capítulo 11
Jugando en la acera, así era como él se entretenía cuando no estaba peleando con idiotas de grados mayores. Dando saltos de uno en uno al avioncito que había dibujado, escucho a alguien aplaudir cuando logró agarrar la piedra al terminar su vuelta, era un niño que estaba sentado a tan solo un par de metros de él. Era el mismo niño que salvó una vez de unos bravucones, de todos los niños que salvó, él fue el único que se le acercó sin miedo o otras intenciones en un recreo.
- Eso estuvo genial, Hanagaki-san. Tienes buen equilibrio, mis piernas se enredan mucho y me terminó lastimando - se quejó el menor de cabellos azabaches.
- Es por qué eres un idiota - El menor soltó un ¿Eh? - Este juego es demasiado fácil, hasta un idiota lo pasaría sin problemas - volvió a tirar la piedra y saltar cuatro casillas en un solo pie - Y deja de hacer eso -
- ¿Eh? - soltó confundido, Ken bufó. Enserio que este niño era un idiota.
- Nada de ¿Eh? - se quejó - Me refiero a que dejes de usar el habla formal cuando te dirigas hacia mí, has estado siguiéndome bastante como para que sigas usando mi apellido. Solamente llámame Ken -
El menor asintió aún un poco dudoso - Bueno, entonces Ken-san - El mencionado casi perdía el equilibrio, chasqueo la lengua ante la sonrisa inocente de aquel niño.
- Haz lo que quieras -
El menor lo pensó un poco - Bueno, entonces para que sea parejo. Tu también me llamarás por mi nombre - sugirió, el rubio hizo una expresión de "No quiero" - ¡Oh, Vamos! ¡Siempre me llamas por ese apodo extraño! ¡Mi nombre es Ryukari Tenjo! -
- Nope, tu nombre es Ryuichi - aseguro, el de cabellos azabaches sudo ante ello - ¡Ves ese es tu nombre! ¡Suena igual! -
- ¡Son completamente diferentes! - exclamó frustrado, para después sonreír divertido. Ken se confundió ante aquella actitud tan bipolar, definitivamente no sabía tratar con los niños de su edad, eran muy extraños.
Decidió seguir jugando e ignorar al menor, sino fuera por qué el azabache preguntó - Oye, Ken-san. Tu... - Hizo una mueca frustrado ya que las palabras no salen como quiere -... ¿Seguirías siendo mi amigo aún si soy Omega? -
Aquella pregunta lo desconcertó - ¿Por qué dices eso? - cuestionó colocándose sus manos en sus bolsillos para luego sentarse al lado del menor, quien seguía abrazando sus piernas y ocultando su rostro.
- Mis padres no quieren a un omega en la familia, pero todo apunta que ese será mi segundo género... y quieren que tome cosas extrañas para ser un Alfa... - murmuró apretando el agarre de sus piernas.
Ken alzó la mirada hacia el cielo - Así que... esa era la mierda que traes siempre en tu mochila - soltó con firmeza - Tus padres son del asco Ryuichi, pero no me importaría - se encogió de hombros.
- Es fácil decirlo para ti, tú eres un beta - se excusó, sus ojos se aguaron por aquella injusticia, ¿Quién quiere a un omega inservible?.
- Y eso me vale, no por ser una categoría menos de la "Jerarquía" seré menos fuerte. Seguiré dando palizas a todos esos bravucones. Me importa poco mi subgénero - le afirmo- Pero, parece que a ti sí te importa, por lo que solo diré esto. Si te hacen algo, llámame. - reafirmó, su amigo parecía brillar esperanzado, aún con lágrimas, asintió.
Al poco rato después llegaron los padres de su amigo, no les dirigió la palabra. Volvió a tomar una piedra y la lanzó, está cayó a los pies de un adulto.
- Madre - mencionó, ocultando inútilmente su felicidad. Este recogió la roca para luego mostrarle una leve sonrisa que podía pasar desapercibido si no estabas atento.
Ken cogió su mochila y corrió hasta parar al frente de Hanagaki Takemichi. Quién revolvió sus cabellos dorados en forma de saludo - ¡Mamá! - se quejó el menor tratando de acomodar sus cabellos.
- ¿Qué tal la escuela? - pregunto Hanagaki empezando a caminar, siendo seguido por su cachorro.
Ken soltó un bufido cruzado de brazos - a-bu-rri-da, No es divertido cuando ninguno quiere pelear contigo por tenerte miedo ¿Debería enfrentarme con otras escuelas? - se cuestionó a sí mismo.
- Los más fuertes se buscan entre sí, habrá mucha más gente que será más fuerte que tú, Ken. Ten cuidado - recordó, el menor se rasco la cabeza avergonzado, claro que sabía eso a la perfección.
- Me gustan los retos, si hay gente fuerte ¡Quiero enfrentarla! ¡Y no me rendiré! - exclamó esta vez con una gran sonrisa - ¿Crees que el tío Kakucho me deje tener una pelea con él? -
Takemichi lo meditó unos segundos - Tal vez, lo mejor sería que le preguntaras directamente, aunque es probable que no dures mucho de pie. Sabes cómo es Kaku-chan a la hora de enfrentarse con algún familiar -
El menor no podía estar más de acuerdo, ¡Él tío kakucho una vez derribó a su tío seishu de tres golpes para no pelear con él! ¡Y eso que Seishu es fuerte! ¡Tiene entendido que este es capaz de derrotar a varios oponentes a la vez sin problema! ¡Una vez mando a volar a Souta y al tío Chifuyu de un golpe!
-. A todo esto ¿Cómo vas con tu amigo? Veo que se llevan muy bien - la sonrisa delicada de su padre le fue difícil de ignorar, se puso nervioso.
- Tsk, solamente es un idiota, es demasiado estúpido para ser mi amigo, ¡De verdad! - exclamó al ver reír al mayor por cómo se expresó - ¿Puedes creer qué haya leído un libro al revés en toda la clase de literatura? ¡Enserio! ¡Incluso él mismo se preguntó por qué no podía entender nada de lo que decía el profesor! A veces me dan ganas de golpearlo -
Takemichi sonrió divertido - Se ve que son buenos amigos - comentó nostálgicamente. Ken bufó de nuevo, no le gustaba ver esa mirada en su madre.
- Si claro, buenos amigos - rodó los ojos. Aunque por lo menos era la única persona que se acercaba a él sin buscar pelea o huye de miedo, tampoco ha hablado mal a sus espaldas. Al contrario, una vez lo descubrio defendiéndolo. Solo era un chico interesante, y puede que si le caiga bien, poquito.
Takemichi miro al menor con esa sonrisa carinosa que lo ponía nervioso, tomando su mano para que andarán juntos, Ken se sonrojo avergonzado - ¡Ya no soy un niño pequeño, mamá! - trato de soltarse.
- Solo por esta vez - pidió
Ken suspiro rendido, después de todo también quería tomar de la mano de su padre un rato más. Así que está bien, solo por hoy. Ambos caminaron en silencio por un buen rato, Ken veía curioso las calles, ya que muchas veces iba en auto o estaba demasiado perdido en sus pensamientos como para prestar atención a su alrededor, por ejemplo no recordaba que en esa esquina hubiera una tienda de dulces.
Aquellos ojos llenos de brillo, era los que Takemichi quería ver siempre en su pequeño, sabe que la vida que le está dando no es del todo "Normal" pero trata de que lo viva lo más que puede. Ken había adoptado una actitud madura para ciertos casos, este mundo no perdona a nadie y eso lo tuvo que ver desde que nació. Aún así se considero algo egoísta querer cuidarlo a pesar de tener todo en contra.
- ¡Mamá! ¡Mamá! ¡Mira! - El menor lo jalo hacia un centro de videojuegos, no había visto uno en años - ¿Podemos jugar? - No tenía que pensarlo mucho, esa tarde era de ellos dos.
- Por supuesto - Ambos ingresaron al centro de juegos, quiere cuidar a su cachorro a toda costa, por más crueldad que hubiera en el mundo. Aún sigue siendo egoísta en querer ver a sus seres queridos sonreír y vivir sus vidas felices.
Después de un rato en el arcade, debe admitir que se pasaron un poco de la raya, nunca creyó que su hijo fuera tan bueno en los juegos. Había ganado en casi la mayoría con un puntaje excelente. Vaya, en ninguna de sus vidas hubiera logrado alcanzar ese nivel. Incluso ganó varios premios facilmente.
La sonrisa de su hijo le hizo saber que estaba haciendo las cosas, por qué era una sonrisa real. Una sonrisa de un niño de diez años divirtiéndose al lado de su padre, aunque esté sea un poco malo en los juegos.
- Papá, quisiera que llevarán estos juguetes a los niños del Orfanato Tenjiku - Takemichi lo miro, luego miro la cantidad de cosas que había en aquella montaña. Con esta cantidad llenarían un auto Chevrolet Malibu.
Suspiro, sacando su celular, ken amaba y cuidaba mucho de los niños del Orfanato de Kakucho, por más que se negara.- Está bien, si eso quieres - busco un contacto en su celular para enviarle un mensaje, había ido de nuevo sin llevar auto o siquiera su motocicleta, la cual ya estaba abandonada hace un buen tiempo en su cochera.
Luego de hablar con Peh-yan para que enviaran a alguien para que llevara los regalos a los niños de Tenjiku volteo para buscar a su cachorro. Vio que este estaba mirando mucho un juego de la garra, guardo su celular para acercarse.
- Ken ¿Qué tanto miras? - cuestionó mirando las cosas que tenía la garra, había muchos peluches de animales y seres mitológicos.
Ken se mordió la lengua, no quería ser egoísta y querer ganarse uno. Pero ya había intentado varias veces en conseguirlo - Nada, ¿ya podemos irnos? -
Takemichi vio a su hijo colocar sus manos en sus bolsillos, sabía que era una manía que tenía cada vez que algo no le gustaba o le frustraba. Volteo de nuevo a ver el juego y noto un curioso peluche.
- ¿Este es el que quieres? - cuestionó apuntando directamente hacia el peluche de dragón, era de dos colores negro y morado. Era muy tierno y apachurrable.
Ken desvió la mirada hacia otro lado- No, vamonos ma. De modos modos ese juego es imposible - bufó, takemichi suspiro. Realmente se parecían, sacó una moneda de su bolsillo y la colocó en el juego - ¿Eh? -
Ken vio como su padre movía la garra para colocarlo en el lugar exacto donde estaba el peluche que quería, al presionar el botón, la garra agarro el peluche y parecía apunto de lograrlo. Pero se cayó muy cerca de la salida, tenía razón eso era imposible, una vil estafa.
Pero su madre volvió a colocar una moneda, la garra no logró agarrar bien al peluche por lo que no pudo ser llevado. Era inútil, pero otra moneda fue puesta, era inútil. Luego otra moneda, ese juego está destinado a qué uno pierda. Otra moneda.
- Mamá, ya no gastes dinero. Vamos - Pidió cuando vio otra moneda entrar, soltó un suspiro, eso iba a ser en vano.
- A veces solo necesitamos aprender el truco a las cosas para saber con qué estás tratando - mencionó su madre para luego apretar el botón - Para eso se falla algunas o muchas veces para lograrlo - La garra logró agarrar al dragón de la cabeza y subirlo, estaba muy cerca de la entrada hasta que la garra lo soltó. Pero su madre logró sacar ese peluche de ahí y tenerlo en sus manos - Por más complicadas que sean, debes ser algo insistente para conseguirlo -
Ken miraba impresionado mientras su madre colocaba el peluche en su cabeza - ¿Este era el que querías, verdad? - cuestionó, a lo que el menor tenía ese peluche en sus manos. No era muy grande, aunque sí del tamaño para que su pequeño cuerpo lo abrazará perfectamente. A Takemichi le gustaba consentir a su pequeño con pequeños detalles.
- Mmm - tomó de la mano de su madre para que ambos salieran del local, iba a quedarse con este regalo. Usualmente él no era muy ambicioso a la hora de pedir un regalo, se conformaba mucho con lo que tenía y cuando veía que tenía demasiado se los daba a quien lo necesitaba.
A pesar de ser un niño de 10 años, en su cuarto no había ningún juguete. Seguramente había uno suyo de cuando era bebé, pero estaría guardado como recuerdo en una caja suya bien escondida en su habitación. Pero al parecer su cama ya no será tan solitaria cuando no haya nadie en casa.
Este día había sido una tarde improvisada, fue entretenida. Además descubrió que su madre era pésimo en algo, - Hasta ahora la nueva casa es muy grande - Comentó de repente el menor, quería sacar algo de conversación al mayor- ¿Pero cabremos todos? Ya que somos... 6+6, 12. Más Dos, 14... ¡17! - exclamó, serían un montón en esa casa tan grande ¿Estará bien eso? ¿Será seguro?
- No te preocupes por eso, las parejas compartirán habitación - comentó, hace poco todos llegaron a un acuerdo de que lo mejor sería mudarse de sus apartamentos a un lugar donde pudieran estar todos juntos. Estaban haciendo eso ya que Bonten empezó a mandar gente a vigilarlos, aún no saben con qué motivo, por el momento en la nueva casa/mansión solo están empezando a mudarse los líderes de quinta división, y su tío, Tachibana Naoto, está encubriendo sus movimientos al ser el objetivo principal de Bonten ahora. Además, la quinta división son los únicos que no tienen "Guardaespaldas" por eso se ofrecieron para ir ambientando la nueva casa.
- Eh~ - abrazo su peluche mientras caminaba tomado de la mano de su madre. Solo esperaba que no causarán problemas, sobre todo su tía Senju.
Los pasos de sus madre fueron disminuyendo, volteo hacia atrás cuando se detuvo. Rápidamente fueron rodeados por otras nueve personas armadas con armas blancas, Ken hizo una mueca llena de fastidio al notar que uno de esos sujetos estaba detrás de él apuntándole con el arma.
- Finalmente te encontré, Dragón del mar - Genial aparecen más escorias, se quejó ken. Tuvo que retener algún movimiento ante esa mirada de su madre.
A pesar de la clara desventaja que tenía, Hanagaki estaba completamente tranquilo. - Mmm, creí que las cosas con tu familia ya estaban claras. Así que, ¿A qué se debe esta sorpresa tan repentina? - cuestiono, claramente ese sujeto estaba actuando por su cuenta. Que un miembro importante de una organización como la suya haga una emboscada a plena luz del día y con esta poca cantidad de miembros, da a entender claramente que esto no fue planeado.
- ¡Por supuesto que no! No se arregló nada! ¡Tu maldito omega! Seduciste al jefe para que te diera un pedazo de nuestro territorio - Acusó, hanagaki arqueo la ceja, eso era una acusación algo fuerte, sobre todo viniendo de alguien que estuvo presente en aquella reunión.
- Que yo recuerde, tu jefe me dio esa parte de su territorio al no saber darle una buena administración, además de que fue una forma de agradecimiento por salvar a 20 de sus hombres de una misión suicida - Soltó sin más, viendo como una pistola apuntaba directamente a su cabeza, se enojo.
El tipo parecía realmente ofendido - Alguien como tú no sería capaz
de administrar adecuadamente una buena zona financiera -
- Y crees que tu si? - cuestiono desinteresado, aunque eso parece haberle subido el ego, soltó un suspiro - Realmente me llevo bien con tu jefe, lo que menos quiero es causarle problemas solo por que uno de sus... perros quiere alimentarse -
Ken se mordió el labio al ver la cara irritada de aquel alfa, no se aguantan nada ese tipo de personas. - ¡MUERE! ¡Me encargaré de ti y me quedaré con ese maldito territorio que debió ser mío! - Al final se delatan solos, se movió su cuerpo a un lado, inclinando un poco su cuerpo.
Abrió los ojos sorprendido, eso fue demasiado rápido. El hanagaki menor vio como su madre logró quitarle el arma fácilmente a ese alfa y disparó con la pistola del tipo en la pierna y en la mano a otro de los armados. Sonrió emocionado y dejó a su dragón en él, y no tardó en agacharse y patear las piernas para derribar al mayor que lo tenía como rehén. el último armado que quedaba se lanzó hacia su madre para inmovilizarlo, pero no tardó mucho en tener la cara en el piso. Increíble.
- Sere amable y te dejaré ir, no le diré nada a tu jefe, pero vuelves atacarme de esa manera y menos con mi cachorro aquí, mis garras no dudarán en abrirte las entrañas a la otra- Gruñó mostrando los colmillos, el alfa huyó con la cola entre las patas.
El menor recogió su peluche del suelo mientras aún miraba emocionado a su madre, era increíble, indudablemente increíble. Takemichi le sonrio, para después estirarle la mano, ambos decidieron ir por unos dorayakis y papitas antes de regresar a casa.
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Tanteó el micrófono en su oreja provocando un horrible sonido para el otro lado. Hakkai se quitó los auriculares de golpe sobándose sus pobres orejas debido al fuerte volumen - Oye, Inupi. - Deja de tocar el maldito micrófono y nos vas a dejar sordos - Hablo Mitsuya con el micrófono prendido.
- Solamente quería asegurarme de que está cosa funcionará - se excusó el Omega de cabellos rubios quien terminaba de alistarse en el baño, colocandose algo de maquillaje suave en la cara para resaltar sus facciones. Llevaba un hermoso vestido rojo, que pertenecía a la nueva colección de Takashi Mitsuya, si algo le sucede, ese Omega lo mataría.
- Si Hakkai pierde otro de sus sentidos, no verás la luz del día, Inui - A veces le importaba poco que fuera su superior, no es como si se comportará como tal también. Por lo que terminó de arreglarse su largo cabello.
Mitsuya y Hakkai estaban escondidos en la sala de seguridad del Club, los dos guardias anteriormente a cargo estaban echándose una pequeña siesta. Hakkai miraba las cámaras de seguridad del club además de las cámaras escondidas que mostraba su propia laptop personal. Esos ángulos eran vistos a través de los ojos de los mellizos.
- Todo en orden - afirmó Kakucho, quién se encontraba sentado en una zona Vip con una buena vista del todo el local, vestía un traje negro elegante con algunos bordes blancos.
Inupi salió del baño de Omegas masculinos con aquel vestido largo de color rojo intenso. Ganándose varias miradas de Alfas elegantes hambrientos, interesante, en este club había un montón de personas peculiares. Usualmente había club especialmente para algunos tipos de personas, no puede creer que permitan fumar hierba tan deliberadamente.
Camino mostrando una elegancia hipnotizante, subiéndose al escenario aún con las miradas posadas en él. - Objetivo a las 3 - La misión era simple, extorsionar a un miembro del consejo para que confesara de una vez todos los casos que mandó a archivar, además de haber metido las manos en lavado de dinero (Gracias a eso mucha gente quiere su cabeza) pero vayamos primero con la extorsión y después coordinarán sobre cómo enviar el regalo al cobrador.
Este club estaba lleno de gente corrupta y mafiosos. La música sonó, es buena esa. Sabía pole dance, había aprendido como una forma de relajarse y mantenerse calmado. Así que en algunas misiones aprovecha esta habilidad para captar la mirada de sus objetivos.
Movimientos lentos al inicio, pasando sus manos por su cuerpos de forma lenta y provocativa, siguiendo la música. Miro a ciertos hombres, luego miró hacia el lugar en donde estaba Kakuchou mirándolo, le guiño el ojo de manera divertida.
Kakucho soltó un bufido - Enserio ya cásense - Se oyó la voz de Mitsuya en su auricular.
- Cuando nos invites a la tuya - respondió automáticamente, estando aún atento a su alrededor mientras seguía observando como el espectáculo de Seishu empezaba a tener resultados, ya que, cuando bajó del escenario el objetivo se le acercó. Entrecerró los ojos al rato al ver una cabellera blanca, con un familiar tatuaje en la parte izquierda de la cabeza, cerca de la entrada del club.
Mitsuya chasqueó la lengua frustrado - Debemos irnos, Hakkai - el mencionado empezó a desconectar rápidamente algunos cables que conectaban la laptop con las cámaras de seguridad. Takashi abrió un cajón lleno de documentos, estaban organizados en orden alfabético por lo que fue fácil sacar el que buscaba. Sacudió su cabello para ocultar el tatuaje de su cabeza, mientras que Hakkai ocultaba la mitad de su rostro con un cubre bocas. - Nosotros nos retiramos, te encargamos el resto - hablo por el comunicador del pelinegro.
Este apagó su comunicador para luego quitárselo y colocarse otro. Espero pacientemente a qué alguien hablará. -... ¿Todo en orden, Kokonoi? - Esa era la voz de Ran Haitani.
- Mm... Si - murmuró koko, tratando de pensar con claridad. Aquella mujer que acaba de irse se parecía un montón a Akane, sacudió la cabeza, buscó con la mirada al comprador que estaba sentado en alguna parte de la Zona VIP del Club. Empezó a caminar tranquilamente para allá, hasta que se topó con cierto Alfa de cicatriz mirando hacia el escenario.
- Kakucho está aquí - aviso kokonoi por el comunicador.
Casi se queda sordo con el grito de Ran - ¡Ya era hora! ¿Por qué nunca contesta cuando lo llamamos? Esa mala manía suya la tiene desde niño ¡Seguramente ha estado ahí una hora antes qué todos nosotros! - se quejó el mayor de los Haitani. Koko pasó al lado del Alfa.
- Todo en orden - le mencionó al de cabellos blancos, señalando con la cabeza hacia donde estaba él comprador - Te toca - Kokonoi asintio, podía ver la cara perdida de este. Nisiquiera había desviado su mirada al verlo.
- Si estás tan estresado ¿Por qué no buscas a algún acompañante para pasar la noche? - sugirió - Estamos a punto de obtener la ubicación del siguiente ejecutivo, serán días pesados. Aprovecha que este lugar es mío y diviértete -
- ¡¿Por qué a él si lo dejas divertirse gratis y a nosotros nos pagas hasta por tomar un café?! - exigió saber Ran, luego de escuchar su conversación, no le parecía justo. Kakucho siempre era el favorito de Koko y del jefe.
Koko rodó los ojos - Por qué ustedes aún me deben por las estupidez que hicieron en la mision pasada. Además Kaku no me hace gastar tanto ni para él hospital, grupo de Zombies andantes -
- ¿Eso nos debería alagar o qué? - se oyó la voz Sanzu confundida, koko solo corto la comunicación con ellos - Se enojo -
- Gracias, drogadicto de mierda. Ahora, nos quedamos sin dinero por un mes entero - se quejo Rindou, si no estuviera al otro lado de la ciudad le hubiera cortado la lengua ahí mismo.
Sanzu desde el otro lado tenía un tic en él ojo - ¿¡Y como iba a saber que se iba enojar idiota!? ¡¿No deberías vigilar la puerta?! -
- ¿¡Ah?! ¡¡Ese era tu trabajo, imbécil!! - Ya escucho lo suficiente, Kakucho se quitó el auricular, aún quiere ser capaz de escuchar gracias.
Kokonoi siguió su camino dejando a Kakuchou cómo vigilante, sinceramente no sabe cómo es que ha soportado a esos idiotas todo este tiempo. El único que no le ha causado tantos problemas es Kakucho, los demás son un imán de problemas, hasta el Jefe. Sobre todo cuando está en uno de sus episodios de irá. Ni quien lo calme, Sanzu casi pierde el ojo izquierdo por querer darle un Taiyaki.
Cada integrante de Bonten es esencial para que esto funcione, casa uno tiene un rol, pero como dijo Ran. El líder tiene a sus favoritos, ya sea por el recuerdo frustrado de Izana kurokawa o por otras razones.
Kakucho como vive con Inupi y Hanagaki, así que suele darles información sobre sus movimientos. Quieren que tengan un buen futuro, cuando Rokuhara tandai se unió a la antigua Kanto Manji, Mikey le dió esa tarea luego de la batalla de las tres deidades, sabía que Takemichi apreciaba a Kakuchou por lo que lo tendría a su lado y le contaría todo, así que, necesitaba asegurarse de que Hanagaki no siguiera metiéndose en sus planes.
Hasta ahora, todo está bien. Solo esperaba que este roce con Black Dragon's, no los involucrara, quiere que sigan viviendo. Koko sonrió un poco abrumado por los recuerdos, Inupi quiero que seas libre de todo lo que te mantiene atado a mí.
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Inui dejó la cinta en la mesa, para luego tomar su celular y enfocarlo hacia su presa, quien se hallaba atada a una silla sin camisa y completamente lastimado, sonrió cuando vio que la foto se tomó adecuadamente. Luego la envió a su contacto - Si que estas hecho mierda - se burló, dejando su celular para poder caminar por la habitación.
Este club tenía habitaciones especiales para que gente con dinero se quedará un para dormir, casi como un hotel de lujo. Se acercó hacia el armario en donde se hallaba la pequeña caja fuerte, movió el seguro de acuerdo a los números que le dio el sujeto ese, abrió. - Vaya, si que son muchos papeles - Silvo sorprendido, revisando cuidadosamente aquellos papeles.
El atado estaba haciendo todo lo que podía para liberarse de ese lunático, quien solo veía esos importantes documentos, no tuvo más opción que darle la clave. Pero lo que no sabe ese tonto omega es que eso son los falsos, que han sido cuidadosamente modificados, es un idiota por creerle, tal vez no sea tan intelegente como creyo.
Inupi camino de vuelta hacia él con los documentos en manos - Sencillamente tuviste una vida interesante señor - señaló - Me quedaré con esto gracias - La presa sonrio, que tonto era. - Y también con ese USB, que es donde estan los archivos originales -
- ¡¿QUÉ?! -
- Adiós - Se despidió, dirigiéndose ahora hacia la puerta. escuchando un disparo cuando la cerró, están aquí.
Rasgo un poco la parte inferior de su vestido y empezó a correr cuando varios disparos empezaron a venir en su dirección. ¿Enserio? Estos tacones son nuevos. No piensa andar sin zapatos por todo lo que queda de la misión. Se subió al barandal de la enorme escalera de caracol y se deslizó hacia bajo. Esta escalera lleva directo al club, eso es bueno. Sino fuera por qué el caos tambien llegó hasta.
Cuando aterrizó en el suelo se escondió en una de las columnas del club, mientras veía como se mataban los guardias del lugar. Un lugar seguro ¿No?
...
Kakucho activo su comunicador para estar en contacto con seishu, poco después de que Kokonoi cerrara el trato con el comprador, hubo una emboscada de traidores que empezaron atacar a diestra y siniestra. Poco después ese ataque fue aprovechado por otro grupo que buscaba un ajuste de cuentas con algunos de los altos mandos.
Disparaba a cualquiera que le apuntaba, hace rato se separó de Kokonoi y perdió el comunicador para estar al contacto con Bonten. Bueno, eso era lo de menos, su prioridad era Seishu, quien hace poco lo vio aparecer por las escaleras. - Takemichi dijo que nada de muertes - le aviso en voz baja, ya que aún no quería arriesgarse.
- Ellos empezaron, ¿está bien? - le respondió, acabando con el último que disparaba. Para eso él tuvo que apagar las luces con su última bala, Seishu se encargó usando una cuchilla. La oscuridad era su hábitat natural.
Lo que menos esperaban en estos momentos era la aparición de koko, siempre aparece en los momentos menos adecuados. Koko al verlo tenso la mandíbula, ¿Qué hace aquí? Él no debería estar aquí. Entonces vio su brazo izquierdo, un tatuaje de Dragón Negro. Ya veo.
Entonces siempre estuvo del lado enemigo. Claro, ¿Cómo fue tan idiota por pensar que Inupi dejaría los Black Dragon's? Si eran su vida desde que conoció a Shinichiro. - Vaya jamás creí que fueras capaz de infiltrarte en una de mis intalaciones, Inupi -
La presencia de Koko simplemente molestaba a Seishu, pero al escucharlo hablar así solo lo hizo enojar aún más y Kakucho lo sabía, sabía que en cualquier momento atacaría a koko y lo mataría. Aún lo necesitaban vivo, él jefe lo necesitaba vivo.
Salió de la columna en la que está a escondido anteriormente. Teniendo la atención de esos dos, estaba apuntado a Seishu, lo que puso nervioso a Koko.
- Así qué ¿Black Dragon's? - siguió hablando, tratando de que el otro lo negará que solo sea una ilusión suya y de su mala vista. Se supone que el debía protegerlo, no quería pelear con él.
Inui miraba a Kakucho calmadamente - Jamás me he ido ¿Sabes por qué estoy aquí, Hajime? -
Lo que me temía - No, pero puedo hacerme una idea. Aquí hay muchos peces gordos y corruptos - Tenían entendido que Black Dragon's eran una organización neutra, por lo poco que encontraron, no está de lado de la ley pero tampoco está al 100% del lado del bajo mundo.
- Cierto, aunque también vine por un compañero mío - se empezó a mover.
Koko frunció el ceño - Pues te veo muy solo. No importa, Kakucho. Capturarlo, tener a un miembro directo de Black Dragon's nos beneficiara en encontrar a su líder - ordenó al alfa de ojos bicolores.
No importa si es un conocido, enemigo es un enemigo, y ya no podían estar siempre detrás de esa organización fantasma. Tenían mejores cosas que hacer. Al no ver movimiento de su compañero, lo miro mal.
- Se que lo conoces Kakuchou, pero Mikey específico en capturar a cualquier miembro de Black Dragon's, sin excepción - aclaro, desde que fueron al bar y le contaron todo junto con el suceso de Kawaragi Senju. Mikey les dió la orden de capturar a cualquiera que tenga una mínima información.
Inui se detuvo hasta estar cierta distancia de Kakucho - Mm ¿Qué pasa Kakucho? ¿No me vas a disparar? - Le gustaba molestar al Alfa, quiere saber de qué lado estará.
Esto solo lo miro detenidamente y dejo de apuntarlo, para apuntarle ahora a Kokonoi. - ¿Qué? - Lo miro sorprendido - ¿¡Qué se supone que haces Kakucho?! -
Inui tanteo el brazo izquierdo de Kakucho - Te lo dije, Hajime. También vine por un compañero mío - con la navaja rompió la manga del traje, revelando así un tatuaje blanco de dragón con bordes negros - El me escogió, dispara -
Sin muchas vueltas y sin una pizca de duda disparo a Koko en el brazo izquierdo y en las piernas.
- Mierda - arrodillado en el suelo por él dolor, levantó la mirada para ver a esos dos. Entonces vio en la mirada de Inupi un odio hacia su persona que jamás había visto.
Seishu tomo el rostro de Kakucho y lo beso sin pudor, lo que más le sorprendió a koko fue que Kakucho correspondió. Acaso esos dos ... ¿están saliendo?
El recuerdo de un día en la mansión le llegó a la mente. Él tenía una bolsa en sus manos, verificando varias veces su contenido. Jamás había estado tan nervioso como ese día.
- ¿Ocurre algo koko? - una pregunta le sorprendió y volteo asustado a ver de quién se trataba, ver la familiar cicatriz lo tranquilizó. - ¿Qué tienes ahí?
- es.. Es un regalo para Inupi... - apreto la bolsa de papel - Hace tiempo hicimos una promesa que al cumplir veinticinco, haríamos como un intercambio de regalos. Cada uno iba a regalar un recuerdo de la infancia del otro, e-es medio confuso - dejo la bolsa aún lado - Olvídalo, de todos modos hemos dejado de hablarnos, es solo una promesa de niños -
Kakuchou lo miro espectante - No creo que solo sea una promesa de niños, a veces pueden ser las fuertes. Que lo recordarás lo demuestra - tomó la bolsa - Se lo daré yo, siempre te ha gustado Inui. Incluso hasta ahora... Es lo menos que puedo hacer por ti - le sonrió al mayor, koko también sonrió agradecido. Kakucho era un buen chico.
- Somos los Dragones Mellizos de Black Dragon's, sirvientes Dragón del Mar - Inui recostó su cabeza en el hombro del Alfa, mirando de manera superior a su viejo amigo - Ni siquiera saben que les rodea. Bonten siempre estará 10 pasos detrás de nosotros, mientras ustedes buscan migajas nosotros encontramos gemas. - sonrió - Vámonos, Kaku-chan. Tus viejos amigos están en camino -
- Ellos jamás fueron mis amigos - aclaró sujetando a Seishu de la cintura para luego lanzar una bomba de humo - Simplemente eran marionetas desechables -
Los había perdido, con la sangre aún goteando de sus extremidades, se negaba a creer todo lo que acababa de suceder. Esto era una mala broma, ¿Tendrá que pelear con ellos...? ¿Por qué? ¿Jamás fuimos amigos Kakucho? ¿Cómo es eso? ¡Te conté todo de mí por qué confiaba en ti! ¡Sabías lo mucho que me gustaba Inupi! ¡Te dije hasta mis peores miedos! ¡Joder! ¿¡Acaso has traicionado Bonten todo este jodido tiempo?! ¡Nos vio la cara de estúpidos! ¡Se supone que eres una de las personas más leales a parte de Sanzu! ¡Incluso hiciste el maldito juramento Lunar!
A menos que su lealtad jamás haya estado en Mikey, pero ¿A quién le daría su lealtad? La otra persona posible sería Izana. Pero murió hace mucho tiempo. Inupi tampoco le es leal a cualquiera, y mucho menos le confiaría la pandilla que tanto amó, a menos que él líder de Black Dragon's sea...
El auricular en su oreja empezó a funcionar - ¡Ya está! ¡Recuperamos la comunicación de nuevo! ¡Koko! ¿Sigues vivo? ¿Por dónde te podemos recoger? ¡Ah! y avisa a Kaku que responda las llamadas. Sanzu está por romper su teléfono, otra vez. Ya lo conoces-
- Kakucho, nos traiciono - hablo sin más, dejo de escuchar la voz de Ran por varios minutos.
- ¿Qué? -
- Repite la mierda que acabas que decir Kokonoi - Se escuchó la voz de Sanzu.
Chasqueo la lengua - Kakucho Hitto. Número 3 de Bonten, nos Traicionó. ¡Pertenece a Black Dragon's! ¡Todo este tiempo nos engaño! ¡Se acaba de largar con uno de ellos! - Estaba molesto, pero trato de respirar - Inui Seishu... Inui Seishu estaba con él, ambos de hacen llamar los Dragones Mellizos -
- ¿¡Los Dragones Mellizos, Koko?! - Hablo desesperadamente Rindou - ¡No son simples ejecutivos! ¡¡Ellos solo están debajo del Líder!! ¡¡Cada uno tiene bajo su control tres divisiones!! ¿¡Tenían tatuajes en sus antebrazos?! - Koko abrió los ojos sorprendido.
- Si... - afirmó.
- El Dragón Blanco y El Dragón Negro... -
Ran trato de hablar - N-no es imposible, Kaku nunca... -
— Pues lo hizo ¡Estoy revisando las jodidas cámaras del lugar! Les perdí el rastro cerca del hotel a dos cuadras del Club del Kokonoi - intervino Mochi dando la información de las cámaras de Club.
Golpeó fuertemente el suelo, no puede ser. Y se escaparon en sus narices. Sintió los pasos de alguien, al levantar la mirada vio a Takeomi. - Llegas muy tarde -
- Si hubieras visto lo que yo, preferirías no haber sobrevivido a esto - le ayudo a caminar a pesar de las heridas de bala de su cuerpo, por suerte no eran mortales.
- Creo que escuchaste la pequeña disputa de lo que ocurrió aquí - hablo irónicamente, no creía llevarse más sorpresas por ahora. Dejaron de hablar cuando ambos notaron los ojos rojos brillantes del otro. El jefe los estaba llamando.
Y no estaba muy feliz que digamos.
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