Capitulo 13
Las campanas de la iglesia sonaban alegres, felices por el nuevo matrimonio que había decidido unir sus almas dentro de sus paredes. Los aplausos y deseos de sus conocidos y amigos solo hacían que la nueva pareja bajará emocionada por aquellas escaleras.
- Mira mamá, el tío Pah y señorita Yumi se ven increíbles con esos hermosos vestuarios - Señaló Ken a su mamá poniéndose de puntitas para ver mejor a los protagonistas de este día - Todo es muy hermoso, realmente es un dia muy especial-
Takemichi asentía mientras aplaudía como el resto de invitados. Una pequeña sonrisa cansada adornaba sus labios, asintiendo ante la emoción que su niño expresaba en este bello momento de felicidad. Acarició los cabellos rubios de su pequeño, que ya le llegaba hasta la altura de los hombros, no era de sorprenderse. Ya se está volviendo un niño grande.
Ken alzó la cabeza para ver a su figura paterna, le sonrió cuando lo vio, pero inmediatamente el menor noto aquella mirada sobre él en el mayor, era distinta, ya no expresaba felicidad o alguna otra cosa positiva. Algo va a suceder. Sujeto el brazo de su padre con algo de fuerza, Takemichi pudo sentir un pequeño temblor ante este agarre.
- ¿Mamá? - Ken seguía mirando como la pareja subía a la limosina, ya no lo miraba a él.
- ¿Qué ocurre, tesoro? - Cuestionó sin quitar la mirada a la felicidad de sus amigos, esto era lo que siempre busco. Entonces, ¿Por qué se siente tan incompleto? por más que trata siente un enorme vacío dentro de él. Cierto, esto aún no termina, solo estamos empezando. Ese fue su pensamiento cuando sintió un toque ligero en su hombro izquierdo. Se están moviendo.
Ken se mordió la lengua, tensó duramente la mandíbula cuando vio aquel uniforme negro detras de su padre - Nada... - Se quería golpear así mismo, quería decir muchas cosas, pero nada salía de su boca. Ni una sola palabra. Sintió como su madre lo atraía hacia él para abrazarlo y depositar un beso en su cabeza. No te vayas, no me dejes. No te vayas nunca de mi lado.
- Mana, se hará cargo de tí hasta que termine la fiesta. Llegaré algo tarde ¿Está bien? - El menor asintió, aunque no lo miraba. Miro a la hermana menor de Mitsuya, está hizo una reverencia como saludo - Te lo encargó -
La joven sonrió - Con gusto, Jefe. Ojalá mi hermano me traiga algún recuerdo de la fiesta - Estiró su mano hacia el menor quién pasó de largo luego de separarse de madre, caminando directo hacia el auto - No sé preocupe, le informaré cualquier cosa -
Asintió - Siento que no puedas ir, pero tú hermano me pidió que te dejará fuera de esto junto a tu hermana - Sacó un juego de llaves de su bolsillo para dárselo a la menor.
Asintió comprensiva - Mi hermano es bien sobreprotector en algunas cosas. Que tenga buen día, hablaré con Luna más tarde, tendremos todo listo para media noche como ordeno - se despidió del Jefe de su hermano haciendo una leve reverencia para luego retirarse. Takemichi se despidió de su pequeño, cuando el auto ya no estaba a su vista volteo a ver a senju, quién lo esperaba pacientemente arrodillada junto a algunos miembros de su escuadrón.
La mayoría de los invitados de la boda ya se habían ido al lugar y ya se habían adelantado hacia donde se haría la fiesta, por lo que solo estaba el Jefe y el quinto escuadrón .
- Mi Reina, estamos a su servicio -
Hanagaki mantuvo su mirada en la Beta - Deja de llamarme así - pidió, haciendo una señal para que se levantara del suelo. La de cabellos rosáceos lo hizo en un instante, con una enorme sonrisa divertida.
- Si ese perro faldero puede llamar a su amo "Rey" ¿Por qué yo no puedo hacerlo con usted, mi señor? Tu dominas más de la mitad de Japón, el término Reina te queda mejor que "Rey" así que te llamaré mi Reina - Wakasa soltó un suspiro, sabía que nada haría cambiar a Senju de opinión una vez que algo se le metía a la cabeza, lo sienta por Hanagaki - Además, siempre estaré a tus órdenes y me encargare de eliminar a quien te contradiga - Sus destellaban cierto brillo del que ya está tan acostumbrado.
Su mirada se posó hacia los resto de ciudad que se presentaba entre la masa de árboles, la iglesia en la que se unieron sus amigos, estaba en una de las zonas más apartadas y costosas de Shibuya. Acomodó mejor su saco. La fiesta se dará en un sitio campestre no muy lejos de aquí. Rentaron todo el lugar para que la fiesta suceda sin ningún inconvenientes, así que tienen todo un terreno para ellos por un día entero.
- No lastimen a ninguno de los invitados durante su vigía, y cuando me refiero a ninguno, es NINGUNO - Sus ojos brillaron de manera autoritaria, dando a entender que quienes desobedecieran sus órdenes serían severamente castigados. Todos acataron la orden sin objeción - Hoy debe ser un día alegre y sin muerte, hay que hacer sentir cómodos a los invitados -
- ¿Alguna otra cosa más, Mi Reina? - cuestionó Senju inclinada hacia adelante.
Takemichi observó cómo el Sol ya no estaba en su punto máximo - Quiero siete corderos antes que él cielo se torne naranja, uno de ellos es para Wakasa. Hiciste un gran trabajo distrayendo a Bonten durante estos días, escoge la opción que pueda satisfacer tu hambre - El mencionado bajó la cabeza en forma de gratitud.
- Gracias por el obsequio, mi señor. - El omega se dio la vuelta y caminó directo hacia la limosina que lo esperaba. No necesito decir alguna otra orden más, el quinto escuadrón desapareció apenas se dio la vuelta.
Se recostó sobre el asiento del auto una vez que había entrado - Quería relajarme - Comentó sentándose correctamente en su asiento, unos cuantos papeles fueron depositados en su regazo, soltó un suspiró y cogió los papeles para revisarlos - Mmm, El sistema cada dia esta peor. En vez avanzar parece que vamos a retroceder... - Separo las hojas conforme leía y le interesaba - ¿Más postales de aborto? Interesante. La importación de las armas rusas, apenas nos favorecen del todo, solo tenemos un par de puertos a nuestro nombre ... - Esa era la última hoja, las del lado izquierdo se las dio - Estas hojas - señalo las del lado derecho - Son basura, si nuestros clientes no son capaces de dar un trabajo de calidad, pues será mejor que no manden nada - Las rompió en miles de pedazos - Venta infantil y trabajo forzoso, que trabajen ellos si tanto necesitan gente, mantenlos vigilados Naoto -
El mencionado asintió - También notifica al evento, este año asistiremos - Naoto miró sorprendido a Takemichi - Este año hay un fenómeno natural que rara vez ocurre, quiero estar presente cuando suceda -
- Entendido -
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Las copas chocaban, las risas y el compañerismo estaba presente en esta enorme y maravillosa fiesta. El recién nombrado esposo era motivado por las burlas de sus amigos y compañeros en cortar el enorme pastel de boda de tres pisos, su amada nombrada esposa lo apoyaba en que lo lograría.
- Si que se pasaron con la fiesta, ¿Cuánto habrán invertido? Tengo entendido que está es una de las zonas más caras de Japón - Soltó Yuzuha bebiendo tranquilamente su copa vino, giró para mirar a su capitán, Kawata Souta. Quién aún no había pedido absolutamente nada o tocado algo de la mesa. ¿Estará bien?
Resulta que el Omega estaba abrumado, demasiado abrumado, podía diferenciar claramente que todo lo usado en este lugar valía mucho más de lo que ganaba en su restaurante, probablemente el triple o el quíntuple, y eso lo aterraba. ¿Y si rompía algo por accidente y tenía que pagar? No quería darle problemas al Jefe y tampoco a los protagonistas de esta boda. Ah, no sabía qué hacer.
Yuzuha miró con algo de ternura a su capitán, le recordaba vagamente a su hermano cuando iba a un lugar nuevo. Sonrió y alzó la mano para llamar al mesero - Capitán, hay un rumor de que el ramen de aquí es simplemente delicioso, pero necesito de su opinión ¿Qué me dice su criterio? - Al ver la mirada desconcertada del Omega sonrió, el contrario asintió y le dijo que pidiera alguno, y eso hizo. Ahora su capitán estaba más tranquilo y disfrutando de la comida.
- Está rico. Pero, le falta algo... Debo hablar con el cocinero después de esto - agarró la cuchara llena del caldo y la miró fijamente - Pruébalo - La beta lo miró extrañada, pero al ver esa intensa mirada terminó aceptando. Es bueno saber que él capitán está de buen humor.
...
- No... ¿¡Enserio?! ¡¡Pah!! ¿¡Enserio hiciste tal barbaridad?! - Exclamó Mori al escuchar algunas anécdotas divertidas de parte de los amigos de su esposo sobre sus días de pandillero juvenil. Pah estaba completamente ruborizado escondiéndose detrás de lo que queda del pastel, queriendo partir uno más para él e ignorar la vergüenza.
Kazutora y Peyan eran los más animados al hablar sobre anécdotas - ¡Si, ese maldito tramposo logró derrotarnos en una competición de fuerzas! ¡Sigo creyendo que hiciste trampa! - se quejó el alfa de ojos claros, haciendo que pah frunciera el ceño.
- No hice trampa, solo que eras muy débil en ese entonces, después de todo eras un niño muy inmaduro e idiota, Kazutora - Al mencionado le tembló la ceja. Pah-chin sonreía victorioso por su respuesta, pero esto no se iba a quedar así.
Kazutora camino hacia una mesa vacía y quitó el mantel de golpe, rompiendo un par de cosas de paso. Muchos voltearon a ver qué ocurría luego de escuchar como varias copas se rompían en el suelo. Apoyó su codo en la mesa y miró de forma retadora a su viejo amigo - ¿Quieres apostar, Pah? - Él esposo sacudió la cabeza para salir de su sorpresa y compartió la misma sonrisa competitiva.
- No vayas a llorar después - se quitó su saco blanco y lo colocó en el respaldo de la silla. Si le ocurría algo iba a recibir la ira de Mitsuya, y apreciaba su vida, aunque puede que sea algo idiota para entenderla. Apoyó su codo en la mesa, admitía que esto le traía recuerdos - Prepárate para perder, imbécil -
Hanemiya sonrió confiado - Ya no tengo 12 años, Pah - y empezó la competencia de fuerzas. Muchos rodeaban al par de competidores y los animaban, algunos empezaban a apostar sobre quién sería el ganador. Muchos apostaban a Pah-chin.
- $500 a qué Pah gana y rompe la mesa - soltó Chifuyu mientras apoyaba su copa de vino cerca de su rostro, observando con aburrimiento el enfrentamiento. Anteriormente se encontraba hablando con Atsushi y Takuya sobre algunos temas triviales.
El Alfa lo miró incrédulo - ¿No vas a apostar por Kazutora? Eso es algo extraño - Ellos eran una de las parejas más "estables" en toda la organización y usualmente se apoyaban en casi todo. Kazutora seguía fielmente cada orden que le daba Chifuyu, él Omega literal no puede ir a ninguna misión sin tener a su tigre.
- Qué sea su pareja, no significa que no vea sus debilidades. Y una de ellas es que se confía bastante - El golpe en la mesa y el sonido de asombró a los que veían el espectáculo hizo que Chifuyu estiró su mano. Efectivamente, Pah-chin ganó y rompió un poco la mesa, pobre mano. Suspiro rendido y le dió los 500 dólares a su ex-vicecapitan - Fue un gusto hacer apuestas contigo -
Akkun suspiro cansado, Takuya se reía de él soltando uno que otro hipo por el efecto del alcohol en su sistema. Volvieron a escuchar vitoreos animados e incluso algunos empezaron a competir con el novio para saber si de verdad era tan fuerte.
Chifuyu tuvo que consolar a su tigre cuando esté se le acercó con una cara de gatito abandonado, pero aún así le dió tremendo golpe por casi hacerlo perder más de 500$ - Si sabes que no eres bueno apostando ¿Por que lo sigues haciendo grandísimo idiota? -
- Es que así le agregas más emoción a los retos, es mucho mejor que perder tu dignidad creo yo - Su sonrisa se tenso al ver la cara sería de su pareja. Akkun observaban con atención cómo se desarrolla esto, Takuya se le escapó para animar a Hakkai de su pequeño enfrentamiento de lucha de fuerzas.
Tal vez, debería gastar su dinero también, Kazutora tenía razón en algo, la idea de apostar hacía más divertido la cosa - ¡1000$ a Pah! - La multitud gritó emocionada por la adrenalina.
- Tenemos suerte de tener dinero, sino ya se hubieran endeudado hasta el cuello - Mitsuya soltó un suspiro mientras negaba. Al ver a Hakkai recostarse derrotado sobre la mesa, le dió palmaditas en la espalda para animarlo. Acariciando sobretodo aquella enorme cicatriz que le cubría casi todo él cuello - Esto necesita ser más animado -
Hakkai miró a su Omega levantarse de la mesa y caminar hacia donde estaba él DJ, vio cómo le susurraba un par de cosas al oído. No le gustaba esa mirada de parte del Dj hacia Taka-chan, pero la música se detuvo de repente, luego cambió a una más animada y pintoresca.
Cuando el Omega estuvo frente a él le estiró su mano, invitándolo a bailar. Se ruborizó bastante, aceptando la invitación al final. - Escuché está música hace algún tiempo, basada en los festivales de siglos pasados. Hay que bailar un poco - Hakkai observó aquella sonrisa que pocas veces veía de forma natural. Con gusto bailaría una pieza como esta con su Omega. Las palabras dejaron de ser necesarias para ellos, una simple mirada le decía todo al otro, y el ya no quería ver esa mirada cubierta de culpa.
Siempre quiso verla más seguido, esa hermosa sonrisa suya, que siempre ilumino sus días grises. No lo protegió como alguna vez lo juro, se culpaba tanto no haberlo podido rescatar de ese infierno en el que estuvo atrapado. Su adorado Dragón Blanco. Tomó su mano y agarró su cintura con la otra para así poder bailar sin llegar a pensar en nada más, eran ellos dos, lo sentía por los recién casados.
Aplausos que iban al ritmo, las parejas se unían también a la danza luego de cada compás. No será luna llena para expresar su amor, pero es un día especial y eso era suficiente para ellos. Peyan observó como su amigo de toda la vida danzaba tan genuinamente con su esposa, se alegraba por su amigo, a pesar de todo pudo cumplir aquella promesa. Esperaba verlo con esa familia que tanto soñó y leyó en su diario un día.
Sin querer una lágrima se le escapó, debe ser la felicidad, ver a sus amigos unidos a las personas que aman. Por más difícil que sea esta vida, por más que el dolor y la muerte habitaban en cada centímetro de su historia. Lo que perdieron, lo que ganaron y lo que están por perder.
- Extraño tus regaños, Yasuda... - se limpió las lágrimas y se unió a los que apoyaban a las parejas. Aplaudiendo alegremente al ritmo de la música.
...
Inui se acercó a la barra y se sentó en una de los bancos para poder descansar un rato. Había bailado mucho, por no decir demasiado - Disculpe - llamó al tendero del lugar, se sorprendió al ver una cara conocida - ¡Sakura! Qué gusto verte de nuevo, pensé que estarías fuera de Tokyo - comentó algo aliviado al ver a su novata de trabajo de nuevo.
La mencionada hizo una pequeña reverencia - Mi señor, luego de que cerrarán la tienda de Motocicletas necesitaba un empleo para pagar mi carrera, así que el Amo Takuya me dió este empleo temporalmente - se explicó a su señor.
Inui asintió comprendiendo la situación - Eso es bueno, lamento no haberte podido ayudar antes - se disculpó con la menor, a lo que ella le resto importancia - Dame un cóctel de Agua de Valencia - pidió, a lo la joven Asintió y fue a servir.
- ¿Cómo van las cosas en él escuadrón 6? - volvio a cuestionar, recibiendo su cóctel luego de algunos minutos - No he podido contactarme con alguno de los dragones Negros adecuadamente desde que tuve que empezar a esconderme -
- En él escuadrón 6 todo ha ido según él plan, la misión fue todo un éxito y las noticias se están encargando de todo sin necesidad de ensuciarnos las manos. El Dragón durmiente, ha hecho buenos tratos con la televisión y la prensa. - tomó su cóctel y lo olió un poco antes de acercarselo a sus labios, mientras asentía a lo dicho por su pupila.
La muchacha se dió cuenta de algo e inmediatamente hizo otra reverencia - Señor Dragón Blanco, Buenas tardes. Espero que esté disfrutando de la fiesta - habló con amabilidad y formabilidad al Alfa, que estaba a su lado, rodó los ojos. Maldito perro guardián.
- Muchas gracias, Sakura. Dame lo de antes con hielo, por favor - Pidió su orden a lo que la joven acató de inmediato - Seishu -
- Kakuchou - Dejó su cóctel en la mesa - Al menos disimula un poco -
El Alfa de diferentes colores se sentó en el banco que estaba libre, ahí viene el regaño - Se supone que no debes tomar nada de Alcohol - habló severamente, ni que fuera su padre. Chasqueo la lengua irritado.
Jugó con la cañita que venía con el trago ignorando toda la regañiza de parte del Alfa - No te creas que con lo que estás haciendo eres un héroe, Kakuchou -
Kakuchou suspiro - No lo hago, gracias - agradeció cuando le dieron su tragó. La joven se retiró hacia otro lado de la barra, no quiere estar presente y ver cómo esos dos tratan de matarse de nuevo. Son un dúo muy disparejo. - Solo te estoy cuidando a qué cometas algo que luego te arrepentirás -
- Ve hacia una puta y hablale de eso en la cama, estoy seguro que no se quedará contigo lo que resta de la noche, cariño - comió la fruta que tenía el cóctel de adornó - Ya dime para qué viniste, por qué se que te importó una mierda -
Kakuchou soltó un suspiro nuevamente, si de verdad supiera - Bueno, te vine a decir que le harán una prueba de ADN al bebé en tu vientre, necesito saber quién es él Padre -
Gran error, la madera de la barra retumbó por lo fuerte que la había golpeado - NO - soltó claro y directo - No necesito saber quién es el padre, no lo necesito y no quiero tener que ir a decirle a un desconocido que será padre, me importa una mierda "Lo correcto". Yo cuidare a este bebé solo, no necesita una paternidad falsa -
- Seishu - Lo volvió a llamar, palmeo el banco de la silla para que se sentara nuevamente y guardará sus colmillos - Entiendo tu decisión y no la voy a contradecir. No estarás solo en la crianza de tu bebe, te lo prometo, pero solicite este examen solo porque necesito saber si ese bebé puede nacer con problemas genéticos, el sufrimiento no es vida, Seishu. -
El omega se rio negando la cabeza, apoyando sus brazos en la barra - Mi familia no tiene ningún problema genético, imbécil. A menos que la idiotez sea hereditaria - repitió irritando - ¿Si quiera hacen pruebas de paternidad durante él embarazo_ -
- No sé, pero quiero descartar cualquier probabilidad que te llegue a afectar a ti. Olvídate un poco del bebé, es un feto en este momento y me importas tú. No puedes confiar en desconocidos, se que una de las razones por las que buscabas un acompañante nocturno todas las noches era para quedar embarazado. Aunque me lo niegues, eres lujurioso y adicto al sexo, pero siempre anhelaste una familia - Tomo un poco de su tragó, calma - Y la decisión ya está tomada, te haran una prueba de sangre y tranquilo me asegurare de que no le pase nada a tu bebe -
Seishu se calló con esas palabras, el maldito Alfa tenía razón, pero no lo escucharía de su boca - Como sea, solo ponla en mi agenda y lo pensare. ¿Feliz Alfa pulgoso? - Tomó su cóctel para poder irse a otro lado a beber tranquilo. Dejando a su compañero de cicatriz solo. Cuando por fin pudo tomar un sorbo de cóctel en paz se detuvo de golpe.
- ¡¡HIJO DE PUTA, ESTO ES MARACUYÁ CON HIELO!! - Kakuchou soltó una sonrisa divertida, y se dispuso a terminar el cóctel que supuestamente era de Seishu. El no planeaba emborracharse tan pronto por lo que solía tomar algo de Maracuyá para poder cuidar de los demás de sus compañeros.
La joven pupila de su compañero se acercó para limpiar la barra - El señor Inui, puede dar miedo a veces -
- No sabe cómo expresar lo que quiere. Lo mejor será darle su espacio por el momento, ¿Quién dice que la paternidad es sencilla? - Era difícil contradecir eso - Solo espero que no le choque una vez tenga el bebé, y que su bestia lo acepté sin algún rechazo - La joven estaba terminando de secar un par de vasos, mientras miraba de vez en cuando a su superiores.
- Lo ama mucho ¿No? - sonrió enternecida, el dragón Blanco siempre cuidaba de su mentor. Cuando lo miro de reojo de nuevo, recibió una mirada oscura y fría hacia su persona, sus piernas temblaron al darse cuenta que hablo de más y temió por su vida, había cruzado la línea por su bocota - L-lo lamento, seguro fue algo personal, yo... Voy a ayudar a los cocineros - Kakuchou observó como la menor desapareció de su vista como si hubiera visto su peor miedo, negó con la cabeza. Terminó lo que quedaba de su tragó y decidió salir un rato.
Camino esquivando a la animada multitud, escuchando como algunos apostaban por tonterías o se hacían bromas entre ellos. El actual esposo estaba dándolo todo en aquella demostración musical hacia su esposa, esta lo animaba o empezaba a cantar junto a él, les deseaba la mejor suerte de todas. Cuando vio las luces apagarse supo que la verdadera función estaba apunto de empezar.
Todo el mundo se quedó en silencio de inmediato y empezaron a acomodarse hacia sus respectivos lugares. Cuando todo el mundo estaba sentado, se vio como todos esperaban pacientemente a lo que sea que se vaya a presentar en el escenario. El presentador de esa noche, era el mismísimo padrino y organizador de la boda. Ryohei Hayashida.
- ¡¡Damas y Caballeros!! ¡¡Esta bella tarde llena de amor y felicidad, le traemos a este público lo que tanto anhelaban!! - Por qué es difícil salir, una vez que sucumbes a tus instintos, es difícil encontrar la paz fuera de ellos. La enorme cortina azul que cubría la mayor parte del escenario, se abrió. Todo el lugar se bañó en aplausos de parte del público.
Los seres humanos somos seres retorcidos por naturaleza.
¿Qué tan lejos puede ser capaz de llegar la maldad humana?
- ¡NUESTRO QUERIDO INVITADO DE HOY! ¡¡COMETIÓ UNO DE LOS PEORES CRÍMENES QUE NUESTRA ORGANIZACIÓN ABORRECE!! - Su voz rugió por toda él salón - ¡Qué pasen los novios primero! - Hashida y su esposa subieron al escenario de manera elegante y autoritaria, sin que esa hermosa sonrisa se borrara de sus rostros.
Ambos miraron con felicidad a la persona delante de ellos, que atada de pies y manos en una plancha de madera, los miraba de manera suplicante, su boca había sido cocida anteriormente, por lo que sus súplicas eran en vano. Una de las cosas que más destacan del hombre era el traje anaranjado de prisionero con el número de etiqueta, 543.
- El cordero N 543, proviene de la cárcel de mayor seguridad de todo Japón. Técnicamente, viviendo en el área más restringida por su pésimo comportamiento. Sus delitos son: Feminicio, Homicidio en primer grado, secuestro, violación, acosó y pedófilia. Vaya ¡Tenemos a un pez gordo ¡Damas y Caballeros! - La sala se llenó de nuevamente de aplausos
Pronto una luz blanca brillante apuntó hacia una especie de cofre, no muy lejos de los novios. Mori fue directamente a abrirla. En ella se encontró con un montón de objetos afilados y hasta con formas extrañas.
- ¡Para el evento más importante de esta gran fiesta de bodas, nuestra pareja favorita empezará a demostrar su amor y fidelidad eterna con este sucio sacrificio! - Mori Yumi se acercó con un látigo en sus manos, Pah-chin le sonrió y le dió el pase. Los latigazos no se hicieron esperar y tampoco los gritos - Para un nuevo comienzo, una vida, deberán ser capaces de hacer una obra de arte con sus pecados -
El público volvió aplaudir cada vez animando más el ambiente, mientras que él sujeto lloraba y gemía de dolor con cada nueva marca rasgando su piel. Sintiendo cada latigazo introducirse en su piel, notando que aquel objetó tenía pequeñas agujas incrustadas.
Chifuyu miró fascinado el espectáculo, ahora era turno de Pah - Para nuestra Boda quisiera algo similar, Tora - El mencionado casi se resbala de su lugar ante ese comentario, volteando rápidamente a ver a su pareja con la cara hecha al rojo vivo. Al ver esos ojos verdes brillantes llenos de emoción por lo que veía, sonrió, tomando su mano para tener su atención.
- Las cabezas rodarán cuando bajes por aquellas escaleras y me des tu mano para él baile - beso la mano de su amado viendo como el lindo color rojo empezaba a adornar su cara, moría por besar esos labios. Pero al saber de sus intenciones Chifuyu lo hizo primero, tomando el control sobre el beso.
El ambiente no solo era romántico para esa pareja tsundere, sino que hasta Hakkai empezó a notar como las feromonas empezaban a brotar de poco a poco de cada uno ante la excitación de ver a alguien moribundo suplicando por su vida mientras le arrancaban cada una de sus uñas. Mitsuya miró sus propias uñas, aún tenía las vendas cubriendo las heridas pasadas.
- Hakkai... - Llamó a su fiel compañero. El mencionado lo miraba atentamente - Quiero hacerlo de nuevo. El dolor, quiero sentir otra vez ese dolor... Lo necesito - Sus ojos tenían ese brillo extraño. Hakkai solo pudo acercarlo hacia su cuerpo, escuchándolo murmurar como quería autolesionarse para sentir ese mismo castigo. Frotó su rostro contra el cuello del Omega para calmar sus alborotadas feromonas, aunque sea un poco.
Kakuchou decidió que había escuchado suficiente cuando vio que sacaban una herramienta para la tortura de la época de la Santa inquisición, la rueda de la tortura. Eso va a doler.
- ¡¡Mi querido público que pase el primero en clavar agujas a este honorable sacrificio!! - gritos y más gritos, dejo de escucharlos una vez salió hacia el balcón. Vientos helados indican la temperatura de esa tarde.
El sol estaba ocultándose, el cielo estaba tomando un color morado antes de pasar al azul oscuro de la noche. - Takemichi - mencionó al ver a su jefe con los brazos apoyados en el barandal del balcón mirando directamente hacia el cielo. Los helados vientos acariciaban esa cabellera negra con tanta suavidad, que la figura pensante de su viejo amigo de la infancia era digna de una obra de arte.
Takemichi miró de reojo hacia Kakucho, había sentido su aroma desde hace un par de minutos, le sonrió sabiendo que a su amigo le disgustaba ese tipo de espectáculo - ¿Mucho alboroto, Kaku-chan? - cuestionó sin realmente ser una pregunta. Pero el pelinegro igualmente asintió.
- Es una hermosa fiesta, te esforzarte en elegir el lugar - halago una vez que estuvo cerca del Omega. Siempre manteniendo su distancia - Ese regalo que hiciste parece gustarles bastante a los novios -
Takemichi cerró sus ojos, sintiendo el frío viento acariciar su rostro - Pah merecía su boda, después de tantos atrasos, era lo mínimo que podía hacer como disculpa. Peh es un buen amigo, él preparó toda la organización - Kakuchou soltó un suspiro negando la cabeza - ¿Se están divirtiendo? -
El Alfa vio como la cabeza del preso rodó hasta sus pies - Demasiado diría yo - La pateó de nuevo hacia dentro - Aunque creo que los 5 corderos que trajistes no serán suficientes para todo el grupo de caníbales - mencionó.
- Mm, ¿No serán suficientes? Puede que sean pocos, pero son suficientes. Por lo menos por ahora - Respondió de manera tranquila, mirando las luces de las edificaciones que estaban a una gran distancia. - ¿Crees qué los hago felices, Kakucho? -
El mencionado se sorprendió por aquella repentina pregunta pero recobró la compostura - No sé qué pensarán los demás, pero yo me conformo con este estilo de vida. Has luchado tanto por nosotros que no puedo quejarme de seguir vivo -
- Una cosa es estar conforme con algo y otra es ser feliz - Se dio la vuelta para mirr directamente a los ojos, al ciervo sin Rey y volvió a preguntar - ¿De verdad eres feliz?
Kakuchou se quedó en silencio, sintiendo esa mirada azul como el mar observando cada parte de su mirada - Esa... Es una buena pregunta, señor - soltó un suspiro, se acercó a su Jefe hasta colocar su cabeza en su hombro. Sintiendo las suaves caricias que el Omega le daba - Pero no importa, todo valdrá la pena, hemos llegado hasta aquí por qué tú has sido quien nos ha liderado todo este tiempo -
- Pero a cambio perdimos gente - contradijo, besando los cabellos de Kakuchou para luego separarse. La diferencia de altura era notoria, estiró su mano para acariciar la mejilla del Alfa - Quiero que te lleves a Inui y a Souta - Aquellos ojos de diferente color se encogieron, tomo su muñeca para que no la apartara de su rostro - Es una Orden -
- Ahora- ¿Están cerca? - Trato de mantener la calma
La mirada de Takemichi era firme - Están abajo, vayan por la puerta trasera. Senju ya tiene mis órdenes - comentó - No puedo arriesgarte a ti. Ahora que eres hombre muerto por traicionar a tu Rey - Quitó su mano de su rastro para bajarla hasta tocar el pecho del Alfa, en el mismo lugar donde tenía el tatuaje de destacaba a Bonten.
Un gruñido salió de sus labios - Izana es él único Rey al que mi alma servirá - asintió, conforme con sus palabras - Y tu eres el amigo que elegí seguir - Takemichi sacó unas llaves de sus bolsillos y se las dio.
- Llévate a Inui y a Souta, vayan por la cocina - Ordenó - No se necesita de sus habilidades por ahora, quiero tener a todos vivos de momento. Nos vemos en la casa - Las órdenes eran absolutas, no podía negarse.
- Como ordené - Kakuchou hizo una reverencia y fue a acatar las órdenes de su Líder. Hanagaki se dio la vuelta para mirar como el escuadrón de Senju empezaba a moverse. Apoyo su rostro sobre su mano, observando como varios autos negros se estacionaban de golpe en la entrada de este lugar.
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Afuera de la fiesta, se estacionaron varios autos negros. Al igual que muchos hombres en trajes elegantes y armados hasta los dientes bajaron de los autos. Kokonoi empezó a dar órdenes una vez salió de la limusina en la vino.
- ¡Rodeen él lugar! ¡No dejen que nadie entre o salga de este lugar! - Exclamó viendo a los hombres moverse rápidamente. Sanzu salió del copiloto desenvainando su katana y comprobando su filo - No mataremos a nadie, Sanzu. A menos que Mikey lo ordene - Aunque sinceramente dudaba que eso sucediera, Mikey estima mucho a sus amigos de la Toman.
Guardó su katana en su funda, soltando un bufido - Debía de asegurarme -
Los hermanos Haitani estaban listos con sus armas guardadas al alcance de sus manos, ambos estaban acomodándose sus trajes para estar presentables - Se supone que esto es una Fiesta, tenemos que vernos elegantes y presentables para la ocasión - Soltó Ran de manera arrogante al tener la mirada de su rabioso compañero sobre él.
- Ya saben que estamos aquí - Avisó Rindou, apuntando hacia arriba. Takeomi caló su cigarrillo para después expulsar el humo, viendo claramente la silueta de Senju sobre el techo del lugar - ¿Qué crees que piensas? - Aquella mirada azul era tan fría como un iceberg, parecía juzgarlos sin necesidad de decir alguna palabra.
- En nada bueno, eso lo aseguro - tiró el cigarro al suelo y lo aplastó con su pie. Nunca hay necesidad de entradas triunfantes o inesperadas, una mirada puede dar todo y más, eso fue lo que les enseñó una vez a sus hermanos.
Sanzu pasó por alto la presencia de su hermana y tocó el techo de la limosina - Mi Rey, estamos listos -
Dentro de la limosina se hallaba Mikey, reposando su cabeza sobre su mano que estaba , mientras pensaba y esperaba a que sus hombres estuvieran preparados. Cuando escuchó el aviso de Sanzu, cerró los ojos por unos momentos.
Ha llegado el día en el que se volverían a encontrar, de verlos de nuevo. Muchas veces se lo había imaginado este momento, en distintos escenarios. De todas las maneras posibles, con sus problemas y sus consecuencias. Abrió la puerta y se bajó de la limusina. Las probabilidades eran muchas, y las tenía en cuenta. Desde un encuentro accidental, hasta asistir de manera sorpresiva a la boda de uno de sus amigos, era curioso como lo segundo se estaba cumpliendo, pero no de la manera que alguna vez imaginó.
Subiendo cada escalón del lugar del evento, podía sentir las miradas desde aquellas enormes ventanas, no dejó pasar las sombras que habitaban en el techo. Nunca quiso que terminarán las cosas así, pero siempre lo terminas arruinado Hanagaki Takemichi. Te llevas siempre lo que más aprecio, lo moldeas a tu gusto y lo destruyes.
Llevarte a Ken-chin no te fue suficiente, también lo hiciste con todos mis amigos, y manipulaste al único recuerdo de Izana que tenía. Siempre destruyes lo que más quiero. ¿Te diviertes, verdad? Este jueguito tuyo que empezaste, saldrás perdiendo. Siempre serás un jodido perdedor que Kiyomasa le gustaba aplastar.
- Entréguenos a Hanagaki Takemichi y a Kakucho Hitto -
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