Día 6, parte dos [El señor]
Luego que el doctor colocara el yeso en mi brazo, me dijeron que debería ir a una comisaría para dar de nuevo mi declaración, claro que luché para que no me separaran de mi hermana pero todo fue inútil. Ni siquiera puedo mover una silla de ruedas, no con un brazo roto.
Ahora me estoy sentado en el centro de una habitación con una mesa de metal frente a mí, típico lugar en donde interrogan a los delincuentes en las películas. ¿Qué, qué? ¿Piensan que soy un delincuente? Yo no hice nada.
En ese momento un hombre grande y musculoso entra al lugar, parece viejo pero no tiene canas, debe tener unos 30 años según yo. No soy muy bueno calculando la edad de las personas y tampoco me importa saberlo, si me da un poco de miedo –Dante Mayer ¿Cierto? –habla teniendo unas cuantas carpetas en sus manos.
–Si. –contesto lo menos nervioso que puedo. Soy un hombre y no debo tener miedo. El miedo es para los cobardes.
–Tú llamaste a la policía diciendo que dos asesinos atacaron a tu hermana y a ti. Pero sólo estaban ustedes dos en casa. ¿Atacaste a tu hermana porque tus padres la prefieren más a ella? –cuestiona tomando el asiento que está frente a mí. ¿De qué rayos está hablando?
–¿Qué? ¡No lo hice!
–Tus padres y abuelos no estaban, tan vez ella te hizo enojar. –supone cruzando los brazos sobre su pecho. Que idiota.
–Sabe que, lo confieso, yo ataqué a mi hermana haciéndole lo que sea que le hice y luego la subí escaleras arriba, oh esperar... ¡No puedo subir una maldita escalera porque soy paralítico! –exclamo al final dando unos golpes con mis puños a la mesa. Mi brazo lastimado me duele por el movimiento brusco.
–Eso ya lo sé niño. –él suelta una risa –Sólo estaba probando, mi regla es desconfiar de todos. Pensé que podrías haber sido tú y que sólo fingías estar en una silla de ruedas, pero vi tus expedientes médicos y estás libre de sospechas. –murmura acercando las carpetas hacia mí –Verás, hay muchos idiotas incompetentes en la policía que dicen que este caso es un misterio pero yo puedo resolverlo. No por eso soy el mejor agente.
Y también el más vanidoso –¿Por qué lo que pasó es un misterio? –pregunto confundido. Todo está claro ¿No?
–No lo entendería, eres muy joven. –le resta importancia a mi pregunta y continúa –Bien, no eres el culpable pero sí una víctima y testigo. Quiero que me digas qué persona rompió tu brazo.
–Fue Ruy, el novio de mi hermana. Es un asesino. –respondo agachando la mirada. Daría lo que fuera para meter a Ruy tras las rejas.
–Ruy ¿eh?, pero dijiste que son dos. ¿Y el segundo? –no voy a responder, Milo la ayudó, el poco tiempo que vi a Lian me lo confirmó y no lo entregaré. Ella me pidió no hacerlo.
El hombre al darse cuenta que no hablaré trata de entablar una conversación –Sabes, tengo un hijo como de tu edad tal vez podrían ser amigos. Y sé que a veces pueden tener mucha imaginación pero tú no imaginaste nada ¿Verdad? –supone. Diablos es bueno.
–Voy a decirle todo, la verdad pero... sí no me cree es su problema. –murmuro levantando la mirada, suelto aire y le comienzo a narrar –Hace tres años mi familia y yo tuvimos un accidente que me dejó así, a mamá la operaron varias veces y Lian se golpeó la cabeza muy fuerte dejándole secuelas. Pero el sujeto que nos chocó es Ruy, lo había visto un par de veces con mi hermana casualmente. Pero yo pude ver cómo salía arrastrándose de la camioneta roja. No le dije a nadie porque los policías dijeron que había muerto, tiempo después mi hermana trajo a Ruy a la casa, el hermano de su mejor amiga. Para entonces mi hermana recibía unas extrañas notas porque vio a una chica ser atacada en una fiesta. El psicópata ya había entrado en casa varias veces para amenazarla, siempre en las noches. –doy una pausa y continúo –Luego fuimos a casa de mis abuelos porque la abuela estaba muy enferma, no pasó nada por un tiempo hasta que el psicópata nos encontró, luego Ruy también llegó a la casa sin que nadie le diera la dirección. Ahí él y mi hermana ya eran novios y me molesté mucho, él siempre intentaba llevarse bien conmigo pero yo sabía que era un truco. Además él me dejó así. Hasta que esa noche Ruy fue a mi habitación, me tomó del cabello y rompió mi brazo. Dijo que esa noche acabaría todo, me dejó allí y fue a buscar a Lian. Como pude llamé a la policía y cuando llegaron les dije que eran dos pero Ruy y el psicópata de las notas son la misma persona. –termino y levanto la mirada para ver al hombre.
–Tiene sentido pero... Hay algunos cabos sueltos. ¿Quién es Lian? –cuestiona haciendo una mueca.
–Ah, eso... Le digo Lian a mi hermana, le gusta que la llamemos así. –le explico sonriendo.
–Ya veo, pero a ella la encontraron en una habitación con trenzas de ajos en las entradas y perdió gran cantidad de sangre sin tener heridas. –habla rascando su barbilla.
¿Se lo digo o no se lo digo? –Es una respuesta sencilla pero no me creerá. –rodo los ojos y sacudo un poco mi cabello.
El hombre arquea una ceja y se inclina un poco hacia adelante –Dime. –me pide o más bien me ordena.
–Ruy es un vampiro y casi deja a mi hermana sin sangre. –suelto rápidamente mientras muevo mi mano libre. El sujeto guarda silencio y se pone de pie.
–Gracias, ya puedes volver con tus padres. Y... ten cuidado con Drácula. –se burla para luego cerrar la puerta tras sus espaldas. Jamás odié tanto a alguien en mi vida. Ruy se queda en segundo lugar de mi lista negra.
Minutos después~~~~~~~~~~~~~~~~~~
–¡Dante! –mamá viene hacia mí y me da un abrazo para luego comenzar a besar mi rostro.
–¡Mamá! –me quejo limpiando mi cara con mi mano –Me duele al brazo. –me quejo, aunque no sea cierto, eso sirve para que me deje en paz.
–Es que mi bebé sufrió otra experiencia traumática. –murmura al borde el llanto, la comprendo pero soy fuerte y no es para tanto.
–Mamá. ¿Puedo ver a Lian? –pregunto levantando la mirada. Quiero verla de nuevo para decirle que Milo está a salvo.
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