Capítulo 7
La nave de Zastin había llegado a Deviluke sin ningún inconveniente, Momo, Nana, Meliodas y Zastin avanzaban por el palacio de Deviluke mientras Chamaleon los "seguia"
-Aun no puedo creer que tengas a quien nos secuestró bajo tu control- Le dijo Momo a Meliodas.
-Bueno, que agradezca que decidí no convertirlo en piedra- Dijo Meliodas Medidas con seriedad.
-¿Convertirlo en piedra? ¿A que te refieres?- Le pregunto Nana con curiosidad al rubio.
-A lo que Meliodas-Sama se refiere es que pudo haber convertido en estatua a este tipo por haberle mentido al usar la apariencia de Lala-Sama- Dijo Zastin al recordar lo que había hecho Meliodas con Lacospo.
-Vaya... Se ve que eres una caja de sorpresas- Dijo Momo con una ligera sonrisa.
-Y aún no han visto nada- Dijo Meliodas con una sonrisa divertida.
Llegaron a la sala del trono, en donde escucharon varios gritos de furia, estos gritos eran de Gid Lucione Deviluke
-¡Encuentrenlas! ¡Y traiganme a quien se las llevo vivo para darle su merecido! ¡Por culpa de ese idiota tuve que cancelar mi viaje a la Tierra!- Dijo Gid con bastante molestia.
-Y se puede saber, ¿A qué ibas a la Tierra?- Pregunto Meliodas con seriedad al escuchar eso.
Gid volteó a ver a quien habló, se sorprendió de ver a sus hijas y a Zastin, el peliverde estaba nervioso, nadie había sido tan osado o tan idiota para hablarle así al rey Deviluke, mientras que Nana y Momo estaban sorprendidas, muy pocos le hacían frente a su padre.
Gid estaba analizando al rubio con la mirada, pero dejó eso de lado al ver al rubio con sus hijas, Gid dio un suspiro de alivio.
-Primero que nada, veo que rescataste a mis hijas y eso te lo agradezco, y respondiendo a tu pregunta, me dirigía a la Tierra para ver a mi hija mayor y a su prometido- Le dijo Gid al rubio.
-Ese sería yo, así que tu debes ser el rey de Deviluke, ¿verdad?- Le dijo Meliodas al pelinegro.
-En efecto, y tu eres Meliodas, el Dragón de la Irá- Dijo Gid con una sonrisa de lado.
-Veo que me conoces- Dijo Meliodas con seriedad.
El ambiente era bastante tenso, Momo y Nana no habían visto que nadie pudiera mantenerse firme ante su padre, Zastin sólo estaba sudando a mares, si esos dos llegaban a pelear, Deviluke podría llegar a ser destruido.
Gid sólo empezo a reír y el ambiente se relajó.
-Me caes bien muchacho, agradezco que Lala no se haya comprometido con un simple humano debilucho, estoy seguro que tu podrás protegerla- Dijo Gid con una sonrisa.
-No lo dude, yo daría mi vida para proteger a Lala- Dijo Meliodas con una sonrisa leve.
"Vaya, además de guapo también es bastante protector" Pensó Momo con un sonrojo.
"Nuestra hermana tiene bastante suerte, tiene un prometido bastante apuesto y que además no duda en protegerla" Pensó Nana también con un sonrojo.
Esos sonrojos fueron notados por Gid quien sólo dio una leve sonrisa que nadie noto.
-Bueno, porque no te quedas un poco aquí en Deviluke y conoces el planeta, después de todo tu y Lala serán los futuros gobernantes de la galaxia- Le ofreció Gid a Meliodas.
-Sería una buena idea... Pero, ¿Qué hay de Lala? No quiero dejarla sola en la Tierra... De la escuela no veo problema, ya que me parece bastante aburrida- Dijo Meliodas, lo primero preocupado por la pelirrosa, y lo último con una cara chibi.
-No te preocupes por eso... ¡Zastin, ve a la Tierra y trae a Lala!- Le ordenó el rey al peliverde.
-¡Si señor!... Pero, ¿que haremos con el?- Le pregunto el peliverde a Gid señalando a Chamaleon.
-El fue el que secuestro a tus hijas- Le dijo Meliodas al ver que Gid puso una cara de confusión al ver a Chamaleon.
-Ya veo... Llevalo a uno de los calabozos, Zastin, después de eso ve por Lala- Fue la orden dada por Gid.
Zastin asintió y se llevó a Chamaleon de ahí directo a los calabozos.
-Hijas mías, porque no llevan a nuestro invitado a recorrer el palacio- Le Dijo Gid a ambas pelirrosas.
-Claro- Respondieron ambas al unísono para tomar a Meliodas de las manos y llevárselo de ahí.
-Je, quien diría que con solo rescatarlas terminaría ganándose a ambas- Dijo Gid al ver como sus hijas se llevaban a Meliodas.
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Unas horas después.
Nana y Momo le habían mostrado varios lugares del palacio al rubio, este estaba fascinado por todo lo que había ahí, Lala ya había sido llevada al planeta, así que en cuanto vio a sus hermanas las abrazo a ambas con bastante alegría.
-¡Me alegra tanto que estén bien! ¡No saben lo preocupada que me tenían!- Dijo Lala con unas cuantas lágrimas en sus ojos.
-Perdón por preocuparte- Le dijo Momo a su hermana mayor.
-No era nuestra intención- Le dijo Nana a su hermana.
Ambas sabían que su hermana mayor las quería demasiado, asi que se imaginaban lo preocupada que estuvo por ellas.
Lala se separo de sus hermanas y abrazo a Meliodas.
-Gracias- Agradeció la pelirrosa al rubio por salvar a sus hermanas.
-Te lo había prometido, asi que no tienes nada que agradecer Lala- Dijo el rubio acariciando el cabello de Lala.
Lala se separó un poco de Meliodas, esos ojos verde esmeralda enserio la hipnotizaban, lo mismo ocurría con Meliodas.
Ambos se iban acercando poco a poco, parecía que habían olvidado que tenían compañía.
-Ejem, si quieren los dejamos solos- Dijo Momo con un toque de ¿celos?
La pareja volvió a la realidad y se sonrojaron bastante ya que habían olvidado que Nana y Momo seguían con ellos.
-No sabían que ya habían llegado tan lejos Ane-ue- Dijo Nana con un toque de molestia, aunque no sabía porque se había molestado.
-No, no es eso- Dijo Lala bastante apenada y sonrojada.
-Sólo quería asegurarme de que Lala no tuviera nada malo en su rostro- Dijo Meliodas con una cara chibi, aunque su sonrojo decia otra cosa.
-Si claro, como sea, ya es algo tarde y después de lo que pasó creo que todos nos merecemos un descanso- Dijo Momo.
-Cierto, aunque no se donde dormiré yo- Le dijo Meliodas a las pelirrosas.
-Eso es obvio tontito, dormirás conmigo- Dijo Lala, tomando la mano de Meliodas llevándoselo a su habitación y dejando a unas Momo y Nana con varias sensaciones que aún no entendian.
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Habitación de Lala.
La pareja llegó a la habitación de la pelirrosa mayor, Meliodas ya estaba preparado para dormir.
-Meliodas- Llamo Lala al rubio.
-¿Que ocurre Lala?- Pregunto el demonio Volteando a ver a la Devilukiana, este vio como la chica estaba completamente desnuda, esta se acerco al rubio.
-Dime, ¿que es lo que más te gusta de mi?- Le pregunto la pelirrosa al rubio, Meliodas noto que ella tenía una expresión un poco triste.
-Lo que más me gusta de ti, veamos...- Dijo Meliodas levantándose de la cama y parandose delante de Lala, este la vio fijamente a los ojos, sorprendiendola.
-Me gusta tu actitud tan alegre, me gusta que aunque tus inventos salgan mal tu nunca te rindes y los tratas de mejorar, me gusta lo amable que llegas a ser y la preocupación que muestras por tus seres queridos...- Dijo el rubio mientras que con una de sus manos tomó con suavidad el rostro de Lala.
-Meliodas...- Dijo Lala bastante conmovida.
-Me gusta esa linda sonrisa que siempre hay en tu rostro... Me gustan esos ojos verde esmeralda que me permiten ver tu alma... Me gustas por como eres, no por el físico que tengas o por el poder que me daría el casarme contigo, ahora tu dime, ¿Qué te gusta de mi?- Dijo Meliodas mientras poco a poco acercaba su rostro al de Lala.
-Me gusta tu actitud tan despreocupada, me gusta ver que a pesar de lo que has pasado sigues adelante, me gusta ese sentimiento de protección que se genera en mi cada vez que estoy contigo- Dijo Lala con una tierna sonrisa, ella también iba acercando su rostro al de Meliodas.
-Lala- Dijo el rubio bastante sorprendido, no esperaba que causará eso en Lala.
-Me gusta ver como ayudas a tus amigos, me gusta esa gran sonrisa que hay en tu rostro... Me gustan esos ojos verde esmeralda, porque me hace sentir que somos iguales... Me gustas por quien eres, no me importa si en el pasado fuiste un ser despiadado, me importa más quien eres ahora...- Terminó de decir Lala.
Los rostros de ambos estaban a escasos centímetros, esa distancia se cerró y ambos conectaron sus labios en un tierno beso, con el cual demostraban los sentimientos que tenían el uno por el otro.
Estuvieron así unos minutos hasta que se separaron por falta de aire, ambos seguían viéndose a los ojos con una expresión bastante amorosa.
-Te amo- Dijeron ambos al unísono para después volver a besarse.
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Y Bueno, hasta aquí el capitulo, espero que sea de su agrado.
Uno de los capítulos mas largos que he escrito, y créanme que no fue fácil al tener que desarrollar yo la idea.
Bueno, y sin más que decir...
Sayonara!!!
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