡Dolió! - gimoteo

-Lo sé - dice con total naturalidad y vuelve a penetrarme, pero esta vez sólo hasta la mitad.

¡Maldición! - Empiezo a jadear cuando el dolor se mezcla con la
deliciosa invasión a medias.   

Lo sé nena, lo se    

Embiste hacia adelante, se mete en mí y me deja sin aire en los pulmones. Grito. Estoy ronca al instante. 

Sale, lentamente, controlado.
   

Di que me amas -dice con un gruñido mientras me penetra con furia de nuevo.   

No puedo hablar. No me queda aire en los pulmones, y él se mete tan adentro que mí que no me permite pensar mucho,  mucho menos hablar. Repite el movimiento que me ha dejado sin sentido. 
   

— ¡Dímelo!—ruge, y vuelve a darme un azote en el culo.

— ¡Deja de nalguearme! —Me atraganto con las palabras cuando vuelve a penetrarme.   

Entonces dilo- Ruge y vuelve a embestirme, una y otra vez, y otra, y otra vez más – dime me qué me amas –se quedó quieto totalmente hundido en mí, echo para
adelante su cuerpo pegando toda su pecho a mi espalda permitiendo que tenga su cara junto a la mía-, vamos nena dímelo –dijo una vez que puso sus dedos en mi clítoris haciendo un ligero masaje en él.   

Ya te lo dije una vez

— Repítelo de nuevo.  

— ¿En serio estas utilizando el sexo para que te lo diga? –pregunto y su
moviente aumento-. ¡Joder Jonathan! 

No lo estoy utilizando, sé que me amas, ¡Lo que no se es porque demonios no me lo dices de nuevo! —gruñe con otra estocada brutal. 

 

Mi cerebro está totalmente colapsado y mi cuerpo se pregunta qué diablos está pasando. Es intenso y alucinante, pero otros pensamientos menos agradables luchan por imponerse y se abren camino en mi cerebro.

<<No vas a volver a caer en un hombre Lia, no vas a volver a caer en un hombre>>. 
 

Dímelo nena —Entra y sale con cada palabra. – joder dilo -dice, y vuelve a darme un azote en el culo para enfatizar las palabras.  
 

Se aferra a mis caderas de nuevo y tira de ellas hacia atrás con cada dura
embestida de castigo. Un grito afónico sale de él, sus manos se aferraron mi
cuerpo intentando controlar su venida.   

Córrete Jonathan -le dije jugando con él, sé que la estaba aguantando. 

No hasta que me lo digas –dice serio sin detener sus movimientos.  

Ohh... joder ,más... dame más Jonathan –comencé a gemir mientras movía mis caderas en círculo, si el sabia jugar, yo también, -maldición Jonathan... ¡Jonathan! –grite su nombre en un gemido al llegar y justo en el momento en que mi interior
lo aprieta completamente sus manos me aprietan más, estoy casi segura que ha dejado marcada sus manos en mi cintura de la excitación.

— ¡Joder! —ruge . Noto cómo se tensa y empieza a mover las caderas en
círculos contra mí. Gime y él se colapsa sobre mí y me aplasta con su peso. Sigue en mi interior, palpitando.

Te amo –confieso y sentí como su respiración pareció detenerse-Te amo como no tienes idea, Jonathan –dije y sentí de inmediato sus pequeños besos en mi mejilla de forma tierna.  

Yo no soy de demostrar mis emociones, pero tú me ganas –se salió de mí y se acomodó a mi lado mirándome a los ojos- , nena dímelo mucho   

— ¿Por qué quieres que te diga que te amo a cada rato?

Porque para mí esto es irreal, los dos somos parecidos en ese sentido, no nos entregamos tan fácil, ni mucho menos habíamos conocido a una persona. 

A la cual amemos de esta manera –complete y el sonrió-

Exacto, te amo nena

Yo también te amo señor pervertido –me dio un corto beso en los labios y procedió a salir de la cama-,¡Espera!, me vas a dejar amarrada   

Pues... te voy a tener secuestrada.

— No, Jonathan –dije mientras él me miraba sonriendo- ¡No te rías maldición! –grite pero ni yo misma podía contener la risa- ¡No me hagas reír que estoy enojada contigo!  

— Si te quieres ir, vete, nadie te lo prohíbe...   

Desátame 

— ¡Ño! –dijo utilizando la ñ como un niño pequeño haciéndome reír- Soy adicto a tu risa, a tu voz y a todo lo que eres, mi amor –me dijo mientras se acostaba a mi lado y mientras con una mano me desataba, sus ojos no me dejaban de mirar .

<<No quiero lastimarlo, no quiero hacerlo>>

- Vamos a viajar  

— ¿A dónde?

— A tu país, vamos a buscar a tu hija. 
   

No es tan fácil, Jonathan 

— ¿Con quién está?    

— Esta con la mamá de el. 

— ¿Está bien con ella? 

¿En serio estamos tenienfo esta conversación mientras estoy desnuda y esposada?

Suspiro con firmeza.

— Si, la señora la ama demasiado, es su nieta consentida, además ella conoce la clase de hijo que tiene asi que prefiere quitársela y tenerla con ella, asi que por ese lado sé que ella está bien, pero es obvio que él va de vez en cuando a ver.   

— Como vigilando –me dijo el-

Algo asi, no puedo traérmela asi como asi, él lo conocen y tiene a aliados en todos lados, medio me vean allá le avisan a el. 

Pues no sé cómo haremos nena, pero de que nos traemos a tu hija, nos la traemos –tan pronto me dijo eso,me lanze a sus brazos, repartiendo besos por toda su cara y de nuevo su risa inundo mis oídos haciendo de este uno de los días más
felices de mi vida.

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