T.4.16.
Cuando Baraquiel y Abhainn fueron retados a singulares duelos por los Aesir Baldr y Thor respectivamente, sabían perfectamente a lo que se iban a enfrentar: Baldr, el hijo favorito de Odín, dios de la Paz, la Luz y el Perdón, más blanco que la nieve, siempre alegre y jovial, el más sabio justo después de su Padre; y Thor, hermano de Baldr y esposo de Sif, portador del Mjölnir y el áss destinado a acabar con la Serpiente que Rodea a Midgard Jörmungander. Sin lugar a dudas, dos dioses poderosos que se enfrentarán a los Cadres en pos de probar si los abrahámicos son dignos de las palabras que dijeron en Valaskjálf. Es por eso que el Padre del Todo avisó a los Nueve Reinos de Yggdrasil para que todos los seres sobrenaturales del Panteón Nórdico fueran testigos del combate que se daría en la Arena de Entrenamiento de Asgard.
Es por ese motivo que cuando los Cadres, después de que Abhainn y Baraquiel se marcharan a prepararse para el combate al hipogeo de la Arena, vieron como la Arena estaba hasta la bandera de seres sobrenaturales: humanos, elfos de luz, elfos oscuros, enanos y demás criaturas mitológicas del panteón nórdico, todos sin distinción animaban a los Aesir Baldr y Thor contra los "invasores" abrahámicos. Ciertamente el ambiente en la Arena no era muy acogedor para Baraquiel y Abhainn, quienes estaban saliendo ya del hipogeo. Abhainn giró la cabeza para ver en el palco de autoridades a Odín, su esposa Frigg, a la esposa de Thor Sif, a Loki, a Freya y a su hermano Freyr. Njord y Hela se tuvieron que escusar, al igual que Tyr. Pero de entre todos los Aesir y Ásynjur la pudo ver: la chica que se aparecía en sus sueños, al lado de Sif. ¿Quién demonios era?
Por su parte, Thor y Baldr estaban en el otro extremo de la Arena, estirando y preparándose sin ningún tipo de esfuerzo para el combate, estaban seguros que esos cuervos de pacotillas no darían la talla y, en consecuencia, la adhesión de Asgard a esa Alianza Sobrenatural no serían más que delirios mentales de la mente anciana de Odín. Cuando los Aesir vieron a Baraquiel y a Abhainn salir al ruedo se acercaron a ellos para entablar el combate y, para desgracia de ambos Aesir, escuchar las reglas que el Padre del Todo había decidido establecer para que el combate fuera más "justo". Pero algo había llamado la atención de Thor: ¡ese cuervo de pacotilla se atrevió a ver a su hija a los ojos!
―¡Cómo osa! ¡Lo mato, te juro que lo mato! ―vociferó Thor a la Arena, siendo aplaudido por todos los asistentes, salvo por su pobre hija, la cual se estaba muriendo de vergüenza ajena ¿Qué le estaba pasando ahora a su padre?
―Tranquilo viejo, ya tendrás tiempo de desplumarlo ahora. Pero escuchemos a Padre antes, ¿vale? ―calmó Baldr a Thor, lográndolo momentáneamente. Se pararon junto con los Cadres y procedieron a escuchar al Rey de Asgard.
Odín, usando su lanza Gungnir como si un bastón se tratase, se levantó de su asiento en la Grada de Autoridades y, carraspeando un poco antes, pasó a informar a los asistentes y a los combatientes las reglas que él mismo había pensado momentos antes: nada de magia, el combate sería puramente físico, para medir la cruda fortaleza de los abrahámicos que habían venido a Asgard desde Grigory. Esa norma, nada de magia, hizo que Baldr sonriera ampliamente, pues él era un experto en combate cuerpo a cuerpo. En cuanto a Thor, la ausencia de su fiel y poderoso martillo Mjolnir no le quitaba el sueño, su tremendo tamaño y fortaleza física le bastaban para enfrentarse a ese cuervo de pacotilla.
Baraquiel se acercó a Baldr, el cual animaba fanfarrón a la Arena, que gritase su nombre a todo pulmón. Baraquiel solamente veía ese espectáculo bochornoso con el semblante serio, impasible. No podía confiarse pero tampoco temía al áss: Baraquiel no sólo entrenaba a las tropas del Ejército Celestial del Inframundo, sino que él mismo entrenaba con estas a modo de crear vínculos de hermandad. Tanto entrenamiento le había fortalecido, y lo demostraría aquí y ahora.
―¿Terminaste? ―preguntó secamente Baraquiel quitándose la túnica negra y la capa marrón que traía por debajo de la armadura el Cadre, quedando solamente en pantalones largos.
―Por supuesto... ―respondió el áss tronándose el cuello, escupiendo al suelo y colocándose en una pose defensiva de boxeo. ―Cuando termine contigo sólo quedará polvo de tus huesos, para hacer crecer al Yggdrasil... ―amenazó Baldr fríamente haciendo brillar sus tatuajes de un azul brillante.
―O los tuyos para hacer crecer al Haetz Chochma... ―respondió igual de frío el Cadre adoptando una postura defensiva de boxeo. Le encantaba el boxeo y Baldr tenia buena pinta para ser su saco esta tarde. (El Árbol de la Sabiduría en el Edén)
Mientras que el Cadre y Baldr empezaron a intercambiar potentes derechazos, ganchos, e incluso patadas, Thor y Abhainn se encontraban frente a frente: Abhainn no se sentía atemorizado por el enorme tamaño del hijo de Odín -medía casi tres metros de alto- no se achantaba por ese tipo de cosas. Thor miraba al hijo de Kokabiel como quien miraba a una cucaracha o rata, ardía en deseos de partirle la cara -y algún que otro hueso- y mandar su cabeza de vuelta al patético desierto de dónde había venido. Pero para eso debía enfrentarse a él.
―El otro cuervo ya está midiéndose a Baldr. ―avisó Thor a Abhainn, quien giró la cabeza para ver cómo Baraquiel estaba dándole pelea a Baldr, aunque fuera por muy poco. Pero en ese momento Thor, con toda la mano abierta, le pegó tremendo manotazo con la diestra que lo mandó volar al otro lado de la Arena, recibiendo una ovación de todo el público. ―Eres demasiado tonto... ―pronunció sombrío el hijo de Odín dirigiéndose contra un Abhainn que se estaba levantando como medianamente podía.
Así dieron inicio ambos duelos entre los dos Aesir y el Cadre Baraquiel y el hijo de Kokabiel. Baraquiel por su parte no paraba de lanzarle distintos golpes de boxeo y de lucha libre al áss, quien parecía que los absorbía como si pasara absolutamente nada, más bien como si no lo sintiese. He ahí la gran fortaleza de Baldr: era incapaz de sentir dolor de cualquier ataque, ya sea mágico o físico. Baraquiel notó ese pequeño detalle y, sabiendo que sería incapaz de derrotarle, decidió acelerar sus golpes para, si podía, cansar al áss. A mitad del combate Baraquiel cambió sus movimientos, típicos del boxeo agresivo, a unos en apariencia azaroso que combinaba movimientos impredecibles, golpes con las palmas, patadas como si fuera karateka, e incluso caídas falsas con las que, con un barrido de piernas, caía al áss al suelo por breves momentos.
―¿Sigues con ese plan de jardinería? ―preguntó sin dejar la sequedad Baraquiel, levantándose de un mortal hacia atrás a Baldr, el cual se levantó de la misma manera, colocándose ambos en posiciones defensivas.
―Lo mismo digo cuervo... ―hizo brillar los tatuajes que tenía en la espalda y el pecho nuevamente, renovando la poca energía que había perdido.
Así se volvieron a enfrentar ambos seres sobrenaturales, intercambiando patadas, golpes, llaves de judo incluso, animando a un público que no paraba de vitorear a Baldr y a Thor, ignorando a los dos abrahámicos que estaban combatiendo junto con los dos Aesir. Al mismo tiempo, Thor estaba empezando a ser contraatacado por un Abhainn que, gracias a su agilidad y menor tamaño, conseguía esquivar los potentes golpes de Thor. En una de estas fintas, Abhainn logró subirse por el brazo del áss hacia el grueso cuello del áss, tapándole los ojos para que se desorientase, logrando que Thor acabase chocando contra la pared de la Arena, provocándole un muy leve rasguño en la frente que apenas le hizo sangre. Thor rugió lleno de ira y, agarrando a Abhainn por una de las piernas, lo revoleó como si fuera un muñeco de trapo hacia el otro lado de la Arena.
Cuando Abhainn fue revoleado por Thor, Baraquiel seguía aumentando la intensidad del combate contra Baldr. Viendo como su sobrino. había engañado a Thor y usado la Arena a su favor, el Cadre de Grigory resolvió que haría lo mismo y, en un salto con gran potencia, se subió a una plataforma que estaba situado detrás suya. Baldr suspiró cansado ya del Cadre y se dirigió a la estructura corriendo, pero un balanceo del Cadre de uno de los palos de la estructura lo tiró al suelo de una patada. Rápidamente el Rayo de Dios se puso encima del áss y comenzó a asestarle golpes en la cara repetidamente con sus puños, tantos puñetazos que el áss comenzó a sangrar incluso. Ante el férrico sabor de la sangre, Baldr quedó ojiplático y estalló en una risa maniática, cosa que no hizo detener al Cadre, el cual rápidamente tomó uno de los postes de la estructura y comenzó a golpearle en todo el cuerpo, provocándole contusiones internas y heridas en el pecho, aumentando la risa desquiciada del áss.
―¡Jajajajajaja! ¡Así me gusta! ¡Has logrado que sangre! ―se levantó en un rápido movimiento, hizo brillar nuevamente sus tatuajes y, acercándose a Baraquiel hizo algo que nadie en la grada ni en el palco de autoridades se esperaba: darle un apretón de manos. ―¡Eres un verdadero guerrero, abrahámico! ¡Tendrás tu asiento en el Valhala cuando este combate acabe! ―dijo Baldr viendo como Abhainn estaba teniendo dificultades con su hermano Thor.
Y es que Thor había arrinconado a Abhainn en una esquina de la Arena. Abhainn, incapaz de escabullirse otra vez como había hecho antes, estaba convencido de que, como efectivamente clamó Thor a la Arena antes de comenzar el combate, lo iba a matar ahí mismo. Kokabiel también creía eso mismo, y no dudó en recriminar al Padre de Todo de que era incapaz de controlar a su hijo áss y si no podía intervenir, lo haría él mismo. Pero no hizo falta: Thor, ciego de la ira, invocó a su martillo Mjölnir y, tomándolo en su mano con un gesto de fiereza e ira, fue a aplastar a esa sabandija desértica. Abhainn cerró los ojos exclamando a viva voz una shahada de fé abrahámica pero el Mjölnir nunca llegó. Un hacha estaba soltando chispas al contacto con el martillo: era la chica con la que había soñado en el avión.
―¿Pero...? ―preguntó sin saber muy bien cómo reaccionar Abhainn, pero la chica exclamó al abrahámico.
―¡Si quieres volver al desierto de donde has venido con la cabeza entre tus hombros, sal de aquí! ―advirtió la joven a Abhainn, el cual obedeció invocando sus alas de ángel caído para dirigirse con su padre en la grada.
―Hija, ¿Qué estás haciendo? ¿Acaso no ves que estaba a punto de aplastar a ese cuervo de pacotilla? ―cuestionó Thor a su hija con Sif, Thrúdr, la cual hacía fuerza con su hacha para detener a su padre.
―¡Odín-afi lo dejó bien claro Padre, nada de Magia! ―exclamó la hija de Thor a su padre, el cual no parecía entrar en sus cabales.
Thor, no muy convencido por las palabras de su hija, guardó el Mjölnir en una dimensión mágica de bolsillo y vio como Abhainn ya estaba con su padre Kokabiel en las gradas. Odín vio a Thor con una mirada de reproche y avisó a todo los presentes en las gradas que ahora todos los que quisieran podrían ir al Valhala a celebrar la ya ahora sí adhesión del Panteón Nórdico a la Alianza Sobrenatural. Los abrahámicos sonrieron y marcharon al Valhala a celebrar. Pero una ásynja en concreto se quedó rezagada del resto: era Freya, la diosa del Amor, la Belleza, la Fertilidad y también en parte de la Guerra, la Muerte, la Riqueza entre otras cosas.
La ásynja, una vez todo quedó despejado, invocó un círculo mágico de color ocre con la runa nauðr (ᚿ) en el centro. Al otro lado de la misma le esperaba una fragua en el Nidavellir, el reino de los Enanos en el Panteón Nórdico. Entró cautelosamente en el taller y pudo ver a dos enanos trabajando en la forja. Uno de ellos tenía la piel azulada, ojos violetas, calvo y llevaba su mono de trabajo (una armadura de filos dorados) mientras que el otro era de piel caucásica, pelo negro, mirada cansada y ojos negros. Sindr y Brok, los dos enanos artesanos de los Aesir estaban en plena faena cuando llegó la ásynja.
―Sindr, Brok... ―pronunció furtiva la ásynja a los enanos artesanos, quién recibió una mirada cómplice de ambos. ―¿Lo tenéis listo? ―cuestionó la diosa a los artesanos, los cuales afirmaron.
―Sí, pero el cliente tendrá que esperar un poco más, con los abrahámicos fisgoneando por Asgard será difícil sacar la mercancía. ―se quejó el enano volviendo a la fragua junto con su hermano de piel azulada.
──── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ────
La cabaña donde Issei y Eileen había estado conversando durante la tarde acababa literalmente de evaporarse en sangre hirviendo cuando la imponente figura de Crom Cruach derribó la puerta de la misma. Aunque ya había algunas señales de que el dragón divinizado irlandés estaba cerca (que anocheciera de repente con una luna llena roja o que empezara a gotear sangre del techo de la cabaña); el castaño y la Neo-Dragon-Slayer de Viento no se esperaban para nada que el autoproclamado "Tercer Dragon Celestial" Crom Cruach viniese personalmente a por ellos. ¿Qué le habría traído hasta esta remota cabaña en las Tierras Altas escocesas?
Pero no se podía dudar con Crom Cruach presente: el dragón irlandés tomó a Issei y a Eileen del cuello y los arrojó varios metros a lo lejos, a un pequeño montículo cercano a la cabaña. Sin poder reaccionar aún, el dragón con forma humana se abalanzó nuevamente contra ellos y, invocando dos tentáculos de sangre de su espalda, los agarró y los colgó boca abajo enfrente suya para alimentarse de la sangre de ambos y, por consiguiente adaptar la magia de ambos a la suya propia. Así es, Crom Cruach, aparte de ser el dragón de las cosechas y los sacrificios humanos en la mitología celta irlandesa, también puede "aprender" la magia de sus enemigos bebiendo su sangre.
―Hahahaha, fuil! Fuil angelic agus Neo-Dragon-Slayer! ―rugió Crom Cruach absorbiendo ambas sangres con los tentáculos haciéndose cada vez más poderoso. (¡Jajajaja, sangre! ¡Sangre angelical y de Neo-Dragon-Slayer!)
Una vez chupó lo que para él era suficiente sangre, aproximadamente un litro de cada uno, soltó violentamente a los dos al suelo, haciendo desaparecer los tentáculos volviéndolos a su interior. Crom Cruach se tronó el cuello, ya bien preparado para combatir contra esos dos supuestos "asesinos de dragones". ¿Asesinos de dragones una anciana ermitaña y un mocoso con la suerte de poseer a Draig? Eso tenían que demostrarlo... Crom Cruach materializó en sus manos una espada de dos manos al estilo celta pero con un giro retorcido: era luz angelical pero ensangrentada.
Issei vio a Crom Cruach y, pidiendo a Draig quinientos aumentos, la mitad para Eileen, se levantó del suelo y ayudó a la anciana Neo-Dragon-Slayer a ponerse de pie. No se rendirían tan fácilmente, demostrarían quiénes eran frente a ese dragón humanoide. Issei invocó una katana de luz rodeada de un aura de Fuego Sacro mientras que Eileen tomó su báculo con temática dracónica. Crom Cruach sonrió maliciosamente y, de un momento a otro, se abalanzó a una velocidad imperceptible contra Issei: katana de luz carmesí y Fuego Sacro contra espada celta de luz ensangrentada bailaban en un duelo de esgrima en el que el dragón irlandés dominaba completamente al castaño, mientras que Eileen se curaba con el báculo, excitando los hemocitoblastos de sus huesos para recuperar rápidamente toda la sangre que había perdido.
Una vez Eileen estuvo del todo recuperada pudo ver como Issei había dejado el duelo de esgrima para pasar a un combate puramente físico: puñetazos, patadas, llaves de artes marciales, todos mejorados con el Fuego Sacro mientras que Crom hacía lo mismo con Fuego Ensangrentado. El salvaje combate, al igual que el esgrima, estaba siendo absolutamente dominado por el dragón irlandés, provocando quemaduras de tercer grado en casi todo el cuerpo de Issei y Crom, siendo sanado el irlandés por la sangre que había absorbido de Eileen.
―Agus cuireann tú Neo-Dragon-Slayers ort féin? Cuireann sé náire orm go n-úsáideann tú ainm ár gcine maorga agus cumhachtach! ―rugió Crom Cruach invocando con sus manos dos torbellinos de viento ensangrentado, lanzándolos contra Issei e Eileen. (¿Y ustedes se hacen llamar Asesinos de Dragones? ¡Asco me da de que utilicéis el nombre de nuestra majestuosa y poderosa raza!)
Issei volvió a aumentar su poder quinientas veces y, con todo ese nuevo poder, creó una muralla de Fuego Sacro alrededor para protegerse mientras que Eileen invocaba con su báculo un torbellino de viento dispersando el Fuego Sacro de Issei contra Crom Cruach, el cual solamente cruzó los brazos y aguantó el ataque ígneo combinado de ambos Neo-Dragon-Slayer. Una vez se disipó el humo, Crom Cruach simplemente se sacudió el polvo de la chaqueta, como si no hubiera pasado absolutamente nada. Ante el temor de Issei e Eileen, Crom Cruach rio maniáticamente y, materializando un circulo mágico rojo como la sangre, invocó dos copias suyas de sangre con la misma capacidad de ambos Neo-Dragon-Slayers.
―Sílim go bhfuil mé tuirseach de bheith ag imirt le cúpla gorlann nach féidir fiú gor as an ubh... Níl an teideal "Neo-Dragon Slayer" ná m'aird tuillte agat. ―pareció pronunciar decepcionado el dragón de la Luna y de la Sangre viendo a ambos Neo-Dragon-Slayers, en especial a Issei. (Creo que me he cansado de jugar con un par de crías que ni del huevo pueden salir solar... En verdad ustedes no se merecen ni el título de "Neo-Dragon Slayer" ni mi atención.)
Eileen e Issei, en vez de achicarse por lo dicho por el dragón, sacaron fuerzas de solo Dios sabe y, con mil aumentos por parte de Issei (quinientos para él y el resto para la anciana escocesa) se lanzaron a enfrentarse a las copias sangrientas de Crom Cruach. Eileen combinaba sus ataques basados en el Aire con la sanación de su báculo. Issei por su parte usaba su katana de Fuego Sacro contra las copias de Crom Cruach. Pero se dieron cuenta de un problema: las copias, si eran cercenadas, decapitadas, lanzadas por los aires, "neutralizadas" en general, de la sangre que salpicaba al suelo salía tantas copias como charcos de sangre que habían provocado. Es decir, que si al principio había dos copias, tras media hora de combate había treinta. El combate estaba ya completamente desbalanceado. Y Crom lo sabía, por eso simplemente observaba desde un pico cercano del combate. ¿Y enserio ninguno de ambos se habían dado cuenta que la Luna Llena Ensangrentada era su fuente de energía?
―¡Eileen, creo que ya sé cómo podemos acabar con esto! ―exclamó Issei encendiendo sus manos en Fuego Sacro neutralizando a algunas copias de Crom, ante la decidida mirada de la anciana. ―¡La Luna! ¡Le está dando energía! ―dijo en voz alta el castaño nipón señalando a la luna llena ensangrentada. ―Tenemos que taparla de alguna manera... ―susurró el actual Sekiryūtei, a lo que Eileen dio un guiño a Issei.
―¡Déjamelo a mi, Draig! ―se señaló a sí misma la escocesa a lo que Issei aceptó mientras seguía neutralizando a las ya demasiadas copias de Crom.
Entonces Eileen formó una gran bola de aire concentrado con su báculo y, apuntándolo hacia la Luna Roja lo disparó. Cuando la esfera pareció llegar a su destino, ésta estalló y formó varios nubarrones alrededor del astro rojo, tapando el paisaje y provocando que las copias ensangrentadas de Crom empezaran a deshacerse y Crom sintió como su magia estaba estaba esfumándose, pero no en demasía gracias a la sangre que había absorbido antes del combate. De un potente salto desde la colina donde estaba apostado hacia los Neo-Dragon-Slayers. Aplaudió sarcásticamente el dragón irlandés y, invocando una espada sangrienta se abalanzó contra Eileen, rompiendo su báculo y cercenándole la mano por la que sostenía el mismo, la tomó del pelo y la tiró hacia los restos de la cabaña, dejándola inconsciente.
―¡Eileen! ―exclamó Issei a la anciana, pero no pudo pronunciar más cuando Crom le tomó de la cabeza y le empezó a golpear con una roca que había cerca de la colina.
Golpe tras golpe Issei sentía que se le iba la energía a la vez que Crom Cruach tomaba la sangre con un tentáculo sangriento como el de antes. Llegó un punto que parecía que Crom estaba simplemente dándole una paliza por simple aburrimiento, no parecía ya ni una pelea justa. Issei rezaba con la mente de que la tortura acabase pronto. Y pronto acabó cuando Crom pareció parar de golpear a Issei. Pero había algo raro en Crom, y en el ambiente para más inri: un poder tan pesado y asfixiante que provocó en Crom asfixia e hipoxia. ¿Quién era tan poderoso como para que hiciera al "Tercer Dragon Celestial" ahogarse de miedo? Un Dios Dragón, o más bien una Diosa Dragona. Ophis acababa de hacer aparición a través de un circulo mágico violeta con el símbolo del infinito.
―Crom Cruach gelditu! Dragoi Jainkosa bezala agintzen dizut! ―exclamó Ophis levitando hacia donde estaba Eileen para tomarla en sus brazos. (¡Crom Cruach detente! ¡Te lo ordeno como Diosa Dragona!)
―Ophis? Cad atá tú a dhéanamh ar mo fearainn? Ar throid Mór Dearg leat arís sa Toiseach Gap nó cad é? ―dijo Crom dejando a Issei medio inconsciente al pie de esa misma roca. (¿Ophis? ¿Qué haces en mis dominios? ¿Gran Rojo se ha vuelto a pelear contigo en la Brecha Dimensional o qué?)
―Bizirik behar zaitut Crom! Neo-Dragon-Slayer Aliantzan behar dugu, Aliantzan egon nahi ez baduzu, dohainik zaude zure bidea jarraitzeko, baina ez nahastu Draigekin edo Grandeeneyren aprendizaren ondorengoarekin edo Igneelen aprendizaren ondorengoarekin. Ulertu al duzu edo zure narrastiaren garuna leunegia da ordena sinple bat ulertzeko? ―pronunció con un tono lleno de ira la Diosa Dragona a Crom, el cual chasqueó la lengua decepcionado. Si eso es lo que quería Ophis, deberá hacerle caso. Tenía una reputación por respetar como Tercer Dragon Celestial. (¡Los necesito vivos Crom! Necesitamos a los Neo-Dragon-Slayer en la Alianza, si no quieres estar en la Alianza, libre eres de seguir tu camino, pero no te metas con Draig ni con la descendiente de la aprendiz de Grandeeney ni con el descendiente del aprendiz de Igneel. ¿Lo has entendido o tu cerebro reptiliano es demasiado liso como para comprender una simple orden?)
―D'éirigh tú Ophis lag... ró-lag... ―susurró Crom Cruach desplegando sus alas dracónicas negras con toques dorados para marcharse de ahí hacia sus dominios, en Irlanda. (Te has vuelto débil Ophis... demasiado débil...)
En ese mismo momento Ophis tomó también a un semi-inconsciente Issei para llevárselo junto con Eileen a la Brecha Dimensional, donde les sanará junto con Gran Rojo y, en menos que canta un gallo, los trasladará a la mansión Pendragón en Berkshire. Solo esperaba que el poco interés por la Alianza Sobrenatural no se extendiera a los demás Reyes Dragones y Dragones Malignos. Necesitarían todo el poder de ellos para lo tendría que venir...
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Palabras: 3945
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