Capítulo 5
El eco de sus zapatos era lo único que se escuchaba en el lugar. Estaba ansioso, miraba la hora a cada cinco minutos, solo para darse cuenta que el tiempo no le gustaba avanzar. Era un trato importante, en este estarían involucrados uno de sus contactos más importantes de la política, no es que en verdad fuera importante, solo era para subirle el puto ego que tenía. Pero era un buen cliente, uno que tenía buenos contactos y beneficios, además de que gracias a él estaban cerca de los altos mandos.
Solo por eso sigue vivo el muy maldito, si llegaba tarde solo sería una excusa para deshacerse de él. Ya después hablaría con él jefe y le debería una disculpa, otra vez estaba pensando demasiado. El maldito estrés hacía de las suyas, no podía deshacerse de cada cliente cada vez que estuviera de pésimo humor, bueno si, pero no era lo correcto.
Sintió un dulce aroma a lavanda en el aire, lo que detuvo su andar para alzar su mirada y observar al Alfa que siempre lo acompañaba, este simplemente le dedicó una sonrisa y lo tomó del brazo para que se sentará en la silla. En un papel, que se encontraba en la mesa del escritorio, estaba escrito "El Jefe confía en ti por qué eres confiable y alguien muy razonable"
Soltó un suspiro mientras se relajaba con el aroma a Lavanda, su aroma favorito. De pronto las puertas de la bodega se abrieron mostrando a un hombre Alfa de mediana edad con aires de grandeza y muy bien uniformado, se sentó de manera adecuada y pudo ver claramente la confusión del hombre.
- Buenos tardes, ¿El Sr. Takahashi?, pase - hablo de manera formal, que no parecía haber sufrido casi un colapso nervioso hacía poco. El Alfa miró receloso el lugar para después sentarse en la silla al frente suyo.
- Disculpe, ¿Pero el Sr. Hayashida se encuentra aquí? - le pregunto el cliente, cierto este antes era un cliente de Pah, lo había olvidado. ¿Entonces podía hacer lo que quiera con él? Aguanta.
- Lo lamento, pero la Gula no estará disponible para usted a partir de ahora por lo que todos los informes me serán notificados a mi y a mi acompañante, espero no le moleste este pequeño cambio... - Informó de manera amable, los ojos del cliente se encresparon un poco, al parecer no le gustaba la idea - ¿Algún problema, señor? -
Este cambió rápidamente de semblante y empezó a negar - No, no, no. Por supuesto que no, estoy seguro que esto debe tener su motivo, en todo caso por seguridad me gustaría saber con quién estoy tratando... - indagó de manera para nada sigilosa.
- Oh, por supuesto. Me dicen Serenidad y soy el cuarto Dragón celestial, espero que podamos trabajar a gusto. Después de todo el Jefe no quiere problemas, lo sabe ¿No? - Las manos del cliente sudaban y tocaba demasiado su reloj costoso.
- Oh, si. El Jefe, cierto... B-bueno como sea, aquí tiene el informe sobre los miembros del consejo, algunos dieron su aprobación para el proyecto que solicitaron - Ante eso sus ojos delataron un brillo entusiasmado, pero supo disimular bien - También tengo la solicitud del presidente sobre la venta de armas de guerra y sobre archivos confidenciales para formar oficialmente una alianza -
Se tomó su tiempo en hojear cada página, verificar que cada sello fuera el correcto, al igual que la firma, eran auténticos. Pasó sus manos por sus cabellos dando toques en el lóbulo de su oreja izquierda. Su vice-comandante chasqueo los dedos, pronto se vieron rodeados por gente uniformada con un lindo traje negro.
- Me complace saber que todo está en orden, señor Takahashi. Al ver la mayoría de votos a favor, el proyecto empezará la próxima semana sin falta. Pero sobre la solicitud y la alianza hay un problema - Estaba sudando y se estaba sintiendo sofocado por su ropa, se levantó de su asiento, se inclinó hacia el cliente sobre la mesa que en estos momentos se sentía como una maldita presa asustadiza.
Inclino su cabeza de manera coqueta, mostrando con claridad el tatuaje de dragón en su lado derecho - Usted tiene mucho tiempo trabajando para la gula tanto que hasta mi compañero le confío su apellido, incluso su esposa es muy buena amiga de su prometida. Lástima que usted no supo valorarlo... - Estaba a tan solo centímetros de su cara, su mano tanteó entre la oreja y la corbata del cliente, dando suaves caricias - La gula me encargo directamente que tratará con usted, por lo qué no soportaría ver tu cara una vez más, a menos que no sea sacarte los ojos con la llave de su auto - sonrió, el trato de firmó, pero nunca dijo que el cliente volvería con vida ¿O si?
El cliente estaba pálido del miedo, ante sus ojos tenía al Omega más hermoso y peligroso que había visto, tenerlo cerca, sentir su aroma dulce y atrayente era el paraíso. Pero se descuidó y ahora el bello Omega tenía entre sus dedos el comunicador, estaba jugando con él, de pronto no supo en qué momento pero tenía las manos sujetadas por dos tipos que eran hombres del antiguo Dragón que servía.
- ¿Sabe?, no me gusta dañar a las personas que solo hacían su trabajo. Pero esto debe ser nuestro secreto señor Takahashi, no mataré a los agentes que nos estaban vigilando. Al contrario los cuidare - sonrió enternecido, dejó al comunicador caer al suelo y lo piso, haciéndolo añicos. Luego le entregó los papeles que necesitaba a uno de sus hombres - llevalo con la tercera división - Ordenó, observó a su vice-capitán podía sentir su aroma algo agrio rodearlo, sonrió teniendo un leve rubor en sus mejillas y se le ocurrió una gran idea para mejorar su humor - ¿Sabes? Mi pareja es alguien celosa, sobre todo con la gente que no le gusta, por lo que quisiera que se conocieran un poco. No suele hablar mucho... -
Se levantó de su sitio, le dio un beso a su acompañante en la mejilla. Rompió los otros papeles que supuestamente había tenido que firmar hoy, ya convencerá al jefe de hacer otro trato, rompieron algunas reglas y habían traicionado la confianza de uno de sus amigos. Estaba seguro de que entendería.
- No seas gentil, Hakkai - fue lo último que ordenó, mientras caminaba hacia la salida siendo seguido por sus hombres hacia el carro. Debe alistar algunas cosas antes de pasado mañana, ya que es el aniversario de muerte de su gemelo Dragón.
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7 de julio, 2020
10:30pm
Había terminado de limpiar la peluquería y ya había arreglado unas cuantas cosas para mañana, ya era hora de cerrar. Se encaminó hacia la puerta y empezó a cerrar su negocio, aún era pequeño pero era muy bien conocido por la zona. Amaba su trabajo, después de todo fue su sueño de adolescencia. Lo que más amaba de esto era cuando sus amigos querían cambiar de look, siempre rompía sus expectativas con los resultados.
"Akkun ¿Cual es tu sueño?" Un día le preguntó su mejor amigo, Hanagaki Takemichi, cuando andaban en bicicleta una tarde en sus épocas de secundaria.
"Mmm, supongo que poner una peluquería..." Al principio lo dudo, ya que en realidad no tenía un sueño fijo, nunca lo había pensado seriamente antes.
"¡Entonces seré tu primer cliente! ¡Me aseguraré de que tu sueño se cumpla, Akkun! " Sus palabras lo tomaron por sorpresa pero la sensación era cálida que no pudo objetar con el Omega.
Hace dos años logró abrir su propio negocio luego de años de práctica, y aquella promesa se cumplió. Takemichi fue su primer cliente y le pidió que le cortara el cabello largo que tenía en ese entonces, era un buen recuerdo ya que la tienda estaba infestada de sus amigos y clientes curiosos.
Colocó la llave para asegurarlo y fue hacia donde había dejado su bicicleta, a pesar del tiempo aún mantenía contacto con sus amigos tanto de su pequeño grupo de la escuela Mizo como los de la antigua Toman, eran buenos recuerdos que atesoraba en su corazón.
¿Cuando fue que todo cambio?
¿Cuándo la Toman se disolvió? Semanas después oyó de parte de Yamagishi que Mikey se había enfrentado con los antiguos capitanes y vice-capitanes, a excepción de takemichi, sin razón. Puede que él nunca haya formado un vínculo importante con su antiguo líder de pandilla pero la noticia fue impactante, ya que como cualquier miembro de la Toman lo admiraba. En un inicio no le creyeron a yamagishi pero la curiosidad les gano y al final terminaron buscando a Chifuyu, ex-vice capitán de la primera división de la Toman. Verlo curando sus heridas esa tarde en las escaleras de su departamento fue toda la respuesta que necesitaban. Luego ocurrió la era de las tres deidades, takemichi estaba decidido a traer a Mikey de vuelta, tanto que hasta se unió a Brahman sin que nadie supiera.
Un día como hoy, la muerte de Ken Ryuguji dejó a todos sin horizonte, durante su funeral todo fue un agujero negro que se alimentaba de su felicidad y los dejaba sin nada. Takemichi cambio después de ese día. Sus ojos jamás volvieron a brillar como antes, el grupo estuvo separado por un tiempo.
Pasó sus manos por sus ojos, mientras sentía el viento acariciar su rostro, pudo haber elegido el camino normal, nadie lo obligo. Pero no pudo dejar a su mejor amigo solo, tuvo que resistirse junto a los demás a sus órdenes como líder de manada para que los aceptara.
Aún recuerda ese día en el tejado del hospital, fue semanas después de que sucediera el fin de la era de las tres deidades. Toda la manada estaba reunida, todos tuvieron opciones, pero nadie quiso dejar a su líder, sonrió nostálgicamente.
Pero las cosas jamás volverán a ser como eran antes.
Eso era cierto, durante este camino sucedieron demasiadas cosas para contar y admite que no se arrepiente de las decisiones que tomo.
Freno en seco cuando alguien se paró enfrente de su bicicleta, soltó un suspiro aliviado luego de ver que no atropelló a nadie. Pero el aroma a nueces delató la identidad de la persona encapuchada, por lo que se apoyó en el volante de su bici tranquilamente. Cómo si eso hubiera sido la señal el pequeño encapuchado empezó a dar algunos giros alrededor de él, estaba bailando pero sin musica, sus pasos eran suaves y elegantes, casi hasta podía sentir el sonido del violín con la suavidad y la sensualidad de su danza, parecía un pequeño bailarín que se había escapado de su escenario.
Cuando se detuvo a un lado suyo la capucha cayó - ¿Sigues hurgando entre mi ropa? - mencionó cuando la capucha se deslizó hasta dejar descubierto sus hombros que tenían poca musculatura - Sabes que no me agrada que estes fuera de casa durante tu celo, Naoto aviso de los riesgos ayer en la tarde - pero el omega no lo estaba escuchando se colgó de él olfateando su cuello, soltó un gruñido al detectar su dulce aroma - Takuya... -
- Mi celo no dura más de 48 hr, por favor~ - Akkun soltó un suspiro observando a todas las direcciones.
- No, además has bebido. ¿Fuiste a trabajar así? - El omega asintió sin importar el peligro en el que se estaba metiendo al ser tan imprudente. No debió dejarlo solo en casa.
El omega recostó su cabeza sobre su hombro jugando con sus cabellos - Extraño los viejos tiempos, akkun... Extraño a esos idiotas... - El de cabellos ciruelas lo consoló acariciando sus cabellos. El humor de Takuya era muy cambiante durante su celo.
- No fue tu culpa, deja de autocastigarte. No es bueno... - su camisa estaba mojada por las lágrimas del contrario. En eso notó que la playera blanca que utilizaba su amigo estaba salpicada de sangre. Ante aquella mirada el de cabellos rubios pasó sus brazos como queriendo darle un abrazo.
- Estoy bien, sé defenderme~ - canturreo mientras los brazos del Alfa lo acunaban.
Se oyó un suspiro resignado de parte de Akkun -¿Los mataste? -
Takuya balanceaba su cabeza sin darle respuesta por un largo rato - No hables como si fueras un santo, At-su-shi~ pero no, aunque les di una advertencia~ - sacó del bolsillo la casaca un frasco lleno de ojos de distintos colores, había cinco en total.- Ne, Capitán. ¿Está bien lo que hice? - sacudió el frasco frente suyo un buen rato, pero él siguió acunandolo.
- Si... lo hiciste bien - felicito, escuchando un pequeño gemido entusiasmado, nada volverá a ser como antes - Vamos a casa... -
En eso su celular sonó, Akkun busco entre los bolsillos de su pantalón y sacó su celular. Al ver el nombre de quien lo llamaba empezó a sentir frío en donde se suponía que debía estar el Omega. Takuya Yamamoto se había ido, soltó un suspiro nuevamente y contesto la llamada de mala gana.
- ¿Otra vez, Matsuno? -
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