Noche 13, parte dos [Cazador]

En los pasillos no había nada fuera de lo normal, sólo las luces joden, prendiendo y apagando. Odio las luces intermitentes.

¿Qué demonios habrá pasado con las luces? Se supone que un hospital tiene buena electricidad y reservas para que ningún aparato de terapia intensiva se apague. ¿Dónde estarán, también, los inútiles que dejé aquí afuera para que vigilen?

Doy unos pasos adelante con cuidado, manteniendo mi arma en alto. Si ese psicópata está cerca no dudaré en meterle una bala en el cuerpo o varias, eso depende de lo que pase.
Continúo un poco más hasta estar a unos pasos de una intersección entre pasillos, levanto la mirada hacia el espejo que está en la esquina, el mismo me permite ver quién está en el otro pasillo. Y logró distinguir dos cuerpos en el suelo bajo unos chascos enormes de sangre.

–¡Carajo! –exclamo girando para volver a la habitación en donde están los niños. No debí dejarlos solos, fue un descuido de mi parte.

Intento abrir la puerta pero la misma está cerrada desde adentro, escucho los gritos de ambos hermanos desde el interior del cuarto –¡Señor, él está aquí, está aquí! –el niño está gritando mientras golpea la madera. 

–¡Apártense de la puerta! –les ordeno para luego dar unas fuertes patadas. La puerta termina cediendo luego de un par de golpes y entro con mi arma en alto. Allí está el muchacho, sentado en la ventana como si nada pasara. No tiene escapatoria.

–¿Están bien? –le pregunto a los hermanos. Ambos se arrinconaron en una esquina mientras se abrazan con fuerza, un pequeño gato se encuenta en medio y le gruñe al intruso.

–S-Si. –contestan al mismo tiempo pero no dejan de temblar. La chica lo hace demasiado y eso me preocupa.

–Ellos están bien. –interrumpe ese chico, su nombre es Ruy, al menos eso dicen los testigos –Los que necesitan ayuda son tus hombre que están allí afuera, ayuda para ser enterrados. –comenta soltando una risa cínica. ¡Quiero dispararle en el cráneo ahora!
–No te muevas, no tienes a donde ir. –advierto teniéndolo en la mira. Si intenta acercarse a la chica y al niño lo pagará.

–Ella es la que no tiene a donde ir. –hace un movimiento de cabeza señalando a la chica –Sólo vine a decirle que, no importa a donde vaya o con quien esté, siempre la encontraré.

Ya estoy harto de palabras y aprieto el gatillo de una vez por todas. La bala golpea el hombro de muchacho haciéndole caer hacia atrás. No pensé en las consecuencias de disparar pero ya no importa, corro hacia la ventana y veo como el muchacho se convierte en una especia de sombra antes de llegar al suelo. Esa sombra recorre las baldosas del hospital y desaparece en la oscuridad.

–Desapareció. –susurro dando unos pasos hacia atrás. No creo lo que veo, realmente se trata de un vampiro. No pude ser.

–¿Él murió? –pregunta el niño paralítico con curiosidad. Maldición, ojalá sea el caso pero el desgraciado huyó.

–No, huyó. –respondo guardando mi arma. ¿Un vampiro? No, no y no. Es imposible.

–¿Qué? Pero cayó del noveno piso. –habla la chica dando unos pasos hacia mí. Se tambalea un poco, por eso la sostengo de los brazos antes de que pierda el equilibrio por completo.

–Ya sé, pero él se convirtió en un sombra y huyó. Aún no creo lo que ví. –dejo a la chica en la cama para luego hacer unas llamadas, deben limpiar el desastre del pasillo, hay sangre por doquier.

–¡¿Una sombra?! Ahora nos cree, Ruy es un vampiro. –dice el niño frunciendo el ceño. 

–No importa lo que yo crea, este lugar no es seguro. Los enviaré a su hogar con custodia policial. –explico teniendo el celular en mi oído.

En la casa de los Mayer~~~~~~~~~~~~~
Silencio, sólo silencio. No hay nada más que eso, estoy mintiendo, también hay oscuridad. Siempre me ha gustado la oscuridad y la noche, pero desde que la luz del sol me tocó y pude ver el cielo azul, ya no es lo mismo. Estaba a punto de salir de mi escondite pero escucho unos pasos en la habitación. ¿Un ladrón? No, por el hilo de luz de la puerta semicerrada consigo ver a un policía, no, son varios. Están registrando la casa.
Uno de ellos abre la puerta del armario de la habitación de Lian, espero que no me encuentren. No tengo a donde ir.

–No hay nada. –el hombre vuelve a cerrar la puerta y suspiro aliviado por eso.

–Bien, la familia llegará en unos minutos. Ahora largo. –escucho la voz de otro hombre, es una más grave y autoritaria.

¿Lian volverá? Esa es una muy buena noticia. Espero que aún sigamos siendo amigos. Me arrepiento una y otra vez por lo que sucedió el día de la fiesta, el día en que todo esto empezó.

Noche 1, flashback~~~~~~~~~~~~~~~
Walter manejaba el auto en donde estaban esas dos chicas, me explicó que se hacía pasar por el hermano mayor de una de ellas, Jana, esa chica y su familia piensan que él es su hijo pero en realidad sólo los utiliza manteniéndolos en una especie de trance. Finge ser otra persona, finge ser una persona.

Para actuar como un verdadero adolescente él simpre se comportaba muy sobreprotector con su hermana. Pero esa vez sería diferente porque hacía tiempo que Walter veía a una chica en esas fiestas en las que él, supuestamente, acompañaba a su hermana para que nadie se sobrepasara con ella. Era una coartada. Esa noche yo ya estaba en la fiesta, esperando a que él llegara y empezar con el plan. El lugar estaba lleno de personas, todos son jóvenes. Pero algunos no superan los 14 años. Salí un momento a fuera para respirar aire fresco y ver si Walter ya estaba llegando.

Fue cuando observé el coche detenerse frente a la casa, la primera en bajar fue la amiga de Jana. Walter la llamó Lian, pero ella cree que fue Jana la primera en llamarla así. Vestía una falda de jeans, cabello suelto y bonitos zapatos negros. Pero al parecer a su amiga no les gusta su ropa diciendo que ya nadie usa eso a no ser que sea ajustado, pero me gustó su forma de vestir. Ambas chicas entran a la fiesta sin notarme, es que no era el único que estaba afuera, también había chicas y chicos besándose y bebiendo en la oscuridad.
Unos minutos pasaron desde que las chicas entraron y vi a Walter acercarse a mí con las manos en los bolsillos. Se detuvo antes de entrar para susurrame –Ya sabes que hacer, no lo eches a perder. –a lo que sólo contesté con un movimiento de cabeza, nadie debía saber que nos conocíamos. La noche transcurrió tranquila, yo debía asegurarme que Walter pudiera alimentarse sin interrupciones y también sin que nadie note sus movimientos. Pero siempre había un problema, y esa vez era la amiga de Jana, quien se esforzaba mucho en llamar la atención de Walter, o como ella lo conocía, Ruy. Cosa que a él le molestó mucho y me ordenó que la distraiga inmediatamente para poder perderse de si vista.

<¡Quítamela de encima ahora!>

Como yo estaba en la improvisada barra de la cocina vi a un chico rubio a mi lado, tomaba un trago y estaba solo –Que ánimo, se supone que esto es una fiesta. –comenté llamando su atención.

–Lo sé, pero ninguna chica quiere bailar conmigo. –rodó los ojos para darle otro trago a su vaso.

–Mira esa. –le indiqué a la amiga de Jana. Ella estaba sentada hablando con Walter sin parar –Es linda, tal vez si te acercas y le invitas un refresco, ella bailará contigo sin duda.

–Pero está con ese tipo. –hizo una mueca.

–Ah eso, son primos. –mentí pero eso le dio ánimos al muchacho rubio para invitarla a bailar. Walter sonrío de lado y se acercó a la otra chica, a la que todo este tiempo he estado visitando. Como él no puede estar a las casa sin ser invitado por los dueños, yo hacía ese trabajo y también dejaba notas.

Los minutos pasaron, Walter le susurró algo en el oído, a lo que la morena sonríe y acepta. Entonces ambos van en busca de una habitación para tener más privacidad. Esa chica no ha sido muy amable conmigo desde la primera visita pero no se merece esto, nadie lo merece.

Pude ver como, en uno de mis descuidos, Lian corre hacia el baño. Por su estado juraría que estaba muy alcoholizada. Para entonces ya había ido a la habitación en donde estaba Walter, abrí la puerta sin llamar y no pude cerrarla del todo, porque él me dio un golpe de puño en mi mejilla. El cual me arrojó contra la pared produciendo un golpe seco.

–¿Qué mierda haces aquí? Deberías estar vigilado. –habló mi amo con los dientes apretados, sus colmillos estaban a la vista. Él sostenía a la chica con un brazo y la mordió sin más pero algo pasó que hizo que la dejara caer al suelo.

–Que asco. –escupió la poca sangre que absorbió, para entonces ella moría desangrada sobre el piso –Esto es tu culpa imbécil, primero interrumpes y luego la sangre de esta chica está sucia. –no creí que importara que ella tenía diabetes.

–P-Pero amo... –iba a decirle sobre Lian pero él miró hacia la puerta semiabierta, pude escuchar unos pasos al igual que él. Ya era tarde, Lian vio atreves de la puerta, soltó un sollozo y corrió por el pasillo. Por eso recibí otro golpe pero esta vez en el estómago, Walter me alzó del cabello con fuerza para enderezarme.

–Limpia esto ya y luego te castigaré por no cumplir con una simple orden. –él se fue dejando el gran desastre que limpié a la velocidad de la luz, saqué el cuerpo por la ventana para arrojarlo en un contenedor de basura y lo mejor de todo es que nadie lo notó. Así es mejor para mí, o sino Walter me castigará. Después de eso volví a la fiesta e hice como si nada hubiera pasado, sólo unas pequeñas manchas de sangre quedaron en las pulseras de mis muñecas.
Para entonces Walter ya sacaba a Lian de la fiesta, entonces escuché una nueva orden en mi cabeza.

<Escribe una nota>

La escribí rápidamente y luego le quemé los bordes porque era como mi firma. Antes de que salgan por la puerta, "accidentalmente" choqué mi hombro con el de Walter, pero esto fue para ocultar el momento donde le pasé la nota. Luego Walter puso el papel dentro del bolsillo del abrigo de Lian sin que ella se diera cuenta en lo absoluto. Ella era la siguiente.

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