T.3.4.
Desde que Akeno Himejima fue rescatada gracias a Issei, Raynare y Asia de su cautiverio de las garras de Gremory, ésta ha estado al cuidado de su padre Baraquiel, así como de Valerie, a la que Akeno llamaba con cariño "Vale-chan". Desde que la hija de "El Rayo de Dios" entró en Grigory, al igual que Issei, tuvo que aprender uno de los tres idiomas abrahámicos: hebreo, latín o árabe. Ella eligió el hebreo porque su padre lo usaba más a menudo que el latín o el árabe. En cuanto a su enseñanza, su padre estaba demasiado ocupado para enseñarle, y si salía a la calle, éste tenía miedo de que le enseñaran cosas inapropiadas o no muy útiles. Así que decidió confiar en su secretaria, Halima, para que le enseñase.
Halima, secretaria de Baraquiel y amiga de la infancia de Raynare y Kalawarner (las tres habían nacido en la misma época -siglo XVIII, 1714, 1748 Y 1756, respectivamente-). Empezó a trabajar como secretaria del Cadre para poder independizarse de sus padres. Era especialmente intima amiga con Raynare, hasta el punto de que la pelinegra de ojos rojizos le confesaba a Raynare todo, incluso sus intereses amorosos. Pero esa gran amistad acabó de golpe en el centésimo-quincuagésimo cumpleaños de Raynare. La ángel caída de ojos amatista descubrió a Halima y a su primer novio, Marco, infraganti en su propia cama. Desde entonces no se hablan para nada, ni siquiera saludarse.
Pero eso no impidió a Halima acoger a la hija del Cadre Baraquiel como una alumna. Sus clases, en palabras de Akeno, eran "tediosas y difíciles pero entretenidas". Teniendo en cuenta que el japonés se escribe en tres tipos de alfabetos (Kanjis de origen chino, hiraganas y katakanas), el hecho de que el hebreo se escriba con uno solo y que no usen vocales, se le complicó bastante a la hija de Baraquiel. Pero iba avanzando poco a poco, a veces escribía, con la ayuda de Halima, cartas cortas y sencillas a su padre. Éste, sin que nadie se diese cuenta, las guardaba como recuerdo.
No obstante, llegó un momento en el que Halima cambió de carácter bruscamente. Al principio Halima era cariñosa con Akeno, pero de repente se volvió arisca, muy cortante con la hija de Baraquiel. Las clases se volvieron aburridas, como si no tuviese ganas de enseñarle. Las cartas cesaron de llegar al despacho del "Rayo de Dios". Akeno, triste por el trato de su maestra, decidió ser autodidacta y decidió agarrar un libro que tenía su padre, "Memorias de una Miko", que resultó ser de su madre, y vio que estaba escrito en japones y en hebreo, por lo que lo usó como diccionario. Aparte, también agarró un ejemplar de la Torá y cada noche leía algunas páginas.
Entonces algo cambió en Halima, algo que Akeno notó bastante bien. Había días que Akeno se iba con su padre a ayudarle en el despacho, y en esos días, días previos a la visita al Cielo, Halima llegaba al despacho apestando a azufre y alquitrán. En esos mismo días ninguno de ellos se percató del detalle, pero ese apestoso y pútrido olor a azufre siguió en aumento cada día. También sus formas de estar en el despacho cambiaron: apenas se concentraba en el trabajo, siempre estaba acicalándose el cabello o pintándose las uñas. Ya no era la misma ángel caída que era trabajadora, amistosa, con ganas de enseñar a la hija de su jefe.
Nadie se había dado cuenta del cambio de Halima salvo Akeno. Ella supo que algo no andaba bien cuando su Penemuel-oba-san le dijo a su padre que necesitaban hablar de algo tan importante que implicaba a la Alianza Sobrenatural incluso. Akeno se vistió con un traje de chaqueta, corbata violeta y pantalones de traje, casi la misma ropa que Penemuel, la única figura materna que ha tenido en Grigory desde que fue rescatada.
Estando ella en el despacho de Penemuel, con todos los Cadres, Arcángeles, el Escuadrón de la Salvación y el mismísimo Yeshua Ibn Mariy, se enteró de que un traidor (o traidora) estaba entre las filas de Grigory. Estuvo atenta a la narración de Penemuel, a todos los detalles que la Cadre contaba de su sueño. Le entraba escalofríos al imaginarse las verdaderas formas de los demonios. Cuando escuchó que un cuervo de ojos rojos era el posible traidor, en ese mismo momento ya intuyó quién era, es más, se dio el lujo de, en su mente, de criticar a su padre por ser tan ciego.
Cuando los Arcángeles desconectaron sus hologramas y la Dragona Reina del Karma se llevó a cuestas a Issei y a Raynare, mientras los Cadres discutían entre ellos de quién podría ser el traidor, Akeno carraspeó y con voz dulce e inocente, cual niña pequeña, dijo a los demás lo que para ella era obvio.
-Halima-chan últimamente huele muy mal... -susurró Akeno moviendo sus piernas de un lado a otro, como una niña aburrida.
Esto dejó a los Cadres, especialmente a su padre Baraquiel, consternados y confusos. ¿Halima huele muy mal? ¿A qué se estaba refiriendo exactamente la hija de Baraquiel con eso? Azazel estaba confundido, Penemuel lo mismo, Shemhazai descolocado por la repentina sentencia de Akeno, Kokabiel con ganas de estrangular a alguien y Baraquiel con muchas dudas que le volaban por la cabeza a escuchar a su hija. Pero había dos personas que decidieron escuchar atentamente a lo que Akeno tenía que decir: Kalawarner y Donasheek, cada uno por sus motivos.
-¿Halima? ¿La secretaria de Baraquiel-aj? -preguntó Azazel a su sobrina, la cual asintió frenéticamente.
-¡Sí, Halima! Ella huele muy mal últimamente y es muy borde conmigo... -confesó Akeno haciéndole un tierno puchero a su padre.
-¿A qué huele exactamente Halima, Akeno-bat? -preguntó su padre con un tono cariñoso y, valga la redundancia, paternal. No quería asustarla, cosa que al parecer sí estaba haciendo su hermano Kokabiel con una aura opresiva.
-¡Como esos huevos que tuviste que tirar el otro día durante la cena jajaja! -respondió Akeno riéndose al recordar a su padre a su padre tirando los huevos tapándose la nariz
-Huevos podridos... -susurró para sí Donasheek, siendo acompañado por Kalawarner, la cual no se creía lo que estaba escuchando, tampoco Mitelt, la cual no conocía a Halima en persona, pero sí sabía a qué olía un demonio.
-¡Sí, a eso olía! -afirmó Akeno al ángel caído que vestía como detective de los años 20. -Encima ya no se portaba igual de bien conmigo... estaba distante y fría. -dijo Akeno.
-Umh~... -fue lo único que sonó de la boca de Azazel. Estaba meditando si en verdad era cierto lo que su sobrina decía.
-¿Cómo se empezó a comportar cuando el olor a huevos podridos inició? -preguntó esta vez Penemuel con un tono de voz maternal, la única que Akeno veía como madre desde que fue rescatada.
-Era más fría y distante... las clases ya no eran iguales, eran más difíciles y apenas me corregía o me ayudaba. -decía Akeno con voz triste y desolada. Para ella Halima había sido por varias semanas (desde que fue rescatada hasta los días previos de la Batalla del Cielo) una hermana mayor que jamás había tenido, ni en Kuoh con su madre ni, obviamente, en su cautiverio.
Los Cadres escuchaban atentamente lo que Akeno estaba diciendo acerca de Halima. Su repentino cambio de carácter y comportamiento y ese olor que la hija de Baraquiel describió como "huevos podridos" apuntaban a una sola opción: había sido reencarnada en una demonio por un aristócrata -en el mejor de los casos- o por un terrateniente o una Nigug -en el peor de los casos. Un terrateniente no podría ser, pues ni siquiera podría salir del campo, lo mismo da para una Nigug (no saldría de su habitación en el Burdel.*
*En el Inframundo demoníaco, se produjo un gran acontecimiento que precipitó la Guerra Civil Demoniaca. Esta fue la invención de las Kifu K'urachi'i , las denominadas "Evil Pieces", por parte de Ajuka Astaroth, en el año 313 después del nacimiento de Yeshua, y posterior fabricación y distribución en manos del Gran Duque Agares. Estas piezas fueron fabricadas con magia demoniaca y servían para convertir a cualquier ser sobrenatural o humano en demonio. El motivo de la invención fue la preocupante baja natalidad y escasa población de demonios tras el llamado "Periodo Turbulento" (722 a.C. - 380 d.C.). Estas piezas fueron distribuidas a los aristócratas, terratenientes, Nigug -Madamas de las súcubos- y Papnu, -el equivalente masculino de las Nigug, jefes de los íncubos .*
Cuando Akeno terminó de explicar lo que había notado en Halima, los Cadres -especialmente su padre Baraquiel- no sabían qué hacer o pensar. La secretaria de uno de ellos les había traicionado, se había ido con los traidores y se había reencarnado en uno. Ese nauseabundo olor a azufre y ese cambio drástico de comportamiento eran características de ser reencarnado en un demonio, pues las Evil Pieces -en satánico Kifu K'urachi'i- estaban fabricadas con magia demoniaca. Cuando las Evil Pieces se fusionan con tu alma, la corrompen y te acabas convirtiendo en demonio, pero tu condición de reencarnado hará que todo el mundo demoniaco te desprecie, al no ser un demonio "puro".
Pero, pensándolo fríamente, tener a una ángel caída reencarnada en demonio daría una ventaja abismal a Grigory, pues si era controlada tendrían a una espía. Pero ese plan, que estaba en las mentes de todos los Cadres fue rechazado cuando un ángel caído que había estado callado desde que se fue Issei y Raynare. Donasheek no había dado su última palaba en este sensible asunto que afectaba a todo Grigory y a toda la Alianza Sobrenatural.
-Olvidad lo que fuera que estabais pensando, pues no funcionará. -declaró Donasheek de repente, llamando la atención de los Cadres.
-¿Perdón? ¿Qué quieres decir, Donasheek-aj? -preguntó Azazel con un tono entre nervioso e impaciente al ángel caído vestido como detective de los años veintes del siglo pasado
-Lo que quiere decir Donasheek-aj es que Halima-achot es alguien bastante... volátil, si queréis decirlo así. -aclaró Kalawarner a los Cadres, la cual estaba sentada al lado de Donasheek.
-¿Entonces, qué proponéis? Tú eres amiga suya desde que erais pequeñas, Kalawarner-achot. -preguntó Penemuel con un leve deje de esperanza en su voz.
-Ser su sombra, estar donde quiera que esté, en las sombras... -declaró en tono misterioso el ángel caído Donasheek levantándose de su silla y ajustándose su sombrero tapándose los ojo.
-¿Espías eh...? ¿Quieres volver a tus raíces, Donasheek? -preguntó sonriendo Kokabiel al saber que Donasheek volvía a las andadas. Donasheek hizo una mueca alegre e invocó una daga de luz azul oscura.
-Seré vuestros oídos y ojos... -susurró en una voz inaudible para los Cadres, la hija de Baraquiel y Kalawarner. -Seré su sombra... -terminó diciendo Donasheek saliendo del despacho de Penemuel.
_________________________________________________________________________________
Palabras: 1809
Buenas lectores:
Aunque tenía planeado actualizar a lo sumo este viernes, esta semana he tenido menos clases en la Universidad y he aprovechado para actualizar un poquito antes.
En cuanto a los capítulos, éstos serán más cortos (no más de dos mil quinientas palabras) y con más acción y diálogos, con la consecuencia de que habrá menos "Burbujas informativas" -los apartados entre asteriscos y subrayados- y que mi forma de escribir cambiará bastante (dejarán de ser como apuntes de universidad con diálogos a una historia hecha y derecha.
Espero que estos cambios hagan que mi historia más accesible y más placentera de leer para el lector casual de esta plataforma.
Un cordial saludo.
Atte.
E.S.Z.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top