T.3.18
Lilith, la "Emperatriz Oscura", la "Madre de Todos los Demonios", entre otros apodos, fue la esposa del Luzbel original hasta la muerte de su marido en el 722 a.C., muriendo ella pocas decenas de años más tarde por causas naturales. Era la hija de la diosa Ishtar, divinidad sumerio-babilónica del amor y la belleza, de la vida y la fertilidad, asociada con la sexualidad y de un humano, un sacerdote sumerio de nombre Adagi, "Servidor de la Princesa [Ishtar]", encargado de dirigir los cultos del templo de Ishtar en Uruk.
Fue presentada a Luzbel por parte de Ishtar como un regalo diplomático de parte del Panteón Mesopotámico, el cual esperaba que la Caída de Luzbel desembocase en una revuelta que acabara con la Facción Abrahámica y reconquistar Canaán para sí y acabar con la independencia de Elohim, el antiguo Annunaki de Sumeria. Siendo esposa de Luzbel, su deber fue el tener hijos con Luzbel y sus hermanos caídos, los 72 Elegidos que acompañaron a Luzbel: Bael, Agares, Vassago, Samigina, Barbas, Valefor, Amon, Barbatos, Paimon, Buer, Gusion, Sitri, Beleth, Leraje, Eligos, Zepar, Botis, Bathin, Sallos, Purson, Marax, Ipos, Aim, Naberius, Glasya-Labolas, Bune, Ronove, Berith, Astaroth, Forneus, Foras, Asmodeus, Gäap, Furfur, Marchosias, Stolas, Phenex, Halphas, Malphas, Räum, Focalor, Vepar, Sabnock, Shax, Viné, Bifrons, Vual, Häagenti, Crocell, Furcas, Balam, Alloces, Caim, Murmur, Orobas, Gremory, Ose, Amy, Orias, Vapula, Zagan, Valac, Andras, Haures, Andrealphus, Cimeies, Amdusias, Belial, Decarabia, Seere, Dantalion y Andromalius.
Con cada ángel estuvo una semana, teniendo relaciones sexuales por las mañanas y tardes y pariendo 100 hijos con cada uno. Así estuvo 100 años hasta que por fin el número de demonios fue suficiente como para sostener la población. Cada hijo de Lilith con cierto Pilar del Inframundo poblaría una parcela del territorio del Infierno, lo que se llamarían Guizat, o territorio, que sería administrado por el demonio a cargo: Ducados, Principados, Marquesados, Reinos... los demonios se repartieron el Infierno en 72 Guizatoč (plural de Guizat), todos supeditados al control de Luzbel y Lilith, los cuales fundaron una capital para ellos y los denominados "Grandes Reyes" del Infierno, los amigos más íntimos de Luzbel: Leviatán, Beelzebub y Asmodeus.
Mientras tanto, Lilith y Luzbel se casaron mediante el rito satánico, la nueva fé de los demonios, y tuvieron, por fin, un hijo propio: Lucifer. Este hijo sería el heredero al trono cuando Luzbel muriese, pero hubo un problema: Lilith volvió a tener otro hijo, esta vez una niña, a la que llamaron Lucifuge. Ambos hermanos fueron criados por sus propios padres, les enseñaron a leer, a escribir, a empezar las tareas de gobierno, las doctrinas satánicas... Lucifer resultó tener las mismas habilidades que su padre: ser el único demonio que es capaz de manejar la luz y escuchar la voz de Satán en su cabeza. Lucifuge, por el contrario, era más austera, encerrada en sí misma y le encantaba leer y atender a su padre en las tareas de gobierno.
Ambos niños crecieron con los siglos y fueron presentados a los 72 Misesowoč o Pilares del Inframundo, los 72 Ángeles que habían seguido a Luzbel en su caída hacía siglos. Esta primera reunión dió origen a la costumbre demoníaca de congregarse todos los aristócratas para realizar tratados, matrimonios políticos, celebrar una gran misa... Será en esta primera reunión cuando Lucifer y Lucifuge confesaron a todo el Infierno que se habían enamorado y estaban en una relación amorosa. Todos los demonios presentes, al contrario de lo que se pudiera pensar, no se opusieron, lo aceptaron sin problemas.
Pasaron los siglos y llegó el momento que todos temían que llegara: la muerte de Luzbel, a los 1.282 años, de causas naturales, dejando viuda a Lilith y huérfanos de padre a sus dos hijos. Ambos hijos, Lucifer y Lucifuge fueron coronados en Lilithbēt ante una Lilith vestida de puro blanco -al contrario del más oscuro negro que solía vestir- en señal de luto. Fueron coronados por el Sumo Sacerdote Satánico, el jefe religioso de los demonios. Ambos jóvenes demonios querían seguir el legado de su padre, pero ya no era lo mismo.
El reinado de ambos hermanos empezó con el asesoramiento de su madre Lilith, pero ella iba envejeciendo poco a poco e intermediaba menos que con su esposo. La congoja y soledad debido a su enviudamiento la habían convertido en una mera sombra de lo que fue en el pasado. Su apodo de "Madre de los Demonios" no le hacía justicia en sus últimos decenios de vida: recluida en su habitación, sin comer, deshidratada de tanto llorar debido a la perdida de su marido Luzbel. En sus últimos momentos ni siquiera hablaba, solamente se quedaba mirando al infinito del techo de su lujosa habitación en el Palacio de Lilithbēt. Y durmiendo una noche murió, en la más absoluta intimidad, en el año 585 a.C., coincidiendo con un eclipse solar. Poco después, su madre Ishtar demandó sus restos mortales para enterrarlos en Uruk, a la orilla del Éufrates. Dicho y hecho, su nieto Lucifer se los entregó a cambio de 1000 Nigug hijas de Ereshkigal.
Desde entonces, Lilith ha sido siempre un ejemplo para todos los demonios del Infierno. La capital del infierno demoníaco, Lilithbēt, recibe su nombre "Casa de Lilith". Las monedas de 1 Yeweriki llevan su estampa, hay un día del calendario que lleva su nombre "Lilitk'eni", cada siglo el Sumo Sacerdote viaja al Uruk Sobrenatural a entregar un sacrificio de varias toneladas de trigo, otras tantas de carne y 100 demonios para sacrificar, uno por cada año. Las diablesas la tenían como el culmen de la mejor diablesa de la Historia Demoníaca junto con Serafall y Grayfia Lucifuge, la nieta de Lilith.
Pero hoy es precisamente un día especial para el Infierno, pues hoy será el día en el que su Amada Madre, la Emperatriz Oscura como la apodó Azazel en su juventud, Lilith, regresará entre los muertos han volver a ocupar el Trono que se merece para comandar de nuevo a sus hijos a la victoria final derrotando de una vez por todas a los cuervos de Grigory y a las palomas del Cielo. Es por eso que Sirzechs quería a Valerie Țepeș y mandó a su hija que enviara a Gasper, su hermano, y que éste la reclutase a las filas demoníacas, pero Azazel se le adelantó y mandó al actual Sekiryūtei y tres ángeles caídas a reclutarla.
Pero esta vez ya no habrá más retrasos. Mandó a sus hombres de elite, su Guardia Personal ha secuestrarla de una vez por todas, aún sabiendo que Azazel respondería mandando al Portador del Dragón de Gales a rescatar a la portadora del Sephirot Graal, lo que no se esperaba es que viniesen también la hija de Baraquiel, la portadora del Twilight Healing y tres ángeles caídas más. No habría problemas para él, serían los sacrificios ideales para celebrar el regreso de Lilith.
Mientras el ritual para poder controlar la mente Valerie transcurría -duraba una hora- Sirzechs puso un fuerte hechizo de paralización mental al Sekiryūtei, para que no molestase durante el proceso, y por sugerencia de Falbium vieron un espectacular Rating Game entre su hermano menor Zephydor y la hija de Baraquiel el cual era narrado por Serafall. El partido fue un baño de la hija de Baraquiel a Zephydor, lo que convenció aún más a Sirzechs de que todos serían sacrificados a Satán para mayor gloria del nuevo reinado de Lilith.
Todo estaba preparado, Valerie atada a una estrella satánica con supresores de fuerza y magia, los Grandes Reyes sentados en sus asientos expectantes al ritual, el Sumo Sacerdote a los pies de la estrella a punto de dar comienzo al ritual, las Guardias Personales de los Reyes rodeaba todo el Palacio, los pasillos, la sala del Trono, máxima seguridad para este histórico evento. Y testigos a todo esto, Issei, Raynare, Asia, Kalawarner y Mitelt estaban de rodillas, atados con cadenas anti-mágicas de pies y manos y sometidos por dos guardias personales de Sirzechs con varas de doble punta de PoD.
—¿Hoy será un día histórico, no lo crees Sirzechs? —habló el Gran Rey de pelo verde, Ajuka, a su contraparte pelirroja.
—Así es Ajuka... Rizevim fue un inepto al no aceptar tus valiosas Evil Pieces. Lo que le costó la vida... —dijo Sirzechs con una sonrisa ladina, haciendo estremecer a toda la habitación, incluidos a sus compañeros Grandes Reyes del Infierno.
—Lo que sea, una vez esté Lilith en su trono, esta funesta etapa que tuve que arreglar con mis manos acabará y por fin los Lilim nos congregaremos en torno al Trono de Luzbel. —manifestó el pelirrojo levantándose de su asiento para ver a Issei y las chicas, los cuales, aparte de estar maniatados y sin capacidad mágica, tenían cinta americana en los labios para que no estorbaran con sus ruidos de cuervos.
—Y ustedes, queridos invitados, no lo impediréis. Nos diste una buena pelea, Akeno, Rasmiel, Khadima, Ghadabel, pero ahora nos serviréis aún más... Satán exige sacrificio por traer de vuelta a nuestra Madre, y la nieta de Elohim será perfecta... —dijo eso último acariciando el pelo sedoso azabache de Akeno, la cual hacía ruidos molestos ante el tacto de la mano del Gremory. —Y a ti, Sekiryūtei, es una lástima, pero le serías de muchísima utilidad a mi linda hermanita... Ella estará acá, siendo testigo de lo que viene... —dio la espalda el pelirrojo al castaño, el cual estaba mirando al suelo, reflexionando, rezando a que sucediera un milagro.
Pasaron minutos, que se sintieron como horas, y el ritual estaba apunto de iniciar. Fueron llegando los demonios de alta cuna que fueron invitados a la ceremonia: Sona Sitri vino con Rías Gremory, Sairaorg Bael, Zephydor Glasya-Labolas, los Lores y Damas de las distintas casas aristocráticas, Grayfia Lucifuge vino también como única representante del linaje de los Lucifer, nieta de Lilith y esposa de Sirzechs con el que tuvo un hijo, Milicas Gremory, de apenas 140 años. También vino, con toda la pompa que se merecía, acompañada de cortesanas y palmeros, Ishtar, la madre de Lilith, quién sería testigo de primera mano del evento histórico.
—Bienvenida, Mi Señora... —dijo Sirzechs dando un beso en la palma de la mano a Ishtar, la cual sonrió ladinamente
—No hay de qué Gremory. —dijo la diosa mesopotámica haciendo gruñir a Sirzechs por haberle llamado "Gremory" en vez de "Lucifer". —Siempre es bueno saber que mi hija volverá a la vida... —declaró Ishtar dirigiéndose al Trono donde antiguamente se sentaba su hija, un viejo trono de mármol y toques dorados.
Todos se habían ya colocado en sus puestos: los Grandes Reyes en sus respectivos tronos, Ishtar en el asiento de preferencia, los aristócratas de fondo, con trajes de galas y vestidos lujosos, las tropas protegiendo los puntos estratégicos de la sala. Y para colmar todo, los invasores del Lahak Yeshu'a atados de pies y manos, en ropas menores enfrente de Valerie, la cual ya estaba despertándose del estado comatoso en el que estaba inducido por el Sumo Sacerdote Satánico. Todos estaban ansiosos para que comenzase el ritual cuando Ishtar se levantó del trono para dar unas palabras.
—Lilim, es un placer tenerles a todos ustedes reunidos hoy aquí para tan importante acontecimiento en el Mundo Sobrenatural. —comenzó a hablar Ishtar en un tono glamuroso al ver a tantos demonios mirándola y no precisamente a los ojos. Le encantaba que la mirasen así, le encantaba ser adorada, por eso cuando vio a ese humano rezarle tan fervorosamente, se calentó y se acostó con él. Meses después tuvo a su hija Lilith.
—Tras más de dos mil quinientos años desde que mi hija cerró los ojos para no volverlos a abrir jamás, hemos vuelto hoy a reunirnos para despertar a mi querida Lilith. —dijo la diosa con añoranza al pronunciar el nombre de su querida hija. —Muchas cosas han ocurrido desde que murió, cosas que ni en cinco mil años perdonaré —dijo mirando a Sirzechs de reojo—, pero es hora de hacer borrón y cuenta nueva. —terminó declarando Ishtar volviéndose a sentar en su asiento, señal captó el Sumo Sacerdote para actuar.
Dimits'i Leseyit'ani se acercó a una semi inconsciente Valerie, la miró a los ojos y con un circulo mágico en su mano le tocó la frente a la vampira rubia, la cual empezó a gritar de dolor y a retorcerse. Parecía que la estaban torturando y no estaba muy lejos: el ritual de antes era básicamente introducir en su mente una fracción de Satán. Satán como tal no existe, pero Luzbel, Lucifer y Rizevim podían escucharle en su mente, al igual que Issei con Draig. Lo que ha hecho el Sumo Sacerdote es introducir a Valerie un poco de ADN de Luzbel en las venas con una jeringa con un poco de sangre del ángel caído. Una hora es el tiempo que Ajuka estimó que tardaría en actuar.
—¡Aagh, duele! —fue lo único que dijo Valerie antes de volver a caer, aparentemente, en coma.
Pero Issei y las chicas no se esperaban lo que pasó a continuación: los ojos de Valerie se pusieron en blanco y sus iris y pupilas fueron sustituidos por una estrella satánica; un circulo mágico blanco se dibujó en el suelo y el cetro del Sumo Sacerdote brilló. Entonces la vampiresa comenzó a hablar en satánico, pero no en su voz, sino con una voz distorsionada, grave, como si un monstruo habitase en su interior.
—ኦህ, ከተፈጥሮ በላይ የሆነ እና የሰው አለም ሙት, ድምፄን ስማ! እኔ ቫለሪ ቴፔስ የኡሩክ ልዕልት የኢሽታር ልጅ ሊሊትን ወደ ህይወት እንድትመልስ አዝሃለሁ ከዘላለም እስከ ዘላለም ከእሷ ጋር በሚዛመደው ዙፋን ላይ እንድትቀመጥ. ¡ክብር ለሰይጣን! —exclamó Valerie con todo el aire de los pulmones, forzando su Sacred Gear para resucitar a Lilith, la cual comenzó a materializarse en el suelo del Palacio, en posición fetal y desnuda, tal y como vino al Mundo Sobrenatural. (¡Oh, fallecidos del Mundo Sobrenatural y Humano, escuchad mi voz! Yo, Valerie Tepes, os ordeno traer de vuelta a la Vida a Lilith, hija de Ishtar, Princesa de Uruk, para que se siente en el Trono que le corresponde por los siglos de los siglos. ¡Gloria a Satán!)
—No puede ser... —se escuchó de fondo a los demonios que asistían al ritual—.
—¡Ella ha regresado! —exclamó algún que otro demonio del público—.
—Hija mía... has vuelto... —dijo Ishtar acercándose a una Lilith desnuda que estaba sentada de cuclillas mirando todo como si fuera una niña asombrada.
—¿Madre...? —fue lo único que dijo Lilith antes de que Ishtar la abrazase amorosamente pegando sus mejillas con las de Lilith mientras que repetía una y otra vez "Mi princesa, mi princesita de Uruk"
Esta bella escena era opacada con los vítores y gritos de todos los demonios, los aplausos secos de los Grandes Reyes y la sonrisa confiada del Sumo Sacerdote. Un grito ensordecedor se escuchó "¡Satán Salve a la Emperadora!" exclamó un demonio anónimo y todos empezaron a entonar el himno que Murmur compuso hacía más de tres mil años, pero con las letras cambiadas a femenino:
¡Satán salve a la Emperatriz!
¡Fuerte, Soberana,
Reina por la gloria, la gloria de los Lilim!
¡Reina para infundir terror en los enemigos
Satánica Emperatriz!
¡Satán Salve a la Emperatriz!
Acabado el himno, Lilith se levantó de donde estaba y fue llevada a sus aposentos para que se vistiera para la ocasión. Iban a sacrificar a cinco ángeles caídos, entre ellos el actual Sekiryūtei y a la hija de Baraquiel. Sin lugar a dudas el nuevo reinado de Lilith iba a ser maldito desde sus inicios, para mayor gloria de los Lilim
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Palabras: 2590
¡Satán Salve a la Emperatriz!
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