«A trabajar... Al parecer»

1

La señorita de 40 años, que respondía al nombre de Ultear, guiaba a Natsu y a Wendy por el interior del gremio en dirección a la barra al fondo de la sala principal, donde habían muchas mujeres. Algunas hablaban, otras buscaban algún trabajo en los tabloides... Cosas de gremios.

Durante el trayecto, hasta que finalmente llegaron, Natsu y Wendy recorrían con los ojos cada centímetro del lugar. Sus bocas formaban unas perfectas "O". Estaban totalmente atónitos. Jamás habían visto semejante clase o elegancia, ni siquiera en Francia. Ambos eran unos humildes trabajadores que vivían al día de lo que su buen trabajo arduo les brindara. Al mal tiempo darle prisa, ese era el eslogan de su compañía.

—Tomen asiento —insistió Ultear con su brazo extendido, señalando los asientos frente a la barra—. En un segundo volveré —anunció antes de cambiar su rumbo.

Ambos tomaron asiento sin objetar.
Mientras esperaban a que Ultear volviera, siguieron mirando el lugar: Tenían candelabros colgando en el techo, tapizado color granate, piso de madera genuina... Vaya, que todo era un mundo totalmente desconocido e inalcanzable para ambos.
Con suerte podían disponer de tres comidas al día.

—Este lugar es hermoso —comentó Wendy mientras sus ojos brillaban llenos de ilusión.

—Si —secundó su hermano peli-rosa. De inmediato torció un gesto adolorido y aplicó más presión sobre la zona donde tenía puesta la mano—. Ugh... —se quejó.

—¿Acaso eres marica? Ni siquiera te golpeé tan fuerte —intervino la mujer loca, con cabello blanco y ojos azules. Habló con fastidio. Desde que llegó solamente se la pasaba quejándose—. Tch. Por eso odio a los hombres.

Ultear volvió unos minutos después, y no venía sola.

—Es él —señaló a Natsu, dirigiéndose a la joven de piel morena y cabello castaño que la acompañaba—. Mirajane se ha excedido, así que haz tu mejor esfuerzo.

—Lo que usted diga —la joven morena hizo una reverencia y pasó a dirigirse a Natsu—. La enfermería está arriba. Sígueme.

—Gracias.

Ultear, Wendy y Mirajane estuvieron atentas a ambos hasta perderlos de vista en la cima de las escaleras.
Fue desde ese punto que la "conversación" se volvió más... Fluida.

—Bien, ya se fue. Ahora dinos, pequeña, ¿desde hace cuanto te tiene cautiva? —indagó Mirajane a una distancia muy corta de Wendy. Parecía un interrogatorio.

—... ¿? —ladeó su cabeza mientras su expresión se tornaba muy confusa. ¿Había oído bien o estaba teniendo defectos auditivos?

—¿Tanto miedo te ha metido? Vaya... Cuando baje, no le tendré piedad a ese cerdo hijo de–

—¿Quieres dejar de sacar conclusiones tan rápido, niña? —la voz de Ultear dejó de ser amable, cambiando a una estricta y molesta.
Su puño, al igual que el chichón sobre la cabeza de Mirajane, seguía exhalando humo—. Tendrás que disculpar su comportamiento y sus acciones. Mirajane es algo... Especial cuando respecta al género masculino —explicó un tanto apenada.

—Son unos cerdos —espetó fríamente, cruzada de brazos.

Ultear volvió a castigarla.
A Wendy le cayó una gota de sudor desde atrás de la cabeza solo de ver ese espectáculo que montaban delante suyo.

2

La señorita de piel morena, que luego se presentó como Juliet Petal, cortó el vendaje y terminó de atarlo sobre el brazo de Natsu, dando por terminada la curación.

—¿Como te sientes? —preguntó como se debía hacer.

—Mucho mejor —respondió Natsu, honesto—. Muchas gracias, de verdad. Sentía que no la iba a contar —bromeó riéndose y tocando sus costillas por encima de los vendajes.

—Suele suceder tratándose de la señorita Mirajane-sama. Es una mujer muy fuerte.

—Me consta —apoyó el peli-rosa.

Durante el proceso de curación hablaron. Fue una conversación amistosa y trivial que, honestamente, ambas partes disfrutaron. Juliet supo en ese momento que el hombre con cabello rosado dentro de su gremio no era mala persona.

Natsu se despidió con la mano y salió de la enfermería sintiéndose mucho mejor. Claro que el dolor y las muestras físicas de daño seguían allí, pero por lo menos ya no tenía nada roto por dentro.

Estuvo caminando por el pasillo, con dirección a la escalera que devolvía al segundo piso, hasta detenerse súbitamente. Volteó a mirar su retaguardia, sin hallar nada. Los orbe jade vieron de pared a pared dando el mismo resultado.
Simplemente se alzó de hombros y regresó la vista al frente, ignorando aquello y pensando que sería su cabeza haciéndose ideas raras.

—¡Sorpresa!

Quizás no eran ideas raras después de todo.

El cuerpo de Natsu sufrió una convulsión de pie, al mismo tiempo que volaba desde el punto A al punto B, los cuales tenían 2 metros de distancia entre ellos.

—¿Eres el hombre que Mira-san golpeó en la entrada? No te ves tan malo —hablaba la mujer que acababa de provocarle su primer ataque al corazón. Se oía muy animada.

Era castaña, un tono más claro; su cabello sobre los hombros estaba peinado de manera que emulaba un par de orejas felinas. Tenía unas marcas rojas sobre el rostro y vestía una capa más prendas algo sugerentes de colores oscuros y morados.

—Soy Millianna —se presentó, extendiendo el brazo—. ¿Y tú eres? —preguntó de vuelta.

¿Como era posible que apenas llevaba una hora allí y casi lo mataban 2 veces?

—Natsu Dragneel.

3

Al bajar de regreso al primero piso encontró a Wendy comiendo y charlando con la señorita Ultear. Mirajane las veía de cerca, con rostro serio pero no malo.
O al menos así fue hasta que volvió a cruzar su mirada azulada con la jade de él.

—¿¡Crees que puedes venir aquí y–

Y antes de que se hiciera otro gran alboroto, Ultear intervino.

—Ahh~ —suspiró agotada—. Lamento todo esto. Al parecer nuestra editora olvidó imprimir la insignia de nuestro gremio y por eso han llegado hasta aquí. Lamento decirles que solamente aceptamos mujeres para nuestro encargo. Es lo que hablaba con tu hermanita, Natsu-san.

—Pero Natsu-nii es perfecto —ahora intervino Wendy, poniéndose de pie—. Natsu-nii es un usuario experto en magia de fuego. Además, sus agudos sentidos lo vuelven su mejor opción para esta misión —siguió abogando por él, cada vez más ferviente.

—Ok, Ok —ahora intervino el aludido—. Entiendo que halla errores, pero ¿Puedo saber de que están hablando? —interrogó apabullado. Tanta información de golpe lo hizo sentir abrumado.

—Es por un grupo de chicas que forman parte de nuestro gremio —explicó Millianna, saliendo desde atrás—. Partieron en una misión y desde hace 3 días no han vuelto. La última vez que tuvimos reporte de ellas fue cerca de una zona volcánica.

—Y solamente magos resistentes al calor pueden acceder sin correr riesgos mayores —terminó de explicar Ultear—. Y en vista de este percance y el hecho de que nadie más vendrá--¿Que demonios estoy haciendo? ¡Están contratados! ¡Vayan y traigan a mis chicas a la de ya!

—«Que negligentes son por aquí» —pensó Natsu con una gota tras la cabeza, justo antes de ser lanzado junto a Wendy, por la puerta principal, a-quien-sabe-que-misión-en-quien-sabe-donde.

Seguro que esta aventura iba a estar lleno de diversión y golosinas.



















































































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¡Gracias por el tiempo de tu vida.
Nos vemos a la vuelta, vil alma pecadora!

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