Capitulo 12

Tiró un jarrón molesto y cayó de rodillas en el suelo, tratando de no hacer tanto ruido, ya era demasiado tarde y los niños del Orfanato estaban durmiendo. Cómo una reacción al estrés, se rascaba dolorosamente el lado izquierdo de su cuello a la vez que se golpeaba furiosamente la cabeza con la otra.

¿Por qué? ¿Por qué siempre tenían que pasarle estas cosas? ¡Nada le salía bien! ¡Era una jodida basura!

Agarró la maldita cosa de plástico que fue el inicio de su declive, la volvió a mirar, sus dientes empezaban a mancharse de la sangre de sus labios. Al ver dos rayas rojas lo volvió a tirar.

Se sentó en él sofá de aquella sala y tomó un cojín para gritar en él. Sus uñas se clavaban en su piel formando grandes rasguños que sanaban casi de inmediato, por más sorprendente que fuera eso, no estaba de humor.

Tensado la mandíbula, se puso a recordar sus últimas acciones de los últimos días o semanas, nada fuera de lo común en su rutina. Bares o Clubes, con grandes cantidades de alcohol o droga en su sistema, entre cuerpos desnudos de Alfas y Betas ardientes. O a veces rodeado de charcos de sangre con gente que sobrepasaba los límites.

Si definitivamente no sabía que podía esperar de un estilo de vida tan patético como este, el resultado era obvio, sobre todo con alguien cómo él. Sin poder contenerse más, empezó a derramar lágrimas, lanzando el cojín hacia alguna parte de la sala para después abrazarse así mismo y llorar en silencio.

Su mente constante le preguntaba: ¿Qué hará ahora?

Pero ¿Si quiera merece tener una oportunidad de ser feliz? Ha cometido tantos errores que no cree merecer la felicidad.

Siempre quiso esto, se mordió el labio, ¿Estará siendo egoísta? No hay una buena vida aquí, y el plan está dando comienzo también. Actualmente están entre la vida y la muerte, dudaba qué la mitad de ellos lograrán si quiera salir ilesos ¿y si esto lo estropea todo?

Sintió algo suave cubrirle los hombros, entonces noto el aroma a café en él aire, no hay necesidad de levantar la cabeza. Solo se acomodó mejor a su lado, sintiendo las caricias sobre su cabeza. Abriendo brevemente los ojos noto unos ojos azulados brillantes frente de él.

- Shh... Descansa, Inui. Relaja tu mente y busca la respuesta a tus miedos en el lago de tus recuerdos dormidos - Aquellos ojos tan hipnotizantes, y las caricias de su lugar seguro, sentía que podía dormir sin importar que hubiera un ataque terrorista en el lugar.

Por un segundo olvidó todo, su misión, Bonten, Kokonoi, un posible embarazo y todo el estrés de éstos meses. ¿Las cosas serían distintas si hubiera tomado otro camino? Le gusta pensar cuál hubiera sido su vida si hubiera tomado otras decisiones. Pero la respuesta siempre es no, escogería este camino sin importar que hubiese ocurrido, jamás escogería otro camino, ya que este era lo único que lo hacía sentir vivo.

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Desde que tiene memoria, la única persona que estuvo siempre a su lado, era su hermana, Akane Inui. Ambos nos llevábamos 5 años aprox. Nuestros padres la adoraban, sobre todo por ser la hija perfecta y ser una estudiante modelo. Tenía una personalidad muy calmada y algo sumisa, aunque de vez en cuando mostraba tener un carácter fuerte y autoritario. Era muy hermosa para ser tan joven y tenía un dulce aroma que siempre solía tranquilizarlo.

Siempre estuvo celoso de ella, es algo que le duele bastante admitir, ya que, su hermana era tan buena con él siempre estaba para él, que éstos celos hacia ella... no eran correctos. Por eso, muchas veces trato de esconderlos, reprimir estos sentimientos. Pero su hermana daba a entender que sabía de hasta lo que pensaba, cosa que no lo hacía sentir mejor si era honesto.

Él era diferente a su hermana, tenía personalidad distante y hasta fría, muchas veces por eso no solía hacer muchos amigos, muchos decían que me creía superior a los demás pero no era así, no era su culpa no ser alguien sociable. Una vez intentó acercarse a los demás, el resultado fueron varios golpes en la cara. El único amigo que tuve y recuerdo era Hajime Kokonoi, era alguien casi similar a él, no era muy sociable pero si muy inteligente, ya ni recuerda cómo fue que empezaron a hablar. Cuando se dió cuenta ambos ya estaban acompañándose a la casa del otro.

Hajime Kokonoi, siempre lo considero como su otra mitad, ya sea como amigos, hermanos o amantes. El fue una parte fundamental en su vida desde él día que se conocieron, lo consideraba su lugar seguro, estar a su lado era como estar en casa. Tal vez, koko no era el único que no supera a Akane.

A las semanas de haberse conocido le presentó a su hermana, como los tres iban a la misma escuela le pareció lo más correcto. Pronto las actividades se volvieron de a tres, sinceramente, no le importaba. Tenía la confianza suficiente para compartir a su único amigo con su hermana, lo que más le gustaba era que se llevarán bien.

Para sorpresa de nadie, se presentó como Omega, su presentación fue algo tardía, a la edad de 11 años. Por lo que pensó en un inicio de que era un beta, su hermana le ayudó bastante y lo guío como ella sabía. Ahora los hermanos Inui eran dos bellos omegas, bueno así nos decían en la escuela.

Será completamente honesto, se sentía incómodo con las miradas sobre él, no le gustaba sentirse constantemente observado. Además de que su sentido olfativo no estaba acostumbrado a la gran cantidad de mezclas de olores de su entorno. Varias veces se había mareado en mitad de alguna clase o de camino a casa, tanto su hermana como Koko se preocupaban por él. Cosa que no le gustaba.

Su aroma no era muy dulce como el que suele tener un Omega común, tampoco era algo agrio, más bien era extraño y eso llamó la atención de algunos curiosos. Por esa razón, varias veces fue acorralado y acosado por sus compañeros Alfas, quienes trataban de tener a alguien tan "raro" en su grupo o en su lista de ligues. Koko empezó a llevarlo a la biblioteca donde solía estar con Akane para su seguridad.

La biblioteca no era lo suyo, le gustaba ver el cielo o estar investigando su entorno, pero era mejor que estar rodeado de Alfas que no tenían buenas intenciones con él. Sabía que nadie lo iba ayudar si algo malo le ocurría. Lo bueno es que casi nadie iba a la biblioteca. Aunque, aprendió varias cosas durante su tiempo ahí, una era de que a Koko le gustaba su hermana, más obvio no podía ser, y dos; había tantos libros de diferentes tamaños que jamás pensó.

Empezó a leer por aburrimiento y por la incómoda tensión amorosa frustrada de su amigo.

Entre tantos libros hubo unos cuantos que le gustaron, pero había uno en específico que era su favorito. Esa era la temática de las almas destinadas, había escuchado algo sobre eso en las series románticas que ve su hermana pero no eran de su agrado. Mucha cursilería. Aún así sabía que actualmente las almas destinadas eran casi imposible de encontrar, son simplemente mitos o cuentos de hadas.

Después de leer ese libro se dio cuenta que tenía el mismo gusto cursi que su hermana, pero es que era algo hermoso. Ser marcado por la persona que amas, unirse en cuerpo y alma, debe ser hermoso pasar el resto de tu existencia con el amor de tu vida. Aunque, tal vez sea algo que solo habite en los cuentos. No estaría mal sentirse querido, y ser especial para alguien. Que te vea cómo si fueras lo único importante para él o ella.

Otra vez, su corazón se ha emocionado.

Esperaba que tanto Koko como su hermana encontrarán a alguien que los ame sinceramente, y por como son. Todo mundo merece ser amado, aunque no sea tu primer amor, o eso pensaba cuando aquella misma tarde escuchó como su hermana rechazo indirectamente a Koko. Sabía que ella solo lo veía como un hermano, aún así deseaba que su amigo no se alejara de ellos por eso.

Quería tenerlo a su lado un poco más

...

Aún recuerda ese día perfectamente, el incendio en la casa de los Inui. Siente un dolor insoportable en su pecho cada vez que lo recuerda. Los bomberos dijeron que fue un accidente, pero él sabe que no es así. Nadie lo sabe, hasta ahora no se ha atrevido a revelar este secreto para mantener el recuerdo de su hermana perfecta intacto. Pero para él ese incendio cambió su vida, y no de buena manera, todo era distinto. Algo que le recordaba constantemente ese hecho, era la quemadura en su cara.

Ambos hermanos habían llegado a casa como de costumbre y él subió a su cuarto para cambiarse de ropa e ir después al arcade a jugar algo, ya que ese día no le habían dejado muchas tareas, pero apenas tocó su cama se quedó dormido. Rato después un espeso aire lo despertó y fue a ver a su hermana preocupado.

Lo que vio cuando bajó de las escaleras lo dejó sin habla, era la primera vez que veía a su hermana de esa manera. Ella siempre era calmada y dulce pero ese día solo vio la desesperación y el miedo en sus ojos, estaba fuera de sí mientras echaba la gasolina, que su padre solía guardar en el sótano, hacia todas partes de la casa. La casa también olía a gas.

- ¿Nee-san? - la mencionada parece haber reaccionado y volteó a verlo, lo estaba mirando con una expresión de pánico absoluto al verlo, tenía un encendedor prendido en mano.

- Seishu... Yo... Lo siento, yo no...- su hermana estaba llorando desconsoladamente, trató de acercarse, pero ella fue más rápida, lo agarró del brazo y trató de sacarlo de la casa, pero se le cayó el encendedor en un mal movimiento. Hubo una explosión que los mandó a volar a ambos, el olor a humo y cenizas, empezó a extenderse, así como el fuego en cada rincón de la casa.

Cuando trató de reaccionar, pero debido al impacto, sus oídos no podían escuchar nada, trató de buscar a su hermana pero podía sentir la mitad de la cara entumecida. De un momento a otro sintió que alguien lo cargaba y trataba de sacarlo de la casa, quiso impedirlo, ya que su hermana seguía dentro. Pero su voz no salía, el golpe había sido muy duro para él, una vez estuvo fuera de la casa, finalmente pudo identificar a su salvador, ¡Era Koko!

Se sintió muy feliz de verlo, en ese momento de euforia que lo invadió por ver a su único amigo y compañero, su sonrisa desapareció. Entonces lo entendió todo, Koko no fue a salvarlo a él, fue para salvar a su hermana, tenía sentido pues era la chica de la que estaba enamorado. Él no era importante. Simplemente se equivocó se hermano, solo le robo la suerte a su hermana.

Él le robó la oportunidad de vivir.

Aún con voz casi rasposa habló, matando las ilusiones de su amigo en una sola frase que lo mataría para siempre - Koko, no soy Akane - Quien diría que vería alguna vez esa expresión de culpa, arrepentimiento y sorpresa combinados. Él también se sentía así, después de todo Inui seishu no era nada sin su hermana Akane, solo era la sombra de su hermana, para siempre y por siempre.

Todo aquello se volvió mucho más claro que el agua luego de aquel día, los paramédicos le cubrieron la herida de la cara, por suerte su ojo no se vio afectado por la quemadura. Cuando sus padres lo vieron en el hospital, lo primero que recibió fue una cachetada y luego un puñetazo, los dos de parte de sus progenitores. Las enfermeras tuvieron que intervenir para que no siguieran golpeándolo, ganándose miradas de pena de todos los que lo miraban mientras escuchaba cómo sus padres lloraban y lo culpaban por todo

Por qué para ellos, él causó el incendio. A pesar de que los bomberos dijeron que fue accidental, pero todos estaban equivocados. Ese día su hermana se quebró y provocó el incendio ella misma, pero nadie quería oírlo de la boca del hermano menor que solo sentía celos hacia su hermana, por lo que calló. Después de todo, todo lo que sale de su boca son mentiras.

Las siguientes semanas tampoco fueron las mejores, el pago por la casa y todo lo que vino después, su hermana sigue viva, por el momento. Tiene fuertes quemaduras de tercer grado en todo el cuerpo y necesita una operación demasiado cara, obviamente no tenían el dinero suficiente para eso. Él se quedó en el hospital para velar la salud de su hermana, ya que sus padres no querían ni verlo en pintura, la silla era cómoda.

Un día, cuando fue a cambiar las flores escuchó la promesa de Koko hacia su hermana, para luego verlo alejarse con aquella mirada determinada. Apretó el jarrón, conseguir aquella cantidad de dinero no será sencilla y menos si eres menor de edad, su amigo estaba dispuesto a meterse al bajo mundo por su hermana. Si que la ama demasiado.

Qué envidia

Sacudió la cabeza para quitar aquellos pensamientos - No sé si eso es realmente admirable o una estupidez - murmuró, dejando el florero al lado de la cama de Akane, trató de captar su aroma pero hasta eso se había llevado el incendio. No quería llorar pero es que— No quería ver a su hermana mayor así, ¿Por qué tomaste esa decisión Nee-san? ¿Qué te llevó a eso? ¿Por qué no me contaste nada? ¿Acaso realmente fue mi culpa?

Se culpaba, se culpaba por la situación de su hermana, por los problemas de sus padres, por la presión y la obsesión de Koko por conseguir dinero. Y sobre todo se culpaba por no haber sido él el que estuviera en esa camilla, nadie se preocupa por él, eso era seguro, hubiera muerto de inmediato.

Y eso era lo que más le dolía.

Cuando ya no pudo estar más en aquel hospital corrió, sin lugar o destino alguno, mientras limpiaba sus lágrimas y sus piernas dolían por el esfuerzo que hacía. Esta situación era demasiado estresante, ya no podía aguantar ver a su hermana en ese estado, los doctores pidieron desconectarla para que no sufra más. Sus padres se negaron, y otra vez se desquitaron con él. ¿Por qué siempre él? ¿Por qué él no tiene su cariño o su aprobación? ¡¿Por qué su hermana siempre arruina todo?!—!!

De un momento a otro se chocó con algunas personas, lo que provocó que se cayera al piso de manera brusca, demonios las quemaduras de primer grado de su espalda aún no sanaban. Esperaba que ahora no dejarán marca

- Carajo, duele como la mierda... - trato de que su polo no tocará las quemaduras de su cuerpo, ya que sentía como le raspaba. Estaba tan distraído con su dolor que hasta olvidó que se había chocado con alguien.

- Un pequeño no debería hablar tantas groserías - se sobresaltó para luego mirar hacia arriba, maldición pandilleros, ¿Es que no podía dejar de meterse en problemas? Eran tres, el que estaba en el medio no era tan íntimamente como los dos que estaban a sus costados. - ¿Estás bien? - el que tenía un peinado extraño se puso de cuclillas y le sonrió con amabilidad, retrocedió un poco desconfiado.

Podía sentir su aroma, el del medio era un Alfa, el de la derecha un Omega y claramente el de la izquierda era un beta por la falta de aroma. El Alfa alzó sus manos en son de paz, sus amigos se estaban riendo de él ya que se estaba poniendo nervioso por no saber cómo tratar con el niño.

- T-Tranquilo, no te haremos daño, se que no quisiste chocar con nosotros... Eh... Waka... - Las feromonas del niño estaban en alerta constante, las risas del beta no ayudaban. El de cabellos blancos soltó un suspiro y se acercó al menor, pareciera que usaba sus feromonas como escudo, no tenía control sobre ellos aún era simplemente instinto de supervivencia del niño.

Ambos omegas se miraron fijamente, azul con morado combatían. El Alfa miró nervioso a su amigo y al niño, hasta que el de cabellos blancos le extendió un dulce y el niño aceptó, aunque titubeó un poco. - ¿Eh?¿Waka? -

- Vamos a tu tienda Shin, tiene la espalda lastimada - mencionó el de cabellos blancos levantando al niño del suelo, Shin asintió algo confundido pero le dedicó una sonrisa al menor mientras empezaba a avanzar siendo seguido por los otros dos.

El Alfa era raro, fue su primer pensamiento cuando vio que era alguien débil físicamente, no parecía un Alfa realmente. Sintió una mano en su cabeza que lo obligó a mirar aquellos ojos negros.

- ¿Cómo te llamas, pequeño? Mi nombre es Shinichiro, el que te regaló ese dulce es Wakasa. Sinceramente fue una sorpresa, no le gusta compartir sus caramelos - le susurró - El más grandullón de aquí es nuestro buen amigo Benkei, tal vez tenga cara de querer matarte pero tiene un buen corazón -

Seishu observó a los tres mayores conversar y tratar de integrarlo a la conversación, era buena gente. Cuando llegaron a una tienda cerrada inmediatamente el Alfa de nombre Shin empezó abrirla mientras ellos esperaban.

- Oye, niño. - Se llama el beta de nombre, Benkei. Soltó un "¿Mm?" Como respuesta - ¿Cual es tu nombre? No nos lo mencionaste, y es algo raro llamarte niño, suena incorrecto - Buen punto, no es que no quisiera decirles su nombre solo es que se le olvidó.

- Seishu, Inui seishu... -

- Inui, Mmm entonces te llamaremos Inupi - mencionó Shinichiro de forma alegre, recibiendo un golpe de parte de Waka.

- Después te quejas de los apodos que da tu hermano a sus amigos, dioses. A veces eres un idiota - El azabache se rió avergonzado pero a la vez tratando de defenderse diciendo que Inupi era un buen apodo.

Una mano en su hombro llamó su atención - No les hagas caso, esos dos son peor que un matrimonio. No tienes que aceptar el apodo si no quieres - le comento pero él se negó.

- No, está bien. Inupi suena genial - se escuchó un sonido de victoria de parte del Alfa, qué pasó su brazo sobre los hombros de Waka que no expresaba nada ante su derrota.

- Por cierto, ¿Tus padres no estarán preocupados? Apuesto que has estado fuera incluso antes de chocar con nosotros - Benkei, era alguien educado y se preocupaba por su bienestar, era raro que alguien que no fuera su hermana o Koko se preocupara por él.

- A ellos no les importa - aclaró en un tono suave y calmado - Mi hermana está grave y no me quieren cerca, nunca les importó realmente a mis padres. Supongo que les alegraría que me secuestren o me maten ... -

A pesar de sus palabras él silencio entre los cuatro no llegó a ser molesto, los mayores parecieron comprender y no preguntaron más. Aprendí mucho de ellos ese día. Primero, ayudaron en las heridas de su espalda y le ofrecieron que pasará de vez en cuando por la tienda si es que se sentía solo. Así fue, aquella tienda se volvió su lugar preferido, iba casi dos veces por semana solo para despejarse del martirio que era estar encerrado en aquella habitación de hospital, escapar de la realidad. Eso lo hacía sentir vivo, luego de mucho tiempo, al volver le contaba a su hermana las anécdotas de aquellos pandilleros, que en realidad habían dejado de ser pandilleros hace algún tiempo.

Eran geniales, no podía creer que aún después de haberse retirado del mundo de las pandillas, Shinichiro Sano, era muy bien respetados por todos los que mencionan su nombre o lo conocían en persona.

Se sintió bien por casi dos meses con esta nueva rutina. Hasta que llegó aquel día que escuchó el molesto sonido de la máquina de pulso, el sonido que indicaba que el corazón de su hermana había dejado de latir. Él había llegado justo cuando las enfermeras estaban llegando y lo tuvieron que sacar de inmediato, había traído una hermosa flor a su hermana, que al final, con el alboroto terminó toda pisoteada.

Sus padres llegaron en menos de lo esperado y él se tuvo que alejar de la sala de espera, aunque estuvo lo suficientemente cerca para escuchar del estado de su hermana. Desgraciadamente, Akane Inui había muerto. No pudo llorar en ese instante, caminó hasta el teléfono público del hospital, Koko necesitaba saberlo, a pesar de que sabía que eso lo destruiría.

Necesitaba saberlo, al principio dudo. Hace unos días le había comentado que pronto haría una gran suma de dinero y que con eso bastaría para la operación de Akane. Lo lamento, koko. Siempre soy quien mata tus esperanzas.

El silencio en la llamada fue su respuesta luego de dar la noticia, su amigo estaba destrozado por su culpa.

En el funeral de su hermana no pudo quitarse el rostro lleno de dolor de su único amigo. No estuvo en casa después de eso, se refugió en la tienda de Shinichiro, incluso durmió tres noches allí. Pero al tercer día ya no podía más con este sentimiento que terminó contando aquella tragedia y este lo consoló, jamás había llorado tanto en su vida.

Siempre fue la sombra de su hermana, no le tenía rencor, o quería convencerse de eso, pero lo sabía todo a su alrededor empezó afectar cuando a las tres semanas de duelo sus padres, estos empezaron a tratarlo bien, era raro aquello. Empezaron a estar con él y hasta ayudarle en sus tareas. Incluso se volvieron demasiado sobre-protectores al poco tiempo entendió que no lo veían a él, estaban viendo a Akane. Se dio cuando un día su ropa fue cambiada a la que solía usar su hermana, no era de gritar pero se enojó mucho ese día.

Sus padres estaban locos, escapó a su refugio. Aquella tienda donde siempre estaba llena de risas de parte de los pandilleros que contaban las historias de los tiempos de Black Dragons, de la Era de Shinichiro sano. No volvió hasta el día siguiente. Estar ahí riendo y disfrutando era mucho mejor, ya que admiraba mucho a esos Sempai y su actual sueño era pertenecer a aquella pandilla tan genial.

Su sueño se cumplió pero estuvo en el peor momento de los Black Dragons, la octava generación, liderada por Izana Kurokawa. Esta generación sería el comienzo del declive de los Black Dragons; corrupción, drogas. Esta generación fue conocida como la peor y la más brutal de todas, la generación S62. Pasó dos años en el reformatorio cuando los atraparon, sinceramente le disgustaba lo que Izana hizo con los Black Dragons, pero eso sólo lo impulsó a tratar de reparar lo que alguna vez fue la pandilla que amo.

Algo que no se esperaba es que Koko lo apoyaría, luego de la muerte de Akane, ambos siguieron viéndose y se apoyaban él uno al otro. De un momento a otro le había contado sus experiencias en aquella tienda y de su sueño de ser pandillero de los Black Dragon 's.

Aunque ambos volvieron a hablarse, koko había cambiado también, y lo sabía. Al igual que sus padres, para Kokonoi se había vuelto un reemplazo de su hermano, lo tuvo más claro. Cuándo un día en la biblioteca este lo beso y mencionó el nombre de su hermana. No sabía qué pensar ante eso, pero no se alejó de su lado a diferencia de sus padres, koko por lo menos no forzaba a vestirse como ella y actuar como ella.

Era la única persona a su lado y no quería que lo dejara, tenía miedo de que lo volvieran a dejar. Perdió a su hermana, nunca tuvo el cariño de sus padres y su ídolo acababa de morir. Por más que esto no esté bien, que lo que sea que actualmente tengan no sea sano, quiere estar a su lado.

Ya que, koko lo protegía, incluso cuando eso ocurrió. Él estuvo ahí y lo apoyó, a pesar de que desde ese momento cambiaría una parte de su vida. Qué raro, una parte de él parece haberse ido.

Al parecer los dos estaban mal desde principio.

Para la décima generación, Kokonoi le presentó a Taiju. Era fuerte, demasiado, y tenía un buen poder por lo que puso sus esperanzas en él. Aunque, no le convenciera del todo, ya que Taiju lo que buscaba era pelear, enfrentarse a los más fuertes. Eso no es lo que Shinichiro quería para Black Dragon 's.

Por lo que se sentía insatisfecho.

Así fue hasta que conoció a Hanagaki, en aquella batalla de navidad del 2005 vio en él el ideal de Shinichiro. Lo quería proteger, estaba seguro de que Hanagaki sería capaz de traerlo de vuelta, lo quería como líder. Por eso pidió que Black Dragon 's estuviera en la división de Takemichi, aún cuando no eran tan cercanos podía sentir el aroma de Takemichi fusionarse con él suyo. Los estaba aceptando en su manada, eso lo hacía muy feliz. Ya no estaba ¿Verdad?

Uno de los momentos más importantes que considera fue cuando Muto y Sanzu los capturaron a él y a koko, por supuestamente traicionar a Toman. Aunque vaya giró al final, los que traicionaron a Toman fueron otros. Ver como takemichi los defendió y trató de evitar que se llevarán a Koko a Tenjiku, no solo por sus habilidades de traer dinero sino por qué lo consideraba un miembro legítimo de su manada, y eso bastó para esa mirada en él Alfa, una de no sentirse utilizado, fue digno de admirar. Así como le juro esa noche en la tienda de motocicletas de Shinichiro Sano, seguiría a Hanagaki a donde sea que vaya. Ya sea en él camino del bien o del mal. Ya no importaba eso.

Amaba ser parte de aquella manada, el lazo que había entre todos los miembros era increíble, era cálido, muy cálido. Podía sentir que ya no estaba solo otra vez. Pero le hubiera gustado que koko también sintiera esto, antes de marcharse, para siempre.

Cuando Toman se disolvió, temía que aquel lazo con Hanagaki desapareciera, para su sorpresa no sucedió. Incluso cuando el menor se unió a Brahman, este lazo de líder y manada seguía ahí, tan fuerte como nunca antes. Pero todos los miembros de la manada pudieron sentir cómo algo había cambiado, justamente había sido el día de la batalla de las tres deidades. Él color de ojos de la manada dejaron de ser azules y pasaron a amarillo.

Podían sentir ya no solo él calor, sino también la traición y él dolor. Todos estábamos preocupados por nuestro líder, pero la noticia de la muerte de Draken fue uno de los tantos declives que tuvo.

Luego de un tiempo la manada se había reunido en el tejado del hospital. Eran una manada pequeña. La Mizo gang, los hermanos Tachibana, él y Matsuno.

Lo que sí le sorprendió fue ver a Kakuchou al lado de Hanagaki, y que Matsuno aún no haya llegado por lo que la reunión empezó. El ambiente era diferente.

- Este es él final - mencionó sorprendiendo a todos - Inupi, ¿Crees que él puesto para los Black Dragon 's siga en pie? - se volteo a verlo, una falsa sonrisa era la que le dedicaba junto a esos ojos sin vida.

Apretó los labios para luego asentir - Siempre has sido el líder de los Black Dragon 's, nadie es más apto que tú para liderarnos - respondió con honestidad.

- Entiendo... - les dió la espalda de nuevo, mientras observaba la ciudad - Planeo revivir a los Black Dragon 's, y puede que no sea la pandilla que tanto has amado. Por eso, seguiré este nuevo camino por mi cuenta, no quiero que me sigan, vivan sus vidas. Esta es mi lucha -

Las quejas no tardaron en llegar y por supuesto él tampoco aceptó esa decisión. Draken tomó la misma decisión de no meter a nadie de sus amigos y mira cómo terminó todo, su hermana también guardó todo su dolor para no molestar a los demás, no quería seguir perdiendo personas por lo que "creían" correcto en alejarse de los demás. Estaba hartó.

- Nos rehusamos, no planeamos dejarte solo - exclamó Akkun de parte de su grupo de amigos quienes se pusieron de acuerdo.

- Takemichi-kun, por favor piensalo mejor. - Pidió la mayor de los Tachibana.

Miro mal a Kakucho porque seguramente fue su idea, pero este también estaba sorprendido por la decisión de su capitán. Nadie pudo seguir quejándose ya que takemichi usó su habilidad como líder para callarlos. Odiaba esa habilidad, ya que solo la podían tener los líderes de manadas, y era casi similar a la voz de mando de los Alfas a la hora de dar órdenes.

- Di mi veredicto final, no los quiero tener rondando cerca mio - Volteo a mirar al Alfa - Eso va para ti también, Kakucho. Quiero que tengan un futuro lejos de las pandillas, quiero que vivan felices. Espero que puedas alejarte de Kanto Manji - sonrió débilmente - Sí eso significa que me tenga que alejar, lo haré. Así ustedes tendrán un buen futuro -

- ¿Y qué hay de nosotros? - la puerta de la azotea fue abierta de golpe, Matsuno había llegado - ¿Qué pasa si no queremos un buen futuro? Tu quieres alejarnos, pero ¿Acaso nosotros no tenemos derecho a opinar? - Tiene un punto.

Takemichi volteo para mirar a su amigo directamente - Lo hago por Ustedes -

- ¡Pero no queremos que lo hagas solo! - grito La única Omega femenina del grupo - Déjanos apoyarte, estar a tu lado. Siempre te seguiremos, Takemichi-kun -

Inui noto como los ojos de Takemichi brillaron peligrosamente, Oh no. Inmediatamente todos sintieron una fuerte presión en su cuerpo que les impedía levantarse. Maldición, Takemichi está decidido a hacerlo solo.

Ninguno podía moverse. Takemichi empezó a caminar hacia la puerta, se iba ir, los iba a dejar.

- ¡¡Perdóname!! - El eco de los pasos se detuvieron, levantó un poco la mirada para saber que estaba sucediendo. Matsuno estaba resistiéndose al mandato, trataba de ponerse de pie pero aún así era imposible - Se que no debí haberte dicho eso, se que cruce un límite entre nosotros... Pero, tenía tanto miedo... Tenía miedo de perderte también, eres mi mejor amigo, Takemichi. - La voz del Omega empezó a romperse.

Sosteniéndose de sus brazos, continúo - Se que eso no justifica en que te haya gritado, pero se suponía que éramos compañeros ¡El dúo suicida! Perder a draken...- exclamó - No estaba molesto contigo, sino conmigo... Lo siento, Lo siento, por favor. ¡No, nos dejes! ¡Déjanos estar a tu lado! ¡Aunque nos des la orden te buscaré! - empezó a ponerse de pie, estaba... - ¡No me rendiré! ¡Así como tú nunca te rendiste con nosotros! -

Los ojos de Matsuno brillaron con el color de la manada, amarillos brillantes. Incluso Hanagaki estaba sorprendido, cuando finalmente él estuvo de pie hizo una reverencia, sus ojos seguían brillando intensamente. Lo que diga a partir de ahora, Takemichi no se podrá negar.

- ¡Me niego rotundamente a aceptar esa orden! ¡Yo, Matsuno Chifuyu! ¡Antiguo vice-capitán de la primera división de la Tokyo Manji Gang! ¡Me unire a la 11° generación de los Black Dragon 's! - Todos miraron sorprendidos, pero sonrieron e imitaron a Chifuyu.

- ¡¡Por favor!! - Jamás vio esa expresión en Hanagaki, sin más remedio terminó aceptando aquella petición. Así inició esto.

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Sintió como era sacudido para levantarse, se masajeo los ojos para ver mejor él lugar en el que se encontraba. Lo primero que se encontró fueron unos ojitos curiosos mirándolo. Cierto, se había quedado a dormir con los niños del Orfanato de Kakucho. Después de todo se encontró con Hajime luego de 12 años hace poco, aún puede recordar esa cara confundida y llena de desesperación, era una expresión tan divertida que jamás pensó verla en su rostro, con lo calmado y calculador que es Koko. Esto solo se volvía más emocionante.

- ¡Usted es alguien muy hermoso! - Inui salió de su laguna mental ante el halago del menor de los niños que vivían en ese lugar, el niño pronto miro lo que estaba abrazando - ¡Oh, Qué bonito! ¿Puedo jugar con él? -

Por instinto apretó él peluche contra su pecho, era un peluche de cachorrito hecho a mano. Tenía una curiosa mancha en el lado izquierdo de su frente igual a él, fue uno de los primeros regalos que le de dió Kakuchou, no se lo puede dar a cualquiera. Aquella sensación parecía que él niño había entendido, por lo que no insistió más.

- Yuki - el menor volteo y correo hacia quien lo había llamado, era el Jefe. El Omega de ojos azules le sonrió a la menor y le pidió que vaya a jugar con el resto de los niños - Se ve que enserio amas ese peluche, Inui - cuando vio como el contrario iba a levantarse lo detuvo - Descansa, ¿Soñaste bien? -

Se encogió de hombros - Luego de varias noches de insomnio, supongo que a esto se le llama descanso - abrió la espalda del peluche para sacar una caja de cigarrillos, así que por eso no quería dárselas al niño. Saco uno y se lo colocó en los labios, le extendió la caja al Jefe.

Este tomó uno y lo prendió con el encendedor que tenía en su bolsillo, le pasó el encendedor a Inui, este también prendió el suyo. - Reporte -

Seishu expulsó el humo y se quedó mirando hacia el techo de la casa - Bonten ya sabe de la existencia de los Dragones Mellizos, y el USB con los archivos de la presa ya fue entregado a la división 6 - Miro la hora en el reloj de la pared - En una hora la prensa hablará de los casos archivados y los secretos de su Ex-Ministro, justo como lo quería el presidente -

- Mm, ¿Los siguieron? - se recostó sobre el sofá. Kakuchou apareció dejando una bandeja con comida sobre la mesa.

- No, le pedí a Hakkai que pusiera un vídeo antiguo para cuando Mochi hackeara las cámaras. Ellos piensan que fuimos por el camino del Hotel, cuando en realidad fuimos por el burdel que estaba por el otro lado del Club - explicó, Inui lo miró sorprendido.

Takemichi apagó su cigarro con las yemas de sus dedos - Siempre piensas en todo, Kakuchou. A pesar de que fue una situación inesperada, supieron manejarla a su favor, felicidades - masajeo sus dedos ante él dolor de la quemadura.

- Kaku-chan~ ¿No serás un vidente oculto? ¿Puedes leerme mi futuro? ya que siempre pareces tener planes de sobra - molesto un poco al Alfa.

Kakuchou se acomodo su saco - Claro, y con mi bola de cristal te quebraré los huesos de la cabeza -

- Cuánta violencia - Expulsa algo de humo de sus labios. Apoyó su cabeza en su muñeca mientras su mente seguía inmersa con los recuerdos del pasado - Ahora saben nuestros rostros, ya habrán invadido la tienda ¿Crees que los niños estarán bien? - cuestionó mientras escuchaba las risas de los niños.

Takemichi se levantó del sofá y estiró para aflojar los músculos tensos - Él lugar menos ideado será el mejor camuflaje. Por más que quieran, Manjiro jamás permitiría que este lugar se vea afectado - agarró una de las tostadas que había traído Kakucho - Después de todo este la casa en la que creció y guarda recuerdos del pasado, y si algo aprendí de él es que aprecia mucho el pasado, sobretodo si eso involucra a sus hermanos -

- Eh... - Eso era un punto bueno, o eso creía. - Aunque los aprecié, no ha pisado está casa por 12 años - comento - Él Abuelo Sano siempre quiso verlo de nuevo, incluso durante su lecho de muerte, para alguien con nietos ruidosos la soledad es un martirio -

Takemichi no dijo nada, se quitó los resto de comida de la cara, Manjiro era así, no piensa en las consecuencias - Ahora la casa no está tan silenciosa, supongo que eso debería aliviar un poco su soledad - Miro la arquitectura, el Orfanato Tenjiku, anteriormente Dojo y hogar de la familia Sano - Pero hablando de niños ¿Que piensas hacer Inui? -

El mencionado lo miro, para luego desviar la mirada. Pero su Jefe continúo - No soy nadie para decirte cómo vas a vivir Inui, tú lo sabes. Siempre quiero que decidan por ustedes mismos, no por los demás. Yo te apoyaré. Si quieres abortar, no habrá problema, puedo buscar un médico capacitado - Miro a Kakuchou, quién asintió de acuerdo - Pero si quieres tenerlo, tienes que saber que un niño no es sencillo de cuidar, mantener y criar, pero te ayudaré tanto como me lo permitas -

No estaba en mis planes tener un crío. Su celo se había atrasado considerablemente y al principio lo dejó pasar, fue Kakuchou quién le recomendó hacerse una prueba de embarazo para descartar dudas. Pero no le hizo caso. Luego de la misión en él Club, pasaron por un burdel y al ver una caja de pruebas de embarazo, le entró la duda. Así que la robó y al estar en un lugar "seguro" hizo la jodida prueba.

No la vio de inmediato, ya que tenían que moverse y evitar a los hombros de Bonten que estaban esparcidos por las calles. Anoche fue cuando la vio y su reacción fue... Destructora. Más bien ahora parece que nada hubiera sido destruido, tal vez ya limpiaron todo.

Pero, ¿Qué hacer ahora?

- Tu ya lo sabías ¿No, Kakuchou? - miro Alfa de manera acusatoria, este sacó una hoja de papel de sus bolsillos.

- Esperarte a que me hagas caso es como esperar a que un perezoso baje de su árbol - Le entregó la hoja - Sacar una muestra sangre mientras duermes es lo más sencillo que hay -

Al ver la hoja con los datos, efectivamente embarazado - Sino me gustará que me quiten sangre te arrancaría los ojos de un tirón -

- Suerte la mía - Takemichi suspiro, así no iban a llegar a nada.

Inui estaba asustado, no tenía un buen ejemplo o un ideal para la crianza de un niño, su concepto familiar estaba algo distorsionado. Pero aún así.

- Seishu, ¿Quisieras formar una familia de mayor? - le cuestionó su hermana una vez, dejo de leer la revista que tenía para mirarla - Yo quisiera tener una familia amorosa, criar a mis hijos para que se cuiden y protejan ¿No sería bonito? -

Rodó los ojos - Los niños huelen mal y son fastidiosos, no se que le ven de hermoso a eso - al ver la cara triste de su hermana se rasco la mejilla nervioso - Solo cuidaría de tus hijos, Nee-san. Es mejor cuidar los hijos de otras personas que tener los propios, así les daré caramelos a escondidas tuyas -

- ¡Seishu! ¡¿No me digas que están haciendo eso?! ¡Te saldrán caries! - el menor rio al ver la cara molesta de su hermana, por lo que dejó la revista y salió corriendo para evitar ser atrapado - ¡Vuelve aquí! -

Una familia

- Yo... Lo voy a criar - hablo claro. Black Dragon's es su familia, una extraña pero lo era, el único amigo cercano y verdadero había sido Hajime desde la muerte de Akane, pero él se fue hace mucho tiempo. Siempre se quedaba solo, ¿Estaría bien ser un poco egoísta?

Dejó caer el cigarrillo al suelo y lo apagó con la planta de su zapato - Me haré responsable de las consecuencias, lo prometo -

Takemichi miró a Inui por unos segundos - Está bien, así será entonces - caminó hacía la puerta de la sala - Bien hay que prepararnos, la boda comenzará pronto. Ustedes dos estuvieron perdidos por casi dos días, si yo no voy a buscarlos ¿Qué sería de ustedes? Iré a darles de comer a los niños, despertaré a Ken También -

Ambos vieron como Takemichi salió del lugar - Ken ¿vino también? - Cuestionó intrigado Inui. Al ver a Kakucho tratar de marcharse, un sentimiento hueco y desesperante lo invadió.

Kakucho detuvo su andar de manera abrupta al sentir unos brazos inmovilizarlo en una especie de abrazo - Seishu - mencionó, el omega no respondió - ¿De verdad estás seguro de esto? -

- ... Se que amas a los niños - su voz sonó mas decaida de lo usual.

- Me preocupo por ti, idiota- respondió duramente -

-...- Inui cerró los ojos - Qué bonita mentira - apoyó su cabeza en la espalda del menor - Solo... Quédate un poco más-


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