Capítulo 4
30 de junio, 2020
"En las Noticias de hoy, nos ha llegado información nueva sobre la reciente organización en ascenso, Black Dragons. Nos han informado que en uno de los almacenes en Osaka se han confiscado casi más de mil armas de guerra que estarían a la venta en él mercado negro.
A pesar de las pruebas, no se ha encontrado algún participante activo de este hecho, la policía ha abierto el caso para atraparlos. Esperemos que hagan bien su trabajo, y que esto no se agrave más de lo que parece."
Sonrió de manera burlona ante la noticia que estaba viendo en pantalla, acomodó mejor su capucha, pescaron el anzuelo malditos ineptos - Solamente saben lo que nosotros queremos sepan, malditos -
- Su Martini - le entregó el barman su bebida.
- ¿Si o no? Aunque, me harta el "pequeño" descuido del sexto dragón, todo se pudo haber ido al carajo por ese error. Si tan solo el jefe hubiera dado una simple orden toda esa mercancía no estaría en estos momentos en las bodegas de los policías - se quejo de manera abierta hacia el omega que lo atendía, para luego tomar un trago directo - Uff, está bueno pero quiero uno más fuerte, tráeme lo mejor del día, por favor -
El Cantinero asintió para luego ir a traer otro trago, el encapuchado se apoyó en la mesa para seguir observando las noticias que hablaban de su querida organización, si que llamaron mucho la atención - Pero, por supuesto, la policía no hará nada, tenemos gente adentro y son como un virus. Además, tenemos suficiente con que Bonten estén metiendo sus narices en nuestros asuntos para que unas sanguijuelas vengan a chuparnos la sangre -
- Debes admitir que algunas cosas se adelantaron antes de tiempo - volvió a comentar el cantinero cuando volvió con un par de botellas, a lo que estuvo de acuerdo.
- Gracias - agradeció cuando le dieron su bebida - Bueno, es cierto. Pero eso no será impedimento, en unos días tendremos la reunión, si el jefe da la orden. ¡Todos se enteraran de Black Dragons! - exclamó de manera animada con las manos alzadas, su capucha se resbaló un poco, dejando ver levemente su tatuaje que sobresalía de su cuello y sus mechones rosados.
- Baja la voz - regañó.
Se volvió a apoyar sobre la barra tomando su bebida de manera lenta para verse más interesante - ¿Sabes? A pesar de su descuido, el sexto dragón sí que sabe manejar la situación, sabe cómo girarla hacia su favor. ¿Cómo es que dicen? Mantén a los perros bajo tu mando para que muestren los dientes a los que no te siguen -
El Cantinero arqueo la ceja, se encontraba secando un par de vasos - Nadie lo dice así -
- Bah, pues ahora lo hacen - su dedo tanteó la cicatriz cerca de su ojo, tenía una forma extraña, similar a una lágrima - El lamebotas del "Gran Mikey" es la prueba, ese hijo de perra... -
- Mantén a tus enemigos cerca... - mencionó lentamente el barman, el brillo de su arete llamaba un poco la atención.
El encapuchado apoyo sus codos en la mesa inclinando su cuerpo como si fuese a contar un chisme - ¿No te emociona? ¡Finalmente sabrán de nosotros! ¡Si el jefe habla seremos vistos! - exclamó aún más emocionada que antes.
- Pero también significa qué la cuenta regresiva comenzará - replicó severamente, el encapuchado chasqueo la lengua fastidiado.
La cuenta regresiva - Eres un aguafiestas, Yamamoto - hizo un pequeño berrinche mientras jugaba con el hielo en su boca, vio al Barman buscar algo debajo del mostrador.
- No, solo soy cauteloso - apuntó y disparó hacia cierta persona oculta entre las mesas, no sonó el sonido de la bala. Después de todo el arma tenía un silenciador, un espía. Y los pocos clientes ni idea de lo que acaba de pasar, estaban demasiados ebrios como para si quiera estar en todos sus sentidos.
- La cautela es parte esencial de tu trabajo al ser líder del grupo que trabaja entre las sombras, Kawaragi Senju - El encapuchado levantó la mirada aburrida del cadáver solo para toparse con cierto Alfa que no sabía desde cuándo estaba sentado a su lado, pero por la cantidad de su bebida, un buen rato.
Simplemente se encogió de hombros desparramandose sobre la mesa como un gato - Yo sigo creyendo que tú deberías haber tenido este puesto, tienes la misma autoridad que los mellizos al ser uno de los asesores del jefe. Además eres uno de los mejores en recolectar información a parte del Segundo dragón - aclaró.
El Alfa no la miro, movía lentamente su vaso solo para que el hielo chocará contra el cristal del vaso - Tu eras el más apto para el puesto después de lo ocurrido hace 12 años en la guerra de las tres deidades, moriste dos veces después de todo - Sintió el sonido de un arma cerca de su cabeza, tomó tranquilamente lo que le quedaba de su vaso - Ademas soy la cara del público y ustedes no necesitan eso por el momento - saco un folder de su saco y lo colocó encima de la barra - Aquí tienes, los últimos movimientos de tus siguientes presas. Te toca hacer una buena jugada -
Se levantó de su sitio aún siendo apuntado con el arma directamente hacia la cabeza, dejó algo de dinero en la barra - Por los dos vasos, que tengan una bonita noche - a orillas de la manga de su muñeca se visualizó la marca de un tatuaje.
❂❂❂❂❂❂❂❂
Observó la pizarra llena de hilos de colores, fotos e información mientras tomaba algo de café para mantenerse despierto y concentrado. Dejó la taza en la mesa y sacó un hilo rojo de entre sus cosas, uniéndolo con una foto hacia una hoja de periódico subrayada.
Escuchó como algo chocó contra la mesa de su escritorio, miró de reojo a uno de sus compañeros de trabajo que le había dejado bastantes archivos que seguramente tenía que revisar esta semana, dirigió su mirada nuevamente hacia la pizarra tratando de encontrar alguna mínima conexión con aquel caso de desaparición.
- Uff, eso se ve complicado - escuchó el comentario pero no despegó la mirada.
-... Oye, Tachibana. ¿No quieres ir a tomar algo? Siempre estás encerrado con todos estos papeles... Diviértete un poco, estarás mucho más relajado después - insinuó su compañero.
- No, gracias. Paso - se negó, escuchó una queja de parte del contrario.
- ¡Oh, vamos! ¡Eres el único que se queda a las 11 de la noche en el departamento para investigar sobre el caso de las organizaciones criminales! Ese caso ya está archivado, no tiene caso seguir con eso ¡Eres un Alfa dominante, Tachibana! ¡Diviértete y llévate unos cuantos omegas a la cama! -
Frunció el ceño - ¿Tú no tienes trabajo? - le cuestionó sin ningún tono de emoción en su voz.
- ¡Bah! Solo exageran, investigar sobre una presunta violación a una simple Omega adolescente, que se ve que lo anda buscando. Sino quieren que los violen deberían dejar de salir tan tarde o de insinuar con sus feromonas, ellos mismos se lo buscan, no perderé mi valioso tiempo con ellos - Se quejó y haciendo énfasis con sus manos sobre su desagrado.
Naoto tomó tranquilamente un poco de su café, está frío - ¿No tenías un hermano pequeño que es Omega también? - cuestiono, moviendo un poco la cucharita de su bebida.
Su compañero se extrañó por la repentina pregunta - ¿Si? -
- ¿No dijiste que tiene cursos hasta muy tarde en la universidad? - volvió a cuestionar a lo que el otro afirmó - Entonces sería su culpa si alguien lo ataca por andar tan tarde -
- ¡Por supuesto, que no– dio en el punto.
Naoto alzó entre hombros cuando vio que el otro salió hecho una máquina de humo por la ira. No entendía de qué se molestaba, técnicamente usó su propia lógica, se sentó en su silla soltando un suspiro cansado. No ha dormido bien últimamente, giró su silla para agarrar alguno de los archivos. Y fue revisándolo uno por uno detalladamente; casos de corrupción, sobornos, accidentes planificados, muertos. - El pan de cada día - comentó casi sin ánimo.
Actualmente ya casi no había oficiales que hicieran bien su trabajo, al final casi el 80% de todo lo que tenía en la mesa terminaba archivado a fin de mes. El era detective, aunque al final terminaba haciendo el trabajo de algunos oficiales de otros departamentos, con lo que ocurre últimamente en las calles es difícil encontrar a alguien dispuesto a poner su vida en riesgo por los demás. Su padre estaría decepcionado, después de todo, el amaba su trabajo.
Además de que Bonten tiene comprada casi todo el departamento, su investigación tuvo que mudarse hacia su casa ya que corría riesgo aquí, alguien podía delatarlo tan solo por ganar unos cuantos millones. Se podría decir que ahora su cabeza vale mucho, y para su mala suerte estaba rodeado de buitres que se hacen pasar por pichones.
- Oh, Tachibana. Buenas noches - saludo otro de sus compañeros, quien se recargó sobre su mesa - ¿Qué tal todo? ¿Mañana tendrás planes? -
¿Por qué todos le hacen esa pregunta? Empieza a ser molesto - Mmm, mañana estaré toda la tarde con mi hermano... - mencionó sin despegar su vista de los documentos, otro desaparición que da señales de estar relacionada con otro caso.
- Oh, entiendo. Deberías traerlo de nuevo, es un encanto y es muy educado para tener solo 10 años - comentó alegre.
- Con la situación actual, dudó que Pa– me deje traerlo de nuevo... - se mordió la lengua al notar lo que había dicho, su compañero sonrió divertido por la situación.
- Bueno, es comprensible. Cada día por lo menos se encierran dos oficiales por corrupción, pero bueno, ojalá un día pueda hablar de nuevo con él. A ambos nos encantan los mangas - movió la mano en forma de despedida luego de ver la hora - y no te avergüences de llamar al líder de tu manada papá, a veces una figura paterna no está en nuestro padre biológico, ahora sí adiós. -
- Adiós... - Soltó un suspiro para luego masajear los ojos.
Observó la hora en el reloj de su escritorio y soltó un suspiro nuevamente, se levantó de su asiento y buscó su maleta para guardar algunos archivos de la mesa, cubrió la pizarra para luego dirigirse hacia la salida. Eran las 22:43 de la noche mientras esperaba el ascensor, aún podía comprar algo en la tienda de 24hr, tal vez, algo de ramen instantáneo. La puerta del ascensor se abrió y él entró, cuando la puerta se cerró pudo verse en él espejo, sus ojos brillaban.
Pasó su mano alrededor de ellos, dentro de un rato se pondrá en contacto.
El brillo no era intenso sino leve por lo que no podía descifrar correctamente el mensaje, a menos que no sea para él. Naturalmente sus ojos son de un color azul opaco, pero con él color de su manada se vuelven unos dorados brillantes.
Las manadas son poco comunes actualmente, ya que es bien difícil que se mantengan unidas sin que haya algunas diferencias, usualmente las actuales durán 1 o hasta 5 años. La suya tiene 15 años a más, se han integrado y han perdido gente con el paso de los años, nunca es fácil. Una manada carga mucha responsabilidad, puedes hasta terminar loco si no te cuidas lo suficiente.
Recuerda haber visto cómo sus compañeros de la zona de seguridad habían apostado a ver cuánto duraría su manada unida, como si no tuvieran cosas importantes que hacer. Las cosas cada vez se vuelven más complicadas, pero muchos prefieren las apuestas.
Casi por las 23:30 salió de la tienda con algo de comida instantánea, últimamente no tiene tiempo para cocinar algo decente, el trabajo lo tiene hasta el cuello. Más bien, es un milagro tener por lo menos una tarde libre el día de mañana, esperaba disfrutarla al máximo con el que consideraba su hermano menor, era su cumpleaños después de todo.
- ¡Ayuda, por favor! - detuvo su andar, un aroma dulce invadía el ambiente, un Omega en celo.
Sacó su arma y caminó con cuidado hasta donde había escuchado el grito, no fue difícil encontrar a la víctima, ya que, este estaba tirada en el suelo y su agresor estaba a tan solo unos pasos, estaban cerca de una vía pública no le sorprendía por que muchos ignoraban el pedido de auxilio.
- ¡Alto, policía! - exclamó, por instinto el agresor levantó las manos, la víctima se levantó como pudo y se acercó un poco más a él, pero se detuvo al detectar algo, o cierto, él también era un Alfa.
- buajajajaja, vaya y yo que me había asustado por nada - bajo las manos confianza a pesar de que él aún tenía el arma apuntando hacia su cabeza - ¡Oye, señor oficial! ¿No quiere divertirse un rato? Aquella Omega huele bien ¿No? - insinúo.
Su semblante no cambió para nada, a él no le afectan las feromonas del celo de los Omegas, simplemente eso. Aunque el único problema que tiene y que aún no ha aprendido del todo es controlar sus feromonas, pero por lo visto no le estaban afectando a la víctima, era un alivio. Sino la víctima podría entrar en un severo ataque nervioso, sus feromonas eran realmente fuertes, había crecido rodeado de omegas por lo que sabía cómo intentar moderar sus feromonas a las víctimas que sufren casos como el que estaba interceptando.
- Manos a la cabeza - ordenó fríamente, eso parece haber molestado al contrario, sus feromonas eran asquerosas.
- ¡Oh, vamos! Soy amigo del oficial Chang, seguramente lo conoces, no me puedes meter a la cárcel solo por que si - Estaba harto de este tipo de personas, el sonido de una bala sonó justo al lado del pie del agresor, que al fin supo, que no estaba jugando.
- Manos a la cabeza - volvió a ordenar, el miedo invadió al agresor y sin saber qué más hacer para no ir a prisión, decidió huir.
No estaba de buen humor.
El cuerpo del agresor cayó al suelo luego de que la bala impactará contra su cuello, bajó el arma para voltear a ver a la víctima que estaba detrás suyo. Esta por instinto se encogió, tenía algunas parte de su ropa rasgada pero al final no revelaba nada, solo estaba temblando demasiado. Por cortesía, le dio su saco, de paso para camuflar sus feromonas del celo, que al olfato no era normal.
Sacó de su saco unas pastillas de su bolsillo, revisó el nombre y se las dio al Omega. Quién de manera desconfiada también lo agarro y lo reviso - Supresores - fue todo lo que salió de su boca para luego sacar de su bolsa de compras una botella de agua - aquí tienes, por lo menos camuflara tu olor dentro de poco, es peligroso que andes por ahí en medio del celo -
Se acercó al agresor que aún se arrastraba, cucarachas. La bala impactó contra su cráneo y finalmente dejó de mover su cuerpo, se apoyó cerca del cuerpo y se colocó un guante de cuero para revisar sus bolsillos.
Nada interesante; Una billetera, algunos papeles sin importancia, una foto familiar (Vaya tenía familia el imbécil) Espera, hay algo más, saco cerca de la cintura del pantalón un pequeño estuche, al abrirlo había un par de frascos uno vacío y otro lleno, al olerlo supo de qué se trataba.
Era la nueva droga que vendían en el mercado.
Tomó el celular, la billetera y el estuche, los guardó en su maletín. Con las justas creerían que fue un robo que terminó mal, se levantó para irse cuando notó al Omega frente suyo.
- Oh, lo siento. Creí que te habías ido - se disculpó - Lo lamento, pero creo que con el agresor muerto no puedo tomar justicia como corresponde ¿Se encuentra bien? -
La víctima asintió - Gracias... - escucho - ¿Puedo tomar su arma un momento? -
Alzó la ceja confundido pero asintió y se la entregó, este la miro para luego apuntar hacia el cuerpo del agresor - Espera - lo detuvo, le quitó el seguro, que anteriormente le había puesto, al arma - ahora sí - elevó su brazo para que apuntará bien, y al momento una lluvia de disparos se escuchó en aquel lugar. La omega se estaba desahogando, a parte se notaba que era la primera vez que usaba un arma por varias fallas al disparar.
Las balas se habían terminado y la Omega jadeo debido a la tensión del momento, sus manos estaban blancas por la presión, pudo escuchar sirenas a lo lejos. Eso la puso más nerviosa.
- Por acá - le indico, la víctima lo siguió a paso veloz mientras desaparecía por el callejón, conocía las calles como la palma de su mano por lo que fue sencillo evadir la patrulla.
Caminaron en silencio, no quería incomodar a la víctima. Pero al parecer no le gustaba el silencio por lo que aún nerviosa le hablo.
- ¿T-tu líder es un Omega? ¿N-n-no? - bueno, no era un buen inicio para una conversación, pero no la juzgaba aún sigue en estado de shock - Lo siento, lo supuse por tu aroma ... -
- No te preocupes, no es algo que esconda de todos modos - le comento de manera tranquila, usualmente, todos Alfas, omegas, deltas y gammas. Tenemos un aroma que los suele identificar, rara vez este aroma puede tenerlo otra persona, ya que, se suele considerar único. Pero cuando uno está en una Manada, el líder, suele esparcir su aroma a sus miembros como una forma para identificarse entre ellos, se convierte en su segundo aroma. A parte, es demasiado raro que un Omega sea líder de una manada, seguramente esa era su curiosidad. No la culpaba, no era la primera vez que le preguntaban eso.
- ¿Esta es la dirección de tu casa? - le cuestionó luego de que hayan llegado a cierta dirección, se había ofrecido a llevar a la víctima a su casa o por lo menos dejarla cerca, era un protocolo personal.
- Si, gracias por todo, lamento los inconvenientes... - hizo una reverencia casi de 90 grados en forma de agradecimiento, pero se negó.
- No fue tu culpa, aunque me hubiera gustado hacerlo como indica el protocolo, pero no siempre sale como uno espera. Ten cuidado, y te recomiendo que compres esos kit de defensa personal, por como están las calles, suelen ser de mucha ayuda - Se despidió, su departamento quedaba cerca de aquí por lo que llegaría pronto.
- ¡Espera! ¿Cual es tu nombre? - le cuestionó la joven antes de entrar a su edificio.
- Tachibana Naoto - se despidió.
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